La Epístola

Isidro Fabela # 999

Col. Tres Caminos

CP 50010 Toluca, Edo. Mex.

#150 Febrero, 2007

Impreso en México

www.epistola.valera1909.com

Calendario

Febrero 8 al 11, Aguascalientes, San Marcos: jueves a domingo, conferencia de tema libre con evangelistas Refugio (Cuco) Ruiz, Miguel N. Jackson, y Memo Kincaid.

Febrero 15 al 18, León, Hidalgo: Conferencia de Exhortación, con evangelistas Memo Kincaid y Juan Castillo.

Febrero 23 y 24, Acámbaro: viernes y sábado, convivio de jóvenes de las iglesias alrededor, en el balneario El Paraíso (rumbo a la presa). Es para jóvenes pero todos son invitados, y se extiende también la invitación a las iglesias más lejanas. Cualquier iglesia que envía jóvenes debe también enviar adultos responsables. Entrada cuesta 60 pesos por persona, cada iglesia lleva propias cobijas, tiendas de campar, etc., y carnes para asar, aunque todo se preparará juntos. Para más información llama a Juan Castillo (722) 215-5169.

Marzo 2 y 3, Querétaro: viernes y sábado, taller de predicadores con evangelista Miguel N. Jackson, todos invitados.

Abril 26 al 29, Querétaro: jueves a domingo, predicación de evangelistas propios, Isaac Girón y Manuel Ojeda, de Pachuca,

Mayo 10 al 15, Pachuca: jueves a martes, conferencia de avivamiento con evangelista Memo Kincaid.

Junio 1 al 3, Aguascalientes: viernes a domingo, reunión de mujeres, de 15 años para arriba, de todas las iglesias son invitadas. Las conferencistas, con dos mensajes cada una, serán Pati Tovar de Santoyo sobre ministerios de mujer, Guillermina Hernández sobre solteras, Eli Baez de Sotelo sobre compañerismo de mujeres, Déborah West de Kincaid sobre la mujer ejemplar, y Terri Noyola de Jackson y Ema Gómez de Hernández sobre otros temas por anunciar. El lugar es el salón Jardín Alameda, ubicado en la esquina del segundo anillo y la salida a San Luís Potosí, (cerca de la estación de bomberos). El costo tentativamente será de 150 pesos para cada mujer que asiste, incluyendo las de Aguascalientes, que cubrirá el salón y las comidas. Se deberá depositar en una cuenta bancaria por anunciar, y llevar su ficha de depósito a la reunión. Habrá hospedaje (piso) para las que quieren llevar propias cobijas y almohadas, y se informarán de hoteles económicos en la misma zona.

Junio 24 a Julio 1, Querétaro: domingo a domingo, conferencia de tema libre con evangelista Miguel N. Jackson.

Julio 6 y 7, Pachuca: viernes y sábado, reunión de Predicadores.

Julio 19 al 22, Celaya: jueves a domingo, conferencia de evangelismo extranjero, con evangelistas Isaac Girón de Pachuca, y Guillermo Kincaid de Toluca.

Correcciones

Adolfo Urbina, evangelista enviado a Guadalajara ha cambiado de cuenta bancaria, ahora es: Banorte #0532464367. Tiene teléfono celular ahora: 044 33 1327-9280.

Contabilidad

Saldo inicial (Enero 1, 2006): 41.50

Gastos de envío: -2847.00

Papel: -272.15

Costo de Dominio Internet -340.00

Ofrendas: 2420.00

Re-designado, fin de año: 1227.15

Saldo final (Diciembre 31, 2006) 229.50

 

 

 

Lástima

27 Y le seguía una grande multitud de pueblo, y de mujeres, las cuales le lloraban y lamentaban.
28 Mas Jesús, vuelto á ellas, les dice: Hijas de Jerusalem, no me lloréis á mí, mas llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos.

Lucas 23

Este texto me es interesante por varias razones. En primer lugar, sin duda, es impresionante porque es una profecía directa y específica. Alguna vez quizás has oído incrédulos mofarse de las profecías bíblicas por ser vagas o inespecíficas. Y es cierto, a veces, aunque es difícil satisfacer tales personas aun cuando están equivocados. Pero algunas profecías son sorprendentes, no solamente por los detalles que incluyen, y la precisión del cumplimiento, sino también por referencias al tiempo del evento. Esta profecía es una que se toma en conjunto con la de Lucas 19.43,44, porque son profecías sobre la angustia lamentable de la ciudad. En ambas profecías Jesús llora, o advierte llorar por lo que va a pasar con Jerusalem. Esta parte de la profecía aclara el tiempo también, diciendo Cristo, llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos. Si hubiera dicho, "por vuestros hijos" solamente, se pudiera suponer alguna generación lejana. Pero incluyendo ellas mismas y sus propios hijos, hace claro que esta profecía iba a suceder en esa misma generación. Y los detalles de lo que venía incluían el sitio de Jerusalem, la destrucción de la ciudad y aun el templo, y la muerte de mujeres y niños, todo en esa misma generación. Tan específico fue Jesús, relatado por Lucas, que incrédulos de hoy tienen que suponer que el libro de Lucas fue escrito después del hecho. Pero solo suponen Lucas fue escrito tarde por no creer esta profecía, pero suponiendo la integridad de los dos libros de Lucas esta profecía nos deja asombrados.

Otro aspecto interesante aquí es la fluctuación emocional de la gente de Jerusalem. Recuerda la multitud recibiéndole aclamando "hosanna," y los príncipes incapaces de tocarle por temor al pueblo. Pero poco después los mismos príncipes persuaden a la multitud pedir a Barrabás, y luego están gritando a voz en cuello que crucifiquen a Jesús. Si como yo observas esta secuencia con un poco de maravilla, que pueden cambiar de opinión así en menos de una semana, pues observa esto, entonces, que tan pronto que es condenado a muerte, le siguen una multitud de mujeres, y ellas de Jerusalem, llorándole. Estas no eran las Galileas fieles, mujeres preciosas que le seguían siempre, que le sostenían con sus bienes, que le servían, y se sentaban a sus pies. Estas son mujeres de Jerusalem, cuyos esposos hace una hora habían rehusado al Cristo con tales voces, "quita, quita, crucifícale," y cuales aun en estos momentos estaban mirándole y burlándose de él. Todo esto mientras sus mujeres le están llorando. Según entiendo los Judíos pagaban lamentadores profesionales (la más sencilla explicación del caso de Jairo, Luc. 8.52,53), pero esto no es funeral, sino ejecución, y estas son de la grande multitud macabra de Jerusalem que están siguiendo a Jesús hasta el monte la Calavera para verlo torturado, inmolado y colgado en una cruz. Confieso que no comprendo la situación con suficiencia para explicarme esta secuencia.

Pero otra cosa que salta de la página al leer este texto es la actitud de Jesús en cuanto a la lástima que le sienten, "no me lloréis a mí." Como humanos naturalmente apreciamos lástima cuando tenemos problemas. Niños corren a mamá cuando se lastiman, aunque no hay nada que ella puede hacer, soplarlo un poco, quizás, o abrazarle. Pero muchas veces el niño no busca alivio, siendo que el dolor inmediato ya se calmó para cuando encuentra a Mamá, sino busca lástima, la conmiseración de ella. Adultos son poco diferentes. Mujeres se hablan entre sí de todos sus problemas, no porque hay solución, sino para sentir el "apoyo" de sus amigas. Ellas quieren hablar igualmente a sus esposos, explicarle sus desdichas, sus temores, y los burros maridos suponen que están buscando solución al problema, entonces él, por amor a su mujer, toma el tiempo de escuchar, aunque se le hace aburrido en extremo, y pronto le ofrece algún plan para resolver el problema. Luego no entiende porque ella se enfada de él. No quiere remedio, quiere conmiseración. Hombres, por machos que parezcamos, también apreciamos las atenciones de compasión, actuando como niños cuando estamos enfermos, o desanimados, y a veces nos revolcamos en nuestras miserias.

Jesús rehusó lástima

¿Y quién tiene más derecho a la compasión que el inocente condenado a muerte por la envidia de enemigos irrazonables? Pero Jesús rehusó la lástima. La obvia razón que no se aprovecha de la compasión de aquellas es porque él siente lástima por ellas, y se le hace impropio llorar por su singular mala fortuna sabiendo lo que les iba a suceder en unos cuantos años. "Llorad por vosotras mismas," dice. Esa actitud debe ser más común entre nosotros. Especialmente entre Cristianos. Los inconversos pueden ser prósperos, saludables y suertudos, pero son los verdaderos más miserables de todos los hombres. Debemos sentirnos los más afortunados de la historia, no más por haber oído el evangelio presentado con el poder del Espíritu Santo. Nuestra suerte está en el cielo.

Otra buena motivación por rehusar esta ternura femenina era por ser hombre. Al leer la Biblia nunca se presenta el Cristo de la imaginación romana, el tierno, suave, pasivo, hermoso, afeminado guapo con pestañas largas de figuras católicas. Jesús del Nuevo Testamento es hombre, desde el episodio en el templo, hasta sus ayes a las ciudades impenitentes, hasta sus disputas agudas con los Fariseos y Saduceos, hasta su comportamiento delante de reyes, se portó como varón en todo sentido. No es que hombres nunca lloran, por supuesto, pero las emociones de mujeres tienen fama de exceder. Aunque en nuestra generación la distinción entre hombre y mujer está desapareciendo. Hombres son más afeminados que nunca, y la sociedad así lo prefiere. Pero aun así, mujeres habitualmente son demasiado emocionales. La que conmisera demasiado con su hijo no le hace ningún favor. Es lo que nos hacía falta, otro pequeño consentido. Compasión es buena, sin duda, pero exagerar la ternura con niños en adversidades menores incapacita el niño en la vida real. Mujeres necesitan disciplinarse en su natural deseo de sentir con su pequeño cada hinchazón, como hombres deben controlar su deseo de hacerles luchadores libres en pañales. Jesús siempre era varonil. Como varón había aceptado su sentencia, no de Pilato, sino de Dios, y estaba preparado cargar la cruz que le pusiera, sin lágrimas, sin quejas, sin resentimientos. Era "varón de dolores," y es impresionante.

Otra razón que rehúsa las conmiseraciones tiernas de estas mujeres es porque fueron mujeres incrédulas. Jesús no tenía grande multitud de discípulos en Jerusalem, así que estas no le seguían por fe, sino por emoción. No requería sabiduría sobrenatural en Jesús reconocer que estas mujeres le estaban llorando, no porque le amaban, ni porque creían en él, sino porque le sentían lástima, como "mujercillas" sentirían por un cachorro al cual le pisaren la pata. Como a Juan Bautista no le hacían falta Fariseos y Saduceos entre sus discípulos, y a Cristo no le hacían falta hombres ricos medio avaros, ni seguidores que no aguantaban doctrinas duras, tampoco le hacía falta conmiseración de incrédulas, especialmente aquellas que cambiarían de opinión en un instante.

Sin embargo el mejor motivo rehusar la lástima de estas era por ser una tentación. Jesús era siempre apercibido en cuanto a las tentaciones espirituales alrededor, si recuerdas su reacción a Pedro cuando dijo, "ten compasión de ti." Auto-compasión es peligroso en extremo. Aunque Cristo les dice "llorad por vosotras mismas," no creo que les está aconsejando, sino amonestando. Auto-lástima termina en depresión, aunque supongo que hay causas aparte también. Pero depresión por auto-lástima puede apoderarse del "pobrecito" de tal manera que termina suicidándose. Tal consecuencia de conmiseración propia es absolutamente innecesaria, extraordinariamente lamentable, y demasiado común. El enemigo de la humanidad seguramente siente una victoria singular cuando causa la muerte del hombre por su propia mano, y por solamente exagerar sus sentimientos. Es un engaño propio, a veces agravado por otros de poca sabiduría, y el único remedio es que el deprimido se arrepiente de su auto-miseria como el pecado que es. Cristo ya había rehusado la anterior tentación de Satanás en persona de Pedro, y enérgicamente. Y en este caso también rehusó los lloros de estas mujeres por la misma razón. Reconoció que aceptar lástima de ellas sería poco diferente que sentirla por sí mismo, lo cual sería poco alejado de resentir a Dios por sus decisiones en su vida. Jesús nunca abría la puerta ni siquiera un poquito al pecado. Como el que no sabe nadar no sube a la plataforma de clavados, ni por curiosidad, Jesús percibía la honda, la corriente, y reconocía su fuente, y su rumbo, y cerró la puerta sin consultar a nadie. Ojalá fuéramos como el maestro.

Otras consideraciones

Lástima es compasión, no solamente porque en cualquier diccionario se usan como sinónimos, sino porque la Biblia también.

32 Y Jesús llamando á sus discípulos, dijo: Tengo lástima de la gente, que ya hace tres días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos ayunos no quiero, porque no desmayen en el camino.

Mateo 15

2 Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer:

Marcos 8

Lástima no es mala. Es un atributo de Dios. Es un mandato de Dios.

8 Y finalmente, sed todos de un mismo corazón, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;

1 Pedro 3

Y a pesar de lo que dije arriba, tampoco, y aun especialmente, no es malo que la mujer siente lástima por sus hijos, ni el hombre.

15 ¿Olvidaráse la mujer de lo que parió, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti.

Isaías 49

13 Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen.

Salmo 103

De hecho, lástima es un sentimiento humano, necesario, y saludable. Sin embargo, hay otras consideraciones sobre "lástima" que quisiera examinar. El simple hecho que Jesús la rehúsa en este y otros lugares nos da porqué considerar lástima más profundamente. Si auto-lástima es peligrosa, lástima para otros, aunque necesario y saludable a menudo, también perjudica a veces.

Cuando compasión lastima

En mi experiencia, compasión para otros no es siempre lo mejor para ellos. Lo vemos en padres de hijos consentidos. Maestros y directores de escuelas pueden recitar muchos casos de padres que en vez de apoyarles en contra de sus hijos, aun cuando los pequeños han hecho mal, defienden a los monstruos, y acusan a las autoridades de la escuela. Sería mejor en tales casos, aun si sospechas dureza por parte de las autoridades, apoyarles en contra de tu hijo, para evitar que vuelva rebelde de costumbre. Autoridad no siempre es perfecta, pero siempre es necesaria. Y cuando el carácter del niño está en juego, papá y mamá deben defender la autoridad. Recuerda que compasión para tu hijo es a menudo auto-compasión, casi por definición.

Experiencia también me ha mostrado el error de compasión en buscar soluciones rápidas. En padres es notorio este error. Algo malo sucede al niño, y papás sienten compasión para el pobre pequeño. Entonces buscan remedio. No le ayudan sobrellevar la desilusión, o adaptarse, o encarar sus emociones tristes con paciencia, sino suponen solucionarlo, y lo más rápido posible. ¿Perdió su juguete? Le compran otro. O le compran una paleta, o le distraen con cosquillas, o fingen sorpresa al ver una mariposa por ahí. Solucionan la tristeza inmediata, pero no resuelven el problema, porque no atinaron el problema. Sería mejor dejarle llorar.

En este caso compasión es egoísmo, no solamente porque compadecerse de tu hijo es auto-compasión, sino porque la solución rápida es tu solución personal también. Esto mismo sucede entre adultos muchas veces, mayormente con problemas económicas, especialmente entre ricos y sus amigos. No es que sería malo ayudar a un hermano necesitado.

15 Y si el hermano ó la hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

16 Y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y hartaos; pero no les diereis las cosas que son necesarias para el cuerpo: ¿qué aprovechará?

Santiago 2

17 Mas el que tuviere bienes de este mundo, y viere á su hermano tener necesidad, y le cerrare sus entrañas, ¿cómo está el amor de Dios en él?

1 Juan 3

Jacobo vio a ricos opresores y les regañó. Y los hay, ricos sin compasión, soberbios, menospreciativos, aislados de los pobres. Juan insiste que los que tienen bienes y cierran sus entrañas (de compasión) a los hermanos con "necesidad," no tienen el amor de Dios. Pero "necesitados" se definen como los que están "desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día." Esto habla de pobreza profunda, o desastres y emergencias que amenazan la vida. Cristianos no podemos evitar reaccionar en tales casos, y responder con generosidad hacia nuestros hermanos. Cristo avisa además que debemos también responder a los que no son nuestros amigos o hermanos.

32 Porque si amáis á los que os aman, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores aman á los que los aman....

35 Amad, pues, á vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo: porque él es benigno para con los ingratos y malos.

Lucas 6

Aunque aquí Cristo dice que no trae galardón grande, como la generosidad hacia otros, compartir con tus amigos y hermanos no es malo, por supuesto. Te diré algo, si Jacobo vio a los ricos a menudo indiferentes, sin compasión, confieso que yo he visto a ricos generosos, por lo menos con sus amigos. Solamente les digo que es error entre ricos pensar que esa generosidad proviene de un corazón noble. Generosidad, como compasión, si es hacia amigos, muchas veces es egoísmo. Seguramente lo apreciamos, porque a veces nos han ayudado, prestado un servicio gratis, invitado a un restaurante de tanta clase que nunca hubiéramos oscurecido su puerta, o liquidado una deuda urgente, depreciando a la vez su dádiva y nuestra pena, "no es nada," "págame cuando puedes," "no te preocupes." Es bueno tener amigos ricos.

Pero el aviso a los ricos es doble. No olvides que estás solucionando tus propios problemas, y eso por la vía rápida. Tu generosidad hacia tus amigos es egoísmo. Tu compasión hacia tus amigos es auto-compasión. No es amor, y no es ni necesariamente noble. Reconócelo, es amor propio. Pero hay más. Tu solución rápida puede causar otros problemas. Generosidad y compasión hacia tu amigo puede causar soberbia en ti, y falta de gratitud suficiente visible en él, condescendencia en ti, y por lo tanto pena en él, y luego crítica en ti, por sus decisiones, y eventualmente resentimiento en él contra ti. Es peligroso. No es que nunca debes hacerlo. Pero sería mejor, cuantas veces pudieras, comer en taquerías con tus amigos, y dejar que ellos paguen sus propias cuentas, y permitir que sufran por si mismos sus "desastres" económicas, especialmente si tienen que ver con "abundancia," y no "necesidad," prestando oreja comprensiva, como amigo, pero sin soluciones fáciles, para reservarte la opción de ayudarles cuando es más que superficial su problema. Compasión de amigos demasiadas veces se convierte en buscar la solución rápida, y propia, egoístamente, exactamente como padres con sus hijos, y demasiadas veces termina mal.

Compasión colectiva

36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fué el prójimo de aquél que cayó en manos de los ladrones?

37 Y él dijo: El que usó con él de misericordia. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

Lucas 10

Otro error en nombre de compasión que se ha visto a menudo es la compasión organizada. Nunca falta en cualquier grupo algún compasivo excedente (en Texas les llamamos "corazones sangrantes"). Digo "excedente" sin calumniarle, pues supongo que sinceramente quiere ayudar a otros. A cada uno de nosotros Dios nos ha dado cierta capacidad de ayudar, pero ninguno, ni el más rico, puede ayudar a todos. La compasión sabia, entonces, es la actitud de ayudar a los verdaderamente necesitados, para no desperdiciar nuestro "capital" compasivo en casos innecesarios, y luego no tener para ayudar a los dignos. Pero el "excedente en lástima" no distingue sabiamente entre casos dignos y casos superfluos. Así que, despilfarra su "capital" benevolente ligeramente, y ya no puede ayudar a nadie, aunque sigue compasivo. Además, Cristo aclaró que debemos ayudar a los necesitados que encontramos, nuestros "prójimos." Sucede que el "excedente en misericordia," nunca satisfecho con los casos que ha ayudado personalmente, busca aumentar su servicio hacia los necesitados que no conoce, por organizar distribuciones de caridad. Predica la compasión por parte de otros, no para que ayuden a los que encuentran en el camino, sino para que le den a él, para que lo distribuye entre los que él quiere.

No es automáticamente malo, por supuesto. Hubo casos de caridad organizada en la iglesia primitiva, como para Judíos grecianos después de Pentecostés, que se encontraron lejos de su hogar, pero por haber creído, no querían volver a casa luego. La iglesia de Jerusalem respondió a la necesidad, organizando distribuciones a ellos diariamente (Hec. 4.34,35, 6.1). Además los Gentiles una vez enviaron subsidio a los de Judea durante una grande hambre en todo el mundo (Hec. 11.28,29), actitud entre ellos que los apóstoles habían preparado de antemano (Gál. 2.10).

Sin embargo, organizaciones caritativas no siempre son así. el concepto parece noble, pero a veces, muy a menudo, es otro auto-engaño, tanto en el compasivo excedente y los generosos que le ayudan. Es fácil confundir el deseo de ayudar con la impaciencia de una solución rápida, y también confundir la compasión verdadera (empatía personal) con el sentimiento halagador de ser benefactor. Y por querer hacerlo en masa, es muy difícil conocer los casos personalmente, o investigar diligentemente. Compasión no siempre ayuda, a veces perjudica. A menudo compasivos no son sabios para entender la naturaleza de "ayuda" verdadera, y casi nunca las organizaciones saben distribuirla efectivamente. Además hay mucho lugar para fraude. Y los ricos y generosos que donan a su "caridad" a menudo se deshacen de la responsabilidad de conocer a sus recipientes, y conmiserar con ellos. Se mantienen aislados del trabajo sucio pero a pesar de ello, se sienten cumplidos y compasivos. Estas obras de caridad no son malas, pero realmente han dejado de ser obras de compasión, y donación no es sustituto para compasión. Si como Cristiano quieres donar a tales organizaciones caritativas, tienes el derecho, pero tu deber no es hacia ellas, y no toman el lugar de "caridad" a los verdaderos necesitados que encuentras. En la mayoría de casos será mejor, si tu ves una necesidad, no intentes organizar una ayuda, ayuda tu, lo que puedes, sabiamente, y permite a otros ayudar a los que también encuentran. No tienes que ser benefactor de muchos, y no debes solicitar donaciones de otros. Compadece sabiamente de tus prójimos, y habrás hecho lo tuyo. (Se toca este tema también en Epístola 81, Limosnas.)

Ministros lastimosos

Un error más, demasiado común, que quiero considerar. Jesús rehusó la lástima, no solamente porque se encontraba en la voluntad de Dios y no tenía necesidad de nada, y los otros realmente estaban en más profundos apuros, sino también porque era ministro. Lástima nunca debe asociarse con los ministros de Dios. Lamentablemente, ni creyentes ni ministros han considerado esto como es debido.

7 Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os dieren; porque el obrero digno es de su salario. No os paséis de casa en casa.

Lucas 10

Dios quiere ministros que viven de su ministerio. Quiere obreros completamente dedicados a la obra. Para esto Dios ha ordenado que los que predican el evangelio, vivan del evangelio. O sea, el que vive para el evangelio es digno de recibir ofrendas de los que aprovecharon del evangelio. Este precepto es repetido muchas veces en el Nuevo Testamento (Mat. 10.10, Rom. 15.27, 1 Cor. 9.6-14, Gál. 6.6, 1 Tim. 5.15, 18) y eso ni es mencionar el Antiguo. La palabra clave aquí es "digno." No tiene que sentir pena por recibir ofrenda. Es más, no le es permitido sentir pena. Es el mandamiento de Cristo mismo. El ministro no es mendigo. Durante los siglos monjes romanos de muchas facciones iban de casa en casa mendigando, precisamente en contra de este principio. El ministro no es permitido pasar de casa en casa, ni por pena de "imponerse," mucho menos pidiendo ayuda, exactamente como no le es permitido cobrar.

8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia.

Mateo 10

Esta es una razón que los ministros no deben inmiscuirse en negocios de caridad organizada. Por sus constantes peticiones a otros el ministerio de compasión se convierte en "traficante de lástima." No es para ministros de la palabra hacer distribuciones.

2 Así que, los doce convocaron la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, y sirvamos á las mesas.

Hechos 6

El ministro es digno porque el ministerio es digno. Conviene que los ministros recuerden esto. Deben trabajar, o aun sufrir hambre antes de "buscar dádivas" (Fil. 4.17).

9 Y estando con vosotros y teniendo necesidad, á ninguno fuí carga; porque lo que me faltaba, suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia: y en todo me guardé de seros gravoso, y me guardaré.

10 Es la verdad de Cristo en mí, que esta gloria no me será cerrada en las partes de Acaya.

2 Corintios 11

Pero no solamente los ministros deben recordarlo. Los miembros de la iglesia deben también. Ofrendas a los ministros no son donaciones de generosos. Nunca. Las ofrendas dirigidas a los pastores y evangelistas nunca deben nacer de compasión. Nunca. No debes dar a ningún ministro por sentirle lástima, ni cuando lo ves sufrir. Cuando sufrimos, no nos llores a nosotros, tenemos galardones prometidos que hacen las ofrendas insignificantes (Mat. 19.29). Tenemos promesas que sobrepujan todas las pruebas (Luc. 21.18). Lástima no es propia para el ministro.

Pero no solamente eso. Lástima no es propia al ministerio. Tan seria es la dignidad del ministerio que los ministros deben rehusar lástima como Cristo, y los creyentes deben celosamente rehusar sentimientos de compasión hacia ellos, a menos que sea querer vendar sus heridas. Pero por ser el ministro pobre no le tengas compasión. Si has ofrendado fielmente no tienes porqué tener pesar. No te incumbe más. Y si no has ofrendado, y ahora ves su situación lamentable, y tienes ganas de "ayudarle," quédate con tu miserable limosna, vertebrado gusano. No insultes al ministerio con tu lástima. Los obreros son dignos de su alimento, y si esperaste para ofrendar hasta verle en apuros, convertirte en su benefactor ahora añade insulto a tu mezquindad. No has fallado al ministro, idiota, ni le has hecho sufrir, has deshonrado a Dios, así que, no lo agraves. Según la palabra de Dios, pastores que trabajan en la palabra son dignos de doblada honra (1 Tim. 5.17), o sea, dos veces lo que tu ganas. Pero si no lo recibe, no sientes por él. Es rico más allá de tu imaginación. Y tu igualmente pobre. Qué lástima.