La Epístola
Isidro Fabela # 999
Col. Tres Caminos
CP 50010 Toluca, Edo. Mex.
#125 Enero, 2005
Impreso en México
Noticias
Aguascalientes: Reunión de varones, 14 y 15 de enero, desde viernes a las 7 pm, hasta sábado a las 7 pm en el salón Estrella, calle Mariano Escobedo #469, Fracc. Casa Blanca, con teléfono 449-977-06-66. Hay mapa en la página www.puerta.valera1909.com. Trae cobija.
León: Taller de mujeres, 4- 6 de febrero, dirigida a mujeres de 15 años para arriba. Se encargan las de León el hospedaje y comidas, las que vienen traigan almohada y cobijas. El costo para cada mujer depende del número que asisten, pero aproximan que será alrededor de 100 pesos cada una, sin contar ofrendas voluntarias a las conferencistas. El costo final y la cuenta bancaria en que se debe depositar se anunciarán a los pastores en la reunión de varones en Aguascalientes, a quienes se les pide llevar una aproximación del número que asistirán. Al depositar, no olvide guardar su recibo como comprobante.
Irapuato: La conferencia de evangelismo foráneo es ahora cambiada a 11 - 13 de febrero, viernes a domingo, noches a las 7, mañanas a las 10. Se predicará dos veces el sábado, en la mañana y en la noche. Los predicadores invitados: Juan Castillo y Memo Kincaid.
León: Conferencia de Exhortación, de jueves a domingo, 24 - 27 de febrero, con Juan Castillo, Flavio Santoyo y Marco Chaires.
Querétaro: Taller de predicadores, viernes y sábado, marzo 5 y 6, mensaje de M. N. Jackson, todos los predicadores invitados.
San Luís Potosí, J. García: Conferencia tema Iglesia, Ministerio y Ministros, con M. N. Jackson, 21 - 24 de abril, jueves a domingo.
Guadalajara: Planean una conferencia de exhortación de miércoles a domingo, 4 al 8 de mayo de 2005. Guillermo Kincaid invitado.
Aguascalientes, Mitla: Conferencia con tema "la familia cristiana" se llevará a cabo en Mitla #117, col. Pirámides, de miércoles a domingo, 1 a 5 de junio. Conferencistas invitadas Memo y Déborah Kincaid.
======================================
Los Levitas
12 Y he aquí yo he tomado los Levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos que abren la matriz entre los hijos de Israel; serán pues míos los Levitas:
13 Porque mío es todo primogénito; desde el día que yo maté todos los primogénitos en la tierra de Egipto, yo santifiqué á mí todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de animales: míos serán: Yo Jehová.
Números 3
El valor del Antiguo Testamento aun para cristianos es la ventana que nos presenta al alma de Dios. Por la ley conocemos el carácter de Dios. No estamos directamente sujetos al AT, pero cuando consideramos las instrucciones del Nuevo, no debemos ignorar el Antiguo. En este texto tenemos la demanda de Dios para hombres exclusivamente suyos. Dios requería los primogénitos para su ministerio. En este sentido, el AT no es diferente que el NT. Dios también quiere hombres santificados para su ministerio ahora. Creo que hay mucho que podemos aprender de esto, no como reglamento directo sobre nosotros, pero como principios mayores y metas en nuestras iglesias.
Los Primogénitos
Lo primero notable de este capítulo es el arreglo de Dios, quizás para simplificar el asunto, aceptando a los Levitas como sustituto de los primogénitos (Núm. 3.43). Los Levitas desde entonces fueron apartados para el ministerio. Porqué escogió a los Levitas no es muy claro. Algunos han supuesto que es por la batalla alrededor del becerro de oro, en la cual los Levitas tomaron el lado de Moisés (Ex. 32.26). No sé, pero yo veo mucha ventaja práctica en este arreglo. Pues, forzar a cada primogénito tomar una cierta carrera, o cargarse de ciertas responsabilidades especiales, sería causa de mucha angustia en cada generación. Pero una tribu entera es otra cosa, mucho más sostenible generación sobre generación. Era un buen arreglo.
El concepto así instituido de una tribu entre doce santificada para Dios es muy interesante. Estos no eran sacerdotes precisamente, aunque a veces son llamados "Levitas sacerdotes," porque ayudaron en los sacrificios (Deu. 18.1). Recuerda que los sacerdotes propios, Aarón y sus hijos, fueron apartados antes (Num. 3.3, Ex. 28.1), para ofrecer los sacrificios en el tabernáculo conforme al rito (Heb. 8.3). Los sacerdotes propios servían al altar, mientras Levitas servían a los sacerdotes. Estos tampoco eran apartados para ser jueces, aunque ocuparon el lugar de jueces en Jerusalem después (Deu. 17.9). Pero recuerda que Moisés ya poco antes había puesto jueces sobre todo Israel (Ex. 18.25,26). Estos no eran soldados, ni policías, ni médicos, aunque toda sociedad necesita a los tales. Los Levitas, como vemos por sus oficios, fueron apartados como ministros espirituales. Aparentemente, en la opinión de Dios, ministros espirituales son importantes, aun de primera importancia en la sociedad.
Al principio los Levitas tenían la inmediata responsabilidad de ayudar a los sacerdotes. Habían solo 5 sacerdotes después de Sinaí, Aarón y sus cuatro hijos, dos de los cuales murieron luego. Sería físicamente imposible para 3 o aún 5 hombres procesar todos los sacrificios de una población de 600,000 hombres maduros. Si tan solo ofrecían un cordero por hombre por año (mínimo) serían 1,644 corderos que tendrían que sacrificar todos los días. Muy aparte todas las ofrendas voluntarias, bueyes, borregos, palomas, y ofrendas mecidas. Los Levitas desde el principio servían como ayudantes a los sacerdotes, "reconciliando" al pueblo por "pre-procesar" los sacrificios (Núm. 8.19).
Aparte, entre sus ministerios tenían cargo de las "alhajas" del tabernáculo (Núm. 3.6-8), los instrumentos, las mesas, los vasos, y el tabernáculo mismo (Núm. 1.50). Los únicos que podían cargar las cosas santificadas eran los Levitas, algo que por ignorarlo costó a Uzza su vida (2 Sam. 6.7). Sin embargo, estos quehaceres no parecen dignos de una tribu entera (¿cuántos vasos santos pueden haber?). Pero los Levitas eran más que peones perpetuos. Dios quería separar lo santo de lo profano, tal que para acentuar la diferencia, creó un grupo intermediario, no precisamente sacerdotes, pero tampoco ciudadanos comunes, sino Levitas, los primogénitos de Dios, a quienes se permitía tocar las cosas santas, aunque no se les permitía usarlas. No eran "hombres santos," o "monjes," no se vestían de hábito diferente, como los sacerdotes, no se les imponía las restricciones sociales como de los sacerdotes (casarse con virgen, o viuda de otro sacerdote, etc.), pero eran apartados, reconocidos como ministros de Dios.
El ministerio de los Levitas era más que cargar las alhajas santas. Se ocupaban inmediatamente de las escrituras, tal que la Biblia se encontraba con los "Levitas sacerdotes" (Deu. 17.18). Para el tiempo de los reyes, Levitas se ocupaban como escribas y otros hombres importantes en la sociedad (2 Cró. 34.13). Como escribas no solamente se ocupaban en copiar las escrituras, pero como muchos del pueblo no sabían escribir, escribas se ocupaban en todos los negocios, y así eran la clase educada de la sociedad. Pero los Levitas no solamente se ocupaban como escribas, servían como las voces al pueblo, y esto desde el principio (De. 27.14). Fueron mandados hablar al pueblo "en alta voz." Esto no significa que solamente eran pericos. Se ocupaban en enseñar al pueblo. Es más, Dios dijo acerca de la tribu de Levi, "ellos enseñarán tus juicios á Jacob, y tu ley á Israel." (Deu. 33.8-10). La razón que se ocupaban mas tarde como jueces es precisamente porque les tocaba saber las escrituras.
9 Y vendrás á los sacerdotes Levitas, y al juez que fuere en aquellos días, y preguntarás; y te enseñarán la sentencia del juicio.
10 Y harás según la sentencia que te indicaren los del lugar que Jehová escogiere, y cuidarás de hacer según todo lo que te manifestaren.
11 Según la ley que ellos te enseñaren, y según el juicio que te dijeren, harás: no te apartarás ni á diestra ni á siniestra de la sentencia que te mostraren.
12 Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de Jehová tu Dios, ó al juez, el tal varón morirá: y quitarás el mal de Israel.
Deuteronomio 17
Los Levitas tenían que saber la ley, porque les tocaba enseñarla al pueblo. Si hubiera pleito, llegarían con los Levitas, y preguntarían del asunto. Los Levitas tenían que enseñar la ley al pueblo para resolver la disputa. Y si dieren sentencia según la Biblia, era palabra final. Y vemos mas tarde que los Levitas aun sirvieron como predicadores ambulantes, llevando la Biblia en la mano.
8 Y con ellos á los Levitas, Semeías, Nethanías, Zebadías, y Asael, y Semiramoth, y Jonathán, y Adonías, y Tobías, y Tobadonías, Levitas; y con ellos á Elisama y á Joram, sacerdotes.
9 Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley de Jehová, y rodearon por todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.
2 Crónicas 17
Los Levitas desde Moisés hasta Josías fueron reconocidos como los instructores espirituales del pueblo.
3 Y dijo á los Levitas que enseñaban á todo Israel, y que estaban dedicados á Jehová:
2 Crónicas 35
También los Levitas se ocupaban en la adoración a Dios. Por lo menos desde David algunos Levitas se encargaron de las canciones, como otros de las alhajas, y otros de las puertas (1 Cró. 15.16). Mas tarde, en tiempos de Josías, se restauraron según el dechado de David (2 Cró. 29.25). Y al regresar de Babilonia, siguieron el mismo plan (1 Cró. 9.33).
El arreglo de Dios para tomar los Levitas como sus ministros nos enseña algo muy importante, aun en nuestros días, aun en las iglesias de los Gentiles. Por lo menos nos da una vista al alma de Dios, su deseo, su preferencia, su propósito, su opinión. Quisiera hacer algunas observaciones sobre este texto, considerando el tema de los primogénitos y Levitas.
1. Dios quiere ministros
Dios no menosprecia ningún trabajo honesto, desde el vulcanizador hasta el doctor. Pero ningún trabajo de este mundo puede comparar en la opinión de Dios con el trabajo espiritual. ¿Qué otra razón puede haber de que Dios apartara una tribu entera para ser sus ministros? El arreglo que Dios hizo con los Levitas es sorprendente, en mi opinión. Al instante se me hace ilógico, que Dios tomara tantos hombres para el quehacer del tabernáculo. Pero nos parece ilógico solamente porque no vemos del punto de vista de Dios. Es como aquel hombre que Jesucristo llamó, pero aquel pidió que primero se deje ir para enterrar a su padre (Luc. 9.59). Seguramente parecía razonable su petición, pero cuando nos ponemos en la posición de Jesucristo, ¡qué egoísta! Dios en su paciencia espera hasta el "cumplimiento del tiempo" y por fin manda a su hijo. Jesús trabaja como carpintero por 30 años, y por fin cuelga su martillo y cierra el taller. Y luego llama a uno en todos puntos digno de la obra, y deseoso de la obra, pero aquel tiene "cosas importantes" que hacer primero.
El hombre del mundo piensa que la comida, la ropa, la casa, la carrera, el negocio, y otras cosas necesarias son urgentes, pero no piensa que la obra de Dios es urgente. Aun demasiados cristianos suelen pensar así. La "obra" espiritual se les hace importante, pero no urgente. Apartar tiempo para orar, ayunar, para leer profundamente la Biblia, y otros libros, para reunirse con otros obreros en conferencias o talleres, para visitar a las familias, o invertir tiempo con grupos de jóvenes, todo "tiene su lugar," por supuesto, pero nunca van a dar estas cosas la preeminencia como Dios. Pero Dios quiere ministros, hombres que piensan como él.
9 Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y soplo en ello. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre á su propia casa.
Haggeo 1
Uno de los eventos mas interesantes en la vida de Jesús es cuando se extravió de niño, y se quedó solo en una ciudad grande y ajena por tres días. Normalmente los niños perdidos tienen miedo, pero aunque su madre estaba doblada de angustia, Jesús no. ¿No oyes a Jesús, aun de niño? "En los negocios de mi Padre me conviene estar." No pienso por esto que Jesús se consideraba preparado ya para su ministerio, creo que esto tan solo demuestra su deseo desde niño. Jesús sentía la urgencia de los negocios de Dios. Si tu no ves la urgencia de hombres "dedicados" a las cosas de Dios, eres de aquellos que respetarían a Jesús mientras tuviera su cabello cubierto de aserrín, pero al colgar su mandil, ya no. Cristo no solamente dejó su trabajo, escogió otros también que tenían mucho que hacer, hombres ocupados en negocios propios, y quiso que menosprecien sus carreras para seguirle a él. "Venid en pos de mí," dijo, "y os haré pescadores de hombres." Pero las redes, los barcos, la casa, ¿qué pasará con Zebedeo? Alguien tiene que ser práctico. ¿Puedes oír a Jesús ahora? "Los negocios de mi Padre, los negocios de mi Padre..." El Espíritu Santo llamó a Saulo y Bernabé, a Felipe, a Esteban, a Silas, a Timoteo. ¿Porqué? ¿Qué pasará con la esposa de Esteban? ¿Dónde vivirán las hijas de Felipe? Pero Cristo no pensaba así. "Las obras de mi Padre," era su constante enfoque.
Algunos suponen que todos estamos haciendo la obra de Dios, aun en nuestros trabajos particulares. El albañil sirve a Dios colando techos, el chofer sirve a Dios manejando el coche, la sirvienta sirve a Dios lavando trastes y trapeando. Y eso es cierto. Pero debes diferenciar entre el "servicio" a Dios y la "obra" de Dios. Los apóstoles hacían una diferencia.
2 No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, y sirvamos á las mesas.
Hechos 6
No hay nada malo en servir a mesas. Es un trabajo digno de un salario. Y ningún ministro de Dios debe ser demasiado soberbio para servir a otros, lavar los trastes, barrer la calle, etc. Todos los ministros de Dios que yo conozco hacen todo esto a menudo, porque a veces no hay quien mas lo hiciera. ¡Pero no es justo! ¿Porqué no? ¿Porque el ministro de Dios es demasiado elevado, demasiado santo? No. ¿Porque su traje se ensuciará? No. ¿Porque no le gusta trabajar con sus manos, y precisamente por no tener que hacer tales trabajos estudió y se hizo ministro? No, no no. No es justo porque Dios merece hombres dedicados a su obra, y su obra no es servir a mesas. Su obra no es barrer la calle, su obra no es cerrar las puertas, o cuidar el edificio. Cuando Marta demandaba de Jesús que María le ayudara con los quehaceres, ¿cómo le respondió? "Ella escogió la buena parte." ¿No ves cual es la buena, hermano?
4 Y nosotros persistiremos en la oración, y en el ministerio de la palabra.
Hechos 6
2. Dios quiere muchos ministros
El número de los primogénitos es muy interesante. Hay misterios en el capítulo referente a los números. No hablo solamente de que el número de Levitas cuando son sumados no iguala al total escrito (22,300 – 22,000, Núm 3.22,28,34,39). Pero el número de primogénitos es muy, muy bajo (22,273 primogénitos, entre una población que tiene 600,000 hombres adultos, o menos de 1 en 27). La idea que cada mujer tuviera mas de 27 hijos varones en promedio no es muy probable. Es posible que desconocemos los criterios de primogénito, pues es claro que no todos los que nacieron primero son contados como primogénitos en Núm. 3. Pero por no querer distraer del tema inmediato, no explicaré mas acerca de esto. Pero lo que queda claro desde el principio del libro es que Dios suma. Dios sabe contar. Y a Dios le gusta la abundancia. El hecho que la cantidad de primogénitos apartados para Dios es sustancial, demuestra que Dios quiere muchos ministros. De hecho, el libro se llama "Números" no "Miserias."
2 Y les decía: La mies á la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros á su mies.
Lucas 10
Es obvio que Dios quiere obreros, y no quiere pocos. Los Levitas numeraban quizás 1 en 50 en Israel. Pero cuando la Iglesia empezó en Jerusalem, la porción de ministros (apóstoles) era aun mayor que eso. Habían 120 almas totales (posiblemente incluyendo a mujeres), y 12 apóstoles (Hec. 1.15). No sé si esto te sorprende como a mí, pero se me hace que las iglesias no deben jamás tener menos que eso como meta (1 en 10). Pero aun mas, considerando la petición de Jesucristo, obreros para su mies, ¿cuántos serían suficientes? Hay 5 millones en el estado de Guanajuato, 6 millones en Jalisco, 10 millones en el estado de México. ¿Cuántos obreros crees que Dios quisiera? Ningún porcentaje sería demasiado. Dios quiere ministros, y quiere muchos de ellos.
Además este texto demuestra la posesividad de Dios. Es otro de los atributos de Dios, quizás no de la misma importancia como su justicia y misericordia, pero a la vez nos hace entender su carácter, que Dios es posesivo, y celoso de sus posesiones. Cuando empieza a organizar la sociedad de Israel Dios requiere los primogénitos como suyos, santificados para él. Dios quiere lo suyo. No codicia lo de otros, pero quiere lo suyo, aunque no debe ser necesario recordarnos que todo es de él, y para él. Sin embargo Dios da, y al dar no se arrepiente. Dios nos da vida, posesiones, y facultad, y no interfiere con lo "nuestro." Dios reconoce nuestras posesiones, y no las envidia. Pero Dios también es posesivo, y considera ciertas cosas suyas, exclusivamente para él. Mira la atención al detalle que Dios pone sobre sus primogénitos. Cuando los Levitas carecían de unos 273 para hacer un cambio igual, Dios exigió pago por la diferencia.
Fíjate que Dios tampoco preguntó a los Levitas si estaban dispuestos a tomar el lugar de primogénitos. Es parte del carácter de Dios hacer decisiones para otras personas. Esto se llama la elección, y Dios no solo lo hace a menudo, lo hace bien. Dios no pidió la opinión de los Levitas. Dios les llamó, les apartó, y les exigió. El ministerio no es una opción, es llamamiento. En la iglesia no tenemos la simplicidad de aquellos tiempos, en que primogénitos fueron sustituidos por Levitas. Así no sabemos inmediatamente quienes son los llamados de Dios. Pero no lo dudas, hay "primogénitos" en la iglesia también. Y Dios demanda todos ellos. Debes averiguar si eres llamado o no. Cualquier intento sincero de reconocerlo te lo aclarará.
Sin embargo, no cualquier puede ser ministro, sino el que es llamado, y no cualquier es llamado. Y nadie tiene la opción de serlo si no es llamado, mucho menos comprando la posición, ni por votos de pobreza, ni aun por estudios en seminario.
9 ¿No echasteis vosotros á los sacerdotes de Jehová, á los hijos de Aarón, y á los Levitas, y os habéis hecho sacerdotes á la manera de los pueblos de otras tierras, para que cualquiera venga á consagrarse con un becerro y siete carneros, y así sea sacerdote de los que no son dioses?
2 Crónicas 13
Pero si eres llamado, Dios no te está pidiendo ayuda. El está demandándote como primogénito, y él es celoso de los suyos.
3. Dios quiere ministros dedicados
No sé si has observado algún crucero en tiempo de mucho tráfico que se topa porque nadie quiere dar oportunidad a otro. Si todos diéramos el paso a un vehículo no habría problema, pero no falta alguien que quiere pasarse por listo y no da el paso al que le tocó, y entonces el siguiente regresa el favor, hasta que toda la intersección es tan topada que nadie avanza. Somos tan naturalmente oportunistas, resistimos dar oportunidades a otros. Es muy humano querer pagar poco y recibir mucho a cambio. Por eso el que vende empieza alto, y el que compra empieza bajo. Y el que vende habla como si no lo quisiera vender, y el que compra habla como si no lo quisiera comprar.
14 El que compra dice: Malo es, malo es: Mas en apartándose, se alaba.
Proverbios 20
Sucede así porque suponemos que todos son igualmente deshonestos como nosotros. Por eso naturalmente suponemos que el ministro será como nosotros, naturalmente quiere recibir, pero quiere dar poco a cambio. La única defensa que tenemos en contra de oportunistas, como nosotros, es darles poca oportunidad de aprovecharse de nosotros. Y por eso existe una resistencia automática, por parte de buenos hermanos, al concepto de ministros de tiempo completo. Ministros de tiempo completo reciben la oportunidad de abusar de los demás. El resultado es que ningún pastor en nuestras iglesias hasta la fecha recibe suficientes ofrendas para poder vivir como pastor solamente. Todos tienen que trabajar en otro oficio para pagar la renta y los útiles escolares de sus hijos. No hay nada malo con esto, repito, no hay nada malo con esto, si pretendes que Dios no tiene ninguna opinión. Pero si hay algo aclarado por nuestro texto, es que Dios quiere hombres dedicados.
Algunos de los nuestros dirán que la obra de Dios se puede hacer en los ratos libres. Al cabo, ¿qué requiere? Un poco aquí, otro poco allá. Dos reuniones por semana, una vez o dos por semana predicar en público, poco a poco la iglesia crece. Es buen sistema, dirán, y tienen razón, seguramente, si Dios nunca hubiera opinado. ¿No ves que Dios quiere hombres ocupados en su obra? Puedo oír los pensamientos de algún buen hermano, muy trabajador, sabe proveer por su familia, y entiende la dignidad del trabajo físico, menosprecia la juventud floja, indisciplinada, rebelde. Este piensa que es una vergüenza recibir ofrendas por trabajo espiritual. Bueno, quizás no tiene objeción que los ministros reciben ofrendas, siempre y cuando sean pocas. No les parece justo ni honrado que alguno reciba ofrendas sustanciales por no mas estudiar la Biblia y luego enseñarla. Y debemos respetar su opinión, hermanos, si no nos importa la opinión de Dios.
¿Te has fijado, hermano, que Dios apartó a la tribu de Levi, que formaba una porción en 50 de Israel, pero exigía un diezmo de todo el producto para proveer por ellos? Dios no solamente quiere obreros, los quiere de tiempo completo.
24 Porque á los Levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán á Jehová en ofrenda: por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad.
Números 18
Ahora, para protegernos del abuso natural en nosotros, es importante que ningún ministro inicie de tiempo completo. No debe ser una opción de carrera, en realidad, como que pudieras eligir el ministerio en vez de otro trabajo que te guste menos. Es imperativo que el ministro empiece cumpliendo su ministerio sin recompensa. Es importante que lo haga como sacrificio, lo cual demuestra su sinceridad. Y además, por ser nosotros tan susceptibles a motivaciones falsas y muchas veces malas, hay peligro en ministerios muy bien remunerados. Esta corrupción prevalece en la iglesia romana, pues los mismos Católicos critican a sus sacerdotes por ser ricos y avaros, y todos reconocemos que es un error serio cobrar por sacramentos, haciendo negocio de cosas espirituales. También esta corrupción abunda en ministerios evangélicos de los medios masivos, radio y televisión.
Pero en realidad Dios anticipó este peligro. Casi todos los ministros que reciben ofrendas voluntarias, no reciben suficientes ofrendas. Ministros que siguen el dechado bíblico son a menudo pobres. Aunque Dios proveyó un diezmo de la nación para suplir las necesidades de una porción en 50, sabía Dios que el pueblo suele ser mezquinos, incrédulos, avaros o sencillamente inconstantes. Levi no recibió herencia en Israel, pero por tener derecho al diezmo, debía ser la tribu mas rica. Sin embargo, así no funcionó. Dios mismo sabía que por su llamamiento los Levitas iban a ser los mas pobres.
29 Y vendrá el Levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, y el huérfano, y la viuda, que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra de tus manos que hicieres
Deuteronomy 14
Aunque Dios supo, y probablemente así lo propuso, que el ministro sea generalmente mas pobre que la población en general, es innegable que la voluntad de Dios es que sus ministros vivan de ofrendas.
19 Ten cuidado de no desamparar al Levita en todos tus días sobre tu tierra.
Deuteronomio 12
6 Y el que es enseñado en la palabra, comunique en todos los bienes al que lo instruye.
Gálatas 6
14 Así también ordenó el Señor á los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.
1Corinthians 9
El que ministra la palabra no es un mendigo, o por lo menos no debe ser mendigo. Pero por lo general los que reciben enseñanza de los ministros resisten ofrendar. Aun cuando ofrendan lo hacen con mano pesada. Dan, pero tristemente (2 Cor. 9.7).
En muchos casos esto es por "mezquindad" o avaricia. Son de aquellos que no quieren pagar precio completo nunca. Son de aquellos que compran piratería porque es mas barata. Son de aquellos que defraudan al gobierno sus impuestos, que dan mordidas para "favores," que saben manipular los asuntos para defraudar a sus empleados, o clientes. Piensan que los que pagan precio completo son los mentecatos, no muy "vivos." Pero en realidad reciben lo que pagan. Si el patrón no paga al empleado, ¿cuánto tiempo podrá contar con ese empleado? Si los instruidos no ofrendan al instructor, ¿cuánto tiempo podrán contar con el maestro? El que quiere barato compra chatarra.
En otros casos hermanos dan tristemente porque no piensan que reciben mucho de sus ministros. No siempre es porque el ministro es poco dotado. A veces no saben apreciar los "bienes espirituales." Algunos se justifican en ofrendar poco porque suponen que el ministro no debe ser avaro, y se proponen asegurar que no caiga en semejante tentación. Estos son de aquellos que quieren ofrendar, pero solamente cuando hay "verdadera necesidad." Si un ministro trae buena ropa, o carro, no sienten el deber de ofrendarle. Si el ministro tiene la apariencia de necesidad, ofrendan para "ayudar," y piensan que lo que ofrendan se debe a su propia generosidad. Pero en realidad "generosidad" no les ha amanecido. En conferencias he tenido la experiencia de miembros que se me acercan para felicitarme el mensaje, y luego me dicen que si algún día llego a tener necesidad, que les llame, y me ayudarán. Tristes cristianos estos. Se creen generosos por ofrecer al mendigo (disculpa, ministro), pero solamente cuando se encuentra en apuros profundos, y solamente si se humilla suficiente para llamar y pedirle. Les digo "gracias" pero debo responderles que nunca les llamaré, no voy a tener semejante "necesidad," porque Dios ha provisto hermanos que me ofrendan alegremente, sin que yo les pida nada. No miento cuando te digo que no tienen nada que yo quiero.
Ahora, si tu no crees que un cierto ministro merezca ofrendas, no le ofrendes. (Aunque no por eso debes quedártela.) Pero si tu has recibido enseñanza espiritual de un ministro, debes ofrendarle, independiente de su necesidad. No debes sentir lástima por un predicador, aunque fuera pobre, y nunca debes ofrendarle por compasión. Haz eso con pordioseros, pero con ministros, no les menosprecies así. Son dignos de ofrendas, no viven de lástima, y no tienen necesidad de nada. Tienen quien les cuida, y se contentan con lo que tienen.
12 Sé estar humillado, y sé tener abundancia: en todo y por todo estoy enseñado, así para hartura como para hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
Filipenses 4
No solamente hermanos tienen estos pensamientos torcidos acerca de las ofrendas. Algunos predicadores sienten pena por recibir ofrendas. ¿Será porque no han hecho nada para merecerlas? Además, yo he oído predicadores, que sostienen a sí mismos con un trabajo secular, opinar que su trabajo es una ventaja, una ayuda a su ministerio, porque sus oyentes les respetan mas. Imagino que estos oyentes suponen que el predicador es mas sincero porque no lo está haciendo por dinero. Y esa opinión es muy válida, si es que no te importa un comino lo que piensa Dios.
No hay nada malo con trabajar. El trabajo es bueno, e imperativo. Y cuando hay necesidad y el ministro llamado por Dios tiene que trabajar para calzar a sus hijos, o pagar la renta, no pierde mi respeto nada. Si es por avaricia, solamente para vivir en lujos, es otra cosa (parte de la obra de Dios es evitar la avaricia). Pero el problema con esta actitud de muchos cristianos, y demasiados predicadores, es que en su opinión el trabajo espiritual es menos digno que el trabajo carnal. Piensan que colocar tabiques es honroso, mientras leer la Biblia y comentarios, y estudiar temas espirituales, orar y ayunar, preparar sermones, visitar descarriados, y cosas semejantes, es menos digno de un salario. ¿Porqué pensarían eso? Quizás piensan que tales trabajos son "fáciles." Pero las ocupaciones espirituales son las mas difíciles que yo conozco. Ninguna ocupación me afecta mas, ni me cansa mas, ni me intimida mas, que la obra espiritual, el predicar en público o pastorear almas. Cuando yo me canso del trabajo espiritual, yo trabajo físicamente para descansar. Usar segueta, soldar o fundir me es respiro, mientras leer, meditar, orar, preparar sermones, escribir y otras responsabilidades me pesan. Para mi construir una casa es fácil en comparación.
No sé porqué estos hermanos menosprecian el trabajo espiritual. Y los predicadores que opinan esto deben considerar si han siquiera comenzado a trabajar en su ministerio todavía. Quizás creen ser respetados mas por no necesitar ofrendas, porque nunca han sufrido la carga espiritual de la obra espiritual. Si es así, su trabajo mundano no es una ventaja, es una muleta. Y está bien, si no tienen mucho don, y prefieren predicar como pasatiempo. Pero entonces deben respetar aun más a los que "trabajan en predicar y enseñar," en vez de menospreciarlos. Si quieres justificar tu ministerio amateuro por inventar alguna "ventaja" en el trabajo carnal, te encuentras en oposición a Jesús.
4 Conviéneme obrar las obras del que me envió, entre tanto que el día dura: la noche viene, cuando nadie puede obrar.
Juan 9
Para Cristo la carpintería no era ventaja. No había tiempo para hacer mesas y sillas. El trabajo importante era mucho, pesado y urgente.
A menudo en la calle alguien me pregunta "¿cómo vives?" Quieren saber si yo recibo dinero por predicar, intentando avergonzarme, como si el recibir ofrendas es una vergüenza. Les digo que recibo ofrendas, aunque no de mis oyentes, y luego les observo para ver su reacción. Generalmente no tienen más que decir, porque no me avergüenzo del hecho. ¿Debía Cristo avergonzarse por vivir de las haciendas de mujeres (Luc. 8.3)? Los únicos que deben avergonzarse de recibir ofrendas son los que no trabajan en predicar y enseñar. Si son flojos, inconstantes, infieles, desinteresados, descuidados, indisciplinados, ignorantes, temerosos o hipócritas, pues, entonces que se avergüencen. Pero todos los ministros de Dios, que hacen la obra de Dios, son dignos de su "jornal," y probablemente son dignos de mucho más de lo que reciben.
7 Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os dieren; porque el obrero digno es de su salario. No os paséis de casa en casa.
Lucas 10
Ahora la situación es tal que no muchos son ministros de tiempo completo. Pero esto es porque el pueblo de Dios no quiere oír la opinión de Dios. Y los que han causado esta situación son los pobres – no la causaron por ser pobres, son pobres por haberla causado. Sus "ministros" también son pobres. No solo son pobres económicamente, son pobres espiritualmente. No sé porqué se quejan cuando sus ministros son burros, imprecisos, desatinados o mundanos. ¿Qué esperaban, forzándolos vender pan o churros de casa en casa para sobrevivir, y obligándolos estudiar la Biblia cansados, y solo en sus ratos libres? Luego se quejan porque el pastor no les visita. Tal pueblo merece lo que recibe.
4. Dios exige mucho de sus ministros
Dios demanda ministros, muchos ministros, y Dios provee por ellos, pero nada queda mas claro de que Dios también exige de ellos.
48 porque á cualquiera que fué dado mucho, mucho será vuelto á demandar de él; y al que encomendaron mucho, más le será pedido.
Lucas 12
Dios exige de nosotros desde el momento que reconocemos nuestro llamamiento. Esto también es cierto acerca del "ministerio" de cada miembro, por supuesto, pues "a cada uno le es dada manifestación del Espíritu para provecho" (1 Cor. 12.7). Algunos "reparten," otros "hacen misericordia" (Rom. 12.8), otros cantan (1 Cró. 9.33), y "cada uno" comparte (1 Cor. 14.26). Estos "ministerios" son útiles y recibirá cada uno su galardón. Pero los llamados ministros de Dios tienen responsabilidades indispensables a la iglesia. La iglesia no sobrevive, ni siquiera puede existir, sin ellos.
Los ministros que reciben ofrendas, aunque pocas, y especialmente los de tiempo completo, deben tomar estas responsabilidades aun mucho más en serio. Demasiados ministros no cumplen sus deberes, aun los que reciben ofrendas. Si el pueblo de Dios "desampara el Levita" no solo serán castigados, sufrirán "flaqueza en sus almas" (Sal. 106.15). Pero ¿qué será del ministro que recibe ofrendas, y no cumple su ministerio? ¿Has considerado tu lo que Dios exige de ti como ministro, y especialmente el ministro con el grande privilegio de "vivir del evangelio?"
El ministro debe estar ocupado. Pero no ocupado en cualquier asunto. Muchos pastores y misioneros se ocupan precisamente en cosas que Dios mandó a sus ministros evitar, como administraciones materiales (Hec. 6.1), y "negocios de la vida" (2 Tim. 2.4). El ministro debe ocuparse en las cosas de Dios. El que hace poco, sea por flojera o bien por ocuparse demasiado en cosas de esta vida, trae deshonra al ministerio, y al nombre de su Señor. ¿Qué debes hacer?
Evangelizar
16 Pues bien que anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
1 Corintios 9
Los ministros son evangelistas por definición. Evangelista es el que predica a los perdidos para que sean salvos. Para mi es difícil imaginar cómo algunos ministros se defienden por no ser evangelistas. Los del recobro que piensan que su "ministerio" es rescatar a cristianos de las otras denominaciones son "osados," gloriándose "fuera de su medida en trabajos ajenos" (2 Cor. 10.14-16). Son "como la perdiz que cubre lo que no puso" (Jer. 17.11), y sin duda "muriendo no llevará nada" (Sal. 49.17).
13 ¡Ay del que edifica su casa y no en justicia, y sus salas y no en juicio, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo!
Jeremías 22
Estos "recobradores" no tienen vergüenza ahora, pero puedo imaginar el día que todos entregamos a Cristo lo que hemos ganado, siempre menos de lo que quisiéramos darle, y ellos tendrán que entregarle a su Señor nada más que el mismo talento que les fue encargado, "recobrado" de la tierra. Ministros que no son evangelistas son pobres ministros, y temo que serán pobres eternamente.
Ministros de tiempo completo deben predicar en público, regularmente, y mucho, lo máximo posible. Mi objeto es predicar dos veces por día, aunque he intentado tres, pero al hacerlo perdí la voz. No digo que tu debes predicar solamente dos veces. Si puedes predicar tres, debes hacerlo, y luego mostrarme cómo se hace. No debemos fallar el horario que ponemos, tampoco. Es demasiado fácil sentirnos libres para saltar una noche por no sentirnos muy bien, o por estar roncos, pero eso no debe suceder (perdóname Señor). Ningún empleado tiene semejante licencia. Y no solamente debemos predicar, debemos predicar eficazmente. Quiero decir, si tu no estás ganando almas, estás fracasando. Puedes encoger los hombros y suponer que eso es la "voluntad de Dios," pero te estás "tragando el camello." Debes cambiar algo. Los que tienen los recursos para predicar en la radio, deben hacerlo. Pero no para sentirse importante, y menos para disipar tu don al aire, sino para recoger gavillas. Si tu no sabes cómo, aprende. Y luego enseñame a mí. Los que no tenemos tales recursos, debemos predicar eficazmente con los dones y las oportunidades que tenemos. Mejora tu predicación, tu técnica, échale mas ganas, mas energía, sé mas sincero, mas entregado, ora mas, ayuna mas, haz algo, ministro, para cumplir tu ministerio, instando a tiempo y fuera de tiempo, porque algunos no conocen a Dios, para nuestra vergüenza hablo.
Enseñar
2 Y lo que has oído de mí entre muchos testigos, esto encarga á los hombres fieles que serán idóneos para enseñar también á otros.
2 Timoteo 2
El evangelista no tiene la libertad de predicar el evangelio y desaparecer. Es mandado bautizarles, y enseñarles "todo" lo que Cristo mandó (Mat. 28.19,20). Pablo no solamente les predicó el evangelio, sino les anunció todo el consejo de Dios, y nos asegura que si hubiera rehusado hacerlo, habría sido culpable de sangre (Hec. 20.26,27). El enseñar la iglesia en el ministerio de Pablo a veces tomaba años, y aunque había mucha necesidad en otras ciudades, Pablo invertía los años necesarios, y encargaba a otros hombres importantes para continuar cuando él se iba. Evangelistas no son fornicarios espirituales, engendrando hijos sin criarlos. El dechado de todo el Nuevo Testamento es de ministros responsables de ambas cosas. Tenemos que evangelizar, y tenemos que enseñar a los que creen.
Pastorear
3 Coméis la leche, y os vestís de la lana: la gruesa degolláis, no apacentáis las ovejas.
4 No corroborasteis las flacas, ni curasteis la enferma: no ligasteis la perniquebrada, ni tornasteis la amontada, ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia;
5 Y están derramadas por falta de pastor; y fueron para ser comidas de toda bestia del campo, y fueron esparcidas.
6 Y anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto: y en toda la haz de la tierra fueron derramadas mis ovejas, y no hubo quien buscase, ni quien requiriese.
Ezequiel 34
Todo ministro exitoso es también pastor, quererlo o no. No digo que todos tenemos el mismo don. Pero tenemos la responsabilidad. Y cuánto más los de tiempo completo. Debemos temblar por aquellos que viven de la "lana," pero no cuidan la "grey." Ser pastor es difícil. Es el trabajo mas difícil del ministro de Dios. No conozco pastor de años que no confiesa haber deseado dejar la obra. "La solicitud de las iglesias" es lo que "agolpaba cada día" a Pablo (2 Cor. 11.28). Hombres que trabajan físicamente se hacen duros y fuertes, pero los que sirven como pastores son los mas duros, los mas fuertes humanos sobre la tierra. A veces hay victorias, pero nunca faltan derrotas. Lloran por las malas decisiones, porque no pueden pastorear sin amar. Yo sé que es mas fácil predicar el evangelio en el centro de León que ser pastor. Aconsejar, escuchar, consolar, arbitrar, juzgar, visitar, animar, repetir, insistir, amar, corregir, correr, argüir, pelear y regañar son las responsabilidades más difíciles del ministerio.
Por ejemplo, regañar es absolutamente necesario hacer (Isa. 58.1), y eso a menudo, pero es tan difícil que muchos pastores no lo hacen bien. Algunos pastores son de carácter tan manso que evitan el regaño a toda costa. Y por eso la iglesia sufre con miembros, quizás no rebeldes, sino ignorantes de sus propias fallas. Eso es una injusticia no solamente a la congregación, sino también a los miembros delincuentes. Otros pastores no saben hacer nada mas que regañar en sermones. Todos sus mensajes son regaños. No se dan cuenta que el regaño en la predicación muchas veces es síntoma de hipocresía y soberbia, un deseo de aparentar ser lo que uno no es. Pero muy pocos pastores sabemos regañar efectivamente. Si tu regañas a un hermano de tal manera que se ofende sobremanera, se desanima, se deja la iglesia, ¿qué bien has hecho? Si le regañas tan vagamente que nadie está seguro qué estabas insinuando, ¿qué aprovechará? Si regañas solamente, sin proveer respuestas, ayudas para que se corrige efectivamente, tu fracasarás junto con él. Es urgente al pastor saber regañar efectivamente. Pero ¿quién lo sabe hacer bien entre nosotros? ¿Cuáles pastores entre nosotros no tenemos hermanos antes amigos y ahora enemigos, por nada mas que el regaño necesario?
Los miembros que envidian al pastor, o celan su vanagloria, o los otros que le ofrendan de mala gana o mezquindad, no saben lo que hacen. Esta obra de Dios es pesada. Pero aun así, al pastor Dios exige un trabajo diligente y concienzudo. Debemos cumplir el deber "como aquellos que han de dar cuenta," porque hemos de dar cuenta (Heb. 13.17).
Leer
13 Entre tanto que voy, ocúpate en leer, en exhortar, en enseñar.
1 Timoteo 4
Creo que entre nosotros algo que falta mucho, pero que es mencionado poco, es el leer. Los ministros de Dios no son llamados para trabajar con sus manos, sino de trabajar con sus mentes. Es cierto que "la mente ociosa es taller del Diablo" y demasiados ministros tienen mentes ociosas, o infantes. No ejercitan sus intelectos. No les gusta leer, y les dificulta leer. No es sorpresa, entonces, que muchas veces sus mensajes son aburridos, y los miembros de sus iglesias son susceptibles a cada charlatán que pasa con alguna idea "nueva."
9 Retenedor de la fiel palabra que es conforme á la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer á los que contradijeren.
10 Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades, y engañadores de las almas, mayormente los que son de la circuncisión,
11 A los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras; enseñando lo que no conviene, por torpe ganancia
Tito 1
Los ministros deben ser preparados. Deben leer. No para ser "intelectuales," por supuesto. Demasiados estudiados, que han leído mucho sin duda, ahora son tan palabreros que nos parece que más les interesa demostrarse mucho que mostrarnos algo. Debemos leer, pero no para presumir. Conozco un hermano que cuando predica en la congregación, no busca sus referencias sino las cita memorizadas, y me parece que eso es más para que admiremos a él, que para ahorrarnos el tiempo de búsqueda.
Debemos leer para ejercitar nuestra mente. No solamente hablo de la Biblia. La Biblia es principal, sin duda, y el ministro debe leerla muchas veces, casi saberla de memoria. Ninguno de nosotros leemos la Biblia demasiado. Pero no debe restringirse a la Biblia. Hay muchísimos libros de mucho valor al cristiano, y la mayoría de los mas importantes, ya son disponibles en español, desde los escritos de los reformadores (Wycliff, Hus, Lutero, Calvino, Valera, etc.) hasta los puritanos (Bunyan, Edwards, Gill, Owen, etc.), desde los historiadores (Josephus, Foxe, Hislop, Clarke, Schaff, etc.) hasta los evangelistas (Whitefield, Wesley, Finney, Spurgeon, Moody, etc.), desde los fundamentalistas (Darby, Scofield, Boettner, Larkin, Morris, etc.) hasta los misioneros (Carey, Judson, Studd, Livingstone, Taylor, Elliot, etc.).
Además, hay mucha literatura valiosa que no es de carácter espiritual. Me sorprendo profundamente de tantos que no saben su propia historia. Si fuéramos esquimales, quizás no sería muy interesante nuestra historia ("hijo, antiguamente usábamos ungüento de ballena para cubrir los labios en tiempos de viento, pero ahora usamos vaselina"). Pero la de México es puntiaguda. Tantas cosas me han interesado sobre ella, como el papel que tuvo la revolución francesa en la independencia de México, el papel de la esclavitud en la revolución tejana, el papel de los masones en la reforma mexicana. ¿Supiste porqué Hernán Cortés peleaba sin temor, o qué cosa motivaba a Malinche? Si el ministro del evangelio es burro, ¿cómo serán sus mensajes?
21 Tú pues, que enseñas á otro, ¿no te enseñas á ti mismo?
Romanos 2
Libros son caros, por supuesto, y pocos tenemos suficiente para comprar una biblioteca envidiable. Pero no tienes que poseerlos. Existen bibliotecas públicas en muchas ciudades e universidades. Y te advierto que hay muchísimos libros históricos disponibles para descarga de la internet, e información abundante sobre cualquier tema. Y los libros que no puedes pedir prestados, puedes apartar algo de tus ofrendas para comprar, regularmente, exactamente como el trabajador invierte en herramientas. ¿Qué pensaríamos de un carpintero que no tiene ni serrucho ni martillo, y no tiene para comprar clavos hasta que tu le pagas algo adelantado? Entonces ¿qué debemos pensar de un ministro espiritual que no tiene una biblioteca personal de muchos libros, y libros profundos, espirituales, informativos y edificantes? Debes conseguir y usar Biblias, concordancias, diccionarios, comentarios, historias, biografías, devociones, enciclopedias, himnarios, etc. Pero demasiados ministros entre nosotros tienen televisiones grandes y a color, y aun video-juegos, y escasamente un librero con uno de sus estantes lleno de libros. Está mal, pero recuerda que coleccionarlos no es suficiente. Tienes que leerlos. Nunca debes creer todo lo que lees, por supuesto, pero ¿cómo puedes enseñar a otros si no empiezas contigo mismo?
Cuando Jesucristo juzga a sus siervos, regaña severamente a los que fielmente guardaron, que no perdieron nada, que volvieron todo intacto (Luc. 19.22). ¿Es "recio" eso? No creo, pero sin duda es exigente. Si el ministro llamado que nunca recibe ofrendas es obligado por Dios, ¿cuánto más el ministro que recibe ofrendas? No te desanimes, sin embargo. Cumple tu ministerio, porque no solamente sabe regañar, nuestro Señor también sabe alabar.