La Epístola
Isidro Fabela # 999
Col. Tres Caminos
CP 50010 Toluca, Edo. Mex.
#118 Junio, 2004
Impreso en México
Noticias
I
rapuato: Conferencia de exhortación los dias 2, 3, y 4 de julio, viernes a domingo. Invitamos a Natanael Aradillas de San Luís Potosí. El viernes será en la noche a las 7 pm. El sábado será en la mañana a las 10 am, y en la noche a las 7 pm. Termina el domingo a las 10 am, con bautismos y un convivio después. Todos son bienvenidos. En otras noticias, la iglesia reconoció a Adolfo Urbina como diácono.C
elaya: Conferencia sobre evangelismo extranjero con Flavio Santoyo, el 5 y 6 de junio, sábado y domingo. Además el 20 al 27 una conferencia de avivamiento con Juan Castillo, Marco Chaires y Alberto Sotelo.M
orelia: Conferencia de exhortación, desde miércoles 30 de junio, hasta domingo 4 de julio. Predicarán Juan Castillo y Memo Kincaid.Q
uerétaro: Reunión de predicadores el 9 y 10 de Julio. Empieza a las 7 PM el viernes, y termina todo a las 7 PM el sábado. Los predicadores asignados: Juan Castillo, Mariano Alba, Alberto Sotelo y Juan Girón, un mensaje cada uno. Además habrán dos reuniones abiertas. Todas las comidas serán provistas por los hermanos de Querétaro, pero todos deben llevar su propia cobija y almohada. Para saber a cual dirección llegar por favor llame con unos días de anticipación a cualquier de estos hermanos (lada 442): Hugo Moreno, 243-9207, Héctor Hernández, 228-2170, Bret Carpenter, 224-0745.Z
acatecas: Lyndell Kincaid se ha recuperado lo suficiente para confirmar su asistencia en las conferencias del verano. Sábado 31 de julio y domingo 1 de agosto, habrá una mini-conferencia con Lyndell Kincaid y Memo Kincaid.A
guascalientes: Del 1 al 8 de agosto, de domingo en la tarde hasta domingo en la mañana, habrá conferencia con Lyndell Kincaid y Memo Kincaid. Ambas congregaciones participarán.L
eón, Hidalgo: Se planea una conferencia de evangelismo extranjero entre el 12 y el 15 de agosto. Participarán Flavio Santoyo, Memo Kincaid, Juan Tovar y Miguel N. Jackson.A
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La Batalla por el Alma
11 Amados, yo os ruego como á extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,
1 Pedro 2
La primera epístola de Pedro es una de las primeras aceptadas universalmente por todas las regiones de la iglesia, y eso desde el primer siglo. Ninguno de los antiguos "padres" la pone en duda, todos la citan como auténtica palabra de Dios, incluyendo Policarpo, Papias, Ireneo y Clemente de Alejandría (todos del segundo siglo). Solo hasta el siglo 19 llegaron "cristianos" a dudar de ella, y eso por la misma apostasía que produjo la "crítica científica" de la Biblia, produciendo nuevas Biblias cada década desde entonces. Esa actitud no concuerda con la fe, y no cedo el nombre de "cristiano" a ninguno que acusa la Biblia de fraude.
Los extranjeros mencionados son los "esparcidos en Ponto, en Galacia, en Capadocia, en Asia, y en Bithinia," una area geográfica que ahora constituye la parte norte de la nación moderna de Turquía, y por lo que inmediatamente suponemos tiene que referir a Gentiles (1.2). Sin embargo la mayoría de los comentaristas concluyen que la epístola fue escrita a Judíos extranjeros, por varias razones. En primer lugar, Pedro habla de extranjeros "esparcidos," palabra que usualmente denota la dispersión de Judíos. Para ser esparcidos tenían que estar juntos antes. Jacobo dice algo semejante escribiendo "a las doce tribus que están esparcidas" (Sant. 1.1). Judíos que hablaban otro idioma solían ser llamados "extranjeros" por los de Judea (Hec. 2.10), y los Hebreos en el rol de la fe eran llamados también "peregrinos" (Heb. 11.13). Es también curioso si se dirigía a Gentiles que Pedro refiere a los Gentiles en la tercera persona (teniendo vuestra conversación honesta entre los Gentiles, 2.12 y 4.3). Además, Pedro tenía un ministerio a la circuncisión (Gál. 2.7), por lo que es de suponer que estaría escribiendo a Judíos. Y cuando Pedro dice que "el fin de todas las cosas se acerca" (4.7), uno puede suponer que refiere a la destrucción de Jerusalem. Toda la epístola habla de aguantar sufrimientos, es muy tentador concluir que está preparando a su propia nación para ese desastre inminente.
Sin embargo, algunas cosas hacen pensar lo contrario. Para empezar, Pedro dice que aquellos habían sido ignorantes (1.14) y que sus padres tenían "vana conversación" (1.18). Aun con toda la contienda entre apóstoles y Judíos incrédulos, no creo que nunca acusaron ni que pensaron que la "conversación" judía era vana, ni que los Judíos eran ignorantes en general. Siempre hablan respetuosamente acerca de su nación y de sus costumbres antiguas. Además Pedro les dice que sabían "la palabra de Dios" por medio del evangelio (1.25), mientras los Judíos tenían la palabra de Dios desde siempre. Se me hace difícil creer que Pedro refiere a Judíos cuando dice tales cosas.
Aun mas, Pedro les dice directamente que ellos "antes no eran pueblo" (2.10), pero los Judíos, esparcidos o no, sí lo eran, aun antes del evangelio. Y los recipientes de esta epístola habían vivido antes, no entre los Gentiles, sino en la "voluntad de los Gentiles," conversando en "lascivias, en concupiscencias, en embriagueces, abominables idolatrías" (4.3), cosas no comunes, y la postrera ni casi nombrada entre Judíos. Además, a los incrédulos a su alrededor les parecía "cosa extraña" que no corrían con ellos en el mismo "desenfrenamiento" (4.4), cosa que no sería nada extraña si fueran Judíos. En mi opinión, Pedro está escribiendo a Gentiles, pero desde el punto de vista (naturalmente) de un Judío.
Pedro Misionero
Pero si esto es cierto, brota otra curiosidad en esta epístola. La primera de Pedro fue escrita después del regreso de Silvano a Jerusalem, lo que sabemos porque Pedro dice que Silvano la escribió (1 Ped. 5.12). Recuerda, Silvano es Silas, el compañero de Pablo en Hechos, que sabemos por comparar Hec. 17.10 con 1 y 2 Tes. 1.1, y también Hec. 18.5 con 2 Cor. 1.19. Silvano estaba con Pablo en su viaje a Galacia, pero cuando ellos intentaron entrar a Asia y Bithinia el Espíritu no lo permitió (Hec. 16.6,7). Pablo no llegó a las "regiones superiores" (Hec. 19.1) hasta después que su compañía regresó a Jerusalem (Hec. 18.22). De ahí adelante Silvano ya no estaba con Pablo, y Lucas ya no lo menciona. Esto significa que Silvano se quedó en Jerusalem, y que no fue a Asia con Pablo.
Pero lo que es mas interesante es que ahora que Silvano está con Pedro ya no están en Jerusalem. Seguramente se juntaron en Jerusalem cuando Silvano regresó, pero al escribir esta epístola están en Babilonia (1 Ped. 5.13). A propósito, este versículo es la única evidencia que tienen los Romanos para presumir la prioridad de su ciudad, pues dicen que Babilonia es Roma, y que Pedro estaba allí cuando la escribió. Pero en realidad no hay porqué suponer que Babilonia aquí significa Roma, pues parece que Pedro está hablando sencillamente. Pero sea Babilonia o Roma, lo que esto quiere decir es que Pedro y Silvano hicieron un viaje misionero después del año 52. El año se sabe porque Galion fue hecho procónsul de Acaya en 51 según la Enc. Brit. (Hec. 18.12). Y durante este viaje misionero en que llegan a Babilonia, escriben a los de Ponto, Capadocia, Asia y Bithinia. No puedo imaginar porqué mandarían dos cartas (2 Ped. 3.1) a esos lugares en particular si nunca los habían visitado. Para mí todo esto es una indicación que Pedro, Silvano y Marcos (5.13) hicieron una excursión evangelística por el norte de Turquía hasta llegar a Babilonia unos cuantos años antes de la destrucción de Jerusalem.
Consecuencias interiores
El texto a la mano, sin embargo, es el aviso a cristianos de abstenerse de deseos carnales, por la razón que en algún sentido, afectan el alma de uno. Es obvio por este texto que existe una batalla por el alma de cada cristiano. Jesucristo habla de perder el alma (Mat. 16.26), cosa que seguramente es su condenación final. Pero aquí no es batalla para salvar el alma, pues esa guerra ya es ganada para los creyentes. Pero sigue existiendo una batalla sobre el alma en la vida cristiana.
Es importante reconocer que el pecado no solamente hace al cristiano perder galardones en el futuro. La consecuencia de pecado no es tan solamente un regaño después de esta vida, cuando el Señor reprende a sus "siervos malos." En verdad, la idea de castigo después de esta vida no impide mucho nuestra inclinación hacia el pecado. El infierno debe hacer temer, pero pocos humanos lo temen suficiente para enmendar sus vidas. El tribunal de Cristo debe hacer a los cristianos temer el pecado, pero no lo hace en muchos casos. Pero pecados llevan un precio alto aun en esta vida, y eso mas que otra cosa nos hace temer al pecado. Es porque podemos ver el resultado. No requiere fe. Bueno, en algún sentido todos los pecados dañan al cristiano, le impiden su comunión con Cristo, fastidian su conciencia, le roban de sus coronas, le empobrecen en el reino, en fin, todo pecado tiene consecuencia. Pero algunos pecados tienen consecuencias visibles ahora, y nos parece que esos pecados son peores que otros.
Pablo dice acerca de la fornicación que es un pecado particularmente malo porque es el único pecado en contra del cuerpo de uno mismo (1 Cor. 6.18). Ahora, es comprobado medicamente que la fornicación hace daños enormes al cuerpo, pues el contagio de enfermedades venéreas ha matado a millones cada año últimamente, quizás durante los últimos 20 años mas de 150 millones (la gran mayoría en África). La fornicación es un pecado horrible, y es de temer extremadamente, y el daño al cuerpo que produce es solamente una fracción de sus horrores. En verdad la fornicación merece toda una epístola aparte para exponer todas sus consecuencias trágicas.
Pero probablemente Pablo en este texto no refiere tanto al daño que hace al cuerpo, sino a la deshonra que es al cuerpo. Así pienso porque la fornicación no es el único pecado que daña el cuerpo de uno. Tales pecados como la borrachera y la drogadicción dejan huella sobre el cuerpo también, sobre el cerebro, sobre el sistema nervioso, destruyen los riñones, el hígado, el corazón, pues afectan cada órgano vital del cuerpo. El daño que hacen al cuerpo es motivación de huir de ellos. No quiero probar la droga ni una sola vez porque he hablado con jóvenes que no recuerdan su propio nombre. He sabido de hermanos que 20 años después que dejaron la droga siguen sufriendo convulsiones, sueños horribles, o dolores de cabeza como consecuencia de su pecado antiguo. En estos pecados el perdón no es suficiente, y el único remedio es la muerte. Si esto no te espanta profundamente, estás en grave peligro.
Pero Pedro habla de algo que batalla contra el alma de uno. Fíjate que no son pecados, sino deseos. Hay deseos carnales que no solamente tienen peligro eventual. Estos deseos dejan huella en el alma. La idea que existen pecados que aun al ser perdonados sus consecuencias no se resuelven con el perdón, sino que perduran hasta la muerte, es espantosa. Pero la idea aquí que Pedro parece establecer es que los deseos, los pensamientos carnales, hacen algo semejante, pero al alma.
15 Y la concupiscencia, después que ha concebido, pare el pecado: y el pecado, siendo cumplido, engendra muerte.
Santiago 1
Santiago dice que deseos conciben pecado, lo cual termina en muerte. Pero Pedro dice que estos deseos hacen daño al alma inmediatamente, antes de parir pecado. Fíjate que todo pecado, toda "especie de mal" requiere abstinencia (1 Tes. 5.22). Pero Pedro está exigiendo abstinencia en otro nivel, el nivel de los deseos, los pensamientos.
No nos dice Pedro exactamente cuáles deseos son los referidos, solamente que tienen que ver con la carne. Eso no reduce la lista mucho. Algunos deseos queremos eliminar de consideración porque no se prestan a la abstinencia. Por ejemplo, la comida es un deseo natural, pero no podemos abstenernos de comida o bebida. Lo mejor que pudiéramos lograr en tales deseos carnales es moderación, no abstinencia. Pero creo que tenemos que distinguir entre la necesidad corporal y el deseo carnal. Necesitamos cosas para el cuerpo obviamente, pero cuando pasan de ser reacciones normales del cuerpo, y empiezan a ser deseos excesivos o anormales, junto con otros deseos que el cuerpo no exige, son dañinos al alma misma, y cuanto a ellos, se puede, y se debe abstenerse. Creo que algunos de estos deseos son obvios.
Deseo del Dinero
10 Porque el amor del dinero es la raíz de todos los males: el cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
1 Timoteo 6
Fíjate que el alma es deseo (De. 14.26, Job 23.13, Ecl. 6.2, etc.). Eso la distingue del cuerpo, y también del espíritu, pues no se relaciona el espíritu con el deseo. El espíritu es actitud, el alma es deseo. El deseo es parte de la naturaleza del alma. ¿Has oído que eres lo que comes? Es cierto en algún sentido. Pero te diré algo aún más verdadero. Tu eres lo que deseas.
21 Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
Mateo 6
El alma se convierte en lo que desea. Tu eres tus pensamientos, tus deseos. Lo que tu codicias, eso viene siendo quien eres. Si tu deseas riqueza, tu eres avaro. No tienes que robar, ni siquiera tienes que calcular como enriquecerse, el daño ya se hizo. Mira en el espejo, tu que deseas dinero, y verás el rostro de Judas Iscariote, capaz de traicionar al salvador por unas piezas de plata. El alma se empieza a transformarse casi desde el momento que deseas la riqueza.
Eso no quiere decir que todo rico es avaro. Hay algunos ricos que no aman el dinero, sino ansían el éxito. No confundes la avaricia con la ambición. La avaricia es el deseo de algo en particular que pertenece a otro, o el deseo para mucho de algo cuando lo poco que tienes es mas que suficiente, o el deseo de algo innecesario por verlo con los ojos, o sin motivación mayor que tenerlo. Quizás es difícil al principio distinguir entre un anhelo legítimo y un ansío inaceptable. Pero el deseo de dinero es tan peligroso que es importante distinguirlos, para que te abstengas de ese deseo tan peligroso, que ángeles y hombres tienen en común.
9 Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden á los hombres en perdición y muerte.
1 Timoteo 6
Yo creo que mas que cualquier otra cosa deseada la codicia para riqueza ha corrompido los cristianos de nuestra generación. Aunque prosperidad no es mala, la obsesión que tenemos para las cosas de este mundo no solamente quitan el tiempo, sino disminuyen la fe, y roban nuestra pasión para Dios. Nuestra constante avaricia ha herido nuestra alma. Somos incapacitados por nuestros deseos carnales, el alma se abarata, se deshonra, se encoje, todo por nuestros deseos de dinero, de ropa, aparatos, haciendas, lujos y juguetes. Es una batalla para el alma del cristiano, y los cristianos estamos perdiendo.
Deseo Sexual
1 HICE pacto con mis ojos: ¿Cómo pues había yo de pensar en virgen?
Job 31
Pablo nos avisa huir de la fornicación. A veces eso requiere usar los pies y correr, tal como lo hizo José. Pero en realidad, la batalla es mucho mas profundo que eso. Nuestros deseos nos describen, aun mas, nos identifican. Job lo sabía. Job hizo pacto con sus ojos de no pensar en una virgen, de no desear una mujer mas joven. En su día no era mal-visto que un hombre rico tenga otra mujer, pero tampoco era buena cosa. Job se había establecido para sí mismo un estándar mas alto que los de su día, decidiendo conformarse con la mujer de su mocedad, aunque el deseo sexual sigue en hombres viejos. Mas tarde Dios mismo iba a establecer esta norma para todos, por medio del juicio de Malaquías y Jesucristo. Aquellos hombres que tomaban otras mujeres mas jóvenes estaban haciendo mal a sus mujeres viejas. El divorcio es pecado, y son rebeldes a Dios los Judíos, Protestantes y Ateos que lo niegan. La poligamia es también pecado en ojos de Dios, no obstante lo que hicieron los patriarcas, y son rebeldes a Dios los Musulmanes y los Mormones que lo niegan.
Muchos de nosotros hemos hecho pacto con nuestras mujeres de no adulterar. Eso es matrimonio. Pero Job tenía mejor actitud. Lo que él nos dice es que él veía la misma lujuria sexual como un daño a sí mismo. Hizo pacto consigo mismo de no pensar en ello. Para nosotros que vivimos en Sodoma y Gomorra la lujuria es parte del aire que respiramos. Pornografía es legalizada en casi todas las naciones democráticas, usando el argumento cansado de libertad de expresión o de la prensa. Pornografía es gráfica que produce deseo sexual, y no tiene nada que ver con libertad de expresión. En realidad la polémica sobre la pornografía es una guerra espiritual, una batalla en contra del alma. Al principio los gobiernos restringían las audiencias de pornografía, pero en el mundo moderno, tales restricciones son una broma triste. La pornografía se encuentra en todos los medios, disponible casi a toda hora, a todos los niños desde que pueden leer. Quizás los Pilatos de hoy se lavan las manos igualmente, pero son responsables para el ambiente en que nos encontramos, y la sangre de cada pequeña que pierde su vida violada y estrangulada en la oscuridad de nuestras ciudades modernas, cubre las manos de los legisladores, que por negligentes e ignorantes no pueden reconocer la batalla espiritual que ruge a nuestro alrededor.
Pornografía no se define como cualquier gráfica de desnudez, obviamente, sino gráfica del sexo, o sexualidad. Muchos intentan distinguir el arte de la obscenidad. Pintores famosos no son pornógrafos, según dicen. Ya por siglos han burlado a los cristianos que hallamos ofensivas pinturas de desnudos. Pero pornógrafos hoy siempre hablan de la "hermosura" del cuerpo humano desnudo. Se justifican llamando lo suyo arte también. Yo no estoy convencido que ningún hombre puede en cosas sexuales distinguir entre la hermosura y la basura. Deseos carnales son peligrosos.
Hace muchos años yo y mi esposa decidimos ya no ir a ver ninguna película que tenga cualquier desnudez frontal, aun si el gobierno permite que entren niños. Es una linea que trazamos en la arena porque no podemos confiar en nuestro juicio al momento. No es para juzgar a otros que trazan otra linea, ni santimonia, como que no pudiera existir excepción, sino es un esfuerzo de mejorar nuestra dieta visual. Pero rehusar la pornografía no es suficiente, y en nuestra generación es casi imposible lograr. Hemos visto tantas visiones sexuales, y mujeres sobremanera hermosas vestidas para provocar deseo, que la pornografía ya existe arraigada en nuestras mentes. Tenemos que controlar nuestros deseos. Los hombres tenemos que abstener de los deseos sexuales que batallan contra el alma. Eso requiere disciplina propia muy aparte de lo que predicamos a otros. Es importante no como doctrina, no como regla, sino para preservar el alma.
Gratificaciones de la Carne
Alberto Sotelo predicó en Toluca en mayo un mensaje sobre los pecados pequeños de David, cuales pecados eran muy peligrosos, pero no muy reconocidos. David adulteró y mató, pero la derrota de David ya había sucedido mucho antes. La batalla no estaba en la tentación, en el momento de pasión, cuando hubo una mujer bella bañándose en la azotea. La lucha era para el alma mucho antes. Como se ve en el texto (2 Sam. 11) antes de cometer sus pecados grandes, David era negligente en sus deberes (no fue a la guerra), era perezoso en su vida personal (se levantó muy tarde), y luego andaba curioseando sobre el jardín del vecino.
En realidad los deseos de la carne incluyen toda gratificación carnal, desde la comida y el sueño, hasta vacaciones y lujos. No me siento tranquilo al hablar de esto porque es muy difícil aplicar prácticamente. No debemos ser estoicos ni monjes budistas tratando de evitar placeres y lujos. No debemos sentirnos culpables cada vez que comemos un postre. Gratificar la carne es necesario y saludable a veces. Pero no hablo de disfrutar las buenas cosas de la vida, sino de nuestro deseo interior. El peligro, lo que batalla en contra del alma, es el énfasis que damos a estas cosas en nuestros deseos. Cómo vimos arriba, existe un punto en que pasan de ser una satisfacción de la necesidad, y llegan a ser un deseo interior que peligra el carácter.
En el caso de David, pues no fue a la guerra cuando los otros reyes solían salir. Tomó una vacación. No digo que vacaciones son malas. Dios mismo mandó al hombre descansar un día de la semana, y proveyó libertad de la guerra para los recién casados. ¿Pero no era este el mismo David que se levantó en celo para los ejércitos de Jehová, cuando el gigante les avergonzaba? Había un tiempo que David ambicionaba las batallas de su nación, y ahora se queda en casa. No es malo desear una vacación, pero es malo cuando ese deseo toma el lugar del deseo de cumplir nuestros propósitos en la vida.
El dormir es bueno, Dios da a su amado el sueño (Sal. 127.2). Pero David no se levantaba de su cama sino hasta la tarde (2 Sam. 11.2). Cuando el sol rayaba por la ventana ¿qué cosa provocaba a David quedarse en cama? Como el joven que dijo al doctor que no podía dormir, bueno, dijo, en la noche puedo dormir, y en la mañana, pero toda la tarde para nada puedo dormir. David era el rey de Israel, y tenía la oportunidad de dormir demás, así que gratificó su deseo carnal. Que afectó su alma queda aparente por lo que siguió. Aquel que no tomaría agua fresca porque sus hombres arriesgaron sus vidas para traérsela (2 Sam. 23.17), terminó robando la mujer de uno de sus treinta valientes mientras estaba fuera en la guerra, y para cubrir su actuación bestial lo asechó y mató. Quizás el deseo de comodidad no era directamente responsable, pero sin duda alteró su alma. Ya no era el mismo. El alma de David se había mudado, se había corrompido.
Ahora no vayamos a exceder en esto, pensando que no debemos desear ninguna cosa carnal. Puedes seguir disfrutando tus golosinas, tus siestas, tus aparatos de conveniencia sin estorbos de conciencia. Pero te diré algo. El que sacia cada deseo pierde carácter. Tu lo has visto muchas veces. Como la mujer que celosamente logra obtener todo lujo que desea, casa hermosa, todo aparato doméstico, sirvientas domésticas, joyería y ropa de moda, ya no es la misma que antes era. Su esposo lo sabe, sus padres lo reconocen, sus hijos lo disciernen. Hay hombres que una vez fueron espirituales, pero ya no pueden participar en una conversación espiritual, pues ahora están fuera de su elemento, porque han agasajado su carne con deleites, y su interés ahora es tan solo su carne. No hablo de pecado, ni de pensamientos malos. Hablo de ambiciones, intereses, sueños. Pasó con David, ¿porqué piensas que a ti no te puede pasar?
Abominamos la idolatría, luchamos en contra de vicios, mentira, robo, porque el daño de estos es inmediatamente aparente. Pero los deseos carnales batallan contra nuestro interior. No cambian el parecer, cambian el ser. Con razón los apóstoles ayunaban. Con razón Dios limitó los judíos a una dieta estricta, no por algún mal en la comida, sino para disciplinar sus deseos.
8 Y será como el que tiene hambre y sueña, y parece que come; mas cuando despierta, su alma está vacía;
Isaías 29
Nuestros sueños nos definen. Deseos carnales, tu sabes cuáles, no solamente nos dejan huecos, no solamente nos roban galardones, sino dañan el alma, pervierten nuestros juicios, alteran el carácter. Creo que debemos prestar mas atención a las cosas que deseamos, porque verdaderamente nos convertimos en ellas. En vez de desear dinero, deseemos ofrendarlo, pues es mas bienaventurado dar que recibir. En vez de codiciar sexualmente, codiciemos dones espirituales, y comunión con Dios. Antes de querer una renovación de la cocina, queramos renovarnos en el hombre interior. Antes de ansiar comidas ricas, ansiemos ricas palabras de Dios, antes de querer aparatos, queramos almas, antes de entretenimiento, entendimiento, antes de comodidad, sabiduría. Si deseos carnales batallan contra el alma, deseos espirituales batallan a su favor.