La Epístola
Apartado 432
Administración 1
Morelia, Mich. CP 58001
#72 Agosto, 2000
Impreso en México
Noticias
San Luís Potosí, Selene: La iglesia planea una conferencia de exhortación desde viernes 11 de Agosto hasta domingo 13. Predicarán Miguel Jackson el viernes a las 7:30 pm, Guillermo Kincaid el sábado a las 7:30 pm, y Dale West el domingo a las 10:00 am.
León: La reunión de predicadores se llevará a cabo el domingo 20 de agosto, terminando la conferencia de evangelismo extranjero. Será a las 4 PM, y se llevará a cabo en la deportiva sur (cerca de la salida a Silao).
Aguascalientes: Habrá conferencia de exhortación desde el jueves 24 de agosto hasta el domingo 27 de agosto. Se llevará a cabo en Mitla 117, Col. Pirámides, a dos cuadras del edificio INEGI. Todas las noches será la predicación a las 7 PM, y domingo en la mañana será a las 10 AM. El horario es el siguiente:
Jueves 24 Rodrigo Gallegos Memo Kincaid
Viernes 25 José Hernández Miguel Jackson
Sábado 26 José Hernández Memo Kincaid
Domingo 27 Miguel Jackson Memo Kincaid
Polonia: Hace pocos meses los hermanos en Varsovia ganaron un hombre al Señor. Se llama Tomek. Este hermano fue convencido de su idolatría y de las doctrinas de gracia, y se arrepintió, tiró sus imágenes, aceptó a Cristo públicamente, y fue bautizado. Al saberlo su esposa y madre se conspiraron contra él, le echaron de su casa, y hablaron con su patrón y fue despedido. A pesar de las tribulaciones, sin embargo, siguió fiel, encontró otro trabajo, mas lejos, pero siguió a las reuniones y en las predicaciones en la calle. Recientemente la esposa de este hermano nuevo se ha arrepentido, y este mes llegó por primera vez a las reuniones. Sigamos orando por Tomek.
La Autoridad
de la
Antigua Versión Valera 1909
Primera Parte
Por Miguel N. Jackson
Hay dos doctrinas esenciales a la verdadera fe del evangelio: La persona de Jesús; y: La obra de Jesús. Si alguno niega estas dos doctrinas, él tal es hereje y no tiene al Padre ni al Hijo. De las doctrinas que siguen en importancia, la más controversial últimamente es la cuestión de las versiones de la Biblia; hay verdaderos Cristianos y buenos hermanos que no están de acuerdo sobre esta doctrina. Hay un sinfín de opiniones sobre esta cuestión; hay tantas opiniones como hay opciones y proponentes. Cada proponente tiene un argumento por su punto de vista y una defensa por su versión preferida. Examinándolos y resumiéndolos, casi cada una de estos argumentos y defensas se fundamentan sobre cuatro puntos: Uno, lenguas originales (griego y hebreo); dos, evidencia manuscrita; tres, crítica textual; y cuatro, discrepancias y diferencias. Sin duda estos cuatro puntos sí son importantes, pero no son los principios claves del asunto. En realidad, sólo hay un principio que es fundamental a la cuestión y que es esencial para discernir cuál Biblia es la palabra de Dios en español. Este principio es la autoridad.
I. Autoridad Definida.
Autoridad significa, "El derecho de mandar y obligar" y, "El poder otorgado a alguien o algo que le da derecho a administrar y regir como representante suyo." Toda la creación de Dios es fundada sobre este principio. Dios dijo a Adam:
Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Génesis 1.28
El Salmista atestigua a esto diciendo:
Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, que lo visites? Pues le has hecho poco menor que los ángeles, y coronástelo de gloria y de lustre. Hicístelo enseñorear de las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas, y bueyes, todo ello; Y asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos, y los peces de la mar; Todo cuanto pasa por los senderos de la mar.
Salmo 8.4-8
Los hombres no fuimos puestos dentro de la creación sino sobre la creación. Nuestro propósito no es de "ser unos con la naturaleza", nuestro propósito es de enseñorear de ella. En otras palabras, Dios nos hizo como la representación de su autoridad en la tierra. Nosotros no somos autoridad por ser más inteligentes que la creación (aunque esto sí ayuda) ni más poderosos que ellos, pues en muchos casos esto no es así; nuestra autoridad proviene del diseño y ordenanza de Dios. Autoridad no es un concepto fascista, exigido y ejercitado por el más atrevido y sangriento. Verdadera autoridad es un derecho a poder basado sobre diseño y ordenanza de Dios. Esto es enseñado claramente en dos pasajes del Nuevo Testamento:
Toda alma se someta á las potestades superiores; porque no hay potestad sino de Dios; y las que son, de Dios son ordenadas.
Romanos 13.1
Entonces dícele Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿no sabes que tengo potestad para crucificarte, y que tengo potestad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna potestad tendrías contra mí, si no te fuese dado de arriba:
Juan 19.10,11
Aquellas personas que no entienden o no quieren entender este principio de la autoridad harán naufragio en cada aspecto de su vida. En su familia ("Obedecer en el Señor a vuestros padres"); En su escuela ("El niño en nada difiere del siervo"); En su trabajo ("Siervos, obedeced en todo a vuestros amos"); En su sociedad ("Someta a las potestades superiores"); En su matrimonio ("Estad sujetas a vuestros maridos"); Y en su iglesia ("Obedeced a vuestros pastores"). Es esta ignorancia que ha producido tanto caos en las vidas de los hombres y en la sociedad que ellos forman. Este caos no es por falta de dinero ni oportunidades, es por falta de sumisión a las autoridades ordenadas por Dios.
Los que somos padres de familia tenemos el deber de enseñar a nuestros hijos la sumisión a la autoridad; No sólo doctrinalmente, pero ejemplificadamente también. Esto lo haremos por respetar toda autoridad en nuestras vidas y en las vidas de nuestra familia. Puede ser que hablar mal de los gobernadores, oficiales, y maestros es algo lógico y se siente bien - como un desahogo - pero no hará bien a nuestra posteridad. Enseñarás a tus descendentes que su propia opinión es lo único que importa, y que a pesar de la obvia ordenanza de Dios, uno no tiene que someterse a nada con lo cual el no está de acuerdo. Al inicio tus hijos tomarán tu lado en contra de esas autoridades, pero inevitablemente - como los puercos de la parábola de Cristo - se encontrarán en desacuerdo contigo y, fiel al ejemplo que les legaste, volverán y te despedazarán.
Para poder uno someterse realmente a alguna autoridad es necesario identificar algunos impostores de la sumisión. Estos impostores son opinión, preferencia, costumbre, y popularidad. Por virtud de alguno de estos impostores muchas personas piensan que son sumisos y obedientes cuando en realidad son rebeldes. Es decir, si uno "obedece" una autoridad porque su opinión, preferencia, costumbre, o la popularidad concuerda, no es obediencia, es rebeldía. Sólo aparenta ser obediencia por razón de coincidencia. Sumisión y obediencia no es sólo cuando tú y la autoridad son de la misma opinión. Ni cuando tu prefieres lo que la autoridad exige. Si un chofer sólo "obedece" un alto cuando él opina que el alto es lógico, él no es obediente. Si el chofer "obedece" el alto porque le dio la gana pararse ese día, él no es obediente. Si el chofer "obedece" el alto sólo porque su costumbre siempre ha sido parase en ese lugar, con o sin alto, él no es obediente. Si el chofer "obedece" el alto sólo porque todos los demás lo están haciendo, él no es obediente. Es cierto que él tuvo la apariencia de obediencia pero eso sólo fue por coincidencia. El día que su opinión, preferencia, costumbre, o la popularidad no concuerda con la autoridad, su rebeldía será manifiesta. Real obediencia a la autoridad es obediencia por razón de sumisión, a pesar de nuestras opiniones, preferencias, y costumbres, y a pesar de lo que hacen todos los demás.
Autoridad sólo otorga a sus súbditos dos opciones: Sujetarse o rebelarse. Y esa sumisión tiene que ser real - tiene que ser más que coincidencia; si no es real no es sumisión, es rebelión. Esa sumisión tiene que ser constante. Si sólo te sometes de vez en cuando no eres sumiso, eres rebelde. Sin duda esto es difícil para cada uno de nosotros. Nuestro orgullo, nuestra percepción de poseer conocimiento y sabiduría superior nos lo hace difícil de someternos a alguien o algo que creemos estar en error o ser tontería. ¿Cuántas veces no hemos considerado que un reglamento de transito es absurdo y en nuestra "gran" sabiduría y sentido de "justicia transcendental" hemos decidido no obedecer? ¿Quién no ha juzgado que alguna ley de nuestro país es injusta y no merece ser obedecido? Al momento suena bien. Es fácil convencernos a nosotros mismos que sí tenemos razón, tanto en nuestra oposición a la autoridad como nuestra protesta por medio de la "desobediencia civil." Sin embargo, autoridad no es subjetiva a nuestra mente y nuestra auto - persuasión. Autoridad es una ordenanza de Dios y es absoluta en la vida de sus súbditos y sólo les permite dos opciones: Obedecer o rebelar. Sólo les permite dos caracterizaciones: Sumisos o rebeldes. Yo sé que los que se perciben como "idealistas" y "defensores de justicia" pensarán que es su deber divino por la memoria de su noble ascendencia y por el sublime bien de su posteridad señalar su desacuerdo y protesta por medio de la desobediencia. Pero yo he visto que muchas veces esto no es servicio a patria ni a posteridad, sino sólo es una excusa por ser licenciosos contra una autoridad que les es inconveniente. Los tales se encuentran en una posición imposible, donde tratan de presentarse como súbditos y obedientes a la autoridad y a la vez jueces de su legitimidad. Pero estas dos acciones no pueden coexistir. El juez no es súbdito y el súbdito no puede juzgar. Santiago explica esto claramente:
...pero si tú juzgas á la ley, no eres guardador de la ley, sino juez.
Santiago 4.11
La única razón legítima por desobedecer una autoridad es si una autoridad superior lo exige. Cada hijo de Dios en las Escrituras que se opuso a un rey o una ley lo hizo solamente porque Dios mismo lo había exigido. Sin esta autorización ellos se sujetaban a reyes impíos y leyes ilógicos. Aun cuando eran tratados ilegalmente eran sumisos y respetuosos a las autoridades (Hec. 23.3_5). Pedro justificó la desobediencia de los apóstoles avalándose del deber a obedecer a una autoridad superior, y, en efecto, pronunció la autoridad de los príncipes nula por razón de esa autoridad superior contradictoria.
Entonces Pedro y Juan, respondiendo, les dijeron: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes á vosotros que á Dios:… Y respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es menester obedecer á Dios antes que á los hombres.
Hechos 4.19 y 5.29
El concilio tenía autoridad para hacer leyes y reglamentos y sus súbditos tienen la responsabilidad de obedecer. Sin embargo, había una autoridad superior a ellos que exigía que se predicara el evangelio y el Nombre de Jesús en todas las naciones. Esto es una cadena de autoridad, donde los príncipes son un eslabón bajo la autoridad de otros superiores (por ejemplo, el Imperio Romano). Trazando cualquier cadena de autoridad nos revela dos verdades: Uno, cada autoridad tiene una autoridad superior; y dos, el último eslabón de todas las cadenas es la Biblia: La autoridad suprema sobre todo y todos.
Seguramente habrá quienes, tratando de pasarse por espirituales, dirán que Dios es la autoridad suprema y no la Biblia. Dirán que somos idolatras por poner tanto énfasis sobre la Biblia. Pues, algunos ya han manifestado esta opinión mediante su objeción contra el himno, "Santa Biblia". Ellos dicen que es idolatría cantarle a la Biblia, que la estamos elevando a un nivel divino inmerecido. Pero, ellos ignoran varias verdades. Una, la Biblia es divina. La Biblia es la mente, voluntad, y palabra inspirada y preservada de Dios. Otra, Salmo 119 es un himno de las Escrituras - mencionando la Biblia (la ley, los mandamientos, los testimonios, los preceptos, etc.) en 174 de sus 176 versículos. Un versículo notable de estos es el 48, en el cual el Salmista dice abiertamente, "Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé." Esta misma alabanza es confirmada en Salmo 56.4,10 donde dice dos veces, "En Dios alabaré su palabra." Obviamente alabar la palabra de Dios era parte del "himnario" del pueblo de Dios que les fue inspirada por Dios. También ignoran que la iglesia primitiva tenía una estima igual por las Escrituras como es evidenciado en Hechos 13.48 - "…y glorificaban la palabra del Señor." Y últimamente, ignoran algo mucho más relacionado con la cuestión de la autoridad: Ignoran que Dios nos enseña que aun él mismo es sujeto a su palabra, en que no puede mentir ni retraerse de lo que él ha dicho.
Para la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no puede mentir, prometió antes de los tiempos de los siglos.
Tito 1.2
Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente á los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo, los que nos acogemos á trabarnos de la esperanza propuesta:
Heb. 6.17,18
Es esta misma sujeción que nos da confianza para demandar de Dios lo que él nos ha prometido (Sant. 1.5). No trato de despreciar ni despersonalizar a Dios, pero es un hecho que lo único que yo sé de Dios es lo que él eligió revelar en su palabra. Semejantemente como Dios dijo a Moisés acerca de su relación con Aarón (Exo. 4.16): La Biblia es para mí en lugar de Dios. Por esto afirmamos como un fundamento de la fe Cristiana que la Biblia es la suprema autoridad en toda cuestión de fe y práctica.
II. Autoridad Aplicada
Pero, con tantas versiones de la Biblia y cada uno diferente a las demás, tenemos que hallar la respuesta a la pregunta obvia: "¿Cuál Biblia es la palabra de Dios… cuál Biblia es la suprema autoridad?" No todas pueden ser, pues todas son diferentes y donde hay diferencia, no hay autoridad. Diferencia es un ataque en contra de la autoridad. Como cuando hay dos leyes diferentes sobre un mismo asunto. Por ejemplo, cuando ponen un semáforo y un alto sobre el mismo crucero. El semáforo es verde, exigiendo que pases, pero el alto exige claramente que no pases. ¿Cuál es la autoridad? Por la diferencia entre las dos, ninguna puede ser la autoridad y por lo tanto no hay autoridad. Cada cual es libre a hacer lo que mejor le pareciere. Así también con la Biblia. El propósito por llamar la Biblia, "La palabra de Dios" es denotar y reconocer su autoridad…su suprema autoridad. Entonces, ¿cuál Biblia es digna de ser llamada, "La palabra de Dios?" Yo creo que hay cinco elementos que constituyen la suprema autoridad de la Biblia. Cuando las entendemos podremos identificar cual Biblia es la suprema autoridad en español.
No basta que muchas personas crean o afirman que su versión preferido es la palabra de Dios. Autoridad es más que una percepción o una afirmación. Autoridad es un poder real y existe aun cuando todos la niegan y no quieren sujetarse a ella. La palabra de Dios sí tiene esta autoridad verdadera y es por eso que aun los detractores y rebeldes son súbditos de ella, y - como manifestación de esta sujeción - serán juzgados por ella. Es este derecho a juzgar aun a los contumaces el cual demuestra indubitablemente la autoridad verdadera de la Biblia. Cristo explicó esto a sus detractores, advirtiéndoles que serían juzgados por sus palabras, créalas o no.
Y el que oyere mis palabras, y no las creyere, yo no le juzgo; porque no he venido á juzgar al mundo, sino á salvar al mundo. El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue: la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.
Juan 12.47,48
Una ilustración sería un extranjero que decide que él no tiene porque obedecer las leyes del país porque él no cree que son legítimas o piensa que no le son aplicables. Puede ser que él en su mente se cree franco de esas leyes, pero esto sólo es una ilusión la cual el poder judicial rápidamente disipará. La autoridad no es sólo para algunos que la aceptan, sino para todos. Hasta se podría decir que es puesta más particularmente para aquellos que no la aceptan. Pues, Pablo aclara que la ley es puesta para el malo, no el bueno (1 Tim. 1.9); y que el propósito de la ley es tapar la boca de todos y sujetar el mundo a Dios (Rom. 3.19).
Todas las versiones tienen sus feligreses, pero no por eso son palabra de Dios. Igualmente, todas las versiones tiene sus detractores, pero no por eso son falsas. La autoridad de la Biblia no es una cuestión de popularidad. Ese tipo de autoridad es extremamente limitado, tanto en poder como en alcance. Pero la Biblia es autoridad verdadera… sobre los que la creen tanto como los que no la creen, porque la Biblia es palabra verdadera y es en verdad la palabra de Dios.
A causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual habéis oído ya por la palabra verdadera del evangelio:
Col. 1.5
Por lo cual, también nosotros damos gracias á Dios sin cesar, de que habiendo recibido la palabra de Dios que oísteis de nosotros, recibisteis no palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, el cual obra en vosotros los que creísteis.
1 Tes. 2.13
Esto tiene tres implicaciones: Una, la palabra de Dios es superior a todo y todos. Si hay algo que es superior a la Biblia, entonces la Biblia no es absoluta, es subjetiva. No hablamos de la Biblia en abstracto; hablamos de la Biblia en nuestro idioma… Nuestra Biblia en español es la autoridad absoluta. Es superior a todo y todos. Si la "ciencia" contradice la Biblia entonces la "ciencia" está equivocada. Si los "expertos" están en desacuerdo con la Biblia, la Biblia tiene la razón. Si los eruditos encuentran manuscritos que "comprueban" que la Biblia tiene errores de traducción, los eruditos y sus manuscritos están equivocados. La Biblia es superior a lenguas "originales" (griego y hebreo), crítica textual, evidencia manuscrita, arqueología, ciencia, y leyes de naturaleza.
A este principio subscribían todos los autores Bíblicos. Ellos nunca ponían en duda la palabra de Dios que tenían en la mano. Ellos nunca dudan de la Biblia en su idioma, no importaba que decía. La citaban sin reservación. Nunca se permitieron cuestionarla a favor de argumentos de ciencia o filosofía. Ellos entendían que todo lo que había era subordinado a la palabra de Dios. Este entendimiento y sujeción son prevalecientes en todos los libros de la Biblia, pero es el salmista que mejor los expresa en palabras.
Porque has hecho magnífico tu nombre, y tu dicho sobre todas las cosas.
Salmo 138.2
El apóstol Pablo también hace una pequeña referencia a este principio cuando él contrapone su estado de prisionero, sujeto a autoridad superior, con el estado de la palabra de Dios - libre y superior… absoluta.
…la palabra de Dios no está presa.
2 Timoteo 2.9
La segunda implicación es que no cambia ni necesita ser cambiada. El sol de nuestra época ha salido sobre una generación que tiene la mano derecha encima de la Biblia jurando que cree que "la Biblia es la palabra preservada de Dios" y "la suprema autoridad en toda cuestión de fe y práctica"; pero a la vez en la mano izquierda tiene lápiz y borrador, cambiándola y corrigiéndola constantemente. Si la Biblia es preservada, ¿por qué la cambian? Si la Biblia es la suprema autoridad, ¿cómo la pueden corregir? Si ellos pueden corregir la Biblia, ¿acaso no son ellos la "suprema autoridad" y la Biblia solo una mascota o una emblema simbólica de la fe Cristiana? Y ¿qué tal de todos los versículos que afirman dogmáticamente que nadie tiene derecho a cambiarla?
Ningún autor Bíblico dijo que la Biblia era arcaica y necesitaba ser actualizada. Ningún autor Bíblico dijo que la Biblia tenía errores que necesitaban ser corregidas. Ningún autor Bíblico dijo que la Biblia común fue traducida sin el beneficio de algunos manuscritos recientemente hallados y necesitaba ser modernizada. Todos los autores Bíblicos tenían completa fe en la Biblia común, aun cuando era difícil de entender (2 Ped. 3.16) y necesitaba ser explicada un poco para comprender su sentido (Neh. 8.8). No sólo tenían completa fe, tenían plena convicción que la Biblia era la autoridad absoluta: Que no cambia y no necesita ser cambiada. Dios mismo afirma esta verdad al salmista:
No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.
Salmo 89.34
Si una Biblia está en un estado perpetuo de cambio y actualización no es la palabra de Dios. Es cierto que toda Biblia común de cualquier idioma pasó por un tiempo de refinación y revisión en el cual los hombres buscaban moldear una Biblia que Dios aceptaría y usaría como su palabra en ese idioma. Y mientras que no hubo una Biblia ya aceptada y usada, esa búsqueda era buena. Pero, por la duración de este proceso de refinación y revisión no existía la palabra de Dios en ese idioma. Hasta que Dios culmina el proceso dando su sello de aprobación a una Biblia, solo entonces tenemos su palabra en ese idioma, y esa palabra es la autoridad absoluta - no cambia y no necesita ser cambiada. No fue solamente el salmista que observó esta verdad, también lo predicó Jesús, Isaías, y Pedro.
El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
Mat 24.35
...mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
Isaías 40.8
Mas la palabra del Señor permanece perpetuamente. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
1 Ped. 1.25
Y la tercera implicación de "autoridad absoluta" es que la Biblia se comprueba sola. Sin duda esta es la más controversial de las tres y quizá de cualquier punto de toda la cuestión. Es lo que los filósofos llaman, "razonamiento circular." Es decir, usamos la Biblia para comprobar que la misma Biblia tiene razón. En cualquier aspecto de la vida, razonamiento circular no es aceptable. Para poder comprobar que alguna opinión es verdadera uno debe citar una autoridad superior. Pero, ¿qué es superior a la Biblia? ¿Arqueología? ciencia? filosofía? crítica textual? En ninguna manera. Ya hemos proclamado que la Biblia es superior a todas estas cosas. Cuando consideramos la Biblia, hemos llegado al final de toda cadena de autoridad y el último eslabón es la Biblia misma. Así que, ¿cómo sabemos que la Biblia es palabra de Dios? La Biblia nos dice que ella es la palabra de Dios en 1 Pedro 1.25. ¿Cómo sabemos que la Biblia es verdad? La Biblia nos dice que ella es la verdad en Efesios 1.13. ¿Cómo sabemos que la Biblia es inspirada divinamente? La Biblia nos dice que ella es inspirada divinamente en 2 Timoteo 3.16. Para el sabio de este mundo esto suena absurdo, pero usando otra vez la misma Biblia para comprobar la misma Biblia podemos ver este "razonamiento circular" en acción en el caso del pacto de Dios con Abraham.
Porque prometiendo Dios á Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo.
Hebreos 6.13
Dios prometió a Abraham, y para concretar su palabra él jura… por sí mismo. En efecto, la palabra de Dios (su promesa) es comprobada por su misma palabra (su juramento).
A pesar de este principio tan claramente implicado y expresado en las Escrituras, la defensa de la fe en nuestro día se enfoca sobre "evidencia externa" como arqueología y geología, ciencia y filosofía. Estas seguramente tienen una apelación al intelecto y probablemente persuaden a algunos, pero no son nacidas de fe y por lo tanto no pueden engendrar fe; engendran incredulidad y rebelión. Cuando una persona acepta el relato de la ballena en el libro de Jonás porque leyó un libro moderno que relata unos casos modernos de hombres que fueron tragados por ballenas y sobrevivieron, eso no es fe. Fe es creer el libro de Jonás porque confiamos en la Biblia que Dios nos ha dado.
Los que emplean estos tipos de defensas han sido engañados a pensar que lo que hace falta en Cristianismo es racionalismo. Y, por lo tanto, como no lo consideran lógico comprobar la veracidad de la Biblia con la misma Biblia, ellos emplean estas evidencias auxiliares. Los que las emplean tienen la tendencia de considerar la Biblia como un naufrago débil en una tormenta de incredulidad y rebeldía. Dadas estas circunstancias, consideran que la Biblia es incapaz de defenderse a sí misma. Razonan que si alguno no acepta que la Biblia es verdad, ¿qué ayuda citarles la Biblia? Piensan que ellos necesitan enlistar unos reclutas de las varias ramas de ciencia para "hacerle el paro." Lo que ignoran es que la Biblia no es un libro pasivo la cual puede ser aceptada o no. La Biblia es la palabra de Dios, es viva y eficaz y más penetrante que toda espada de dos filos. La Biblia tiene la habilidad para discernir, partir, producir fe, engendrar, y renovar. Ignoran que no tan sólo tiene esta habilidad, sino también tiene la autoridad para hacerlo. La Biblia tiene autoridad verdadera sobre todos, aun los que no la creen, y los puede convencer aun si no quieren ser convencidos.
¡Cuánto subestimamos la Biblia! Pensamos que tenemos que traer a los reluctantes a una posición en la cual serán dispuestos a considerarla y creerla. Demasiados sienten que necesitan proteger la Biblia de los escépticos y cínicos hablándoles mejor de ciencia y filosofía hasta que ellos están dispuestos a creer la Biblia. Eso es como un soldado que sale a la batalla con piedras y palos porque él piensa que necesita proteger a su espada. Él se preocupa que los enemigos se van a reír y lastimar los sentimientos de su espada. Él piensa que necesita convencerlos que la espada es filosa y picuda antes que él podrá matarlos con ella. ¡O hermano insensato! La mejor manera para comprobar la eficacia de la Biblia es sacándola y usándola.
La Biblia tiene autoridad real para producir fe en los corazones más cínicos. Pero, ¿cómo podemos esperar que los escépticos van a creer la Biblia si nosotros mismos confiamos más en libros de ciencia? Y, ¿cómo podemos traerlos a una posición de fe si a nosotros mismos nos falta la fe como para confiar en el poder de las Escrituras? La mejor manera de convencer a un escéptico que él debe confiar en la Biblia, es confiándola lo suficiente para estribar todo nuestro argumento, sí, y aun nuestro mismo ser sobre ella. Pablo nos alumbra que la justicia de Dios se revela de fe en fe (Rom. 1.17), no de ciencia en filosofía. La Biblia es la autoridad absoluta, la cual tiene el poder para romper como martillo al corazón mas duro, para quemar como fuego al escepticismo más feroz (Jer. 23.29), y para regenerar al pecador más vil (1 Ped. 1.23); sólo falta que le demos su oportunidad para obrar.
Los fundamentalistas, y casi todos los demás Cristianos, profesan creer en la inspiración y preservación de la palabra de Dios. Pero la mayoría de ellos no creen en la inspiración ni la preservación de cualquier Biblia actual. Creen en el concepto de "la palabra de Dios" pero no creen en las palabras de Dios. Cualquier Biblia que sólo es "la palabra de Dios" pero no "las palabras de Dios," no tiene autoridad alguna. Tal "autoridad" es indefinida, vaga, y ambigua. Una Biblia así es como un contrato de compra - venta cuyo primera cláusula dice, "Las palabras de este contrato no necesariamente son las reales, sino solamente dan a entender más o menos los conceptos del verdadero contrato, el cual está escondido en la mente de su autor y por el cual usted en realidad será cobrado." ¿Qué autoridad tiene un contrato como ese? ¡Ninguna!
Ese contrato es como los diplomas que dan a los "burros" de la preparatoria cuando reprueban el exámen, pero aun así quieren atender la ceremonia de graduación: Les dan un "diploma" que solo es un papel en blanco enrollado. No es real, no tiene validez ni autoridad. Esos "burros" tienen que regresar en el verano para completar lo que les faltó. Así son estas versiones modernas que solo tienen el nombre de ser la palabra de Dios, pero no son las mismas palabras de Dios. La verdadera palabra de Dios es una autoridad precisa. La verdadera palabra de Dios es las palabras de Dios. De todos los puntos de esta cuestión, este es uno de los más substanciados en las Escrituras.
La Biblia enseña que Dios habló palabras.
Y Jehová respondió buenas palabras… Zacarías 1.13
…las palabras que yo os he hablado… Juan 6.63
Porque las palabras que me diste, les he dado… Juan 17.8
La Biblia enseña que Dios preserva palabras.
El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán. Mat. 24.35
La Biblia enseña que esas palabras son las que dan vida.
…No con solo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale de la boca de Dios. Mateo 4.4
…las palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida. Juan 6.63
…tú tienes palabras de vida eterna. Juan 6.68
La Biblia enseña que debemos oír y guardar esas palabras.
El que es de Dios, las palabras de Dios oye… Juan 8.47
Para que tengáis memoria de las palabras… 2 Pedro 3.2
…tened memoria de las palabras… Judas 1.17
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras… Apo. 1.3
La Biblia enseña que debemos hablar de sus palabras.
Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla… Juan 3.34
Por tanto, consolaos los unos á los otros en estas palabras. 1 Tes. 4.18
La Biblia enseña que Dios es celoso de sus palabras.
…pues pervertisteis las palabras del Dios viviente… Jer. 23.36
Si alguno enseña otra cosa, y no asiente á sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y á la doctrina que es conforme á la piedad; Es hinchado, nada sabe, y enloquece… 1 Timoteo 6.3,4
…yo contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras… Jeremías 23.30
Porque yo protesto á cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere á estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro. Apocalipsis 22.18,19
Estas citas sólo son algunos ejemplos de las decenas de versículos que demuestran la importancia que Dios pone sobre sus palabras precisas. Dos o tres versículos que dicen "las palabras" en vez de "la palabra" podrán ser consideradas como coincidencia, pero todos estos versículos obviamente son más que una coincidencia. La enseñaza en cada uno es claro: Dios habla, preserva, encarga, bendice, y protege sus palabras… no solamente sus ideas, conceptos, doctrinas, o pensamientos sino sus palabras.
Dios no nos dio un libro de dibujos y colores - los cuales sólo manifiestan ideas y sentimientos - él nos dio una Biblia de palabras y la razón es sencillo e importante. La Biblia, para poder ser la autoridad suprema tenía que ser una autoridad precisa. Es igual que la constitución de nuestro país: Si la constitución no es precisa, ¿qué autoridad puede tener? Si es ambigua, cada abogado, cada juez, cada gobierno hará lo que quiere y la constitución será solo un emblema de la patria, como la bandera. Lo interesante es que todos los que niegan la autoridad precisa de la Biblia, entienden la necesidad de contratos precisos. Y contratan abogados para asegurar que sus contratos son escritos lo más preciso posible. ¿Por qué? Porque las palabras mismas son tan importantes como el contrato completo. El contrato completo no puede ser mejor que sus palabras. ¡Qué necios son! ¿No entienden que la Biblia es el contrato de Dios con la humanidad? Si cualquier contrato necesita ser preciso, ¡es esta! Sin autoridad precisa, no hay autoridad suprema. Si toda es palabra de Dios entonces todas las palabras y cada palabra es palabra de Dios. ¡Ay del que menosprecia las palabras de Dios! Él tal debería considerar la sentencia que Cristo pronunció contra los tales.
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará también de él, cuando vendrá en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Marcos 8.28
Este elemento es la raíz de los demás elementos y aun de toda la cuestión. La razón por la cual podemos asegurar que la Biblia es la autoridad superior es porque ha sido ordenada así por Dios mismo. Esta es la mera definición de autoridad - poder otorgado. Dios nos dio la Biblia… no en una manera neutral - esperando que nosotros la identificaríamos como su palabra y optaríamos aceptarla - él imperiosamente ordenó la Biblia como nuestra suprema autoridad. Por esto la Biblia es autoridad verdadera y absoluta. No porque los fundamentalistas lo dicen, o porque muchos Cristianos lo opinan, o porque yo lo proclamo; es autoridad verdadera y absoluta porque Dios mismo la ordenó como autoridad. Esto también es cierto de toda clase de autoridad, como Pablo enseña en la epístola a los Romanos:
…porque no hay potestad sino de Dios; y las que son, de Dios son ordenadas.
Romanos 13.1
Aun la autoridad de los déspotas es ordenada por Dios, como en el caso de Ananiás en Hechos 23.2_5, o de Poncio Pilato en el juicio y crucifixión de Cristo. En su buena profesión, Jesús admitió que Pilato sí tenía autoridad contra él, y que esa autoridad provenía de la ordenanza de Dios.
Entonces dícele Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿no sabes que tengo potestad para crucificarte, y que tengo potestad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna potestad tendrías contra mí, si no te fuese dado de arriba…
Juan 19.10,11
Por esto la autoridad de la Biblia es tan segura hoy como lo fue ayer y antes de ayer. La autoridad de la Biblia es dependiente sobre la ordenanza de Dios, no la cantidad de gente que la usan, o la prefieren. Muchos usan, prefieren, y aun confían El Libro de Mormón y el Corán, pero no por eso son palabra de Dios. Estos libros no fueron ordenados por Dios como autoridad, así que, todos sus devotos están equivocados. Pero tampoco porque una versión de la Biblia tiene muchos seguidores no significa que sea palabra de Dios.
Por esto, en nuestra búsqueda por la palabra de Dios en español, debemos buscar por algo más importante que la cantidad de feligreses. Eso sólo indica la opinión de los hombres. Lo que importa primero en esta búsqueda es la opinión de Dios. Si encontramos la versión que Dios mismo ha ordenado como la autoridad - como nuestra autoridad - y nos sometemos a ella, entonces podremos proclamar en las palabras del Apóstol: "Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?"
[5. Autoridad Confirmada, se continuará en la siguiente Epístola.]