La Epístola
Isidro Fabela # 999
Col. Tres Caminos
CP 50010     Toluca, Edo. Mex.

#114   Febrero, 2004

Impreso en México

Noticias

León, Parque Hidalgo: Habrá conferencia de exhortación el jueves a domingo, 12 a 15 de febrero.  Concha acústica.  Predicarán Flavio Santoyo, Memo Kincaid, Miguel N. Jackson, y Alberto Sotelo.

León: La reunión de predicadores se llevará a cabo el domingo, 15 de febrero, en la deportiva del estado, a la salida a Silao, orario usual.

A
guascalientes: Habrá conferencia de evangelismo extranjero el jueves a domingo, 26 a 29 de febrero.  Predicarán Ramiro García, Memo Kincaid, y Miguel N. Jackson.

S
an Antonio: Habrá conferencia de evangelismo mundial durante semana santa, de domingo abril 4, hasta domingo abril 11.  Predicará todas las noches Milton Martin.

L
eón: Regresarán los misioneros de León para participar en una campaña de evangelismo público desde el lunes hasta el jueves de semana santa (5 al 8 de abril).

Q
uerétaro: Habrá conferencia con tema libre predicada por Juan Tovar de Guadalajara y Mariano Alba de Aguascalientes. Será de domingo a domingo, 25 de abril al 2 de mayo en el Jardín Guerrero. Empezará domingo a las 10AM y reunión esa tarde a las 7PM continuando todas las noches de la semana a las 7:30PM y terminando el domingo siguiente a las 10AM.

S
an Luís Potosí, Selene: Habrá conferencia de exhortación desde viernes 30 de abril hasta domingo 2 de mayo.  Predicarán Lyndell Kincaid y Guillermo Kincaid, noches a las 7 y domingo a las 10 am.  Además, el sábado en la tarde habrá mensaje para los jóvenes.

L
eón, Hidalgo: Habrá conferencia de tema libre desde miércoles 5 hasta domingo 9 de mayo.  Predicarán todas las noches a las 7 Lyndell Kincaid y Guillermo Kincaid.  Sólo el sábado será a las 6.

L
eón, Hidalgo: Se planea una conferencia de evangelismo extranjero entre el 12 y el 15 de agosto.  Participarán Flavio Santoyo y Memo Kincaid, Juan Tovar, y Miguel N. Jackson.

L
eón, Hidalgo: Se están preparando para una semana de enseñanza de lunes a domingo, entre el 1 de noviembre y el 7 de noviembre. Enseñará Guillermo Kincaid.

Varsovia, Polonia:  Miguel y Jenny Riggs se cambiaron de domicilio:
ul. Domaniewska 22 m 17
02-672, Varsovia, Polonia.
Nuevo correo electrónico: Mitex@aster.pl
Nuevo teléfono: 001-90-48-22-847-5509.

Querétaro:  Porcentaje de ofrendas dedicadas al evangelismo extranjero en 2003: 28.74%
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Los Más Miserables

19  Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, los más miserables somos de todos los hombres.
        1 Corintios 15

Este versículo es curioso para mí, mayormente porque nunca he sentido así.  Además, tiene la apariencia de una fe negativa, que es fe verdadera también, pero no apropiada para el apóstol.  Fe negativa es la de ver las opciones y eliminar las que no son aceptables.  Luego pones tu fe en la opción que queda.  Mucha de mi fe es negativa.  No puedo creer en la evolución, entonces, creo en la creación de Génesis 1.  No tengo evidencias positivas que es cierta.  Solamente las únicas alternativas son imposibles.  No tengo evidencias que habrán galardones por servir a Dios.  Pero es el único concepto que da sentido a la vida.  Y esa fe no me ha decepcionado.  Pedro tuvo fe negativa cuando dijo al Señor, "¿a quién iremos?"  No había otra opción aceptable, así que, optó por seguir a Cristo.  En este caso, Pablo parece decir que una de sus razones por creer en una resurrección de muertos es porque la alternativa es intolerable.  Pero Pablo era un testigo de la resurrección de Jesucristo.  El no necesitaba fe negativa.  Verás que no lo era, mas bien, la frase misma es evidencia para la resurrección del Señor.

En los días de Pablo, los griegos eran el pueblo más avanzado del mundo.  Toda la literatura creativa y técnica descendía de los griegos.  Toda la educación alta era de los griegos.  Los griegos se jactaban de sabiduría, de ciencia, de información extensa, y de una rígida devoción a la verdad.  Pablo corresponde con esa opinión.

22  Porque los Judíos piden señales, y los Griegos buscan sabiduría:    
        1 Corintios 1

Habían muchos partidos entre los griegos también, mayormente  Epicúreos y Estoicos.  Los Epicúreos eran ateos que menospreciaban la idea de dioses gobernando al mundo, y pretendían que esta vida consiste solamente en lograr placeres.  Los Estoicos eran mucho mas nobles en sus vidas, creyendo que era necesario reprimir los deseos carnales, y practicaban auto-disciplina en extremo.  Creían en un dios creador, o dioses quizás, pero que aun dios estaba sujeto al "hado" o el destino.  Pero ambos siendo griegos, eran orgullosos de su sabiduría, creyéndose más educados, más entendidos que los "bárbaros," o sea, todos los que no eran griegos.  Tan influyente era esta devoción a la "ciencia" y la sabiduría de la época, que los mismos cristianos se contagiaron.  La influencia griega entre cristianos se pudo ver desde los Gnósticos en tiempos de los apóstoles, y hasta el día de hoy en las sectas cristianas mayores.  Los conceptos griegos del cosmos, anatomía y medicina, de purgatorio, y hasta de sus dioses que gobernaban el temperamento de cada humano, todo fue asimilado al "cristianismo" en alguna medida.  En los días de Pablo, tan deseosos eran los cristianos de sentir "sabios" que algunos adoptaron el argumento escéptico de aquellos que negaban la idea de una resurrección.  Tan contrario era esto al evangelio que predicaban que Pablo nos escribió este capítulo.  Termina sus argumentos con este dicho, que sin la resurrección los apóstoles, y aun los creyentes, eran los mas miserables de todos los hombres.  Pero no es fe negativa.  Es la única evidencia de la resurrección recalcada.

La Evidencia

Pablo nos declara el evangelio en este pasaje, con la simple declaración que Cristo murió, fue sepultado, y resucitó.  Las únicas evidencias que propone para asegurarnos el hecho de la resurrección de Jesucristo era su palabra, y la palabra concordante de todos los apóstoles, y mas de quinientos otros testigos, muchos todavía vivos en aquel momento.  Esos testigos no están entre nosotros ahora, sin embargo, lo cual rinde esa evidencia muy remota para convencer a los escépticos de hoy.  Algunos dicen que Jesucristo ni siquiera jamás existió, basándose en el hecho que no tenemos un testimonio directo acerca de él de ninguna fuente aparte de la Biblia.  Porque no es mencionado en los anales de Roma, ni las crónicas de Judea, ni de Galilea, suponen que es factible pensar que nunca existió.  Esto es absurdo, sin embargo.  Hay testimonio directo acerca de él, no fuera de la Biblia, sino en la Biblia.  Si Pilato no escribió de él, Pedro sí.  Si los escribas de Herodes no lo mencionan, Juan sí.  Si nunca existió, ¿de quién estaban hablando?  Para suponer que Jesús de Nazaret nunca existió, tienen que suponer también que Pedro, Jacobo, Juan, Pablo y Lucas tampoco existieron.  Y si ellos nunca existieron, ¿quiénes escribieron aquellas epístolas y evangelios?  ¿Y a quiénes estaban siguiendo Justino Mártir, y Policarpo, y Ireneo?  Una prueba definitiva en contra de esta sugerencia de incrédulos es que muchos sí mencionan a Jesucristo después que murió, y ninguno de aquella época brota la sospecha que fuera un personaje de ficción.  Todos en los días de los apóstoles y muchas generaciones después aceptaban como un hecho que Jesús había vivido y muerto exactamente como el evangelio insiste.

Así que, la gran mayoría de escépticos hasta hoy no pueden negar su vida, entonces niegan tan solo que resucitó.  Y ¿cuál evidencia hay de que sí? Solamente la palabra de los apóstoles.  Repito.  La palabra de los apóstoles es la única evidencia que existe de su resurrección.  Una tumba vacía no es evidencia de una resurrección.  El manto de Turín no es evidencia de nada.  No hay pruebas.  Solamente palabras.

Pero eso no es evidencia intangible o negligible.  Primeramente no es la palabra de uno solo.  Ni es solamente la palabra de aquellos que siempre eran sus discípulos.  Y no es un cuento perdido o recientemente hallado, como él de Juan Diego o de los Mormones.  Aquí Pablo hace claro a los de su día la evidencia de la resurrección.  Fue visto.  Por María Magdalena, y Juana, y Salomé (quizás la madre de Jacobo y Juan), por Cleofas y su esposa María, padres de Jacobo el menor y José, por Pedro y Juan, por todos los apóstoles, por Jacobo su medio hermano, por quinientos otros juntos, muchos de los cuales aquellos corintios conocían.  Y el enemigo de cristianismo, Pablo mismo, asegura haberlo visto vivo después de muerto.  Pablo utiliza estas pruebas en su día, y los que creyeron usaron esos mismos testimonios en sus generaciones desde entonces.  Ningún eslabón de la cadena se ha perdido.  Sabemos que Cristo existió porque Pedro existió, y Pablo existió, y los que conocieron a ellos existieron.  Sabemos que Cristo resucitó, porque Pedro y Juan nos contaron que así sucedió, y Pablo concordó, y María y Jacobo también, y los que conocieron a todos ellos nos trajeron la misma historia intacta hasta hoy.

Solamente tenemos testimonios a favor, pero la prueba definitiva de la resurrección de Cristo es la absoluta falta de alguna teoría que pueda explicar estos testimonios.  Intentaron fabricar teorías para desmentir la resurrección desde el principio.  Verás que estas teorías no solamente fallan, sino forman evidencia en contra de las demás teorías fabricadas después de siglos.  Los Judíos el mismo domingo de resurrección fomentaron la idea que su cuerpo fue robado por sus discípulos.  Los Judíos seguían asegurando esa explicación en días de Justino Mártir (año 108).  Aun después, en días de Tertuliano (200), Origen (250), y Crisóstomo y Gregorio de Nyssen (350), todos ellos argumentan en contra de esta explicación.

Pero, los mismos Judíos, todos conscientes de esa posibilidad, habían puesto una guardia para evitar precisamente ese "error."  Y no eran veladores, sino soldados romanos, bajo el mando de Pilato mismo.  Los discípulos de Cristo por miedo ni le siguieron en su juicio, ni en su muerte, ¿cómo entonces entraron al huerto para robar su cuerpo, evitaron los soldados, quitaron el sello y luego la puerta (mientras los romanos dormían) y lograron llevar su cuerpo, sin que se note, y todo "secretamente."

Y además, ¿porqué lo harían? ¿De qué les servía el cuerpo?  Lo querían como rey, como el mesías, como el profeta prometido, ninguno lo quería como espíritu o fantasma, ni como cabeza desaparecida de alguna causa.  Si hubieran querido hacer a su cuerpo un monumento, no necesitaban robar el cuerpo.  Si querían fingir una resurrección, ¿cómo sentían que fuera posible engañar a todos no más por hacer desaparecer su cuerpo? ¿Quién iba a creer que resucitó sin verlo vivo?  No había motivación porqué lo robarían.  La motivación de engaño se encuentra solamente en el lado de los Judíos.

Y el testimonio falso, como siempre, se descubre por sus contradicciones.  Los soldados dicen que los discípulos robaron el cuerpo mientras se dormían.  Entonces, ¿cómo lo saben?  Estaban dormidos.  Si se despertaron y vieron la tumba vacía, solamente pueden suponer que alguien robó el cuerpo.  No es evidencia de quién, ni siquiera de que se robó el cuerpo.  Mas bien, es evidencia que el cuerpo en realidad desapareció, y que los Judíos tenían motivación, y alguna dificultad, explicar eso.  La declaración de los soldados y Judíos que los discípulos lo robaron es solamente evidencia que ellos mismos estaban mintiendo.

Y nada de eso explica cómo se involucraron tantos otros testigos después del hecho, como quinientas personas juntas, o Saulo el enemigo de los cristianos.  Si Pedro y Juan robaron el cuerpo y lo incineraron para que nunca se descubriera, ¿cómo persuadieron a Jacobo y Judas, hermanos de Jesús, quienes nunca habían creído en él? A poco ¿no habrían oído el rumor que su cuerpo había sido robado?  O acaso ¿serían escépticos de su hermano Jesús, pero no de sus discípulos? ¿Sería fácil convencerlos de su resurrección cuando ni siquiera creían a su propia madre acerca de su nacimiento?

Después de siglos algunos, incluyendo los musulmanes, dijeron que Jesús desmayó solamente, y en la tumba se despertó, y salió vivo, aunque no resucitado verdaderamente.  Si hubiera desmayado, suponemos que no es imposible que un José de Arimatea se equivocara, y envolviera a un cuerpo que por tanto trancazo tenía la apariencia de muerto.  Aunque uno se equivoque no es difícil suponer, no obstante Cristo había muerto bajo sentencia.  Su muerte era dictado.  Habían expertos encargados de ejecutar la sentencia, y otros expertos encargados pronunciarla ejecutada.  Y no solamente ellos, pero por haber muerto antes de lo esperado, los soldados mismos hicieron pruebas de su muerte, como aquel que abrió su costado con una lanza, y testificó que salió sangre y agua.  Y Pilato, maravillado que ya hubiese muerto, mandó preguntar al Centurión, que también mandó averiguar si era muerto, y tras la investigación, concluyeron que así era, había muerto.

Y si hubiera tan solo desmayado, ¿cómo encontraron las mujeres la piedra revuelta de la tumba? ¿A poco Cristo, azotado, crucificado, sangrado por 9 horas, luego perforado en su costado, y envuelto en sábanas, se despertó, se reanimó, se levantó, y con los soldados afuerita esperó tres días sin mover la piedra, sin agua, sin comida, sin atención médica, pero luego decide salir de la puerta, y la mueve así de fácil?  Seamos razonables, que Cristo murió es un hecho incontrovertible.  Demasiados encargados, espectadores y testigos de primera mano nos lo aseguran.

Kirsopp Lake propuso en 1907 que las mujeres llegaron al sepulcro equivocado.  Como la tumba era privada, no estarían con José de Arimatea cuando se le sepultó.  Entonces cuando iban al sepulcro por primera vez, y lo encontraron abierto, alguno les dijo "no está aquí," cual palabra tomaron como decir que había resucitado, aunque probablemente tan sólo era el hortelano explicando que estaban frente a la tumba equivocada.  Pero eso no es posible.  Aquellas mujeres estaban "sentadas delante del sepulcro" cuando fue sepultado (Mat. 27.61).  Y había una guardia, ¿cómo llegaron a guardar la tumba equivocada?  Y cuando ellas contaron a Pedro y Juan ¿cómo corrieron al mismo sepulcro equivocado?  Y si ellas y ellos se equivocaron en el lugar, los Judíos no tenían que inventar algún robo de su cuerpo, podían llevar todos al lugar correcto y acabar la farsa.  Esta teoría desesperada nos lleva inevitablemente al reconocimiento que todos en los días de los apóstoles sabían que la tumba verdadera era vacía.

Es cierto que la única evidencia de la resurrección de Jesucristo es el testimonio de los apóstoles y otros testigos.  Pero este testimonio es impregnable.  Once apóstoles, por lo menos dos hermanos de Jesús (anteriormente incrédulos), María Magdalena, Salomé, María y Cleofas, 500 personas juntas, y Saulo de Tarso, todos de acuerdo separadamente, vieron a Jesucristo resucitado después de la confirmación de su tumba vacía.  La resurrección fue predicada en toda Jerusalem y Judea 50 días después, dando oportunidad a todos los incrédulos producir el cuerpo, o la evidencia de fraude, y no lo hicieron.  Y el testimonio de estos apóstoles y otros testigos era mas que persuasivo, no queda duda que ellos realmente creían lo que predicaban, pues lograron persuadir a millones en su misma generación.

Pero este dicho de Pablo es evidencia a favor de la resurrección de Cristo precisamente porque el propósito de Pablo en este pasaje no es de comprobarla.  Está arguyendo la verdad de una resurrección general en el futuro.  Tan segura es la resurrección de Cristo que Pablo la utiliza como evidencia.  Si fuera un fraude, o tan solo un poco dudoso, Pablo no la utilizaría como evidencia, sino tendría que intentar a persuadir del hecho.  La resurrección de Cristo era mas allá de la duda.

La Información

No solamente es evidencia esta frase, también debemos considerar la información que contiene.  Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más miserables.  En primer lugar, nos informa que es algo absurdo vivir píamente si no hay resurrección.  Si no es real la vida eterna, es por demás el arrepentimiento.  La vida santa, aunque no exactamente "miserable," es más cargada que una vida de puro interés y conveniencia.  Seguramente justicia es su propio galardón en esta vida, pero solamente porque agrada a Dios.  Las únicas cosas en esta vida que hacen al pecado infeliz es la consecuencia y la conciencia.  Mundanos en todo el mundo efectivamente miden las consecuencias de sus pecados y logran tener una vida inmoral muy feliz.  Y sin promesa de vida eterna la conciencia no tiene fundamento.  Los mundanos se divierten verdaderamente, sin presión, sin remordimiento, contentos en su libertad.

Esto es algo que no puedo entender de los Deístas (Ben Franklin), Masones (Benito Juárez), y los ateos y agnósticos de hoy que "aprecian" a Jesús por sus enseñanzas buenas sin creer la Biblia precisamente.  Hacen pensar que existe alguna razón vivir píamente sin existir un juicio después.  Tengo que decir que entiendo mucho mejor a los Epicúreos que a los Estoicos.  Si no hay juicio después, ¿qué cosa nos puede motivar a negarnos el placer en esta vida? ¿Porqué vivir estrictamente, justamente, o píamente sin porque temer a Dios?  La vida disciplinada es ilógica, irrazonable y absurda sin una meta, sin un galardón después.  Nuestra motivación de negarnos los placeres carnales y el camino fácil, y además de aceptar la bronca de ser cristianos, es precisamente porque hay una vida después.  Esta vida es prueba, es preparación, es pasajera.  Aun suponiendo que existe Dios, si esta vida fuera todo lo que hay, no existe motivación de resistir la tentación.  Si no mas somos a Dios un experimento, si no tiene cuidado de nosotros, si no nos quiere, si no aprecia nuestra honra, nuestro sacrificio, si el agrado de Dios no se traslada a otra vida, agradarle no tiene chiste.

Pero con la promesa de vida eterna, la bronca no es miserable.  La justicia no es tan pesada.  El constante arrepentimiento no es una carga.  Con la esperanza de estar con Cristo en otra vida, aguantamos las mas graves consecuencias de nuestra fe.  Además, evitamos las pesadillas del incrédulo, la depresión profunda de una vida sin propósito, sin provecho, sin progreso.  Nosotros toleramos la vanidad, nos alentamos en la enfermedad, y nos consolamos en la muerte.  Si fuera de Cristo somos los más miserables, en Cristo somos los más felices.

Otra cosa aclarada por este pasaje es la importancia de resurrección a la vida eterna.  Parece al apóstol absurdo pensar en una vida eterna como tan sólo un espíritu.  Se necesita un cuerpo resucitado, una vida restaurada, para hacer que todo valga la pena.  La idea romana acerca del Cielo, un lugar espiritual donde todos son espíritus eternamente, y tocan arpas, y observan a los vivos (o interceden por ellos), no parece pasar la imaginación de Pablo.  Aspiraba la resurrección, la completa restauración de su cuerpo, una vida nueva, sin la bronca, sin el sufrimiento, sin la tentación.  Y sin la esperanza de eso, era increíblemente pesada su vida.  

La Exhortación

Esto nos trae a la exhortación que hay en esta frase.  Como dije desde el principio, no siento que soy el más miserable de todos los hombres en ningún sentido.  Aún si mi fe estuviera mal-puesta, confiando en apóstoles equivocados, o lunáticos; aún si la Biblia fuera llena de fraude, mentiras, errores; aún si la muerte fuera final, sin juicio, sin galardón, sin resurrección; no me siento miserable, mucho menos el "más miserable" de todos.  Mi fe cristiana no me ha hecho sufrir, es mas, mi fe en el evangelio me ha hecho disfrutar la vida.  Mi vida es divertida, llena de satisfacción.  Estoy rodeado de amigos cercanos como hermanos, mi esposa me sirve y se sujeta, yo la honro y la amo, mis hijos me obedecen a mí, y al maestro, y al oficial.   Disfruto los beneficios de disciplina, de justicia, de una vida sana.  La muerte no me espanta, las cargas me son más ligeras, la enfermedad me fortalece.  La creación tiene sentido, mi vida tiene propósito, ni el mundo ni el vicio me esclavizan, soy libre, educado, próspero, feliz.  No puedo imaginar volver a la depresión de una vida sin Cristo.

Por eso parece que Pablo dice esta frase acerca de él y los demás apóstoles.  Sus vidas eran arruinadas.  Pablo compara las vidas de los creyentes con las vidas de los apóstoles así:

9  Porque á lo que pienso, Dios nos ha mostrado á nosotros los apóstoles por los postreros, como á sentenciados á muerte: porque somos hechos espectáculo al mundo, y á los ángeles, y á los hombres.
10  Nosotros necios por amor de Cristo, y vosotros prudentes en Cristo; nosotros flacos, y vosotros fuertes; vosotros nobles, y nosotros viles.
11  Hasta esta hora hambreamos, y tenemos sed, y estamos desnudos, y somos heridos de golpes, y andamos vagabundos;
12  Y trabajamos, obrando con nuestras manos: nos maldicen, y bendecimos: padecemos persecución, y sufrimos:
13  Somos blasfemados, y rogamos: hemos venido á ser como la hez del mundo, el desecho de todos hasta ahora.
        1 Corintios 4

Es cierto que los apóstoles sufrían sobremanera.  Es cierto que los creyentes no somos llamados al mismo sufrimiento.  Ellos necios, nosotros prudentes, ellos flacos, nosotros fuertes, nosotros nobles, ellos viles, nosotros reinando, ellos la hez del mundo.  Así debe ser.  Jesús dijo, "al que encomendaron mucho, más le será pedido."

Sin embargo esto nos sirve de exhortación.  En primer lugar, no debemos evitar la "miseria" consecuente al ser cristianos.

20  Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No es el siervo mayor que su señor. Si á mí mé han perseguido, también á vosotros perseguirán: si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
        Juan 15
12  Y también todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución.
        2 Timoteo 3
22  Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles á que permaneciesen en la fe, y que es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.
        Hechos 14

A todo cristiano se le presentan oportunidades de aceptar el vituperio de Cristo, de ser perseguido, de perder oportunidades, de negarse a sí mismo por amor del Señor y del evangelio.  Demasiadas veces los cristianos nos esquivamos, evadimos la pena, la vergüenza, la inconveniencia.  Como cristianos, debemos estar siempre alertos a estas oportunidades de sufrir por Cristo.

12  Si sufrimos, también reinaremos con él: si negáremos, él también nos negará:
        2 Timoteo 2

17  Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de Cristo; si empero padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
        Romanos 8
13 Antes bien gozaos en que sois participantes de las aflicciones de Cristo; para que también en la revelación de su gloria os gocéis en triunfo.
        1 Pedro 4
No solamente debemos abrazar cualquier oportunidad de sufrir por Cristo, debemos también sacrificar para él.  El cristiano del Nuevo Testamento es descrito como abnegante y disciplinado.

11  Amados, yo os ruego como á extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,
        1 Pedro 2
5  Ahora, la que en verdad es viuda y solitaria, espera en Dios, y es diligente en suplicaciones y oraciones noche y día.
        1 Timoteo 5

Y el mundano es descrito como viviendo en delicias.

6  Pero la que vive en delicias, viviendo está muerta.  
        1 Tim. 5
5  Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis cebado vuestros corazones como en el día de sacrificios.
        Sant. 5

El hombre rico se vestía de ropa fina y comía banquete, y terminó en el infierno.  La mujer Babilonia se glorificó a sí misma, estuvo en deleites, y se sentó como reina, y todo eso "vino en memoria delante de Dios."  La exhortación es que el cristiano no debe siempre satisfacer su carne, no debe vivir en delicias, debe sacrificar, debe ayunar, debe mortificar sus miembros que están en la tierra para no satisfacer sus concupiscencias.  Esto concepto de la vida cristiana es muy diferente que la idea popular en nuestra generación.  Escasamente encontramos un fiel cristiano de más de 70 años de edad que en su generación no practicaba abstenciones un poco fanáticas.  Al convertirse dejaban las cartas, el baile, el cine, la televisión, las albercas mixtas, el deporte en domingo.  Era fanatismo, pero la vida cristiana solía ser un poco fanática.  Si por ser cristiano no somos en ningún sentido mas miserables en esta vida que los incrédulos, algo está mal.

El Argumento en Oración

Hay un sentido más que me impresiona este versículo.  Pablo utiliza este argumento con hombres, pero es un fuerte argumento con Dios también.  Si no tuviéramos esperanza de otra vida, seríamos de todos los más miserables.  Dios tiene que oír eso.  Mira cuanto sufrió Pablo, y los otros apóstoles, por esperar algo en otra vida. ¿Sería acaso posible que Dios no reconociera eso?  ¿Sería posible que Dios no remunera tal sacrificio con la vida más gloriosa imaginable?  No creo.  Pedro una vez usó este argumento con Cristo:

28  Entonces Pedro comenzó á decirle: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido.
29  Y respondiendo Jesús, dijo: De cierto os digo, que no hay ninguno que haya dejado casa, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó mujer, ó hijos, ó heredades, por causa de mí y del evangelio,
30  Que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, é hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.
        Marcos 10

La oración requiere fe (Sant. 1.6).  La fe en oración requiere argumento, o sea, evidencia, aunque invisible (Efe. 4.14, 1 Tim. 1.4, 4.7, 2 Pe. 1.16).  El argumento es precisamente lo que sabemos de Dios, de su carácter, de su voluntad.  Pablo pudo decir que sería completamente en contra del carácter de Dios exigir sufrimiento y muerte de los apóstoles sin la promesa segura de una vida mejor después.  Es un argumento formidable con Dios.

Tenemos el mismo argumento, aunque no del mismo grado.  Yo utilizo este argumento en mis oraciones por las iglesias.  Se reúnen sin edificio, sin nombre denominacional reconocido, sin apoyo económico de iglesias establecidas, y sin reconocimiento oficial del gobierno.  No tienen pastores entrenados, educados o reconocidos, y algunas ni tienen pastor todavía.  Muchas, por falta de recursos, tienen que mantener sus congregaciones pequeñas, dividiendo sus reuniones en diferentes parques.  Sin embargo, en vez de cuidarse a sí mismos, las congregaciones mandan una porción sustancial de sus ofrendas al evangelismo extranjero, la mayoría de ellas enviando más (a veces mucho más) que la mitad de sus ingresos totales.  Los pastores no reciben salario, sino solamente ofrendas designadas.  Así resulta que los pastores hasta ahora han tenido que trabajar para sostenerse, mientras las iglesias sostienen la obra misionera.

Hombres y mujeres de las iglesias ocupan su tiempo libre para la predicación.  Vencen su temor, sufren la afrenta de proclamar su nombre en público, aguantan la bronca, y cumplen el mandamiento al pie de la letra.  Y los evangelistas predican el evangelio sin crema.  Utilizan la versión antigua, aunque dificulta a veces el ministerio.  No evitan el escándalo de la cruz.  Denuncian la idolatría públicamente.  Tampoco por la pereza común a muchos ministros buscan adeptos instantáneos.  Toman el tiempo de enseñar el evangelio durante meses en los hogares de incrédulos.  Todo esto hacen por convicción, porque ven el principio apropiado en la Biblia.

Yo tengo que pensar, ¿sería posible que Dios a estos les negara el fruto de su obra?  Eso no puede ser.  Serán benditos de Dios, no solamente en la otra vida, sino también en este tiempo, verán el fruto que permanece.  Argumentamos como Jeremías hizo:

19  Oh Jehová, mira por mí, y oye la voz de los que contienden conmigo.
20  ¿Dase mal por bien para que hayan cavado hoyo á mi alma? Acuérdate que me puse delante de ti para hablar bien por ellos, para apartar de ellos tu ira.
        Jeremías 18

Oh, Dios, mira por nosotros.  Mira la afrenta.  Mira la vergüenza que sufrimos cuando nadie cree.  Mira el gozo de nuestros enemigos.  Acuérdate que nos pusimos delante de ti para predicar tu palabra, así como nos mandaste. ¿Nos darás mal por bien?  Sabemos que no.  Solamente te suplicamos almas.  Confiamos que nos darás bendición en nuestras ciudades.