La Epístola

Apartado 432

Administración 1

Morelia, Mich. CP 58001

#66 Febrero, 2000

Impreso en México

 

Noticias

León: La Reunión de Predicadores se ha cambiado al parque Chapalita. Será a las 4 de la tarde, domingo, febrero 20. Para mas información favor de llamar a José Hernández (4) 762-8881, o Juan Córdova (4) 778-1564.

Aguascalientes: La conferencia de evangelismo extranjero fue de bendición. Había alrededor de 120 adultos en todas las reuniones, con quizá 130 el domingo. Ramiro García está en Aguascalientes con planes de cambiarse a Zacatecas en el verano. Esteban Rosales renunciará su trabajo en Mayo para cambiar a Zacatecas también. Necesitarán nuestras oraciones.

San Juan Bosco: Habrá una conferencia de exhortación con Alberto Sotelo el sábado y domingo, 19 y 20 de febrero.

Celaya: Habrá una conferencia de avivamiento en abril, desde miércoles 26 hasta domingo 30. Predicarán Guillermo Kincaid y Juan Castillo, solo uno por reunión.

Morelia: Bautizamos a 5 personas en la fuente a un costado de la glorieta de las Tarascas el domingo, 16 de enero. Las reuniones están promediando alrededor de 25 - 30 adultos..

Cuentas bancarias de misioneros. Por favor, hermano, revise su número, y si hay error avísame.

Flavio Santoyo Bital 60 2862 9194

Noé (Genghis) Castillo Banamex 8548 9706 3360 2095

Alberto Sotelo Banamex 8548 9706 3208 9997

Rodrigo Gallegos Promex 269 256 222

Oscar Hernández Promex 265 841 407

Juan Tovar Bital 60 2427 1256

Ramiro García Bancomer 0081 0668 665

Marco A. Chaires Promex 0027797141-6

 

La Mayordomía

8 Y alabó el señor al mayordomo malo por haber hecho discretamente; porque los hijos de este siglo son en su generación más sagaces que los hijos de luz.

Lucas 16

De todas las parábolas esta quizá es la mas difícil de explicar, porque es alabado un mayordomo malo. Reina y Valera lógicamente usaron la palabra "señor" en la parábola, pues indica la obvia interpretación que es Dios que alaba al mayordomo malo. Ignorando esta observación sencilla, y deseando evitar la moraleja obvia, los revisores de la revisión 1960 quitaron la palabra "señor" completamente, y sustituyeron la palabra "amo" (posesor). Es una curiosa ineptitud porque "amo" indica que este mayordomo era un siervo, lo que obviamente no es el caso. Un mayordomo que es un siervo no se despide, sino es castigado cuando no cumple (Luc. 12.46-48). Pero este mayordomo, al perder su mayordomía, no iba a ser azotado, ni encarcelado, ni vendido, iba a estar destituido, forzado a cavar o mendigar, y libre para entrar en otra casa (v. 3,4). Prefieren la palabra "amo," sin embargo, quizá para que no parezca que Jesucristo le esté alabando, sino solamente el amo de la parábola. Así no es tan obvia la moraleja "confundiente." Ni así puedo imaginar quién mas puede representar el "amo" sino Jesucristo.

Sin embargo, el siguiente versículo hace todos estos esfuerzos inútiles. Jesucristo mismo explica la moraleja diciendo que deben hacerse amigos de la riqueza de maldad para que sean recibidos en sus "moradas eternas," cuales no pueden ser moradas benditas. La moraleja es "confundiente" todavía. Claro la 1960 no puede dejar las cosas así, y para "modernizar el lenguaje" lo cambia a "Ganad amigos por medio de las riquezas injustas." ¡Imagina eso! Antes solamente teníamos que entender la moraleja de "ser amigos de la riqueza de maldad." Ahora, gracias a la aclaración de los revisores, tenemos que entender el "ganar amigos por medio de riquezas injustas." Por lo menos la antigua versión no mandaba utilizar riquezas injustas para ganar amigos, solamente mandaba "hacerse amigos" de ellos. Eso es suficiente difícil de explicar sin añadir otra dificultad.

Además, en la antigua versión no habla de "riquezas injustas," que tienen que ser riquezas robadas o acumuladas por defraudación. Fíjate que en la parábola el mayordomo malo no tenía ni utilizaba riquezas injustas. Las riquezas eran de su señor, y eran legítimas. Además, el mayordomo no fue acusado de robo, sino de "disipar" (malgastar, desperdiciar). Y su reacción al perder su empleo no era defraudar a su patrón para enriquecerse, sino perdonaba las deudas de unos deudores, para ganar amigos. No encontramos riquezas injustas en toda la parábola. Sin embargo, los revisores de la 1960 hicieron caso omiso de estos detalles y supusieron que esta parábola se trataba con "riquezas injustas."

Lo consecuente de esto es que en la revisión de 1960 uno tiene que explicar frases como "ser fieles en las riquezas injustas" (v. 11). Es imposible ser "fiel" en riquezas injustas sin regresarlas a sus dueños originales, lo cual es exactamente lo que hizo el mayordomo. Entonces, ¿porqué lo llama "malo?" Luego, la revisión de 1960 contrasta riquezas "injustas" con las "verdaderas" (v. 11), diciendo que si no somos fieles en riquezas injustas Dios no nos dará las "verdaderas." Quizá los revisores de 1960 creían que riquezas justas son las verdaderas. Ni así se dan cuenta que el tema no es riquezas injustas, sino "malas riquezas," o riquezas "de maldad," riqueza terrenal, riqueza temporal. La riqueza de maldad es explicada por Jesús como "lo muy poco" y las riquezas verdaderas se llaman "lo más" (v. 10). La riqueza "de maldad" es lo "ajeno" mientras las verdaderas son verdaderamente "nuestras" (v. 12). Aun las riquezas justas en esta vida son riquezas de maldad, porque no son verdaderas, son lo muy poco, y son lo ajeno. Por eso la moraleja final es que no podemos servir a Dios y a las riquezas (v.13).

Interpretación de la Parábola

Ahora, para explicar la parábola tenemos que prestar atención al contexto mayor, las circunstancias que llevaba Jesucristo a esta parábola. La parábola aparentemente fue dirigida a sus discípulos (v. 1), aunque ahí estaban los Fariseos todavía (v. 14). La parábola sigue tres parábolas dirigidas a los Fariseos y Escribas que murmuraban porque Jesús recibía a los pecadores (Luc. 15.2). Las tres parábolas de cap. 15 aclaran su posición, que aunque los Fariseos no se habían apartado de la ley, no tenían porqué murmurar cuando Dios perdonaba a los demás que sí se habían apartado. Los Judíos "justos" debían regocijar cuando los Judíos "pecadores" se arrepentían. Luego, a los discípulos encarga esta parábola difícil, con su moraleja confundiente.

Sin entrar en demasiado detalle, el hombre rico representa a Dios, el mayordomo malo representa a Israel, especialmente los Fariseos y Escribas, los representantes de la casa de Israel. Son llamados "disipadores de su pueblo," y sus hijos cumplirán muchas profecías en el futuro (Dan. 11.14). Jesucristo estaba avisando a sus discípulos en ese momento que Israel tenía que dar cuenta de su mayordomía, y que pronto ya aquellos Fariseos no iban a ser el mayordomo de su casa. Sus compromisos con Pilato y César (Juan 19.15) y otros reyes después (Hec. 24.3,27, etc.) corresponden con la reacción del mayordomo con los deudores del señor. La moraleja satírica (aunque seria) es que los Judíos incrédulos debían buscar alguna manera de sobrevivir lejos de la casa de Dios, pues luego iban a ser echados fuera. Jesús les amonesta hacerse amigos de personas ricas, para que les reciban en sus casas, y la tragedia es que esas moradas serían eternas. Obviamente Jesús no quería aclarar demasiado su profecía a sus discípulos para no desanimarles antes del tiempo, pero con este sarcasmo a los Fariseos vemos que Cristo sabía lo que iba a suceder con Israel incrédulo, y ahora están todavía en las moradas ajenas, y generaciones numerosas se han perdido eternamente a través de 1900 años.

Mayordomos

Sin embargo, la moraleja a todos nosotros empieza en los siguientes versículos, y es lo opuesto. Judíos incrédulos tenían que buscar amigos ricos, pero nosotros no debemos buscar riquezas que no son verdaderas. Y la moraleja principal es que debemos ser fieles con las riquezas ajenas que nos son encargadas (lo cual es lo muy poco y temporal), para que algún día Dios nos dé lo que es nuestro (lo cual es muy mas y verdadero). Todos somos mayordomos de riquezas terrenales (de maldad). Y las riquezas que tenemos, pocas o muchas, no son nuestras, nos son encargadas, y no deben ser disipadas.

Un mayordomo no es un siervo necesariamente. Es una persona empleada para cumplir una responsabilidad mayor. La palabra traducida "mayordomo" en nuestra Biblia es traducida por otras palabras también, aclarando diferentes mayordomías que existen. En dos parábolas de Lucas dice "mayordomo" porque se trata con bienes terrenales encargados a uno. En Rom. 16.23 es un "tesorero" de la ciudad, un oficial político. En Gál. 4.2 son "curadores" que se encargan de enseñar al heredero menor. Y en muchos lugares la "mayordomía" es llamado una "dispensación," y los mayordomos son llamados "dispensadores" porque les son encargadas cosas espirituales para así "dispensar." Los dispensadores de cosas espirituales eran los apóstoles y profetas (1 Cor. 4.1, 9.17, Efe. 3.2, Col. 1.25), y los obispos encargados con las iglesias (Tito. 1.7), y también cualquier que tenga don espiritual para "administrar" a la iglesia (1 Ped. 4.10).

Aparentemente, muchas iglesias han confundido la diferencia entre una mayordomía (en cosas terrenales) y una dispensación (en cosas espirituales). Esta confusión ha causado mucho mal en la historia. Muchas iglesias, mayormente la iglesia romana, piensan que Dios les ha encargado riquezas y dominio terrenal como iglesia. Quieren poder económico y político, y así que juntan ofrendas enormes, invierten en la economía del mundo, y así se corrompen profundamente. La mayordomía de pastores y predicadores es una dispensación espiritual, no es terrenal, y por eso nuestra Biblia utiliza las diferentes palabras. Pastores e iglesias que quieren poder económico se están equivocando. Puede empezar con tan solo un edificio. Un edificio puede ser un gran beneficio, pero hay el peligro que los pastores empiecen a ocuparse en estas cosas. Los apóstoles vieron el peligro de esto desde Hechos 6, sabiendo que la predicación era lo importante, y sintieron que las responsabilidades terrenales eran un impedimento a su ministerio, y así que, las encargaron a otros, los que ahora llamamos "diáconos." Al contrario, hoy en día los pastores quieren dirigir los asuntos económicos de la iglesia, no por medio de exhortaciones, sino por un control directo. Un ejemplo de esta actitud es la doctrina popular entre pastores evangélicos de "diezmos" juntados al "alfolí."

10 Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa;

Malaquías 3

Por este versículo enseñan que es un mal que miembros de una iglesia ofrenden directamente donde hay necesidad, o donde sienten guiados por el Espíritu, o que decidan el destino final de su ofrenda. Todos los diezmos deben entregarse a la iglesia, dicen, y así el pastor y la junta directiva de diáconos pueden dispensarlos mas espiritualmente. La idea es que el diezmo es de Dios, los miembros lo deben a la iglesia, y no les toca decidir a qué se dedica. En ese esquema, los miembros no son mayordomos, entonces, son deudores. Aun en los casos que el pastor es irreprensible, no tocado con avaricia, la mesa directiva de la iglesia pretende que son mayordomos de las ofrendas de la congregación, y así absorben el poder. Las consecuencias son obvias. El pastor se equivoca pensando que el dinero es primeramente una "ayuda" a su ministerio, y a veces la misma base de su ministerio. Su ministerio mayor entonces se convierte en juntar fondos. Otra consecuencia es que los diáconos, siendo la junta directiva, controlan el mismo salario del predicador, y así controlan también sus sermones. Resulta exactamente al contrario del ejemplo en la Biblia, vemos predicadores preocupándose de fondos, y diáconos controlando sermones. Si no fuera tan triste sería cómico.

Ningún pastor en la Biblia juntaba "diezmos" al alfolí para poder repartir mas "espiritualmente." Ningunos diáconos en la Biblia controlaban el salario de un pastor, ni decidían el propósito de las ofrendas. Ninguna iglesia en la Biblia poseía terreno, ni casa, ni auditorio, ni colegios, ni recintos, ni bibliotecas, ni otros inmuebles. Se reunían en público (en el patio del templo, Hec. 2.46, 5.42, a la orilla de un río, Hec. 16.3, etc.) o en casas particulares (Hec. 2.46, 12.12, Rom. 16.5, etc.). A veces hermanos o simpatizadores ofrecían inmuebles para que los predicadores los utilizaran (Hec. 19.9), o casas donde podían hospedarse (Hec. 16.15). Pero en todo caso el inmueble pertenecía al individuo. La iglesia no acumulaba poder económico por inmuebles, ni por "diezmos." La Biblia no prohíbe la compra de un edificio, o la donación de un terreno a la iglesia, entonces tampoco lo podemos prohibir, y en un sentido es una ventaja. Sin embargo, debemos recordar siempre que la importancia no está en esas cosas terrenales.

Ahora, el ejemplo Bíblico es claro, cada persona es un mayordomo de las cosas terrenales que Dios le encarga, y ofrendan según el propósito de su corazón (2 Cor. 9.7). Las colecciones se hacían por necesidades especiales (1 Cor. 16.1) pero cada uno guardaba su ofrenda en su casa (v. 2). Cuando llegaba Pablo, él no ofrecía recoger la ofrenda entonces, sino ofrecía enviar a un hermano aprobado por escrito que llevaría la ofrenda a su destinación final (v. 3). Pablo nos habla de los Macedonios que querían ofrendar a los santos de Jerusalem, y les entregaron la ofrenda cuando pasaba la compañía de Pablo (2 Cor. 8.4). Sin embargo, Pablo no lo llevó, sino otro hermano fue encargado con esa "gracia" (2 Cor. 8.19). Luego para recibir las ofrendas de Corinto enviaron a Tito (v. 6), y otro hermano escogido (v. 18), y también el hermano de Macedonia (v. 22). Todo esto se hacía para "evitar que nadie les vitupere en esta abundancia que ministraban" (v. 20). Vemos, pues, que los predicadores no se metían en asuntos económicos de la iglesia mas que explicar sus deberes en cuanto a ofrendas, y a exhortar al pueblo de ser generosos. Y vemos que los "diáconos" servían para llevar las ofrendas al destino, cual destino fue decidido por los que ofrendaron. En todo caso, el mayordomo (el verdaderamente responsable) era aquel que ofrendaba. Por eso en nuestras iglesias, ningún pastor recibe salario, ni escoge a los misioneros, ni decide cuánto se reparte a cada uno, sino cada quien recibe solamente la ofrenda que se designa a su nombre. Y por lo mismo, las cajas tienen divisiones para que los dadores deciden a cual fondo dar, y sobres para poder designar a otra cosa.

Tu eres mayordomo, hermano, encargado con riquezas "de maldad," temporales, no verdaderas, y no propias. Tu, y solo tu, tienes que decidir qué vas a hacer con tus riquezas, pocas o muchas. Si tu no ofrendas generosamente, estás "disipando" los bienes de tu Señor, seguramente. Un buen mayordomo cumple la voluntad de su Señor.

Discreción

Sin embargo, aun los que ofrendan bien, aunque no disipan los bienes que Dios les ha encargado, a veces se encuentran en otro peligro mencionado por Jesucristo. Como hemos visto, lo sobresaliente de esta parábola es que Jesucristo alaba al mayordomo infiel y malo. Fíjate que este mayordomo primeramente era infiel a su trabajo, pues había "disipado" los bienes de su patrón. Luego, cuando tiene que dar cuenta de su mayordomía disipa aun mas los bienes de su señor. Y con todo esto el señor le alaba. Pero fíjate que no fue alabado por ser malo. Fue alabado por ser "discreto" (prudente) y "sagaz." Luego Cristo lamenta que los hijos de este siglo son mas sagaces que nosotros. Obviamente Jesucristo quiere que seamos discretos y sagaces también.

Cristianos arrepentidos de su avaricia y materialismo, a veces reaccionan con un descuido de las cosas de esta vida. Tantas promesas hay en la Biblia que Dios proveerá por nuestras necesidades que es fácil pensar que no tenemos responsabilidad en estos asuntos. Pues, buscamos primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas nos serán añadidas. Ni siquiera debemos congojarnos de qué comer, ni de qué vestirnos, ni de las cosas de mañana (Mat. 6.31-34). Se nos promete que los hijos de los justos nunca mendigarán pan (Sal. 37.25). Y la avaricia es tan peligrosa que entre Cristianos es hasta alabada la pobreza extrema, pues la misma Biblia dice que hay quienes se hacen pobres y son ricos (Prov. 13.7). Cristianos a veces sospechan a todos los ricos de avaricia. Pues, los primeros Cristianos no consideraban nada suyo, sino vendían todo y repartían libremente (Hec. 2.44-45, 4.32-35). Hermanos pobres imaginan lo "suave" de esta idea, y ni siquiera notan su propia avaricia inherente en esa fantasía. Avaricia se encuentra en los pobres también.

Acerca de aquella época de "comunismo" bíblico, hay unos detalles que mencionar. La iglesia empezó en Israel, con gran número de sus primeros convertidos de visita en Jerusalem. La respuesta de la primera iglesia era extraordinaria y necesaria, y funcionó. Hombres vendieron todo, proveyeron necesidades de las visitas, y se hicieron evangelistas (Hec. 4.36). Pero luego vemos que en unos cuantos años, los mismos fervientes evangelistas que viajaban de una ciudad a otra, se habían tranquilizado, algunos ya establecidos en ciudades, y poseyendo casas (Hec. 21.8). No por eso eran avaros o mundanos, sino las circunstancias de la iglesia habían cambiado. Avaricia podemos definir bíblicamente como "concupiscencia de los ojos" (1 Juan 2.16), aquel deseo impaciente que es producido por vista. Algunos ricos lo cometen, pero no todos. A cambio, los pobres que yo he conocido son demasiadas veces afectados por ese mismo deseo impaciente de poseer lo que ven. Prácticamente en la vida de un Cristiano la avaricia se vence por ofrendar generosamente y regularmente. Si tu no ofrendas mas que un diezmo, probablemente eres avaro, demasiado ambicioso de conseguir las cosas que observas con tus ojos en el mundo.

Responsabilidad

A pesar de tantas promesas en cuanto a nuestras necesidades carnales, y tantas protecciones y bendiciones prometidas a los pobres, la Biblia no evita asignar responsabilidad a la pobreza. ¿Quién es pobre de acuerdo a la Biblia?

4 La mano negligente hace pobre: Mas la mano de los diligentes enriquece.

Proverbios 10

9 También el que es negligente en su obra Es hermano del hombre disipador.

Proverbios 18

23 En el barbecho de los pobres hay mucho pan: Mas piérdese por falta de juicio.

Proverbios 13

20 Tesoro codiciable y pingüe hay en la casa del sabio; Mas el hombre insensato lo disipará.

Proverbios 21

5 Los pensamientos del solícito ciertamente van á abundancia; Mas todo presuroso, indefectiblemente á pobreza.

Proverbios 21

17 Hombre necesitado será el que ama el deleite: Y el que ama el vino y ungüentos no enriquecerá.

Proverbios 21

Diligencia, solicitud y sabiduría son causas de abundancia. Negligencia, falta de juicio, prisa, y amor al deleite son causas de pobreza. ¿Cuántas veces son estas las causas de pobreza entre Cristianos? Demasiadas, pero Cristianos tienden a evitar la responsabilidad. Las promesas de suficiencia a los justos y creyentes no nos dan derecho de ignorar nuestras responsabilidades. Cristo prometió que seríamos vestidos y tendríamos qué comer, pero no por eso nos estaba dando licencia de no trabajar.

10 Porque aun estando con vosotros, os denunciábamos esto: Que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma.

2 Tesalon. 3

Cristianos tenemos promesas, pero es entendido que tales bendiciones serán repartidas a su tiempo, después de la paciencia, después del esfuerzo, y después de las sabias decisiones que hacemos. El Cristiano hambriento no puede culpar a Dios, debe considerar sus pasos. Por ejemplo, Cristianos que descuidan sus estudios van a ser pobres, no a pesar de las promesas, sino conforme a las promesas. Las promesas no son para los que buscan prosperidad sin esfuerzo, son exhortaciones para confiar que Dios bendecirá nuestro esfuerzo.

Propiedades

Las responsabilidades que tenemos en esta vida, especialmente de hombres, padres de familia, son muy importantes a Dios.

8 Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que un infiel.

1 Timoteo 5

Propiedad es parte de esa responsabilidad. Aun Jesucristo en nuestra parábola admite la ventaja de tener lo propio (v. 12). Yo he conocido Cristianos que rehusaban comprar casa porque es la voluntad de Dios que seamos "peregrinos y advenedizos." Por eso rentaban siempre. Pero aunque Dios no dio a Abraham propiedad en la tierra de Canaán, Dios sí le dio muchísimas posesiones. Era rico en extremo, tenía 318 siervos "criados en su casa" antes que nació su primer hijo (Gen. 14.14). Dios quiere que sus creyentes provean para los suyos, no siempre rentando, ni viviendo con suegros, tienen que pensar en "su propia casa" (Gen. 30.30). A veces Dios te guiará vender posesiones para ofrendarlas, pero no por eso debes inferir que Dios está en contra de las posesiones. Jesucristo ofreció ese remedio a un rico que amaba a sus riquezas, que vendiera todo para regalarlo a los pobres, y así poder seguirle a él (Mat. 19.21). Pero Dios no manda eso a todos los ricos.

17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos:

1 Timoteo 6

Poseer una casa no es mundanismo, es "sagaz." El deseo de los apóstoles no era tan solo que prosperemos espiritualmente, sino en "todas cosas" (3 Juan 2). Prosperidad no está mal, es la lógica consecuencia de una vida sana. Preocúpate de algún "pastor" que dice otra cosa, probablemente te quiere estafar.

Deudas

He conocido a otras personas que prohíben la deuda a los Cristianos.

8 No debáis á nadie nada,

Romanos 13

La idea es que endeudarse es falta de fe, y que debemos pedir lo que necesitamos. Sin embargo, pasan por alto lo que antecede en el mismo pasaje.

7 Pagad á todos lo que debéis:

Romanos 13

Deuda no es prohibida en la Biblia, aunque a los Judíos les era prohibido prestar a otro Judío para ganar "usura" o interés (Ex. 22.25, Lev. 25.36, Prov. 28.8, etc.). Sin embargo, ni así era malo la idea de interés, pues era permitido cobrar usura a un extraño (Deu. 23.20), y era demandado por Jesucristo (Mat. 25.27). Préstamos e intereses no están prohibidos en la Biblia, pero hay un peligro.

15 Con ansiedad será afligido el que fiare al extraño: Mas el que aborreciere las fianzas vivirá confiado.

Proverbios 11

Deuda es peligrosa, no tanto como en generaciones anteriores, que podían resultar en esclavitud o cárcel, pero es peligrosa aun. El peligro está en ambos lados, para el que presta y el que pide prestado. Una regla segura es no prestar ni pedir prestado para algo que no es necesidad. Pedir prestado para dar de comer a tus hijos, claro, o para comprar casa, o para empezar un negocio, cómo no. ¿Pero para comprar una televisión? ¿Un estéreo? ¿Algún lujo? Serás afligido con ansiedad, dice el sabio.

Provisión

Otra "indiscreción" común entre Cristianos es que creen algunos que es falta de fe tener ahorros o seguros. Sin embargo, la confianza en Dios no argumenta en contra de la diligencia, disciplina y anticipación en negocios terrenales. La confianza, mas bien, te debe inclinar a estas cosas, porque hay promesas a los que así viven.

3 El avisado ve el mal, y escóndese: Mas los simples pasan, y reciben el daño.

Proverbios 22

Seguro de vida es solamente compartir el riesgo entre muchos que no quieren dejar a los suyos desamparados si mueren. Es anticipación y preparación. Dicen que necesitarás 8 veces su ingreso anual para proveer para tu familia en caso de tu muerte. Para un padre de familia es muy prudente tenerlo, y no cuesta mucho.

Algunos regañan la disciplina de ahorrar, pues, Dios prohibió recoger el maná para el día siguiente (Ex. 16.19), y regañó al hombre rico por almacenar sus bienes (Luc. 12.19). Sin embargo, Dios mandó guardar el maná para el día de sábado (Ex. 16.23), y solamente regañó al hombre rico por pensar que de sus bienes consistía su vida (Luc. 12.15). Guardar y almacenar en anticipación de tiempos malos es el ejemplo de la Biblia.

48 Y él juntó todo el mantenimiento de los siete años que fueron en la tierra de Egipto, y guardó mantenimiento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el mantenimiento del campo de sus alrededores. Génesis 41

La Biblia hace claro que ahorrar es mas bien una diligencia y disciplina que llevará su fruto. Los padres deben "atesorar" para los hijos (2 Cor. 12.14). Y los que no almacenan son llamados "fatuos," y en su tiempo se encuentran pidiendo ayuda de los "prudentes."

3 Las que eran fatuas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;

8 Y las fatuas dijeron á las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

Mateo 25

Ahorros no solamente son prudentes, son muy poderosos. Una cantidad pequeña ahorrada cada mes para recibir interés a través de muchos años se convierte en una fortuna en la vejez. 50 pesos, si fuera invertido mensualmente para recibir solamente 12% de interés, al fin de 50 años sería casi 2 millones de pesos. Si uno lograra recibir 20% de interés sería 60 millones. Uno que ahorra una cantidad así durante tantos años no es guloso ni avaro, ni debe tener pena. Sin embargo, 2 millones de pesos no es ninguna seguridad verdadera. Se pueden desaparecer en un instante. La seguridad está en las promesas de Dios. Diligencia, disciplina y anticipación llevarán fruto.

Si Dios alaba a un mayordomo malo por ser discreto y sagaz, cuánto mas alabaría a un Cristiano por ser discreto y sagaz en su mayordomía. El que no lo es, no puede contar en las promesas de provisión para el creyente. Cristo quiere seguidores espirituales, sin duda, pero también quiere seguidores sagaces. Está bien ser "sencillos como palomas," pero no es para olvidar ser "prudentes como serpientes."