La Epístola
Isidro Fabela # 999
Col. Tres Caminos
CP 50010 Toluca, Edo. Mex.
#148 Diciembre, 2006
Impreso en México
www.epistola.valera1909.com
Calendario
Diciembre 3 al 10, Querétaro
: domingo a domingo, conferencia de evangelismo extranjero, con pastor Lyndell Kincaid, y evangelistas Manuel Ojeda e Isaac Girón.Diciembre 11 al 17, Morelia: lunes a domingo, conferencia de tema libre, con pastores Natanael Aradillas y Lyndell Kincaid, ambos predican todas las reuniones, noches a las 7 pm, domingo 10 am.
Enero 12 y 13, Zacatecas: Reunión de predicadores. Comienza a las 7 pm el viernes, en el salón de eventos Bucareli, Juan de la Barrera 6B, Colonia El Paraíso, Guadalupe, Zac.
Enero 28, Toluca: Evangelista Adolfo Urbina, enviado de Irapuato a Guadalajara, compartirá su misión con la iglesia de Toluca.
Febrero 8 al 11, Aguascalientes, San Marcos: jueves a domingo, conferencia de tema libre con evangelistas Refugio (Cuco) Ruiz, Miguel N. Jackson, y Memo Kincaid.
Febrero 23 y 24, Acámbaro: viernes y sábado, convivio de jóvenes de las iglesias alrededor, en el balneario El Paraíso (rumbo a la presa). Es para jóvenes pero todos son invitados, y se extiende también la invitación a las iglesias más lejanas. Cualquier iglesia que envía jóvenes debe también enviar adultos responsables. Entrada cuesta 60 pesos por persona, cada iglesia lleva propias cobijas, tiendas de campar, etc., y carnes para asar, aunque todo se preparará juntos. Para mas información llama a Juan Castillo (722) 215_5169.
Mayo 10 al 15, Pachuca: jueves a martes, conferencia de avivamiento con evangelista Memo Kincaid.
El Cristo II
1 TODO aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios:
1 Juan 5
continuado...
Los profetas
Los profetas culminaron las promesas mesiánicas. Con ellos todo se puso en su lugar. Lo que antes era deducción por una y otra referencia esparcida, pistas invaluables acerca del ungido de Dios, con los profetas se concretaron en declaraciones imposibles de mal-interpretar o ignorar.
6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán término, sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
Isaías 9
Ningún Judío pasaba por alto las profecías de Isaías acerca del prometido rey. Ya la doctrina fue grabada en piedra. El hijo de David será Dios mismo, el Shiloh de sombras es ahora el Príncipe de paz. Los mesiánicos tampoco podían pasar por alto la promesa anterior que un tal "Emmanuel" (con nosotros Dios) iba a nacer de una virgen (Isa. 7.14). Los Judíos ahora insisten que el Hebreo no dice virgen, sino "muchacha," y tienen porqué, pues la palabra hebrea no es "bethula" (virgen) sino "almah" ("muchacha"). Pero aunque tienen argumento, no tienen razón, pues "almah" tiene como raíz "alam" que significa "velada" o "escondida," que implica una muchacha apartada, velada, privada, todavía no conocida por otros. "Virgen" es la más apropiada traducción. Pero aun si tuvieran razón, y puede ser traducida "muchacha," no debemos pasar por alto el punto importante. No nos interesa lo que piensan Judíos incrédulos después de Cristo, ni "expertos" Cristianos apóstatas ahora, sino lo que pensaron los apóstoles, y aquellos Judíos en tiempos de Jesús. Fíjate que Mateo tradujo "almah" como "parthenos," ("virgen" en Griego, Mat. 1.23). Esto no fue accidente, ni innovación. Los Judíos también, que habían traducido Isaías al Griego antes de Jesucristo, vertieron la palabra "parthenos." Los Judíos antes de Jesús esperaban que el Mesías naciera de una virgen. Y qué bien, pues miserable señal sería nacer de una muchacha.
1 ¿QUIÉN ha creído á nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?
2 Y subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca: no hay parecer en él, ni hermosura: verlo hemos, mas sin atractivo para que le deseemos.
3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos.
Isaías 53
Ciertos pasajes de Isaías los mismos Judíos mesiánicos en el primer siglo no entendieron hasta los apóstoles después de la crucifixión. Desde el capítulo 50 hasta y especialmente el 53, el Mesías se describe como herido, sufrido y aun muerto. Difícilmente podían corresponder el Rey conquistador y vengador con este, aunque proféticamente era imposible distinguir. Ethán había aclarado esto, e Isaías no dejó lugar para dudar, pero especialmente al leer las profecías mesiánicas de Daniel, el Judío que no procesaba la información del Mesías sufrido y muerto estaba siendo terco.
Isaías detalla la esperanza de Israel más que ninguno antes de él, pero rara vez lo llamaba el ungido (como en 61.1), sino su siervo, o su escogido.
3 Voz que clama en el desierto: Barred camino á Jehová: enderezad calzada en la soledad á nuestro Dios.
10 He aquí que el Señor Jehová vendrá con fortaleza, y su brazo se enseñoreará: he aquí que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro.
Isaías 40
1 HE aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma toma contentamiento: he puesto sobre él mi espíritu, dará juicio á las gentes. Isaías 42
Notable en medio de sus muchas referencias y descripciones, especialmente del capítulo 40 en adelante, nombra a Jehová mismo como el que viene, y el Mesías es referido como alguna extensión de él, su gloria, su fuerza, o su brazo, como lo vimos en los Salmos como su diestra.
5 Cercana está mi justicia, salido ha mi salud, y mis brazos juzgarán á los pueblos: á mí esperarán las islas, y en mi brazo pondrán su esperanza.
9 Despiértate, despiértate, vístete de fortaleza, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados.
Isaías 51
7 ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que dice á Sión: Tu Dios reina!
10 Jehová desnudó el brazo de su santidad ante los ojos de todas las gentes; y todos los términos de la tierra verán la salud del Dios nuestro.
Isaías 52
Isaías declara la identidad del Cristo Rey, Dios mismo, Jehová entre nosotros. Otros profetas repitieron lo mismo.
10 Canta y alégrate, hija de Sión: porque he aquí vengo, y moraré en medio de tí, ha dicho Jehová.
11 Y uniránse muchas gentes á Jehová en aquel día, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado á ti.
12 Y Jehová poseerá á Judá su heredad en la tierra santa, y escogerá aún á Jerusalem.
Zacarías 2
Los profetas hablaban a la vez acerca del "enviado" de Jehová y Jehová mismo, revolviendo los dos en las mismas profecías hasta profundamente confundir sus personas. Los mesiánicos del primer siglo esperaban no solamente un hijo de David, sino el verdadero hijo de Dios, que para ellos significaba Dios mismo entre ellos, reinando sobre ellos desde Jerusalem. Los profetas ofrecen muchos más detalles sobre el Cristo prometido, y algunos veremos al considerar la opinión de los Judíos del Nuevo Testamento. Pero una profecía más merece ser considerada antes de pasar a la siguiente generación.
25 Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar á Jerusalem hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; tornaráse á edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí: y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá á la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamientos.
Daniel 9
La profecía más sorprendente sobre el Mesías encontramos en Daniel, porque no solamente no deja lugar para ignorar la muerte de él, sino porque predijo el año exacto de ella. Ningún incrédulo tiene respuesta siquiera poco razonable para esta profecía. Niegan que Daniel fue escrito antes que los Macabeos por las profecías detalladísimas sobre sus guerras (Dan. 11), pero no pueden negar que fue escrito antes de Cristo, porque es citado por él, y por otros un siglo antes. Y la fecha de la muerte de Cristo corresponde exactamente a la fecha que se calcula de Daniel contando sus "semanas" como semanas de años lunares. No es accidente que tantos Judíos en tiempos de Jesús estaban esperando el Mesías, porque no ignoraban esta profecía. Es cierto que a ellos les era más difícil contar los años que a nosotros, que tenemos información más variada. En su tiempo los años se contaban por reinados, u olimpiadas, y otros sistemas aun más obscuros, pero tampoco eran ciegos. En Daniel la profecía estaba entera. El Mesías había sido descrito en detalle. Veremos que los Judíos antes de Cristo entendieron.
El Nuevo Testamento
El que lee el Antiguo Testamento queda sorprendido por la cantidad de referencias al Mesías. Pienso en la preparación de Dios, su plan desde el principio, el enfoque en aquella persona prometida, la constancia de revelaciones sobre él, incluyendo entre sus enemigos. Entre Judíos antes de Jesús, el Mesías era el tema principal de su profecía, de su alabanza, de su esperanza y de su nacionalismo. Ahora, pasando al Nuevo Testamento hay seis cosas que verdaderamente me sorprenden. Es positivamente extraordinario (1) la expectación inminente del Cristo, (2) la unanimidad de todas las sectas acerca del Cristo, (3) el fanatismo sobre el tema, (4) la profundidad de su entendimiento, (5) su ignorancia selectiva, y (6) su final rechazo.
La Expectación
El tiempo del Mesías estaba revelada. No podían ser dogmáticos quizás, pero hay muchas fuentes que aclaran la esperanza del Mesías en tiempos del Nuevo Testamento. De que pensaban que el tiempo estaba a las puertas hay mucho testimonio.
26 Y había recibido respuesta del Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor.
Lucas 2
Simeón "esperaba la consolación de Israel," y recibió "respuesta," o sea, estaba indagando, pesquisando, y Dios le respondió. ¿Pero porqué investigar si no entendía la profecía del tiempo señalado? Obviamente estaba enterado. Toma por otro ejemplo el testimonio de los magos del oriente.
2 Diciendo: ¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos á adorarle.
Mateo 2
Hombres importantes y ricos en el oriente estaban esperando el Cristo, y vieron su estrella, y sabían la interpretación. Yo creo que eran Judíos, aunque muchos suponen que estos eran Gentiles, porque aparte de este lugar cada vez que aparece tal título, "Rey de los Judíos," es en boca de un Gentil. Sin embargo Pilato dice que aprendió ese título de Judíos (Mar. 15.12). Y sabemos que los Judíos le llamaron "Rey de Israel" (Mat. 27.42, Juan 1.49, etc.). De todos modos ninguna estrella apareciendo les hubiera enseñado acerca del Mesías. Ya sabían acerca de él, ya sabían el tiempo señalado, y por eso no se les hacía extraño, ni extremo, y no tenían dudas al respecto. Si se te hace poca cosa, considera la reacción de Herodes.
3 Y oyendo esto el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalem con él.
Mateo 2
Herodes no era descendiente de David, y tenía porqué preocuparse por las profecías del Cristo. Como Judío sabía a quienes buscaban los magos, y no se le hizo extraño tampoco. Lo tomó muy en serio. No lo ridiculizó, sino llamó a los escribas, no para que le convenzan que fuera posible el hecho, ni para saber si el tiempo era correcto. Solamente les preguntó dónde iba a nacer. Tan convencido estaba que el Cristo podía haber nacido en Bethlehem que mató a todos los niños de dos años abajo en toda la aldea. Obviamente Herodes temía el rumor, y las consecuencias de tal rumor en una generación que estaban conjeturando sobre el Cristo.
Otra demostración de la esperanza universal era el fenómeno de Juan Bautista. No es tanto que él anunciaba el Cristo, siendo parte del mismo cumplimiento, sino su fama inmediata. Juan Bautista se hizo famoso en un instante, aunque probablemente no predicó más de un año. Era tan famoso en Judea que todos salían a oírle. ¿Porqué? Juan no hizo milagro. No ofrecía nada sino un buen regaño. Todos tenían interés en él por una sola razón, pregonaba el tiempo cumplido. El pueblo al oír eso inmediatamente tenía curiosidad sobre él.
15 Y estando el pueblo esperando, y pensando todos de Juan en sus corazones, si él fuese el Cristo,
Lucas 3
No hallo explicación de esto sino que estaban sospechando el cumplimiento del tiempo. Aunque Juan confesaba que no era el Cristo, también aclaró que el Cristo estaba a las puertas. Y toda Judea respondió. Esto es extraordinario.
Unanimidad
La expectación del Mesías era prevaleciente en los días de Juan, y es sorprendente, pero algo que me sorprende aun más es el consenso de todos al respecto. Cuando Juan Bautista predicaba, todos fueron a oírle (Mat. 3.5), y aun los Fariseos querían ser bautizados de él (Mat. 3.7). Los Fariseos como secta eran fundamentalistas, muy religiosos, devotos, y ortodoxos. No me sorprende que creían en el Mesías, pero que salían para ser bautizados de Juan es extraño. El nombre de la secta significa "separados" porque ellos se creían especiales, limpios, más santos que todos los demás. Su secta constituía la mayoría de Judíos, aunque tenían graves errores de práctica, exaltando ciertas tradiciones al lado de las mismas escrituras. Pero lo que les distinguía como grupo entero era su soberbia. Que fueran a participar en el bautismo de Juan, claramente un llamamiento al arrepentimiento, no fue por ser arrepentidos, algo que Juan notó. La única motivación que queda es su esperanza del Mesías.
Y si esto no te sorprende, considera los Saduceos que, dice la Biblia, también querían ser bautizados de él (Mat. 3.7). Saduceos eran la secta más educada, racionalista e incrédula de todos los Judíos. Como secta eran pocos, y supuestamente su doctrina descendía de la enseñanza de Antigonus Sochaeus (260 AC), aquel que enseñaba que se debía servir a Dios sin motivación de recompensa, sino por puro amor a Dios. De eso dedujeron que no hay recompensa, y más tarde, probablemente por influencia de Griegos intelectuales, que ni hay vida después de muerte. Me sorprende que ellos también tenían interés en la predicación del Bautista. No me sorprende que los Fariseos se interesaren. Ni las otras sectas tampoco. Obviamente los Zelotes estarían interesados, siendo la secta violenta, que eventualmente lograron desalojar los Romanos de Judea, resultando en una guerra que acabó con el templo, el rito, y aun la nación de Israel. Los Esenios, grupo extraño, aislado, misterioso, sabemos por sus escritos (Qumram) que esperaban el Mesías. ¿Pero los Saduceos también? No creen en ángeles, pero sí en el Cristo. Qué sorpresa. No encontramos ninguna polémica entre ellos. Todos esperaban el Cristo.
Si todavía no estás impresionado con la unanimidad de los Judíos en esa generación, entonces, considera la expresada expectativa samaritana.
25 Dícele la mujer: Sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice el Cristo: cuando él viniere nos declarará todas las cosas.
Juan 4
Los Samaritanos no aceptaban como escrituras los Salmos, ni los profetas. De hecho, la Biblia Samaritana era precisamente el Pentateuco, y punto. Pero los Samaritanos estaban esperando el "Mesías." Fíjate, la mujer no dijo la "simiente" como su Biblia decía, o Shiloh, o la Estrella de Jacob, o el Profeta como Moisés. Dijo, el "Mesías," el que se dice el "Cristo." Es curioso porque Moisés nunca lo llama así. O el nombre había descendido de boca a boca durante las generaciones, o habían asimilado algunas de las creencias de los Judíos para aquel entonces. Sin reconocer todas sus implicaciones quizás, los Samaritanos estaban esperando el mismo Salvador que los Judíos. Me sorprende la unanimidad acerca del Cristo. Absoluta conformidad entre todas las sectas Judías y Samaritanas sobre el tema. Increíble.
Fanatismo
La unanimidad de las sectas Judías no me impresiona más que el celo sobre el tema. Algunas cosas acerca del Cristo eran obvias, por supuesto. Considera los escribas cuando Herodes les preguntó, que no tuvieron ni duda ni polémica acerca de dónde iba a nacer.
5 Y ellos le dijeron: En Bethlehem de Judea; porque así está escrito por el profeta:
6 Y tú, Bethlehem, de tierra de Judá, no eres muy pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará á mi pueblo Israel.
Mateo 2
No tenían que consultar. Tenían ya en mente la respuesta, y la citaron. Miqueas había profetizado que el Cristo iba a nacer en Bethlehem Ephrata, tierra de David. Y no solo los escribas. Todos sabían que iba a nacer en Bethlehem, y por eso algunos dudaban de Cristo porque era de Galilea.
41 Otros decían: Este es el Cristo. Algunos empero decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo?
42 ¿No dice la Escritura, que de la simiente de David, y de la aldea de Bethlehem, de donde era David, vendrá el Cristo?
Juan 7
Aun Natanael inmediatamente dudó la conclusión de Felipe que Jesús era el Cristo, precisamente porque era de Nazaret.
45 Felipe halló á Natanael, y dícele: Hemos hallado á aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: á Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
46 Y díjole Natanael: ¿De Nazaret puede haber algo de bueno? Dícele Felipe: Ven y ve.
Juan 1
Para los Fariseos incrédulos era argumento definitivo.
52 Respondieron y dijéronle: ¿Eres tú también Galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se levantó profeta.
Juan 7
Que esa información era universal es notable. Es fanatismo. Pero el fanatismo también se ve en detalles más obscuros. Por ejemplo, los Judíos tenían entendido que Cristo iba a nacer en Bethlehem, pero que luego tenía que desaparecer, y cuando viniere para reinar, nadie sabría de dónde venía.
27 Mas éste, sabemos de dónde es: y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.
Juan 7
Según comentaristas esta tradición dependía de varios textos, incluyendo Isa. 53.8 "su generación, ¿quién la contará?", Mal. 3.1, "luego vendrá a su templo" que implica venir sin previo aviso, y Dan. 7.13, "que viene en nubes," con otras referencias más obscuras. Los Judíos sabían que iba a ser de Bethlehem, pero tenían también por seguro que cuando apareciera nadie lo conocería. Se equivocaron técnicamente, por supuesto, pero no por ignorar las profecías. Habían considerado cosas acerca del Mesías que pocos lectores sinceros hubieran visto.
Otra demostración del celo por el tema es la multitud que lo recibió en Jerusalem, en el mismo tiempo señalado por Daniel, tendiendo sus mantos en el camino delante de él, cortando ramos de árbol, y aclamándole, "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Hosanna en las alturas!" (Mateo 21.9). Esto viene de Salmo 118 en que el Cristo es referido como "la diestra" de Jehová (v. 15 y 16), y el que viene en su nombre.
25 Oh Jehová, salva ahora, te ruego: oh Jehová, ruégote hagas prosperar ahora.
26 Bendito el que viene en nombre de Jehová: desde la casa de Jehová os bendecimos.
Salmo 118
Lo que me fascina es que todo el pueblo espontáneamente aclama la venida con "hosanna," un conjunto de las palabras traducidas aquí "salva ahora." Pero es usado como alabanza, hosanna al Hijo de David. Citaron textos sobre el tema tanto que las mismas palabras se fusionaron, y se grabaron en sus memorias como alabanzas. Es extraordinario que cuando Cristo llegó a Jerusalem, todos estaban esperándolo, y aclamándolo, no con entendimiento preciso, pero a la vez demuestra el fanatismo de esa generación al respecto.
La Profundidad de la Doctrina
Yo leo el Antiguo Testamento y puedo ver el Mesías muy a menudo, pero viendo los diálogos y esperanzas en el Nuevo Testamento, no puedo evitar observar un discernimiento mayor que el mío en todos ellos. Todos tenían en mente el tiempo señalado, y todos tenían esperanzas profundas del Cristo que buscaban. Considera la esperanza de los Samaritanos, enemigos de hueso a los Judíos. Compartían plenamente la esperanza mesiánica con ellos, con la pequeña diferencia que para ellos iba a ser el Maestro, el profeta como Moisés que iba a explicar todas las cosas (Juan 4.24), conforme la promesa (Deu. 18.18). Y tan fuerte era su esperanza, y tan cercana su expectación, que con el testimonio de esta mujer, y unos días de convivio con Cristo, quedaron convencidos.
42 Y decían á la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
Juan 4
Samaritanos esperaban, no el Rey de los Judíos, por supuesto, sino el Salvador del mundo. Esto se deriva de la promesa que por el prometido de Dios iban a ser benditas todas las gentes de la tierra. Los Samaritanos habían interpretado la promesa. No sé cómo interpretaron la bendición de Jacob sobre Judá, pero su ceguera en eso no era más que la ceguera de los Judíos en pasar por alto la bendición de todas las naciones, en contraste a su derrota que esperaban. La idea que Cristo iba a ser "salvador" era universal, pero Judíos esperaban un salvador precisamente de ellos, como aun el ángel dijo.
21 Y parirá un hijo, y llamarás su nombre JESUS, porque él salvará á su pueblo de sus pecados.
Mateo 1
11 Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.
Lucas 2
Todos sabían que el Cristo tenía que ser el "Shiloh," el Salvador. Pero además de ser Salvador, se le esperaba como el Juez del mundo. Es otra mezcla de los atributos del Cristo con los de Jehová, pero el "Juez" que viene es profetizado muchas veces (Sal. 50.6, Isa. 33.22, Jer. 25.31, Dan. 7.10, Miq. 5.1, etc.). Este aspecto es uno que los apóstoles enfatizaron cuando predicaron después a los Gentiles.
42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.
Hechos 10
31 Por cuanto ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo con justicia, por aquel varón al cual determinó; dando fe á todos con haberle levantado de los muertos.
Hechos 17
Aparte de esto, los profetas y salmistas habían clareado la naturaleza divina del Cristo, y para el primer siglo todos así lo esperaban.
49 Respondió Natanael, y díjole: Rabbí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.
Juan 1
Natanael al creer que Jesús era el Cristo lo llamó "el Hijo de Dios." Esta frase refiere al Mesías unas pocas veces en el Antiguo Testamento (1 Cró. 17.13, Sal. 2.7,12, Isa. 9.6), así que la doctrina que el Cristo iba a ser el verdadero y único Hijo de Dios, dependía más de las muchísimas profecías que Jehová y el Mesías eran idénticos misteriosamente. Esta mezcla de sus identidades, junto con las pocas profecías del "Hijo," para la generación de Cristo resultó en hacer sinónimos "Hijo de Dios" y "Cristo," un atributo ampliamente referido en el Nuevo Testamento.
16 Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
Mateo 16
27 Dícele: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
Juan 11
Aun el sumo pontífice, aunque no creía que Jesús lo era, entendió que el Cristo cuando viniera lo sería.
61 Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió á preguntar, y le dice: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
Marcos 14
Los demonios también testificaron lo mismo.
41 Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas riñéndolos no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Cristo.
Lucas 4
3 Y llegándose á él el tentador, dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se hagan pan.
6 Y le dice: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; que escrito está: A sus ángeles mandará por ti, y te alzarán en las manos, para que nunca tropieces con tu pie en piedra.
Mateo 4
Vemos unanimidad entre ellos que el Cristo es "el Hijo de Dios." No había polémica. Pero hoy hay polémica acerca de lo que esto les significaba. Los Hebreos usaron "hijo" para expresar naturaleza, así uno podía ser hijo de perdición, o hijo del Diablo, así que, la frase "hijo de Dios" significaba tener su naturaleza. Ángeles eran hijos de Dios por ser creaciones directas de él, los Judíos se creían "hijos de Dios," metafóricamente por supuesto, por ser escogidos de él. El concepto de hijos espirituales de Dios se explicó por primera vez por Jesús mismo (Juan 3). Pero nada de esto era el importe de este atributo. El Cristo iba a ser "el" Hijo de Dios único, y no metafóricamente, sino en realidad. No podían haber pasado por alto que iba a ser "engendrado" físicamente por Él como sucedió, porque así fue profetizado (Sal. 2), y sabían que iba a "nacer" como niño. Así lo entendían, pues Lucas lo aclara en palabras de Gabriel.
35 Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Lucas 1
Llamarle el Hijo de Dios era decir que su mismo cuerpo fue engendrado por Dios. Por muchas otras profecías sabían que iba a ser relacionado con Jehová en algún sentido único e inseparable. Quizás no habían considerado el tema suficiente para expresar el misterio como hicieron los Cristianos después, pero todos sabían que el Cristo tenía que ser más que hombre, y más que ángel, sino verdaderamente el Hijo de Dios mismo, teniendo la misma naturaleza eterna y santa y digna de adoración. Y aun si los Judíos de la época no elaboraron dogmáticamente que el Cristo iba a ser Jehová en carne, algo que los profetas habían dejado difícil de ignorar, obviamente lo sospecharon.
18 Entonces, por tanto, más procuraban los Judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también á su Padre llamaba Dios, haciéndose igual á Dios.
Juan 5
Otra esperanza mesiánica de esa generación, y seguramente relacionada con su divinidad, visible también en la tentación de Satanás, es que el Cristo iba a ser milagroso y profético.
68 Diciendo: Profetízanos tú, Cristo, quién es el que te ha herido.
Mateo 26
32 El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos.
Marcos 15
31 Y muchos del pueblo creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando viniere, ¿hará más señales que las que éste hace?
Juan 7
Vemos que los Judíos de la época esperaban un Mesías milagroso. Natanael fue convencido por un pequeño milagro (Juan 1.48). Judíos de hoy niegan no sólo que el Mesías sería milagroso, sino también que jamás esperaban eso. Pero es una auto-justificación posterior, y un argumento desesperado, porque Judíos antes de Cristo lo mencionan, y aun citan los profetas como prueba.
4 Decid á los de corazón apocado: Confortaos, no temáis: he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago; el mismo Dios vendrá, y os salvará.
5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.
Isaías 35
15 Yo les mostraré maravillas como el día que saliste de Egipto.
Miqueas 7
Un atributo más del Mesías que esperaban era que iba a ser rey. Como hemos visto, los magos buscaban un rey, el Rey de los Judíos, y Herodes también. La suma de la declaración de Natanael era que Jesús era el "Rey de Israel" (Juan 1.49). Esto es obvio, por supuesto, siendo parte principal de las promesas antiguas. Pero "Cristo Rey" es más que título hueco. Viendo lo que entendían los Judíos y apóstoles, y aun Herodes y Pilato, el Cristo fue esperado como Rey político. La esperanza popular entre Judíos que Cristo iba a librar a Israel de los Romanos era lo que convenció a Pilato a sentenciarle. Fíjate que Cristo no amenazó a Pilato, diciendo que "ahora, pues, mi reino no es de aquí" (Juan 18.36). Era la expectación universal que selló su condenación.
12 Desde entonces procuraba Pilato soltarle; mas los Judíos daban voces, diciendo: Si á éste sueltas, no eres amigo de César: cualquiera que se hace rey, á César contradice.
Juan 19
2 Y comenzaron á acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte la nación, y que veda dar tributo á César, diciendo que él es el Cristo, el rey.
Lucas 23
Todos esperaban un libertador político, desde Zacarías hasta los apóstoles.
69 Y nos alzó un cuerno de salvación en la casa de David su siervo,
70 Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio:
71 Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron;
Lucas 1
6 Entonces los que se habían juntado le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este tiempo?
Hechos 1
Esperaban al Cristo Rey, vencedor, que poseería las puertas de sus enemigos, que restauraría el trono de David. Todos sabían acerca del Cristo, y todos sabían las promesas y profecías. El entendimiento de esa generación era formidable.
Lo encubierto
Es sorprendente la variedad de esperanzas que tenían para Cristo. Pero no eran fantasías, sino fundadas en promesas específicas en las escrituras. Eran expertos en discernir el Cristo en las profecías. Por eso quizás lo que es más sorprendente que esto es lo que desconocieron acerca del Cristo. Por ejemplo, por alguna razón no consideraron todas las profecías de su sufrimiento y muerte. Los Apóstoles lo vieron después, por supuesto, aplicando las escrituras relevantes precisamente, y llegó a ser parte íntegra del evangelio. 32 Y el lugar de la Escritura que leía, era éste: Como oveja á la muerte fué llevado; y como cordero mudo delante del que le trasquila, así no abrió su boca:
33 En su humillación su juicio fué quitado: mas su generación, ¿quién la contará? porque es quitada de la tierra su vida.
34 Y respondiendo el eunuco á Felipe, dijo: Ruégote ¿de quién el profeta dice esto? ¿de sí, ó de otro alguno?
35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
Hechos 8
23 Que Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y á los Gentiles.
Hechos 26
Pero es curioso que antes del hecho casi no hicieron referencia a este aspecto del Cristo. El único ejemplo que encuentro es Simeón, que no elabora mucho.
35 Y una espada traspasará tu alma de ti misma, para que sean manifestados los pensamientos de muchos corazones.
Lucas 1
Ahora, viendo las escrituras al respecto, y considerando el fanatismo sobre el tema, es verdaderamente asombrosa la ignorancia de tales profecías. Jesús también quedó maravillado.
25 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
Lucas 24
Otro aspecto que llegó a ser preeminente en el evangelio, pero que no parece muy notado antes, es que Cristo iba a salvarnos de pecados. El único concepto que encuentro en los evangelios es de remisión colectivo, de la nación, no tanto perdón personal. Así lo vemos mencionado por Zacarías.
77 Dando conocimiento de salud á su pueblo, para remisión de sus pecados,
Lucas 1
Aun el ángel lo declara como el propósito mayor desde el principio.
21 Y parirá un hijo, y llamarás su nombre JESUS, porque él salvará á su pueblo de sus pecados.
Mateo 1
Aunque no era el tema principal en el Antiguo Testamento, esto también había sido profetizado con claridad.
7 Espere Israel á Jehová; porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él.
8 Y él redimirá á Israel de todos sus pecados.
Salmo 130
Sin embargo, perdón personal se debía ver aunque obscuramente en algunas referencias.
5 Mas él herido fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados.
6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Isaías 53
1 EL espíritu del Señor Jehová es sobre mí, porque me ungió Jehová; hame enviado á predicar buenas nuevas á los abatidos, á vendar á los quebrantados de corazón, á publicar libertad á los cautivos, y á los presos abertura de la cárcel;
Isaías 61
Les fue revelado no solamente su venganza, sino también su corazón, y la forma de salvación que iba a ofrecer. No parece posible que los Judíos ignoraran estos pasajes, ni que dudaran que hablaban del Mesías, pero por algo no entendieron. Este aspecto alcanzó su cumbre en tiempos de los apóstoles, sin embargo. Utilizaron el AT con gran fuerza convenciendo a los Judíos que Jesús era el Cristo (Hec. 18.28), pero para entonces la salvación que predicaron era espiritual. No así antes, ni siquiera en los Hechos hasta Pablo. Me es verdaderamente asombroso el contraste entre el Cristo esperado en los evangelios, y el Cristo predicado después de Pablo. Tan fanáticos y diligentes acerca del Mesías, los Judíos en gran medida pasaron por alto los propósitos espirituales de su primera venida.
El Rechazo
Considerando todo, lo más sorprendente de esto es cómo el Judío en medio del cumplimiento quedara incrédulo. Pero su incredulidad no fue sencilla, ni inmediata, ni aun entre los príncipes. Por ejemplo, se me hace extraño algo que Jesús dijo a los pontífices en su juicio.
67 Diciendo: ¿Eres tú el Cristo? dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeréis;
68 Y también si os preguntare, no me responderéis, ni me soltaréis:
Lucas 22
Los príncipes demandaban que Jesús admitiera ser el Cristo, pero él correctamente dijo que si lo dijera, no creerían. Eran tercamente incrédulos. Pero Jesús dijo que si él les preguntara lo mismo, no responderían. ¿Porqué no responderían? Esto me parece indicar que Jesús en el tú por tú, afirma que los príncipes tampoco podían negar que era el Cristo. No podían decir, "no eres el Cristo," porque luego tendrían que argüir las evidencias. Y entonces tendrían que admitir que la evidencia le apoyaba. Entonces, los príncipes sabían la evidencia, y no podían negarla, forzándolos a no responder. Su silencio era admitir la evidencia, pues no podían sostener un argumento en contra. Pero le rechazaron de todos modos.
Obviamente el pueblo tampoco había pasado por alto que Jesús era el Cristo. La forma en que lo recibieron la semana de su muerte demuestra que ellos sabían la verdad. En realidad, era muy difícil negarla. Pero algo sucedió en esa última semana. El grito de la multitud se transformó de "hosanna," a "crucifícale." Al que tendieron sus mantos hace unos días luego le negaron ante Pilato, y le escarnecieron en su agonía. No conozco más severo ejemplo de capricho en masa en la historia. Yo he leído los evangelios muchas veces, y el cambio de opinión sencillamente no está explicado. Aparte de ser un logro de Satanás impresionante, hay dos explicaciones de este fenómeno que se me presentan. Es posible que fue nada más que el pueblo Judío no querían al Cristo que se ofreció. Querían un Cristo, pero no este. El hecho que le habían recibido por un instante significa que las profecías habían cumplido su designio. El pueblo estaba enterado. No había duda. Pero al fin le rechazaron, no por ignorancia, ni por dudas al respecto, sino porque no tenían interés en este Cristo paciente, benigno, hablando de justicia de corazón, tesoro en el cielo, perdón de pecados, y cosas al estilo. O quizás, como indica Isaías, querían bendiciones, querían victorias, querían sanidades y milagros, pero no querían este manso y escarnecido "perdedor."
2 ... no hay parecer en él, ni hermosura: verlo hemos, mas sin atractivo para que le deseemos.
3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos.
Isaías 53
Increíblemente, puede ser que el rechazo radicaba no más en su apariencia. Al ver a Jesús atado, herido y mofado no lo estimaron como lo habían hecho al verlo entrar a Jerusalem la semana anterior. Esto me asombra. Pero otra posibilidad es un dicho muy incendiario de Jesús en esa semana.
43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado á gente que haga los frutos de él.
Mateo 21
La amenaza de rechazar al pueblo de Israel a favor de Gentiles puede haber chocado fuertemente a estos de Jerusalem, como su doctrina fuerte de beber sangre hizo en Capernaum (Juan 6). En esa ocasión querían hacerle rey en la mañana, y en la tarde le abominaron. Sospecho esto aun más, porque ese día, escasamente un día después que el pueblo aclamaba a Jesús con hosannas "al que viene en el nombre del Señor," Cristo censuró a Jerusalem por no hacerlo.
39 Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Mateo 23
Acaban de hacerlo. Ayer lo hicieron. La única explicación es que hubo una transformación de opinión en las pocas horas desde entonces. En un instante habían rechazado su Cristo, en contra de toda la evidencia, por resentimiento. Considerando esto, para mi, el mismo rechazo de los Judíos es evidencia que Jesús es el Cristo. El mismo desarrollo de su decisión demuestra que la evidencia era formidable.
El Evangelio
Jesús es absolutamente demostrado como el Cristo. Y más vale considerarlo, Judío incrédulo, porque de esta conclusión depende la salvación. Pero hay más. La misma doctrina del Cristo es formidable prueba aun a los Gentiles que la Biblia es palabra de Dios. La singularidad del tema desde el principio, en cada generación, y la absoluta expectación de él en su tiempo, junto con las reacciones del pueblo, y especialmente por la trayectoria del evangelio después, deja a todo incrédulo sin respuesta. Si intentan a responder en contra, se ridiculizan a sí mismos, como los príncipes reconocieron, y por eso callaron. Los que conocemos el tema sabemos.
Las profecías, entendidas antiguamente, pero ahora cristalinas después del hecho, y los sucesos posteriores que constituyeron "pruebas indubitables" del Cristo, son tremendos argumentos en contra de los Judíos incrédulos de hoy, que esperan un Mesías reducido a términos demasiado humanos, y que por repudiar al argumento cristiano, han despreciado sus más grandes atributos, y han perdido sus más grandes esperanzas del ungido de Jehová. Creerlo o no, Jesús es su único Cristo, no habrá otro. Y lo rechazaron, sin argumento, sin respuesta, sin sinceridad, sin pretexto. Era inevitable que muchos Judíos creyeran en el principio, pero los que no creyeron quedaron en su desventurada soberbia.Y ahora quedan con su miserable esperanza mesiánica moderna, tan patética que resulta en ateísmo para la mayoría de Judíos en nuestra generación.
Para nosotros es importante reconocer que el mesianismo es parte integral del evangelio. Algunos evitan la predicación de Jesús como el Cristo Judío, quizás porque no parece relevante, o porque exalta sobremanera la nación de Israel, aunque también censura su incredulidad. Pero yo creo que esa nación escogida está siendo preparada, y pronto será "blanca para la siega." Si los Cristianos volvieran a predicar a Jesús como el Cristo, en vez de un evangelio superficial, puede ser la causa de un despertamiento entre ellos, algo que no solamente los apóstoles querían más que la vida, sino Jesús también profundamente (Luc. 19.41).
Pero no creo que el mesianismo es irrelevante a los demás tampoco. El Cristo fue prometido a toda la simiente de Eva, y en él todas las naciones tienen porqué esperar bendición. El es nuestro Cristo también. Además, creo que el evangelio mesiánico es más persuasivo también. El mesianismo pone el evangelio en su contexto. Jesús es más que profeta, más que ángel, y aun más que salvador personal, tu genio propio que te perdona, rescata y ayuda. Llamarle el Cristo es reconocer su preeminencia, pero también la forma en que recibirá su gloria, su lugar merecido en el mundo, el hijo de David que reinará desde Jerusalem, Jehová morando entre humanos. Predicar a Cristo es explicar también las promesas divinas, lo cual demuestra la inspiración de la Biblia, y la inimitable imaginación de nuestro Dios. Además, los que ignoran el significado de "Cristo" difícilmente pueden creer que Jesús lo es, algo esencial a su salvación. Debemos considerar el evangelio que predicamos, que sea más acerca del Cristo, su gloria y sus ambiciones, y menos acerca de nosotros y nuestras necesidades. Nuestro Salvador es el glorioso Cristo, y debe ser predicado así.