La Epístola

Isidro Fabela # 999

Col. Tres Caminos

CP 50010 Toluca, Edo. Mex.

#124 Diciembre, 2004

Impreso en México

 

 

Aguascalientes: Reunión de varones, el 14 y 15 de enero. Empieza el 7 de la noche el viernes en Av. Mariano Escobedo #469, Fracc. Casa Blanca, tel. 449-977-06-66. Los predicadores invitados son: Marco Chaires (Pachuca), José Hernández (León), Chuy Cervantes (Irapuato), y Hugo Moreno (Querétaro).

Morelia: Campaña de evangelización, viernes a domingo, diciembre 10 al 12. Todos los predicadores están invitados a venir y predicar en las vías públicas. Si quieren llegar desde el jueves (9 de dic.) son bienvenidos, hay reunión a las 7 pm en la Calzada de San Diego. Predicaremos mañana y tarde viernes y sábado en las plazas principales, y el domingo tenemos dos reuniones planeadas, a las 10 am y a las 7 pm. Nos predicarán Alberto Sotelo, Juan Tovar, Noé Castillo y Marco Chaires (por confirmar).

Guadalajara: Conferencia de Evangelismo y Ministerio, miércoles a domingo, diciembre 15 -19, con Juan Castillo.

Aguascalientes, San Marcos: Conferencia del viernes a domingo, 17 al 19 de diciembre, con Flavio Santoyo y Marco Chaires.

Querétaro: Conferencia de Evangelismo Foráneo, de domingo a domingo, diciembre 19 - 26, con Manuel Ojeda, Isaac Girón, Ramiro Garcia, Alberto Sotelo.

Aguascalientes, Mitla: Una mini-campaña de evangelismo, el 23 al 25 de diciembre, jueves a sábado. Todos los predicadores invitados

Irapuato: Conferencia de evangelismo foráneo ha sido cambiada, 11 - 13 de febrero, viernes a domingo. Sábado habrán dos reuniones, 10 am y 7 pm. Predicadores invitados: Juan Castillo y Memo Kincaid.

San Luís Potosí, Jesús García: Conferencia de Evangelismo Extranjero, lunes a domingo, 21 - 27 de febrero, con Marco Chaires.

Polonia: José West tiene nueva dirección y teléfono: ul. Tarnowiecka 9 m.6, 04-174 Varsovia, (48) 22-879-9058; jnwest@webmedia.pl

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Se Solicitan Obreros

Alberto Sotelo

35 Y rodeaba Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en el pueblo.

36 Y viendo las gentes, tuvo compasión de ellas; porque estaban derramadas y esparcidas como ovejas que no tiene pastor.

37 Entonces dice a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.

38 Rogad, pues al señor de la mies, que envíe obreros á su mies.

Mateo 9

No cabe ninguna duda de que el Señor Jesucristo era en todo sentido un gran obrero. El no vino a pasarse unas vacaciones aquí en la tierra, pues lo vemos de aquí para allá, rodeando todas las ciudades, enseñando en las sinagogas y a sus discípulos, predicando el evangelio en las montañas, en los valles, a la orilla del mar, en las calles, en las plazas principales, etc.

Además las multitudes le rodeaban con muchos pedidos y diversas necesidades, que todo el día no bastaba para atender a esa gente, e incluso ni aun en casa podía él descansar, porque la gente le abordaba con multitud de enfermos y endemoniados, y teniendo Jesús compasión de ellos los sanaba, los pastoreaba, servia, cuidaba, etc. Parecía un obrero incansable. Pero no olvidemos que él tenia un cuerpo como él de nosotros, (excepto sin pecado) sintiendo hambre y sed, y algunas veces dormido de cansancio. Pero aunque él hacia grande labor y mucho esfuerzo no bastaba para cubrir todas las necesidades de este mundo, pues él mismo lo reconoció al decir que "mucha es la mies y los obreros pocos." Y a pesar de que han pasado mas de 2000 años seguimos con la misma carencia de obreros, pues vemos iglesias con un solo pastor (que no debe ser así, porque el dechado de la Biblia es que haya mas de uno por iglesia), y otras sin pastor. Hay también muchas necesidades dentro de la iglesia y fuera de la iglesia, es decir las ciudades se han multiplicado y hay mucha gente, que no conocen al Señor, que viven sin esperanza, con temor, confundidas, engañadas, esparcidas y sin dirección. Yo veo las iglesias y reconozco que Dios las ha bendecido con muchas almas, y buena doctrina, buenos maestros, buenos hermanos, algunos ya muy viejos en el evangelio, y Dios ha levantado algunos al ministerio de la palabra, y muchas buenas conferencias, y aun así lamentablemente hay pocos obreros. Pero lo peor todavía es que de los pocos obreros que hay, pocos son útiles, y se van restando por varias razones.

I. Hay pocos obreros, y de los pocos que hay, pocos son dispuestos a trabajar

19 Mas espero en el Señor Jesús enviaros presto á Timoteo, para que yo también está de buen ánimo, entendido vuestro estado.

20 Porque á ninguno tengo tan unánime, y que con sincera afición esté solícito por vosotros.

21 Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús

22 Pero la experiencia de él habéis conocido, que como hijo á padre ha servido conmigo en el evangelio.

Filipenses 2

Es triste escuchar al apóstol Pablo estas palabras, que no haya nada de disposición para servir a los demás, que viendo la circunstancias de Pablo, y la necesidad de la iglesia, permanezcan sentados sin hacer nada. Hoy en día vemos esa misma actitud en muchos obreros. Este viaje de Timoteo a Filipos significaba desatender sus propias necesidades y un gran sacrificio para llegar allá. Y muchos de nosotros no estamos dispuestos a sacrificar, o a desatender nuestras necesidades para servir a los demás, porque he visto que algunos no vienen a la iglesia porque se quedaron dormidos, o vienen pero no traen nada para edificar a los hermanos, o si llegan, llegan tarde. O no van a predicar, porque la colonia es muy lejos, o solo lo harán si les sobra tiempo, o no afecte sus intereses. Todo esto habla de la poca disposición que tenemos para servir al Señor.

Hay muchos que tienen títulos de reverendo, pastor, presbítero, etc., y creen que eso los hace exentos de trabajar. Pero al contrario eso los obliga a ser el ejemplo para todos los demás. Sin embargo la mayoría de ellos no predican en las calles, prefieren ir a las iglesias, como salteadores, y robar las ovejas de otros, porque prefieren evitar la fatiga, de dar estudios, hacer constantes visitas, confrontar a las personas en las calles, y no quieren invertir tiempo, dinero y esfuerzo. Son como dijo Cristo, que atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; mas ni aun con su dedo las quieren mover. Aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas (tronos) en las sinagogas.

Que contraste es nuestro Señor Jesucristo que no escatimó nada, que dejó todo, su trono, su gloria, su envestidura real para venir a la tierra y ponerse el overol de trabajo, para servir y dar su vida, en rescate de muchos. Los ministros que Dios por su misericordia nos ha llamado, no estamos para servirnos de la iglesia, sino para servir a la iglesia. Yo recuerdo que cuando llegué a Celaya había decidido que los sábados iba a tomarlo como día libre para mi, en el cual no iba a atender estudios, ni otras cosas. Pero después reconocí que no fui a Celaya para elaborar y desarrollar el plan de mi vida, sino para estar siempre disponible, y servir al Señor. Sin embargo, vivimos en un ambiente de grande prosperidad y muchas comodidades, que nos hemos contagiado de la pereza, donde queremos las cosas fáciles y sin sacrificios. Pero si queremos verdadero fruto debemos estar dispuestos a sacrificar. Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; Mas volverá á venir con regocijo, trayendo sus gavillas (Sal. 126:6).

Mira el testimonio de un verdadero siervo de Dios: Heme hecho siervo de todos, heme echo a los Judíos, a los que están sujetos a la ley, a los que son sin ley, a los flacos, a todos me hecho todo, para que de todo punto salve algunos, para hacerme participante del evangelio, para cumplir el ministerio que recibí del Señor, por eso me abstengo, por eso corro, por eso peleo, por eso hiero mi cuerpo y lo pongo en servidumbre; no sea que, habiendo predicado a otros, yo mismo venga a ser reprobado. Si él tenía ese temor de no cumplir bien su trabajo, ¿que será de nosotros que no estamos cumpliendo con el encargo que recibimos del Señor? Si aquellos siervos que dijeron, después de que habían hecho lo que debían, "siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos," ¿qué diremos nosotros si ni siquiera hemos hecho lo que debemos hacer?

II. Hay pocos obreros, y de los pocos que hay, pocos son sinceros

15 Y algunos, á la verdad, predican á Cristo por envidia y porfía; mas algunos también por buena voluntad.

16 Los unos anuncian á Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones;

Filipenses 1

La pregunta es ¿tú porqué predicas hermano? Yo he visto que algunos predican para promoverse a sí mismos, para tener mejor posición entre los demás, siempre están hablando de ellos, de lo que han hecho, de lo que no han hecho, de lo que van hacer. Son Diótrefes que aman el primado, no a la iglesia, hacen las cosas solo por vanagloria o por contención, para adquirir respeto o buena reputación, o porque envidian la honra que le dan a otros. ¿Acaso ya hemos olvidado lo que éramos antes? NADA. Y si hoy tienes dones, y has ganado almas y eres ministro en la iglesia, y predicas bien, no es por tu sabiduría, ni por tu suficiencia, es porque Dios ha tenido misericordia de ti, porque él ha sido bueno para contigo, él te ha dado todo lo que tienes, incluso el aire que respiras. ¿Porque quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿de qué te glorías como si no hubieras recibido? (1Cor. 4:7). De modo que no tenemos nada de que jactarnos. Debemos aprender de Cristo, el Rey de reyes, que siendo Dios se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, y hallado en la condición como hombre se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Y lo que él hacia, lo hacia con motivos nobles, para glorificar a Dios, y para que la gente fuera salva. ¿Tu porqué haces las cosas? ¿Para ser visto de los hombres? ¿Para que todos sepan, que fuiste tú, quien lo hizo? ¿Para recibir alabanza u honra? Si es así ya tienes tu recompensa. Si había un hombre que tenía razón para gloriarse, era Pablo, que consiguió grandes logros, y recibió grandes revelaciones, y que ganó muchas almas, y plantó muchas iglesias, y sin embargo mira lo que dice: No soy digno de ser llamado apóstol porque perseguí la iglesia de Dios. Empero por la gracia de Dios soy lo que soy: y su gracia no ha sido en vano para conmigo; antes he trabajado mas que ellos: pero no yo, sino la gracia de Dios que fue conmigo (1 Cor. 15.9,10).

Nada hagáis por contienda ó por vanagloria; antes bien en humildad estimándoos inferiores los unos a los otros. No mirando cada uno a lo suyo propio, sino cada cual también a lo de los otros. Como también yo en todas las cosas complazco a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos. Y todo lo que hacéis, sea de palabra, ó de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias á Dios padre por él. Para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor. ¿Quieres tu verdadera alabanza, y verdadera honra? Haz las cosas en silencio, y apacienta la grey de Dios, de corazón y sinceramente, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino de un ánimo pronto. Y no como teniendo señorío (amando el primado, buscando la honra de los hombres), sobre las heredades del Señor, sino siendo dechados de la grey. Humillándonos bajo la poderosa mano de Dios, para que él nos ensalce cuando fuere tiempo. Y cuando apareciere el Príncipe de los pastores escuches de él, la verdadera honra y alabanza, cuando te diga, "bien hecho siervo fiel, entra en el gozo de tu Señor," y recibas de su santa mano la corona incorruptible de gloria.

III. Hay pocos obreros, y de los pocos que hay, pocos son apoyados

16 En mi primera defensa ninguno me ayudó, antes me desampararon todos: no les sea imputado.

17 Mas el Señor me ayudó, y me esforzó para que por mí fuese cumplida la predicación, y todos los Gentiles oyesen; y fui librado de la boca del león.

2 Timoteo 4

Cuando Pablo fue presentado ante el emperador en Roma en esos momentos difíciles ningún hermano le apoyó, y aunque el Señor nunca nos abandona, cuan bueno es escuchar una palabra de aliento, cuan confortante sería para Pablo en esos momentos ver a sus hermanos allí en el tribunal, la sola presencia de los hermanos sería como escuchar, ¡Aquí estamos Pablo, no te desanimes!, ¡Cuenta con nosotros hermano! Desgraciadamente dice el texto: le desampararon todos. Quizá se debió a la cobardía de los hermanos, o a su egoísmo, o a la idea errónea de que los pastores, misioneros, diáconos, etc., nunca están desanimados, que no tiene problemas, o que si los tienen son problemas simples. Sin embargo yo veo que los problemas, pruebas y desánimos que tu tienes, ellos también los tienen, sin mencionar los problemas de la iglesia, las pruebas en su ministerio, la predicación en la calle, etc. El mismo Pablo dice: ¿Quién enferma y yo no enfermo? ¿Quién se escandaliza, y yo no me quemo? Yo veo que así como tu necesitas ser animado, ser escuchado, que estén contigo cuando tienes problemas, así también los obreros de Cristo necesitan tu apoyo. Por ejemplo, a veces los hermanos van solos a la predicación, y se requiere la presencia (apoyo) de otros allí, porque de vez en cuando salen borrachos o personas importunas que impiden la predicación, pero no solo por eso, sino porque también eso anima al predicador.

Otra forma de apoyarles es orando por ellos, y ofrendando. Sin embargo he visto que algunos lejos de apoyar, siempre están criticando, o están en desacuerdo con las decisiones que tomaron para la iglesia, diciendo, "yo no lo hubiera hecho así," o " lo haría mejor," o criticando sus sermones diciendo, ese hermano no predica bien, o me aburre, etc. Pero ¿porqué en lugar de criticar, y chismear y estar murmurando, porqué no oras por ellos? Debemos apoyar y no menospreciar a los que Dios ha llamado, y a los que está llamando. No debemos ser como Eliab, hermano mayor de David, que se encendió en ira contra el joven David, y trató de desanimarlo con duros reproches, y falsas acusaciones, y esa reacción fue fruto de sus celos, y por la frustración, porque él no se había atrevido a desafiar al gigante Goliat, por su falta de valor. Examínate hermano, y ve que esa no sea la razón de tus críticas. Porque a veces así pasa, que los que no apoyan, o los que menos hacen, son los que mas están en descuerdo.

¿Quieres escuchar buenos sermones? Ora para que Dios les de palabras, entendimiento, sabiduría para tomar las decisiones correctas. ¿Crees que esto es excusa? Pablo pide a la iglesia de Efeso que oren por él para que le sea dada palabra, y hablar con confianza, y hacer notorio el misterio del evangelio. Que resueltamente hable de él, como debía hablar. Si Pablo necesitaba de las oraciones de los santos, no hay duda y con mayor razón nosotros necesitamos de tus oraciones.

O tal vez no tienen suficiente tiempo para estudiar y preparar sermones, porque tienen que trabajar para solventar sus gastos, porque la iglesia no está ofrendando como debe. Ahora esto no es un colchón, ni una justificación para los que no predicamos bien. Yo creo que debemos avergonzarnos por no hacerlo bien, y esforzarnos, para hacerlo mejor. Pero es un hecho que los evangelistas, pastores y misioneros, dependen de la iglesia. Pablo dijo: ¿Cómo predicarán si no fueren enviado$? Porque si el hermano o la hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y hartaos, pero no les dieres las cosas necesarias para el cuerpo: ¿qué aprovechará?. Así que, os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan, y que los tengáis en mucha estima por amor de su obra. Tened paz los unos con los otros (1 Tes. 5:12-13).

IV. Hay pocos obreros, y de los pocos que hay, pocos guardan un buen testimonio

10 Porque Demas me ha desamparado, amando este siglo y se ha ido á Tesalónica; Crescente á Galacia, Tito á Dalmacia.

2 Timoteo 4

De Demas solo sabemos dos noticias, una buena y otra mala, la buena, que había sido un fiel colaborador de Pablo en Roma, y la mala, que se apartó de Pablo y de la obra de Dios, por causa del pecado, por amor a este mundo. Y cuánto debió herir al apóstol Pablo ver a uno de sus colaboradores sucumbir ante el mundo. Y desgraciadamente esto se ha repetido en nuestras iglesias. Hemos visto a muchos obreros comenzar bien, con mucho celo y valor y verdadera sinceridad de servir al Señor, pero que desgraciadamente ya no están en el ministerio, y la mayoría de estos ni están en la iglesia. Eso me da temor, porque eran buenos hermanos. Pero eso debe ponernos en alerta, y en vestir toda la armadura de Dios para que podamos estar firmes contra las asechanzas del diablo. Hay muchas cosas que imposibilitan el ministerio y al considerar lo que ha pasado en nuestras iglesias, veo cuatro cosas que impiden al ministro ser útil. La primera que ya la hemos tocado en el punto numero dos, es la soberbia, que engendra vanagloria, pleitos, amarguras, competencias y divisiones, y muchos por estas cosas se han desanimado.

Otra es la avaricia (amor al dinero). La Biblia dice:

6 Porque grande granjería es la piedad con contentamiento.

7 Porque nada hemos traído á este mundo, y sin duda nada podremos sacar.

8 Así que, teniendo sustento y con qué cubrirnos, seamos contentos con esto.

9 Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden á los hombres en perdición y muerte.

10 Porque el amor del dinero es la raíz de todos los males: el cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

1 Timoteo 6

Nosotros los cristianos deberíamos ser las personas más agradecidas y contentas en el mundo, por todo lo que el Señor Jesucristo nos ha dado, la salvación, el perdón de nuestros pecados, el ser hijos de Dios, la salud, la vida, nuestra familia, el sustento diario y un sin número de bendiciones, que no nos hace falta nada. Pero desde el momento en que te afanas por tener lo que otros tienen, o vivir como otros viven, desatiendes las cosas de Dios, al grado de tomar malas decisiones, y endrogarte pidiendo prestado aquí y allá, por cosas que no son necesarias o indispensables. Y te embarazas con las cosas de este mundo y caes en tentación y lazo, y te descaminas de la fe, y quedas quebrantado con muchos dolores, pierdes el gozo y paz de tu corazón, y el sentido de lo que verdaderamente importa.

Eso le pasó a Adam y Eva. Ellos tenían todo en el Edén. No les hacia falta nada. Tenían una variedad de árboles para disfrutar, tenían plena comunión con Dios, no tenían turbaciones de ninguna índole, y sin embargo no tuvieron confianza en lo que Dios les dijo, y codiciaron y comieron, y cayeron de ese estado, por no estar contentos ni agradecidos. Piensa en esto hermano, la avaricia y codicia es señal de no estar contentos con lo que uno tiene. Es tener en poco lo que ya tenemos. Es queja e ingratitud contra Dios. Guárdate hermano de toda avaricia: porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Y algunos hermanos han caído y perdido su ministerio por estas cosas.

Tercera cosa es la fornicación. Desgraciadamente esto, que ni se debería nombrar entre nosotros, ha sido una de las cosas que han afectado a las iglesias y deshonrado el ministerio y el Nombre del Señor Jesús. Debemos cuidarnos, y velar sobre nuestro espíritu, para no caer también. ¿Cómo? Cuidando lo que vemos en la televisión (pornografía). Y cuando hay que dar estudios en casas donde solo hay mujeres, no ir solos. Controlando tus pensamientos y tus ojos. Y tratando a las hermanas con respeto y pureza (porque hay algunos muy confianzudos). ¿Porqué, hijo mío, andarás ciego con la ajena. Y abrazarás el seno de la extraña? Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y él considera todas sus veredas. Prenderán al impío sus propias iniquidades, y detenido será con las cuerdas de su pecado. El morirá por falta de corrección; y errará por la grandeza de su locura. Sin embargo, Oye tú, hijo mío, y sé sabio, y endereza tu corazón al camino (Pr. 5:20-23; y 23:19). Cuánta sabiduría hay en estas palabras; solo aplícalas a tu corazón, hermano.

Cuarta cosa que yo he visto, que impide el ministerio, es el mal testimonio familiar. Hay hermanos que se les ve ganas de hacer la obra de Dios, predican muy bien y edifican a la iglesia, pero son muy irresponsables en su casa. No están supliendo las necesidades de su hogar, su esposa tiene quejas contra él, además de su patrón, rentero, y sus clientes (si es que los tiene). Son de las personas que se [atiende la esposa] en las cosas que ellos deberían hacer. Por ejemplo: cuando sus hijos se portan mal, en lugar de corregirlos, le dice a su esposa: ¡¡¡viejaaaa!!! ¡dale tres a este muchacho! Son como la historia que Spurgeon comentó, que había un hombre que predicaba tan bien, pero que vivía tan mal, que cuando subía al púlpito la gente decía que no debería bajar de él, por lo bonito que predicaba, y cuando lo dejaba, la gente decía que no debía volverlo a ocupar jamás. Si tu quieres servir al Señor debes comenzar por tu casa, por que el buen juez por su casa empieza. La Biblia dice: Que gobierne bien su casa, (y su propia vida), que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidad; Porque el que no sabe gobernar sus casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?

Pero también he visto lo opuesto, que hay hermanos verdaderamente dispuestos a servir al Señor, que tienen don, que se esfuerzan para corregir su vida, que son espirituales, fieles y trabajadores, pero que desgraciadamente sus esposas no son nada espirituales. Son esposas que afrentan a sus maridos, que lo que ellos edifican, ellas con sus manos lo derriban. Son conocidas por ser chismosas y contenciosas. Y esto es triste, porque aunque son buenos hermanos no pueden ser usados en el ministerio. Así que, si alguno se limpiare de estas cosas, será vaso para honra, santificado, y útil para los usos del Señor, y aparejado para toda buena obra.

V. Hay pocos obreros, y de los pocos que hay, pocos sienten la urgencia

31 Entre tanto los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.

32 Y él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.

33 Entonces los discípulos decían el uno al otro: ¿Si le habrá traído alguien de comer?

34 Díceles Jesús: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.

35 ¿No decís vosotros: Aun hay cuatro meses hasta que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos, y mirad las regiones, porque ya están blancas para siega.

36 Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna; para que el que siembra también goce, y el que siega.

37 Porque en esto es el dicho verdadero: Que uno es el que siembra, y otro el que siega.

38 Yo os he enviado á segar lo que vosotros no labrasteis: otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.

Juan 4

Como lo hemos ya apuntado desde el principio, acerca de Cristo, que era un gran obrero, con un gran sentido del deber, lo vemos tan ocupado, que ni siquiera tenia tiempo para comer. Muy diferente a nosotros, que ni siquiera podemos aguantar dos horas el domingo en la reunión, porque en pleno sermón muchos están distrayendo con su bolsa de papitas o sus churros. Y de muchos que trabajan, que están tan preocupados por el tiempo, pero por saber la hora de salida. Para Cristo la voluntad de Dios era tan urgente y necesaria por tanta gente que él vio derramada y perdida, y por la escasez de obreros, y por todo el trabajo pendiente que se debe de hacer, que le era imposible quedarse con los brazos cruzados. Hoy muchos de nosotros que ya somos salvos no sentimos la urgencia de llevar el evangelio a otros. Pensamos que todavía habrá tiempo y lo dejamos para después. Miramos a los vecinos y a la gente, y sentimos que todavía habrá tiempo para hablarles del evangelio. Y esa noche vuelven a pedir su alma, y ya se ha ido a la eternidad sin ninguna esperanza, y sin haber tenido la oportunidad de conocer a Jesucristo. Y él demandará su sangre de vuestra mano, porque no le hablaste, a pesar del peligro en que se encontraba su alma. Y así mueren miles y miles, por el letargo en que entramos muchos cristianos para hacer las cosas.

Hay hermanos que son futuristas, porque siempre hablan del mañana. Mañana iré a predicar, mañana ofrendo, mañana oro, mañana dejo mi pecado, mañana comenzaré a vivir bien. Ea ahora, los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y compraremos mercaderías, y ganaremos: Y no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es un vapor que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberías decir: Si el Señor quisiere, y si viviéremos haremos esto o aquello. Mas ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. El pecado está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace.

Ya es tiempo de alzar los ojos, como dijo Cristo, para ver la realidad de este mundo, y su desenlace. Sabemos que estamos en el último tiempo, pues vemos que la maldad se ha multiplicado en extremo, y la caridad de muchos se ha resfriado. Vimos en el siglo pasado en la década de los cuarentas (1948) que Israel regresó a su tierra, y fue reconocido como nación. Y esta es una de las profecías mas claras cumplidas del fin de los tiempos. Yo creo que estamos por ver el cumplimiento de todas las cosas. Por eso debemos considerar seriamente la segunda venida de Cristo, las almas de los hombres, el juicio de Dios, la condenación, la eternidad, el tribunal de Cristo. Son cosas importantes y apremiantes, que no se deben dejar para después, sino que nos deben mover a actuar ahora. No es momento de seguir perdiendo el tiempo en cosas pasajeras y superficiales. Y esto conociendo el tiempo, que ya es hora de levantarnos de sueño; porque ahora nos está mas cerca nuestra salud que cuando creímos. La noche ha pasado, y ha llegado el día: echemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz. Andemos como de día, honestamente: no en glotonerías y borracheras, no en lechos y disoluciones, no en pendencias y envidias: Mas vestíos del Señor Jesucristo, y no hagáis caso de la carne en sus deseos (Rom. 13:11-14).

Por eso debemos aprovechar cada momento para servir al Señor, y ver la necesidad urgente de las iglesias, pues algunas de ellas no tienen ministros, además de la grande necesidad que tiene este mundo. Hermanos, se necesitan obreros, y debemos rogar al Señor de la mies que envíe hombres dispuestos a quitarse la corbata, y ponerse el overol de trabajo; obreros que busquen el beneficio de la iglesia y no el propio; obreros que traigan honra al nombre del Señor y victoria a su pueblo; obreros compasivos de las almas perdidas y que sean consientes del tiempo en que viven; porque se acerca el día cuando la noche viene, cuando nadie puede obrar. Por tanto, todo lo que te viniere a la mano para hacer hazlo según tus fuerza; porque en el sepulcro adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia, ni sabiduría. Por tanto, es menester que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, porque acaso no nos escurramos. Amen.