La Epístola

Apartado 432

Administración 1

Morelia, Mich. CP 58001

#62 Octubre, 1999

Impreso en México

 

Noticias

León: Habrá reunión de predicadores para oración a las 4 de la tarde el domingo, 17 de octubre, en casa de Juan Córdova. Preguntas diríjanse a Juan Córdova al tel. (4) 778-1564.

Celaya: La conferencia de predicadores era de mucha bendición. Pensábamos que iba a ser para mejorar nuestra predicación, y aunque se tocó un poco este tema, mas que nada eran exhortaciones para mejorar al predicador. Había un promedio de 40 predicadores asistiendo, llegando de todas las iglesias conocidas entre nosotros.

Salamanca: La mini-conferencia era de bendición. Se congregaron alrededor de 40 adultos, y parecen haber sido avivados.

Morelia: Bautizamos a 5 adultos el domingo 12 de septiembre en una fuente a una orilla de la calzada de San Diego, donde nos reunimos. Además, este mes de octubre otros 4 se han levantado en la reunión para confesar a Jesucristo delante de los hombres, y pensamos bautizarles este mes. Hemos estado promediando alrededor de 30 adultos en las reuniones.

Irapuato: Muchos problemas entre diferentes hermanos y hermanas han desalentado a muchos. Necesitan oración que estén unidos.

San Antonio: Están planeando una campaña evangelística en las calles de San Antonio durante 10 días de octubre, del 8 al 17. Su meta es alcanzar 10,000 casas con literatura o un testimonio personal en estos 10 días. Algunos irán de puerta en puerta repartiendo folletos y otra literatura, otros estarán intentando hablar personalmente con las personas, y otros estarán predicando en las calles. Diferentes equipos irán tres o mas veces por día, y las reuniones de la iglesia durante la campaña serán tocante al evangelio, para los invitados y visitas. Oremos que Dios alcance muchas almas con este esfuerzo, y que nuevos hermanos de la iglesia se interesen en el evangelismo.

Colorado Springs, Colorado: La iglesia establecida en Colorado por dos hermanos de la iglesia de San Antonio, nos avisó este mes que uno de los dos pastores ha renunciado su puesto por razones personales. No es por ningún desacuerdo entre ellos, pero ahora la iglesia de Colorado tiene solamente un pastor. Se reúnen alrededor de 20 adultos en esa iglesia.

 

Pecadores en las Manos

de un Dios Airado

Por Jonathan Edwards

[Este sermón fue predicado el 8 de julio de 1741 en Enfield Connecticut, en medio de lo que después se conoció como "el gran despertamiento americano" (1740-1742), en el cual muchos miles de Ingleses en las colonias americanas se convirtieron bajo las predicaciones de George Whitefield y otros. Jonathan Edwards, un "Puritano" pastor Congregacional, de Massachusetts, Nueva Inglaterra, vivió de 1703 a 1758. Este es su sermón mas famoso. Presentamos ahora este sermón (y mas tarde otros también) por dos razones, (1) es aparente que todos nosotros somos en alguna manera fruto de estos sermones, (2) considerando tales sermones nos ayuda predicar mejor. Fíjate como el hermano Edwards extrae un mensaje profundo y extraordinario de una frase tan sencilla, (destrucción siendo como se vacila un pie). Además, fíjate en la franca negatividad de todo el discurso. Este sermón es traducido literalmente, solamente se ha agregado énfasis en palabras claves, e introducido cabeceras y números en algunos lugares para facilitar el bosquejo. (No todas las cabeceras y números son agregados por mí.) El documento original (en inglés) se encuentra en la Biblioteca Etéreo de Clásicos Cristianos (http://ccel.wheaton.edu).]

Al tiempo que su pie vacilará;

Deuteronomio 32.35

En este versículo es amenazado la venganza de Dios sobre los impíos e incrédulos Israelitas, quienes eran el pueblo visible de Dios, y quienes vivían bajo los medios de gracia; pero quienes, no obstante todas las obras maravillosas de Dios hacia ellos, siguieron (como el vers. 28), perdidos de consejo, y sin entendimiento en ellos. Bajo todas las cultivaciones del cielo produjeron fruto tanto amargo y venenoso; como en los dos versículos anteriores al texto. -- La expresión que escogí como mi texto, al tiempo que su pie vacilará, aparentemente implica las siguientes cosas, relacionadas al castigo y la destrucción a la cual estos Israelitas inicuos fueron expuestos.

1. Que ellos siempre estaban expuestos a la destrucción; como uno que se para o camina sobre deslizaderos está siempre expuesto a la caída. Esto se implica en la naturaleza de su destrucción venidera, representada como su pie vacilando. Lo mismo se expresa, Salmo 73.18. "Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer."

2. Implica, que siempre estaban expuestos a destrucción repentina e inesperada. Como aquel que camina en deslizaderos está en cualquier momento propenso a caer, no puede anticipar de un momento a otro si estará en pie o se caerá; y cuando se cae, se cae de una vez sin advertencia: Lo cual se expresa en Salmo 73.18,19. "Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados! ¡cuán en un punto!"

3. Otra implicación es, que están siempre propensos a caer por sí mismos, sin ser tumbados por la mano de otro, como aquel que se para o camina en suelo resbaloso no requiere mas que su propio peso para derribarse.

4. Que la razón que no se han caído ya, y no se caen ahora, es solamente que el tiempo señalado por Dios todavía no ha llegado. Pues dice, al tiempo que, o cuando el tiempo señalado venga, su pie vacilará. Entonces se permitirá que caigan, así como están inclinados por su propio peso. Dios no los sostendrá en estos deslizaderos ya mas, pero los soltará; y entonces, en ese mismo instante, se caerán a la destrucción; como aquel que se para en tal suelo inclinado y resbaloso, a la orilla de un abismo, no puede pararse solo, cuando se le suelta inmediatamente se cae y se pierde.

Observación

La observación de estas palabras en que quiero ahora insistir es esta. -- "No hay nada que mantiene los malos fuera del infierno en cualquier instante sino el puro placer de Dios." -- Por el puro placer de Dios, quiero decir su antojo soberano, su voluntad arbitraria, restringida por ninguna obligación, impedida por ninguna suerte de dificultad, ninguna mas que como si nada aparte de la mera voluntad de Dios tuviera en el mas mínimo detalle, o en cualquier respeto, alguna mano en la preservación de hombres impíos por un momento. -- La verdad de esta observación se demuestra por las siguientes consideraciones.

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1. No hay falta de poder en Dios para echar hombres impíos al infierno en cualquier instante. Las manos de hombres no pueden ser fuertes cuando Dios se levanta. Los mas fuertes no tienen poder de resistirle, ni puede nadie rescatar de sus manos. -- No solamente es capaz de echar los impíos al infierno, lo puede hacer demasiado fácilmente. A veces un príncipe terrenal encuentra mucha dificultad para sojuzgar a un rebelde, que ha encontrado manera de fortificarse, y se ha hecho fuerte por los números de sus seguidores. Pero no así con Dios. No hay fortaleza que fuera defensa en contra del poder de Dios. Aunque llegue la mano á la mano, e inmensas muchedumbres de los enemigos de Dios se amontonen y se arreglen, fácilmente son desmenuzados. Son como grandes montones de tamo ligero ante el torbellino; o amplias cantidades de paja seca delante de llamas devoradoras. Nos es fácil pisar y aplastar un gusano arrastrándose en tierra; así nos es fácil cortar o chamuscar un hilo delicado que sostiene algo: así le es fácil a Dios, cuando quisiera, arrojar sus enemigos al infierno. ¿Qué somos, para atrever a resistirle, a cuya reprensión la tierra tiembla, y delante del cual las peñas se derriban?

2. Ellos merecen ser lanzados al infierno; así que la justicia divina nunca impide, no hace ningún argumento en contra de que Dios use su poder en cualquier momento para destruirlos. Mas bien, al contrario, la justicia clama por un castigo infinito de sus pecados. Justicia divina dice del árbol que trae tales uvas de Sodoma, "córtala, ¿por qué ocupará aún la tierra?" Lucas 13.7. La espada de justicia divina es en todo momento cimbreada sobre sus cabezas, y no es mas que la mano de misericordia arbitraria, y la mera voluntad de Dios, que la detiene.

3. Ya están debajo de sentencia de condenación al infierno. No solamente merecen justamente ser arrojados allí, pero la sentencia de la ley de Dios, aquella eterna e inmutable regla de justicia que Dios fijó entre él y la humanidad, ha salido en su contra, y les resiste; así que están ya obligados al infierno. Juan 3.18. "El que no cree, ya es condenado." Tanto así que todo hombre inconverso pertenece debidamente al infierno; es su lugar; de ahí proviene, Juan 8.23. "Vosotros sois de abajo:" Y hacia allí se dirige; es el lugar que la justicia, y la palabra de Dios, y la sentencia de su ley inmutable le asigna.

4. Son ahora mismo los objetos de ese mismísimo enojo e ira de Dios, que se expresa en los tormentos del infierno. Y la razón que no descienden al infierno cada instante, no es porque Dios, en cuyo poder están, no está entonces muy enojado con ellos; como lo está con muchas criaturas miserables ahora atormentadas en el infierno, quienes allí sienten y sufren el furor de su ira. Pues, Dios está tanto mas enojado con grandes números que ahora están en la tierra: aun, seguramente, con muchos quienes ahora están en esta congregación, quienes quizás están cómodos, que lo está con muchos de aquellos que ahora están en las llamas del infierno.

Así que no es porque Dios se descuida de su maldad, y que no se la resiente, que no se suelta su mano para talarlos. Dios no es tal cual ellos, aunque le imaginan así. La ira de Dios gruñe en su contra, su perdición no se duerme, el foso es aparejado, el fuego es encendido, el horno es ahora ardiente, listo a recibirlos, las llamas ahora rugen y fulgen. La espada reluciente es afilada, y sostenida sobre ellos, y la fosa ha abierto su boca debajo de ellos.

5. El diablo se apresta para caer sobre ellos, y cogerlos como propios, al momento que Dios se le permite. Pertenecen a él; tiene sus almas en su posesión, y bajo su dominio. La escritura los representa como sus bienes, Lucas 11.21. Los demonios los observan; siempre están a su diestra; los esperan, como leones voraces y hambrientos que avistan su presa, y esperan tenerla, pero por el momento son detenidos. Si Dios retrajera su mano, por la cual se refrenan, en un instante se arremeterían sobre sus pobres almas. La serpiente antigua bosteza por ellos; el infierno abre su boca para recibirlos; y si Dios lo permitiera, apresuradamente serían tragados y perdidos.

6. Hay aquellos principios infernales reinando en las almas de los impíos, que pronto se prenderían y se inflamarían en un fuego infernal, si no fuera por las disipaciones de Dios. Hay tendido en la misma naturaleza de hombres carnales, un fundamento para los tormentos del infierno. Hay tales principios corruptos, con poder soberano en ellos, y completamente en posesión de ellos, que son simientes de fuego infernal. Estos principios son activos y poderosos, naturalmente violentos en extremo, y si no fuera por la mano restrictiva de Dios sobre ellos, luego brotarían, se incendiarían en la misma manera que las iguales corrupciones, que la misma enemistad hace en los corazones de los condenados, y engendrarían los mismos tormentos que hacen en ellos. Las almas de los impíos en la escritura se comparan con la mar en tempestad, Isa. 57.20. Al presente, Dios refrena su maldad por su gran poder, como hace con las olas bravas del mar impetuoso, diciendo, "Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante;" pero si Dios retirara tal poder restrictiva, luego llevaría todo por delante. Pecado es la ruina y miseria del alma; es destructiva por naturaleza; y si Dios lo dejaría sin freno, no faltaría nada mas para hacer perfectamente miserable el alma. La corrupción del corazón humano es inmoderada y sin límite en su furia; y mientras hombres impíos viven aquí, es como fuego cercado por las restricciones de Dios, pero si fuera soltado, inflamaría la rueda de la creación; y como el corazón es ahora un sumidero de pecado, si no fuera impedido el pecado, inmediatamente tornaría el alma en un horno de fuego, o en una caldera de fuego y azufre.

7. No es ninguna seguridad para los impíos ni por un momento, que no existen medios visibles de muerte a la mano. No es ninguna seguridad al hombre natural, que ahora tiene salud, y que no ve cuál manera pudiera ahora salir inmediatamente del mundo por algún accidente, y que no existe peligro visible alguno en sus circunstancias. La experiencia multiforme y continua del mundo en todas las edades, demuestra que esto no es evidencia, que uno no está a la verdadera orilla de la eternidad, y que su próximo paso no será hacia otro mundo. Las formas y maneras invisibles e impensadas en que las personas se marchan súbitamente del mundo son innumerables e inconcebibles. Inconversos caminan encima del abismo del infierno sobre una cubierta podrida, y existen lugares innumerables tan débiles que no sostendrán su peso, y tales lugares no se ven. Las saetas de la muerte vuelan inadvertidas a mediodía; la visión mas aguda no las puede discernir. Dios tiene tantas diferentes maneras incomprensibles de llevar los malos del mundo y enviarles al infierno, que no hay lo que haría aparente que Dios necesite un milagro, o que saliera de la ruta ordinaria de su providencia, para destruir cualquier impío, en cualquier momento. Tantos medios que existen de que pecadores abandonen al mundo, tanto están en las manos de Dios, y tan universalmente y absolutamente están sujetos a su poder y determinación, que no depende nada menos en la mera voluntad de Dios, sea que pecadores a cualquier instante irán al infierno, que si medios nunca fueran utilizados, o tuvieran algo que ver en el caso.

8. La sabiduría de hombres naturales y su cuidado de preservar sus propias vidas, o el cuidado de otros para preservarlas, no les asegura ni un momento. A esto, la providencia divina y la experiencia universal dan testimonio también. Hay evidencia clara que la sabiduría propia de hombres no es seguridad en contra de la muerte; que si fuera de otra manera veríamos alguna diferencia entre los sabios e ingenios del mundo, y otros, en cuanto a su tendencia a la muerte temprana e inesperada: pero ¿cómo es en realidad? Eccles. 2.16. "también morirá el sabio como el necio."

9. Todo el empeño de los impíos y los esfuerzos que usan para escapar al infierno, mientras siguen rechazando a Cristo, y así mantenerse impíos, no les guarda del infierno ni un momento. Casi todo hombre natural que oye del infierno, se ilusiona que lo escapará; él depende de sí mismo para su propia seguridad; se halaga en lo que ha hecho, en lo que ahora hace, o en lo que piensa hacer. Cada uno se arregla en su propia mente cómo evitará la condenación, y se halaga que se ingenia para su bien, y que sus planes no fallarán. Oyen ciertamente que hay pocos que se salvan, y que la mayoría de hombres muertos hasta ahora fueron al infierno; pero cada uno imagina que se arregla mejor para su propia salida que otros hayan hecho. No pretende llegar a tal lugar de tormento; se dice en sí, que piensa tomar precaución efectiva, y ordenar para sí sus asuntos para no fallar.

Pero los necios hijos de hombres se engañan miserablemente en sus proyectos, y por la confianza en su propia fuerza y sabiduría; se confían en nada mas que una sombra. La mayoría de aquellos que hasta ahora han vivido bajo los mismos medios de gracia, y ahora están muertos, sin duda se han ido al infierno; y no fue porque no eran tan sabios como aquellos que ahora viven: no fue porque no arreglaron sus asuntos tan bien para sí mismos para asegurar su salida. Si pudiéramos hablar con ellos, e inquirirles, uno por uno, sea que esperaban, mientras vivían, y mientras oían del infierno, algún día ser objetos de miseria: sin duda oiríamos uno y otro responder, "No, nunca pensé llegar aquí: yo había arreglado las cosas diferentes en mi pensamiento; yo pensaba que ideaba bien para mí -- pensé que mi plan era bueno. Pensé efectuar precaución; pero me llegó inesperadamente; no la buscaba en ese momento, ni en esa manera, vino como ladrón -- la Muerte me embaucó: la ira de Dios me era demasiado veloz. ¡O mi necedad maldita! Yo me engañaba, me contentaba con imaginaciones vanas de lo que haría después; y mientras decía, Paz y seguridad, entonces vino sobre mí destrucción de repente."

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Dios no se ha sujetado a ninguna obligación, por ninguna promesa de guardar ningún hombre natural del infierno ni un momento. Ciertamente Dios no ha hecho ningunas promesas ni de vida eterna, ni de salvamento ni preservación de la muerte eterna, sino aquellos contenidos en el pacto de gracia, las promesas dadas en Cristo, en el cual todas las promesas son sí, y amén. Pero seguramente no tienen participación en las promesas aquellos que no son hijos del pacto, que no creen ninguna de las promesas, y que no tienen parte con el Mediador del pacto. Así que, no obstante lo que algunos han imaginado y pretendido acerca de promesas hechas en cuanto a la solicitud diligente e invocación de hombres naturales, es claro y manifiesto, que cualquier empeño que un hombre natural hace en la religión, cualquier oración que hace, hasta que cree en Cristo, Dios no tiene ninguna obligación de guardarle ni un momento de la destrucción eterna.

Entonces, así es que hombres naturales son suspendidos en la mano de Dios, sobre el abismo del infierno; han merecido el foso ardiente, y ya son sentenciados a ello; y Dios es temerosamente provocado, su ira es tan grande hacia ellos como hacia aquellos que actualmente están sufriendo las ejecuciones de la furia de su ira en el infierno, y no han hecho nada en lo mínimo para apaciguar o menguar tal enojo, ni tampoco está Dios comprometido en lo mínimo por ninguna promesa de sostenerles un momento; el diablo les espera, el infierno bosteza hacia ellos, las llamas les cercan y chispean, y se afanan de alcanzarles, y consumirles; el fuego acumulado en sus propios corazones se esfuerza brotar: y no tienen interés en ningún Mediador, no hay medios al alcance que les puede asegurar. En breve, no tienen refugio, nada que agarrar; todo lo que les preserva en cada momento es la voluntad arbitraria, y la libre, desobligada longanimidad de un Dios incendiado.

Aplicación

El servicio de este tema asombroso puede ser para despertar los inconversos en esta congregación. Esto que has oído es el caso de cada uno de ustedes que están fuera de Cristo. -- Ese mundo de miseria, ese lago de azufre ardiendo, se ha extendido debajo de ustedes. Ahí está la fosa temerosa de llamas fulgentes de la ira de Dios; ahí está abierta la garganta ancha y bostezante del infierno; y no tienes en que sostenerte, ni nada en que sujetarte; no hay nada entre ti y el infierno sino el aire; es solo el poder y el puro antojo de Dios que te sostiene.

Probablemente no eres sensible de esto; te encuentras fuera del infierno, pero no ves la mano de Dios en esto; sino observas otras cosas, como la salud de tu constitución corporal, tu cuidado de tu propia vida, y los medios que utilizas para tu propia preservación. Pero verdaderamente estas cosas no son nada; si Dios retirara su mano, no servirían mas para guardarte de caída, que el aire esparcido para mantener una persona suspendida en ello.

Tu impiedad te hace como si fueras pesado como plomo, e inclinado hacia abajo con gran peso y presión hacia el infierno; y si Dios te soltara, inmediatamente te hundirías y descenderías rápidamente hasta precipitar a la sima profunda, y tu constitución saludable, y tu propio cuidado y prudencia, y tu mejor esfuerzo, y todas tus justicias, no tendrían mas tendencia de sostenerte y guardarte del infierno, que una telaraña tendría para detener una piedra cayéndose. Si no fuera por el soberano placer de Dios, la tierra no te soportaría un momento; porque eres una carga a ella; la creación gime contigo; la criatura fue sujetada a la servidumbre de tu corrupción, no de grado; el sol no brilla sobre ti voluntariamente alumbrándote para servir a pecado y a Satanás; la tierra no te rinde de buena gana su fruto para satisfacer tus codicias; ni es un escenario voluntario para que tu maldad se actúe sobre ella; el aire no te sirve voluntariamente como aliento para mantener la llama de vida en tus vitales, mientras empleas tu vida en servicio de los enemigos de Dios. Las criaturas de Dios son buenas, y fueron creadas para que hombres sirviesen a Dios con ellas, y no de buena gana se subordinan para otro propósito alguno, y gimen cuando son abusadas para propósitos tan directamente contrarias a su naturaleza y su fin. Y el mundo te vomitaría, si no fuera por la soberana mano de aquel que la ha sujetado en esperanza. Ahí están las nubes negras de la ira de Dios ahora suspendidas directamente sobre sus cabezas, henchidas de la tormenta temerosa, e hinchadas de estruendo; y si no fuera por la mano restrictiva de Dios, inmediatamente brotarían sobre ustedes. El soberano placer de Dios, al presente, calla su ventarrón; de otra manera te sobrepasaría con furia, y tu destrucción llegaría como torbellino, y tu serías como el tamo de la era de verano.

La ira de Dios es como grandes aguas represadas al presente; se aumentan mas y mas, y suben mas y mas altas, hasta que se les de salida; y entre mas tiempo la corriente se tapa, mas veloz y furioso será su recorrido, una vez que se suelta. Es cierto, que juicio en contra de tus obras malignas hasta ahora no se ha ejecutado; las avenidas de la venganza de Dios se han detenidas; pero tu culpa mientras aumenta constantemente, y cada día te atesoras mas ira; las aguas suben constantemente, y crecen mas y mas fuertes; y no existe nada sino el puro antojo de Dios, que detiene las aguas, cuales no quieren detenerse, y presionan fuertemente hacia adelante. Si Dios tan solo retirara su mano de la compuerta, inmediatamente se abriría, y las avenidas ardientes de la furia y la ira de Dios, brotarían con furia inconcebible, y te alcanzarían con poder omnipotente; y si tu fuerza fuera diez mil veces mas de lo que es, mas aun, diez mil veces mas que la fuerza del demonio mas bruto y formidable en el infierno, no sería nada para resistirla ni aguantarla.

El arco de la ira de Dios es doblado, y la saeta preparada en la cuerda, y justicia apunta la flecha a tu corazón, y estira el arco, y solamente el mero antojo de Dios, y aquel un Dios airado, sin ninguna promesa ni obligación alguna, detiene la flecha por un momento de ser embriagada con tu sangre. Así todos ustedes que nunca han experimentado una transformación significante de corazón, por la fuerza poderosa del Espíritu de Dios sobre sus almas; todos ustedes que nunca han nacido otra vez, ni son nuevas criaturas, ni han resucitado de ser muertos en pecado, a un estado de nueva luz y vida, nunca antes experimentada, están en las manos de un Dios enojado. Comoquiera que se hayan reformado su vida en muchas cosas, y quizás tenido afectos religiosos, y quizá guardado una apariencia de religión en sus familias y sus cámaras, y en la casa de Dios, es nada mas que su mero antojo que les preserva este momento de ser tragados por destrucción eterna. Aun tan poco convencido que seas ahora de la verdad de lo que oyes, próximamente serás completamente persuadido. Aquellos que se han ido de estar en las mismas circunstancias tuyas, ven que así fue con ellos; pues destrucción vino de repente sobre la mayoría de ellos; cuando nada esperaban de ello, y mientras decían, Paz y seguridad: ahora ven, que aquellas cosas en que dependían para paz y seguridad, eran nada mas que aire liviana y sombras vacías.

El Dios que te sostiene sobre el abismo infernal, tanto como uno sostiene una araña, o algún insecto aborrecible sobre el fuego, te aborrece, y es temerosamente provocado: su ira hacia ti arde como fuego; te observa como digno de nada mas, sino de ser arrojado en el fuego; él es de muy limpios ojos para que te soporte en su vista; tu eres diez mil veces mas abominable en sus ojos, que la serpiente mas venenosa es en nuestros. Tu le has ofendido infinitamente mas que ningún terco rebelde haya hecho a su príncipe; y aún no es nada mas que su mano que te guarda de caer en el fuego cada instante. No es de atribuir a nada mas, que no fuiste al infierno anoche; que te sufrió despertar otra vez en este mundo, luego que cerraste tus ojos en sueño. Y no hay otro motivo factible, por lo cual no has sumido en el infierno desde que te amaneciste, sino que la mano de Dios te ha sostenido. No hay otra causa posible porqué no has ido al infierno, desde que te sentaste aquí en la casa de Dios, provocando sus limpios ojos por tu pecaminosa e impía forma de asistir su adoración solemne. De cierto, no hay nada mas que se pudiera dar como razón porque tu no caigas este mismo momento al infierno.

¡O pecador! Considera el peligro espantoso en que estás: es un gran horno de ira, un ancho abismo, lleno del fuego de ira, sobre el cual estás sostenido en la mano de Dios, cuya ira es provocada e incendiada tanto en tu contra, como en la contra de muchos ya condenados en el infierno. Te cuelgas de un hilo delicado, con las llamas de ira divina chispeando a su alrededor, y vivas para abrasarlo, y fundirlo; y tu no tienes porción en ningún Mediador, y nada que agarrar para salvarte, nada para escudar las llamas de ira, nada propia, nada que jamás hayas hecho, nada que puedes hacer, para persuadir a Dios de eximirte por un momento. -- Y ahora considera mas en particular,

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1. De Quién es la ira: es la ira del Dios infinito. Si fuera tan solo la ira de hombre, aunque sea el príncipe mas potente, sería relativamente de poca importancia. La ira de reyes es muy temida, especialmente de monarcas absolutos, que tienen las posesiones y las vidas de sus súbditos completamente en su poder, a disposición de su mera voluntad. Prov. 20.2. "Como bramido de cachorro de león es el terror del rey: El que lo hace enfurecerse, peca contra su alma." El vasallo que en gran manera enfurece un príncipe arbitrario, es propenso sufrir los tormentos mas extremos que el arte humano puede inventar, o que la potencia humana puede infligir. Pero los mas grandes potentados terrestres en su mayor majestad y fuerza, y vestidos en su mas grandes terrores, son tan solamente flacos, despreciables gusanos del polvo, en comparación al grande y todopoderoso Creador y Rey del cielo y de la tierra. Es tan poco que pueden hacer, cuanto más enfurecido, y cuando han ejercido su mayor furia. Todos los reyes de la tierra, delante de Dios, son como langostas; son nada, y menos que nada: tanto su amor y su odio es para ser despreciado. La ira del gran Rey de reyes, es tanto mas terrible que las suyas, así como su majestad es mayor. Lucas 12.4,5. "Mas os digo, amigos míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hacer. Mas os enseñaré á quién temáis: temed á aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en la Gehenna: así os digo: á éste temed."

2. Es la furia de su ira a que estás expuesto. A menudo leemos de la furia de Dios; como en Isa. 59.18. "Como para retribuir, como para retornar ira á sus enemigos." Así también Isa. 66.15. "Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para tornar su ira en furor, y su reprensión en llama de fuego." Y en muchos otros lugares. Así, Apoc. 19.15, leemos del "lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso." Las palabras son terribles en extremo. Si solamente hubiera dicho, "la ira de Dios," las palabras hubieran implicado aquello que es infinitamente temeroso: pero es "el furor y la ira de Dios." ¡El furor de Dios! ¡La furia de Jehová¡ ¡O, cuán espantoso debe ser eso! ¡Quién puede expresar o concebir lo que tales expresiones cargan en sí! Pero es también "el furor, y la ira del Dios Todopoderoso." Como que habrá una grande manifestación de su fuerza todopoderosa en lo que su furia asestaría, como que omnipotencia será así como enfurecida, y ejercitada, como hombres suelen ejercer su fuerza en la furia de su ira. ¡O, entonces, qué será la consecuencia! ¡Qué será de los pobres gusanos que la sufrirán! ¿Cuyas manos pueden ser fuertes? ¿Cuyo corazón puede aguantar? ¡A cuál temerosa, inexpresable profundidad de miseria tendrá que ser sumido la pobre criatura que será el objeto de esto!

Considera esto, ustedes que están aquí presentes, que todavía siguen en una condición no regenerada. Que Dios ejecutará la furia de su ira, implica, que infligirá ira sin piedad. Cuando Dios contempla la extremidad inefable de tu caso, y observa tu tormento ser firmemente desproporcionado a tu fuerza, y mira como tu pobre alma es quebrantada, y se hunde, así como en una obscuridad infinita; él no tendrá misericordia de ti, no detendrá las ejecuciones de su ira, ni en lo mínimo ligereará su mano; no habrá moderación ni misericordia, ni tampoco entonces represará Dios su ventarrón; él no estimará tu bienestar, ni será en lo mínimo solícito para que no sufras demasiado en otro sentido alguno, solo que no sufrirías mas que requiere la justicia estricta. Nada será detenida por serte duro de aguantar. Ezeq. 8.18. "Pues también yo haré en mi furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia, y gritarán á mis oídos con gran voz, y no los oiré." Ahora Dios se apresta compadecerte; hoy es día de misericordia; ahora puedes clamar con esperanza de obtener misericordia. Pero una vez que el día de misericordia pasa, tus clamores y gritos serán en vano; serás completamente perdido y desechado por Dios, en cuanto a tu bienestar. Dios no tendrá ningún uso para ti, sino que sufras miserias; seguirás existiendo para ningún otro fin; pues serás un vaso de ira preparado para muerte; y no habrá otra utilidad de tal vaso, sino de ser henchido de ira. Dios será tan lejos de compadecerte cuando le invocas, que se dice que él solamente "se reirá y se burlará," Prov. 1.25,26, etc.

Qué pavorosas son esas palabras, Isa. 63.3, que son palabras del gran Dios. "Pisélos con mi ira, y hollélos con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y ensucié todas mis ropas." Quizás es imposible imaginar palabras que cargan mas grandes manifestaciones de estas tres cosas, a saber, desprecio, y odio, y furia de indignación. Si tu clamas a Dios por misericordia, será tan lejos de compadecerte en tu caso dolorido, o de mostrarte la menor estima o favor, que en vez de eso, solamente te pisará. Y aunque sabrá que no podrás aguantar el peso de omnipotencia pisándote, ni apreciará eso, sino que te aplastará bajo sus pies sin misericordia; tu sangre te despachurrará, se arrojará, y será salpicada en sus vestidos, hasta ensuciar todas sus ropas. No solamente te aborrecerá, pero sumamente te despreciará: ningún lugar se creerá digno de ti, sino debajo de sus pies para ser pisado como cieno de la calle.

La miseria a que estás expuesto es aquella que Dios infligirá para tal fin, para mostrar lo que es la ira de Jehová. Dios ha tenido en su corazón mostrar a ángeles y a hombres, tanto qué tan excelente es su amor, y también qué tan terrible es su ira. A veces reyes terrestres piensan mostrar qué tan terrible es su ira, por los castigos extremos que ejecutarían sobre los que desean provocarles. Nabucodonosor, aquel monarca poderoso y soberbio del imperio Caldeo, deseó mostrar su ira cuando se enfureció en contra de Sadrach, Mesach, y Abed-nego; y así dio órdenes que el horno ardiente fuera calentado siete veces mas caliente que antes; sin duda, se aumentó al mayor grado de furia que el arte humano podía lograr. Pero el gran Dios también desea mostrar su ira, y aumentar su majestad asombrosa y gran fortaleza en los sufrimientos extremos de sus enemigos. Rom. 9.22. "¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la ira y hacer notoria su potencia, soportó con mucha mansedumbre los vasos de ira preparados para muerte?" Y viendo que esto es su propósito, y lo que ha determinado, aun de mostrar qué tan terrible es la ira desenfrenado, el furor y la furia de Jehová, él lo hará efectivamente. Será logrado y ejecutado algo que será temeroso con evidencia. Cuando el gran Dios enojado se haya levantado y ejecutado su venganza abrumadora sobre el pobre pecador, y el infeliz está actualmente sufriendo el peso infinito del poder de su indignación, entonces Dios llamará al universo entero para presenciar aquella majestad asombrosa y gran fortaleza que se manifestará en ella. Isa. 33.12-14. "Y los pueblos serán como cal quemada: como espinas cortadas serán quemados con fuego. Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los cercanos, conoced mi potencia. Los pecadores se asombraron en Sión, espanto sobrecogió á los hipócritas," etc.

Así será con ustedes que están en condición de inconverso, si siguen en ella; la fortaleza infinita, y la majestad, y el terror del Dios omnipotente será aumentado sobre ustedes, en la fuerza inexpresable de sus tormentos. Tu serás atormentado en presencia de los santos ángeles, y en presencia del cordero; y cuando estarán en esta condición de sufrimiento, los gloriosos habitantes del cielo saldrán y mirarán al espectáculo asombroso, para que vean lo que es la ira y furia del todopoderoso; y al haberla visto, se postrarán y adorarán esa grande fortaleza y majestad. Isa. 66.23,24. "Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne á adorar delante de mí, dijo Jehová. Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí: porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará; y serán abominables á toda carne."

3. Es ira perpetua. Sería temeroso sufrir esta furia e ira de Dios Todopoderoso por un momento; pero tu tienes que sufrirla por toda la eternidad. No habrá fin de esta miseria horrible y exquisita. Cuando miras para adelante, verás un sempiterno lejano, una permanencia sin términos, que engullirá tus pensamientos, y asombrará tu alma; y tu te desesperarás en absoluto de jamás tener rescate, algún fin, algún alivio, algún descanso mínimo. Sabrás con certeza que tendrás que agotar edades lentas, millones de millones de edades, luchando y contendiendo con su venganza todopoderosa y despiadada; y cuando así lo habrás hecho, cuando tantas edades actualmente te hayan pasado en esta forma, sabrás que solamente es un punto de lo que queda. Así tu castigo será verdaderamente infinito. ¡O, quién puede expresar la condición de una alma en tales circunstancias! Todo lo que pudiéramos decir al respeto, da tan solamente una representación débil y floja de ella; es inexpresable e inconcebible: Pues "¿quién sabe la potencia del enojo de Dios?"

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¡Cuán temerosa es la condición de aquellos que están cada día y cada momento en peligro de esta ira fuerte y miseria infinita! Pero esto es el caso desconsolado de cada alma en esta congregación que no ha nacido otra vez, no obstante que tan moral y estricto, sobrio y religioso, en otros sentidos fuera. ¡O que tu lo considerase, seas joven o anciano! Hay porque pensar, que hay tantos en esta congregación ahora oyendo este discurso, que realmente serán los objetos de esta misma miseria hasta toda la eternidad. No sabemos quienes son, ni en cual asiento están, ni cuales pensamientos ahora tienen. Puede ser que ahora están cómodos, y oyen todas estas cosas sin perturbación, y ahora mismo se halagan que no son las personas, prometiéndose que se escaparán. Si supiéramos que había una persona, solamente una, en toda la congregación, que había de ser objeto de esta miseria, ¡que terrible cosa sería considerarlo! Si supiéramos quien fuera, ¡qué terrible visión sería al ver tal persona! ¡Cómo pudiéramos los demás de la congregación levantar un lamentable y amargo lloro sobre él! Pero, ¡qué lástima! en vez de uno, ¿cuántos serán probables de recordar este discurso en el infierno? Y sería una maravilla, si algunos ahora presentes no estuviesen en el infierno en poco tiempo, aun antes que termina este año. Y no sería maravilla si algunas personas, ahora sentadas aquí, en algunos asientos de este auditorio, saludables, tranquilas y seguras, estuviesen allí antes del amanecer. Aquellos entre ustedes que finalmente siguen en su condición natural, que se guardarán mas tiempo fuera del infierno ¡estarán allí en poco tiempo! tu condenación no se duerme; vendrá velozmente, y, en toda probabilidad, repentinamente sobre muchos de ustedes. Tu tienes porqué maravillar que no estás ya en el infierno. Sin duda es el caso de algunos que habían visto y conocido, que nunca merecieron mas el infierno que ustedes, y que antes parecían tan aptos de estar vivos como ustedes. La esperanza de su caso pasó; están clamando en miseria extrema y desesperación perfecta; pero aquí estás en la tierra de los vivientes y en la casa de Dios, y tienes oportunidad de obtener salvación. !Qué no darían aquellas pobres desesperadas almas condenadas por la oportunidad de un día tal como ahora tu disfrutas!

Invitación

Y ahora tu tienes una oportunidad extraordinaria, un día en el cual Cristo ha franqueado abiertamente la puerta de la misericordia, y se levanta para llamar y clamar en voz alta a los pobres pecadores; un día en el cual muchos corren a él, y se aprietan al reino de Dios. Muchos diariamente vienen del oriente, del occidente, del norte y del sur; muchos que recientemente estaban en la misma condición miserable en que tu ahora estás, están ahora en condición feliz, con sus corazones llenos de amor hacia aquel que les amó, y lavó de sus pecados en su propia sangre, y se regocijan en esperanza de la gloria de Dios. ¡Qué terrible es ser dejado atrás en un día así! Ver tantos otros banqueteando mientras tu te flaqueas y pereces! ¡Ver tantos regocijando y cantando por gozo de corazón, mientras tu tienes causa de lamentar por tristeza de corazón, y aullar por aflicción de espíritu! ¿Cómo pueden ustedes reposar un momento en tal condición? ¿No son sus almas tan preciosas como las almas de la gente en Suffield, donde corren a Cristo día tras día?

¿No hay aquí muchos que han vivido largo tiempo en el mundo, y hasta hoy no han nacido otra vez? y así son extranjeros de la república de Israel, y no han hecho nada desde que vivieron, sino atesorar ira para el día de la ira? O, señores, su caso, en un sentido especial, es exageradamente peligroso. Su culpa y dureza de corazón es grande en extremo. ¿No ven como generalmente personas de sus años son descartados y repudiados, en esta presente dispensación notable y maravillosa de la misericordia de Dios? Necesitan considerarse, y despertarse enteramente de sueño. No pueden aguantar la furia y la ira del Dios infinito. -- Y ustedes, jóvenes, y señoritas, ¿pasarán por alto esta temporada preciosa que ahora disfrutan, mientras tantos otros de su edad están renunciando todas las vanidades de la juventud, y acercándose a Cristo? Ustedes especialmente tienen ahora una oportunidad extraordinaria; pero si la menosprecian, luego les será como a aquellos que pasaron todos los días preciosos de la juventud en pecado, y ahora han venido a tal punto temeroso en ceguera y dureza. -- Y ustedes, niños, inconversos, ¿no saben que están descendiendo al infierno, para sufrir la temerosa ira de aquel Dios, que ahora está enojado con ustedes cada día y cada noche? ¿Estarán contentos siendo hijos del diablo, mientras tantos otros niños en la tierra son convertidos, y han llegado a ser los hijos santos y felices del Rey de reyes?

Y todos que todavía están apartados de Cristo, y suspendidos sobre el abismo del infierno, sean ancianos, o maduros, o jóvenes, o niñitos, ahora atiendan a los clamores de la palabra de Dios y de la providencia. Este año aceptable del Señor, un día de tan grande favor para algunos, será seguramente un día de igualmente notable venganza para otros. Corazones humanos se endurecen, y su culpa se aumenta constantemente en un día tal como hoy, si menosprecian sus almas; y nunca ha existido tan grande peligro de que tales personas sean entregadas a dureza de corazón y ceguera de consciencia. Dios parece ahora estar recogiendo sus elegidos en todas partes de la tierra; y probablemente la mayoría de los adultos que jamás han sido salvos, serán recogidos en poco tiempo, y será como fue en el gran derramamiento del Espíritu sobre los Judíos en días de los apóstoles; la elección alcanzará, y los demás serán endurecidos. Si este fuera el caso tuyo, eternamente maldecirás este día, y maldecirás el día en que nacías, por haber visto tal temporada de derramamiento del Espíritu de Dios, y te desearás haber muerto y descendido al infierno antes de haberla visto. Ahora seguramente es, como fue en días de Juan Bautista, el hacha en manera extraordinaria esta puesta a la raíz de los árboles, para que todo árbol que no hace buen fruto, fuera cortado y echado en el fuego.

Así que, cada uno que eres apartado de Cristo, ahora despiértate y huye de la ira que vendrá. La ira de Dios Todopoderoso es ahora sin duda suspendida sobre gran parte de esta congregación. Cada uno huye de Sodoma: "Date priesa, y escapa por tu vida, no mires tras ti, escapa al monte, no sea que perezcas."