La Epístola
Isidro Fabela # 999
Col. Tres Caminos
CP 50010     Toluca, Edo. Mex.

#111   Noviembre, 2003

Impreso en México

Noticias

Salamanca: Para avisar a los que querían asistir, ya no pueden, pero hubo conferencia de exhortación de jueves, octubre 30 hasta domingo, noviembre 2, predicada por Miguel N. Jackson y Juan Castillo.  Lo siento que olvidé avisar a tiempo.

León, San Juan Bosco: Habrá conferencia de exhortación de jueves a domingo, 13 a 16 de noviembre, en el parque de San Juan Bosco.  Predicarán Memo Kincaid de Toluca y Ramiro García de Zacatecas.

León: La reunión de predicadores se llevará a cabo el domingo, 16 de noviembre, en la deportiva del estado (a la salida a Silao), comida a las 4pm y reunión a las 5:30.  Además les pido un favor.  Todos los que tienen casetes de predicaciones en nuestras iglesias de antes de 1999, y están dispuestos a prestármelos por un tiempo para hacer copias en MP3 para poder distribuir a otros, traerlos a la oración de predicadores.

León: La convivencia de jóvenes del 20 al 23 de noviembre. Favor de depositar la cantidad de 250 pesos en la cuenta Bancomer 1190340677 lo más pronto posible.  Ya están haciendo gafetes y playeras, y necesitan que empiecen los ingresos.  Todo jóven que llega deberá llevar su ficha de depósito, y su propia cobija como siempre.  Además del costo inicial, todo jóven debe llevar dinero extra para sus necesidades personales, y también para dejar una ofrenda para M. Jackson.  Se comenzará la convivencia en la concha acústica del parque Hidalgo el jueves 20 a las 6:00 pm en punto.  Habrá cena de viernes a sábado también en la concha acústica.  Cualquier pregunta llamar a José Hernández (477) 762-8881, o a Flavio Santoyo en su nuevo teléfono de casa (477) 718-6198.

León, Coecillo: Conferencia de avivamiento predicado por Miguel N. Jackson de lunes a jueves, 24 a 27 de noviembre.  Además están planeando una campaña de predicación de diciembre 22 a 25 (lunes a jueves).

Morelia: Ya están otra vez en la Calzada de San Diego.  Además, habrá conferencia de exhortación predicada por Natanael Aradillas de SLP, y Flavio Santoyo de León.  Será de domingo a domingo, diciembre 21 al 28 en la misma Calzada de San Diego.  Ambos predicarán todas las reuniones.  Flavio abre el domingo a las 10 AM y Natanael cierra.  Luego domingo a las 7 PM Natanael abre y Flavio cierra.  Todas las noches ambos predicarán intercambiando de orden.  Domingo 28 a las 10 termina con Flavio abriendo y Natanael cerrando.

Morelia: En otras noticias nos avisan que su porcentaje de ofrendas extranjeras en 2002 era 84.54%

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Arguyendo con Dios

1  Y RESPONDIO Job, y dijo:
2  Hoy también hablaré con amargura; Que es más grave mi llaga que mi gemido.
3  ¡Quién me diera el saber dónde hallar á Dios! Yo iría hasta su silla.
4  Ordenaría juicio delante de él, Y henchiría mi boca de argumentos.
5  Yo sabría lo que él me respondería, Y entendería lo que me dijese.
6  ¿Pleitearía conmigo con grandeza de fuerza? No: antes él la pondría en mí.
Allí el justo razonaría con él: Y escaparía para siempre de mi juez.
        Job 23

Nos sorprende oír un creyente hablar así.  Yo he oído a inconversos, especialmente jóvenes, hablar atrevidamente acerca de Dios, como si quisiera preguntar unas cosas a Dios cuando lo ve.  Pero Job era sumamente religioso, y reverente hacia Dios.  Job era devoto, cumplía sus votos fielmente, ayudaba a los necesitados, se guardaba de pecado, y sacrificaba religiosamente, aun por sus hijos.  No había otro en la tierra como él.  Y aquí se encuentra arguyendo con Dios.

Nuestra Religión

La verdad es que este texto va en contra de nuestro sentido religioso.  Evangélicos modernos menosprecian la palabra "religión."  He oído muchos cristianos negar tener religión.  Dicen a menudo que no tienen religión, sino que tienen una "relación" con Dios.  En algún sentido están en lo correcto, pero también puede ser una evasión de la verdad.  En realidad, cristianos verdaderos somos religiosos, tenemos religión estricta y propia, e inculcamos nuestra religión a nuestros hijos.  Pero, dicen algunos entre nosotros que religión es "ritos" y "leyes," y que los Cristianos no los tenemos.  Pero sí tenemos "ritos" (¿qué más es bautismo en agua?) y sí tenemos "leyes" (no solamente los nuevos mandamientos de Cristo, y la "ley de libertad," pero la mayoría de los mandamientos morales en el AT son repetidos en el NT).  Otros dirán que religión es "salvación por obras" y por redefinir la palabra se suponen diferenciarse de "religiosos."  He allí la meta de estos cristianos, diferenciarse del fanatismo o del anti-intelectualismo de los mas devotos e ignorantes religiosos.  Cristianos modernos no quieren asociarse con supersticiosos.

La palabra "religión" viene del Latín "religio," cuya raíz es "legere" que significa "escoger" o "discernir."  "Leer" desciende de la misma palabra por la capacidad de discernir letras.  "Ligar" también viene de la misma raíz por lo razonable de cuidar o guardar lo que uno escoge.  Lo  relativo a nuestro tema es que "legere" por todo esto significa "atender" o "cuidar."  "Re-" es un prefijo que significa repetición o constancia, y así reconocemos que "religión" significa "atención repetida o constante."  En este sentido los cristianos somos muy religiosos, pues predicamos constantemente que todos deben leer sus Biblias todos los días, orar, asistir a las reuniones, evitar fornicación y vicios, y mucho más. 

Religión, en sí, exalta a Dios, lo cual es muy superior a la actitud intelectual e incrédula de fingir que Dios no se puede conocer.  La grandeza de Dios, y la honra que merece de sus criaturas, es el tema de religión.  En sí, religión es correcta, es buena, es debida.  Todo hombre debe ser religioso.  Dios merece adoración, Dios demanda adoración.  Sin embargo, religión se convierte en un pesado auto-engaño cuando se lleva a cabo sin conocer a Dios.  Adorarle sin conocerle es inútil, de hecho, es superstición, y se convierte en idolatría.

22  Estando pues Pablo en medio del Areópago, dijo: Varones Atenienses, en todo os veo como más superticiosos;
23  Porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Aquél pues, que vosotros honráis sin conocerle, á éste os anuncio yo.
        Hechos 17

Por eso la palabra "religión" es menospreciada por intelectuales modernos, y evitada por cristianos evangélicos.  Pero todos los verdaderos cristianos que conozco son religiosos también, aun los que no lo admiten.  Cuando negamos ser religiosos, en efecto estamos mintiendo, o para evitar pena, o para fingir ser sinceros al contrario de otros.  Seamos honestos por lo menos a nosotros mismos.  Prácticamente somos muy religiosos, tenemos una religión bien conocida, y exigimos religiosidad de nuestros oyentes.

No obstante, la religiosa atención a Dios y a las cosas de Dios llega a ser repeticiones que pierden su significado.  No solamente los Judíos perdían el significado del "sábado" (Mar. 2.27) por atenderlo cuidadosamente por siglos, y los católicos atribuyen significados falsos y hasta heréticos a los ritos instituidos por Jesucristo, los cristianos también solemos cumplir nuestra religión sin pensar, sin sentido.  Oraciones antes de comer llegan a ser ritos igualmente insinceros e hipócritas que rosarios y "padres nuestros."  Himnos que se cantan sin atención a las palabras no son menos inútiles que persinarse.  Decir "amén" mientras la mente está distraída es una prueba que cristianos somos culpables de la misma hipocresía que otras religiones.  Religión, o constante repetición, tiende a remover a la persona de Dios de nuestra conciencia.  En este sentido, la religión es enemigo de nuestra relación con Dios.  Aunque no pienso que rechazar nuestras costumbres repetitivas (nuestra religiosidad) es la solución.

Dios es una persona, la persona de Jesucristo.  Le conocemos por medio de la Biblia y por su Espíritu Santo que nos es dado.  Tenemos una relación con él por la fe en sus promesas.  Pero nuestra relación con Dios además nos hace religiosos hacia él.  Adoramos a Dios con cierta devoción repetida, que a veces pierde su significado directo.  Tenemos que seguir haciendo lo mismo, porque la fidelidad requiere que "instes a tiempo y fuera de tiempo."  No puedes dejar de asistir a las reuniones porque hoy no lo "sientes" o porque no te nace.  No podemos dejar de darle gracias porque tenemos prisa.  No debemos menospreciar la lectura un día porque nos tocó las genealogías de Crónicas y nos aburre.  Nuestra fidelidad en estas cosas es nuestra "religión."

La religión no es mala en sí, pero es mala cuando usurpa o impide nuestra relación con el Señor Jesucristo.  Aun nuestra religión (la buena) nos impone reglas, normas y costumbres que a veces nos alejan de Dios.  Muchos cristianos tienen normas de adoración que les distraen de la misma adoración, como cuando insisten llevar traje y corbata los hombres, o vestido largo las mujeres.  No es malo hacerlo, por seguro, y probablemente esa tradición empezó con buenas motivaciones, pero en realidad no tiene nada que ver con adoración.  Muchas iglesias hacen un show cada semana, y los que asisten solamente escuchan.  En estos casos hacen rutinas que eliminan la necesidad de pensar acerca de Dios, y suponen poder agradarle sin mayor consideración.  Con una serie de verdades y acciones el cristiano se siente cómodo y seguro, porque así siente que está cumpliendo, o que Dios le debe.  Prácticamente, la religión hace a Dios innecesario.  Dios se desvanece.

Ahí está el problema.  Dios no quiere ser ignorado.  Aunque es un misterio el porqué, Dios si desea esa relación con nosotros, el tú por tú, la comunión viva entre nosotros.

20  He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.
        Apocalipsis 3

Ahora, a un ateo o pagano, la religión verdadera le acercaría a Dios.  Beneficiaría mucho por leer la Biblia todos los días, o por intentar "guardarse sin mancha de este mundo."  Pero a un cristiano, la religión tiende a separarnos de Dios.  Es curioso pero es verdad.  La religión insiste sobre la reverencia hacia él, la adoración solemne, la cual un inconverso necesita hacer urgentemente.  Y no hay duda que Dios debe recibir reverencia y adoración profunda del cristiano, y religiosamente también.  Pero religión no es relación.  Es la diferencia entre hablar de Usted y de Tú.  A nuestros hijos exigimos respeto, y Dios también lo exige en el quinto mandamiento.  Pero deseamos convivir con ellos a la vez.  No queremos que nuestros hijos nos hablen de "Usted."   Queremos que tengan confianza, libertad, comodidad en nuestra presencia.  Así también Dios.

Los amigos de Job

Ahora, para entender a Job tenemos que considerar a cuatro hombres que llegaron a "consolarlo" en su mal momento.  Estos hombres eran muy malos consoladores, pues sintieron la necesidad de regañar a Job por sus pecados, y se molestaron cuando Job se quejaba con Dios por la injusticia de su sufrimiento.  Pero Job y su esposa acaban de perder a sus diez hijos y toda su hacienda, y luego su salud, en breve tiempo.  Un poco de consideración les hubiera permitido oír la queja de uno en tal situación sin retornar un regaño.  Si está equivocado, pásalo por alto.  La "llaga" de Job seguramente era mucho "mas grave" que su "gemido."  Job les llama "consoladores molestos" (16.2) y ¿quién lo puede culpar?  En vez de alentar lo querían humillar, como que el problema de Job era su soberbia.  Lo inconsiderado de los amigos de Job es sólo superado por la actitud de los espectadores al pie de la cruz de Jesucristo, que se mofan de un inocente muriendo una muerte agonizante reservada para tan solo los peores criminales.  No hubiera sido aceptable que burlen a un culpable sufriendo justamente, pero escarnecer al inocente en su tormento injusto es imperdonable.

A pesar de la injusticia y poco considerado de las acusaciones en contra de Job, siempre me sorprende reconocer que entre los cristianos muchos de los versículos favoritos del libro de Job son precisamente los dichos de sus amigos (4.18, 5.1, 5.7,8, 15.15, 25.4, etc.), aquellos que Dios mismo dijo no hablaron "lo recto, como mi siervo Job" (42.7).  No es solamente entre nosotros que gravitamos a sus dichos, también las citas en otros libros bíblicos son de los amigos en vez de Job (4.8 con Os. 10.13, 5.13 con 1 Cor. 3.19, 5.17 con Pro. 3.11, 35.7 con Rom. 11.35).  Esto no es solamente porque la actitud de Job es extrema por su situación extrema, y difícil de aplicar a nuestra vida.  Los amigos de Job tenían fuertes argumentos a favor de Dios.  En su filosofía Dios tiene razón y tiene razones para cada decisión que él toma.  Usan argumentos religiosos, muy persuasivos, y válidos en otras circunstancias.  Pero al defender a Dios cometen errores graves acerca de Job, y son errores relacionados con su religiosidad.  Religiosos "dan por supuesto" a Dios.  Quieren atar a Dios a sus atributos, porque así les es mas cómodo.  Reducen a Dios a una serie de verdades, y olvidan de su persona, olvidan que es "vivo."

La soberbia de religiosos

Primero, suponen que Dios no castiga a los justos (4.7, 8.20, 15.20, etc.), sino tan solo a los malos, lo cual parece lógico, religioso y reverente, pero sencillamente no es cierto.  El error aquí es suponer que el juicio está en esta vida.  Job responde muy bien.

29  ¿No habéis preguntado á los que pasan por los caminos, Por cuyas señas no negaréis,
30  Que el malo es reservado para el día de la destrucción? Presentados serán en el día de las iras.
        Job 21

El juicio está reservado para su día.  Este mundo no demuestra muy bien la justicia de Dios, solamente demuestra su paciencia.  La historia está llena de ejemplos de justos que sufrieron e injustos que celebraron.  La verdad genérica que los hombres siegan lo que siembran es importante y fuerte, así que, gracias amigos por recalcarla, pero predica eso a los incrédulos.  ¿Cuál imbécil piensa en serio que lo derecho siempre gana, o que los justos nunca sufren?  Reverencia hacia Dios está bien, religiosos, pero la opinión que lo que sufrimos en esta vida es juicio por nuestros pecados no solamente es absurdo, y falsificado en la experiencia de todos, es sede de enorme soberbia.  Es igualmente absurdo como el pensamiento que los bienes que gozamos son fruto de nuestras justicias, ¿han oído esta opinión, religiosos vanos?  Solamente los que no están sufriendo tienen el lujo de pensar así.  Una vez los apóstoles supusieron equivocadamente que un ciego había pecado, o sus padres quizás, y su única evidencia era su incapacidad (Juan 9).  La soberbia inherente en tal suposición es patente.  Así suelen pensar los religiosos.  Así les parece que todo está bien en el mundo mientras no sufren.  Se libran de responsabilidad, evitan lo incómodo de compasión, de simpatía.  Lo feo de esta actitud es transparente, lo inconsiderado, soberbio y grosero de los amigos de Job era inexcusable.  La cara fea de religión se ve en cada uno de sus regaños.

No hubiera sido difícil para un amigo humillarse, aún si Job se había excedido.  Pero es muy difícil para religiosos humillarse.

1  HERMANOS, si alguno fuere tomado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con el espíritu de mansedumbre; considerándote á ti mismo, porque tú no seas también tentado.
        Gálatas 6

La solemnidad de religiosos

Pero otro error de sus compañeros era su indignación por su manera de hablar Job con Dios y acerca de Dios, algo que también nos sorprende a nosotros.  Esta otra cara de religión se ve, exaltando la grandeza, santidad y gloria de Dios, y pasando por alto su compasión, su entendimiento, su confiabilidad. ¿Qué dijo Bildad?

2  ¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, Y las palabras de tu boca serán como un viento fuerte?
3  ¿Acaso pervertirá Dios el derecho, O el Todopoderoso pervertirá la justicia?
        Job 8

¿Estás acusando a Dios, Job? ¿Estás enojado con Dios? ¿Qué derecho tienes de hablar así?  Bildad tiene reverencia hacia Dios, pero Job está molesto, y la reverencia y solemnidad se desvanecieron.   Job no sólo está molesto con sus compañeros de poca gracia, Job está molesto con Dios.  Aquí Bildad redarguye la falta de respeto a Dios.  En efecto, Job había dicho que Dios le había perseguido sin porqué.  La mente religiosa no puede aceptar un pensamiento así.  Por eso Bildad se indignaba.  Eliphaz encontró lo mismo después.

4  Tú también disipas el temor, Y menoscabas la oración delante de Dios.
5  Porque tu boca declaró tu iniquidad, Pues has escogido el hablar de los astutos.
        Job 15

¿No tienes temor de Dios, Job? ¿Eso lo llamas "oración"?  Eliphaz sabe dirigirse a Dios con palabras respetuosas.  Eliphaz sabe orar, pero Job es atrevido.  Job no parece tener temor de hablar fuerte a Dios, y Eliphaz se indigna.  Pero lo que olvida es que el pecado es en el interior, no solamente en la obra.  Si Job siente molesto con Dios no hay ventaja verdadera en esconderlo.  Solamente los religiosos ven un valor en esconder lo que está en sus corazones.  ¿Qué valor tiene reverencia y solemnidad en su porte si hay grande angustia, o molestia, en su corazón? ¿A poco Dios no sabe ya lo que está en el corazón?

La religión supone que solemnidad vale más que realidad.  Aunque reverencia es correcta, no tiene más valor que sinceridad, honestidad, pasión o gozo.  La forma en que Job habla, especialmente considerando sus circunstancias, era mucho menos vergonzosa que la fría y rígida reverencia hacia Dios que sus amigos demandaban.

La sensibilidad de religiosos

Otro error de religiosos es que "sienten" todo personalmente.  No sé si has notado hermano, pero Job no es ningún santo afeminado recibiendo la injuria en silencio.  Job quema a sus amigos por su actitud religiosa y sus opiniones ignorantes y arrogantes.  ¿Crees que Eliphaz se molesta con Job porque Job le faltó respeto a Dios?  No, como siempre, los religiosos son delicados.  Como en tiempos de Jesucristo la única cosa que religiosos odian mas que un fuerte regaño es burla.  Prefieren la muerte que ser ridiculizados en público.  Fíjate en los regaños y las sátiras de Job:

2  Ciertamente que vosotros sois el pueblo; Y con vosotros morirá la sabiduría.
        Job 12
5  Ojalá callarais del todo, Porque os fuera sabiduría. 
        Job 13
3  ¿Tendrán fin las palabras ventosas? O ¿qué te animará á responder?
        Job 16
10  Mas volved todos vosotros, y venid ahora, Que no hallaré entre vosotros sabio.
        Job 17

Eliphaz, Bildad y Sophar se metieron con un león que había perdido sus cachorros.  Job está amargo e impaciente con estos "médicos nulos".  Además está fastidiado por sus "palabras de rectitud" (6.25).  El afligido difícilmente aguanta consejos fáciles de quienes no han sufrido lo mismo, por más sabios y rectos que sean.  Pero no es su impaciencia que les quema, sino su menosprecio hacia ellos.  La respuesta de Eliphaz lo aclara.

9  ¿Qué sabes tú que no sepamos? ¿Qué entiendes que no se halle en nosotros?
10  Entre nosotros también hay cano, también hay viejo Mucho mayor en días que tu padre.
        Job 15

Lo que los religiosos odian mas que muerte es el desdeño hacia ellos.  No les importa un comino si alguien falta respeto a Dios.  Lo único que no soportan es tenerles en poco a ellos.  "Yo sé mas que tú, Job."  "Hay muchos sabios que están de acuerdo con nosotros."  Todos argumentos sin razón.  Tienen que ver con ellos y no con el asunto.

Verdadera comunicación

Ahora, Eliphaz responde una sola vez mas, atreviendo enseñar a Job acerca de la oración.

21  Amístate ahora con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien.
26  Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, Y alzarás á Dios tu rostro.
27  Orarás á él, y él te oirá; Y tú pagarás tus votos.
        Job 22

Eliphaz sugiere a Job que se reconcilie con Dios.  Que se arrepiente, y estarán otra vez en comunión.  La forma en que hablaba Job no era apropiado para un creyente, un adorador de Dios, un religioso.  Job estaba quejando a Dios.  Así uno no debe orar.

Pero el error de Eliphaz aquí, y la sorpresa para nosotros hasta el día de hoy, es que Job nunca había estado en mejor comunión con Dios que en aquel momento.  La fe de Job en ese instante era extraordinaria, mas viva y aguda que en toda su vida anterior.  En realidad Job había perdido su religión, algo que lamentaba Eliphaz.  Pero su relación con Dios había saltado a otro nivel.  Job estaba conociendo a Dios como ninguno de sus amigos podía imaginar.  Job llegó a una conclusión acerca de Dios al considerar la injusticia de su situación, y las respuestas muy inadecuadas de sus amigos.  En pocas palabras, Job descubrió que un creyente puede argüir con Dios, y salir vivo.

La oración en sí es un tema misterioso.  Dios ya sabe todo lo que decimos, entonces ¿porqué tenemos que decirselo?  Pero oración básica, como Cristo nos enseñó en el "Padre nuestro," es reverente, es adoración y petición.  Dios quiere que oremos, y los religiosos oramos muy a menudo.  Pero lo que Job descubre es mas que oración, es comunicación verdadera, un fuerte y apasionado argumento con Dios.  Cierto, implica una injusticia, un error o un descuido por parte de Dios, una queja legítima, lo cual por fe debemos aceptar que no puede existir.  Job en la amargura profunda de su alma atrevidamente dice que iría a su silla y ordenaría juicio delante de él.  Job entiende que Dios tiene que salir con la razón, pues dice que quiere oír las razones de Dios directamente de su boca.  Uno puede imaginar la reacción religiosa de sus amigos.  Seguramente esto no es algo apropiado a un religioso.  Sin embargo, es algo muy común entre hijos y padre.  Oración reverente y paciente es debido en situaciones comunes, por supuesto, pero en circunstancias extraordinarias, el hombre comunica a Dios con verdadera pasión, y aún sus argumentos serán tomados en cuenta por Dios.  Sólo un religioso insincero usaría este fenómeno para desacreditar al afligido.

¿Vencer a Dios en un argumento?

La extraordinaria conclusión de Job es su fe que Dios no pleitearía con "fuerza" en su contra.  Mucho mas, que Dios "la pondría" en él.  Job sabía que no tenía fuerza para discutir con Dios, pero pronuncia su fe que Dios le ayudaría, que le daría fuerza para discutir.  Job está enseñando a sus amigos que todavía no alcanzan este nivel de relación con Dios.  Job está enseñando a nosotros.  Aquí descubrimos que Dios quiere oír nuestros razonamientos, nuestros escondidos desacuerdos con él, nuestro sentido de la injusticia.  Seguramente pensamos que Dios solamente nos quiere instruir en sus pensamientos, oírnos tan sólo para corregirnos.  Pero existen casos que demuestran otra cosa.

27  Y luego que llegó al varón de Dios en el monte, asió de sus pies. Y llegóse Giezi para quitarla; mas el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.
28  Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo á mi señor? ¿No dije yo, que no me burlases?
        2 Reyes 4

La mujer Sunamita que había hospedado a Eliseo cuando pasaba por Issachar recibió por lo tanto un hijo, por palabra del profeta.  Era difícil que esta mujer aceptara la bendición, pues al oír que Eliseo le iba a conceder un hijo le había dicho que no haga burla de ella.  Esta mujer no esperaba tal bendición a cambio de su hospitalidad, y al recibirla no se atrevía a regocijar luego.  Sucede que al pasar los años el niño creció, y repentinamente murió.  La mujer se levanta y corre al profeta, y asió de sus pies.  Su oración es emotiva.  "Pedí hijo a mi señor?"

Giezi en este caso es el religioso.  La actitud de la Sunamita era indecorosa.  Nunca nadie tiene derecho de quejarse a Dios.  Pero, pensándolo bien, su queja era legítima.  La Sunamita estaba feliz sin hijo, sin esa esperanza.  Y la bendición de tener hijo no es verdaderamente una bendición si no más lo tienes unos años y luego muere.  No parece que la Sunamita sabía orar a Dios, pero bien sabía discutir con él.

Fíjate que Dios tiene derecho de hacer lo que quiere.  No hace mal dando y luego quitando.  El da la vida, y luego la quita.  Todo es suyo, y no tiene que responder a nadie.  Pero Dios hizo al hombre con su propia voluntad, con un entendimiento, un razonamiento también.  Y nuestro punto de vista es también legítima.  No podemos acusar a Dios de pecado o de injusticia, por supuesto, todo lo que hace es justo, y de su punto de vista, estrictamente bueno.  Pero también tenemos un punto de vista.

Dios no se compromete con nosotros dándonos bendiciones.  Pero bendiciones también instituyen cierta confianza en nosotros.  Empezamos a tener por su cuenta ciertas esperanzas.  La Sunamita recibió la bendición, pero junto con la bendición inmediata tenía la esperanza de una bendición por largo tiempo.  No era prometido, pero era razonable.  Dios no estaba comprometido con ella.  Pero ella sí tenía una queja.  Y Eliseo inmediatamente lo reconoció.

Job también tenía una queja legítima, no porque Dios le debía algo, o porque Dios le había roto alguna promesa.  Pero Dios había forjado en Job una cierta esperanza, y en un momento había quitado todo sin explicación, y sin motivo visible.  No es que Job nunca pecaba, Job reconocía constantemente su pecado natural (7.20, 9.20), y cualquier pecado hubiera sido suficiente justificación para cualquier tribulación mandada por Dios.  Pero los argumentos de Job son agudas. ¿Porqué no me mataste desde el vientre?  Tus manos me formaron, y ¿ahora me deshaces? ¿Me concediste vida y misericordia, y ahora me cazas como a león?

Job tenía argumentos, legítimas razones, quejas razonables.  La mayoría de los hombres no los tienen, pero Job sí.  No era pecado que Job discutiera con Dios, antes más bien, Dios quería oírle.  El religioso no puede hablar a Dios así, pero el afligido sí.    Y el afligido puede vencer.  Ningún personaje es mas grande en la Biblia que Jacob (o Israel), su nombre aparece más que cualquier otro menos Jehová.  Pero lo único sobresaliente de Jacob es que en la noche de su aflicción peleó con Dios y venció (Gen. 32.28).

En mi opinión esta es la razón que Dios nos manda aflicción, o nos rehúsa bendición, porque quiere oír nuestros argumentos.  Dios se cansa de los religiosos, ¿quién no?  Dios anhela un buen argumento con mentes vivas, sinceras y justas, que hablan su lenguaje.  Un creyente fiel levantando sus manos apasionadamente luchando con Dios, porque lo que recibió no es lo que esperaba de él, es el espectáculo espiritual que sacude el Cielo.  El predicador quiere almas, y predica obedientemente, y no las ve. ¿Qué pasó?  ¿Tenemos algún argumento?  Bien puede ser, aunque no podemos usarlo como pretexto para nuestras fallas.  Tu te sacrificas económicamente para servir a Dios, vistes a tus hijos en trapos para serle fiel, ¿y luego uno de ellos se te extravía siguiendo al mundo?  ¿Le llamas fe aceptar ese resultado?  No lo creo, quizás es religión, pero no es fe.  Creo que muchos argumentos semejantes existen, y que vencen a Dios.

Ezechías arguyó con Dios y le fue concedido otros quince años a su vida.  ¿Cuánto más debemos poder esperar si nuestros argumentos tienen que ver con las metas espirituales de Cristo, metas que hemos tomado a nuestros pechos?  Cristo nos mandó predicar el evangelio a toda criatura, y nos prometió dar fruto, y que nuestro fruto permanezca.  Ahora si hemos obedecido su voluntad, si nos hemos sacrificado para su meta declarada, si hemos visto fruto en el pasado, dándonos apetito espiritual, y ahora las lluvias se detienen y las derrotas aumentan, creo que tenemos un argumento, una queja legítima.  ¿O será como el castigo de Tántalus que fue atado en un río debajo de una rama de manzano?  La leyenda griega dice que cuando se estiraba para comer la manzana se levantaba la rama, y cuando se inclinaba para tomar agua se bajaba el río.  Eso es un castigo mucho peor que hambre o sed.  No creo que Dios sea así.  No pretendo que Dios me debe nada, y aunque me matare, en él esperaré.  Soy suficientemente religioso para reverenciar a Dios en muy malas noticias, pero no creo que Dios nos ha dado fruto para verlo secarse y pudrirse.  A veces no sirven oraciones reverentes, Dios quiere oír tus gemidos y tus gritos espirituales.  Y si Dios no cede fácil, es porque él quiere que tú ganes tu argumento.  Entonces lucha con Dios, hermano, y venzas como Jacob.  Dios te ayudará.  Esto es lo que nos enseñó Job.