La Epístola

Apartado 432

Administración 1

Morelia, Mich. CP 58001

#51 Noviembre, 1998

Impreso en México

 

Noticias

 

La conferencia de Celaya en diciembre se ha cambiado un poco. El nuevo horario es lo siguiente:

Miércoles 23, 7:00 pm Rolando Espada

Jueves 24, 7:00 pm Oscar Hernández

Viernes 25, 7:00 pm Marco Antonio Chaires

Sábado 26, 6:00 pm Oscar Hernández

Domingo 27, 10:00 am Marco Chaires, Rolando Espada

Habrá convivio el domingo final después de la reunión. Todos son invitados, solamente piden que si necesitan quedar la noche, cada quien traiga su cobija.

Habrá reunión de predicadores domingo 20 de diciembre, a las 4 de la tarde en León, en la casa de José Hernández. Los hermanos que tomaron porciones de la biblia para corregir, no olvidar traerlas o enviarlas con alguien. Además, los diáconos de cada iglesia no olviden traer los cálculos de ofrendas que pedimos la reunión pasada.

Habrá conferencia de exhortación en San Luís Potosí en diciembre, en la iglesia de Selene #300, Col. Aeropuerto, desde el viernes 18 hasta el domingo 20. Todos son invitados. El orario es el siguiente:

Viernes 18, 7:30 pm Mariano Alba

Sábado 19, 7:30 pm Rolando Espada

Domingo 20, 10:00 am Guillermo Kincaid

Además la iglesia de Selene nos avisa que tienen unos 7 predicadores regulares ahora.

La iglesia de Aguascalientes bautizó a 16 personas en octubre. Hay mas de 20 predicadores evangelizando por lo menos una vez por semana.

Las iglesias de León bautizaron a 20 personas entre todas en octubre. Además hay mas de 40 predicadores regulares.

Guadalajara nos avisa que tienen unos 6 adultos reuniéndose con ellos, no contando los evangelistas de León.

 

La Epístola a los Hebreos II

 

1 DIOS, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo á los padres por los profetas,

2 En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo...

Hebreos 1

Hebreos es un libro demasiado claro, e indispensable para entender la doctrina del Nuevo Testamento. Sin embargo contiene ciertos pasajes difíciles que algunos han interpretado mal. Una vez que el libro es bien entendido estos pasajes se aclaran suficiente. Hay cuatro claves fuera de la epístola de los Hebreos que nos ayudan entenderla. Así que, tocaremos en orden estas claves que son: la mentalidad de los Hebreos, las circunstancias evangélicas, las circunstancias históricas, y las promesas irrevocables.

La Mentalidad de Los Hebreos

Para poder entender la epístola a los Hebreos es primeramente necesario entender la mentalidad de los Hebreos mismos. La epístola a los Hebreos es un tratado profundo acerca de la religión Hebrea, pero te fijarás que ninguna vez se menciona las referencias comparativas de la nacionalidad, ni "Hebreos," ni "Judíos," ni "Israelitas," ni "Gentiles," ni "Griegos," ni "extranjeros," etc. Ni una vez compara Judíos con Gentiles, ni una vez compara Judaísmo ni costumbres hebreas con las costumbres de los Gentiles. En este sentido el libro de Hebreos es precisamente como el sermón de Pablo a los Hebreos de Pisidia (Hechos 13.14-41). Es que cuando Pablo persuadía a los Judíos no mencionaba a los Gentiles. Había buen motivo también, pues la inclusión de los Gentiles era un tema incendiario a los Judíos (Hechos 22.21,22).

Aunque para nosotros (Gentiles) es difícil sentir ahora, los Judíos de aquel entonces eran un pueblo sumamente orgulloso y soberbio, y su actitud hacia los Gentiles era desdeñosa y arrogante. Dios había dado a los Judíos costumbres muy extrañas, para hacer diferencia entre ellos y el mundo (aunque a nosotros hoy en día no nos parecen demasiado extrañas por la influencia de la Biblia en nuestra sociedad). Estas costumbres no solamente eran extrañas, eran horribles y espantosas a muchos de los Gentiles, mayormente la costumbre de circuncisión (Exo. 4.25). Por eso, aunque había muchos Gentiles que creían las escrituras desde antigüedad, y eran bienvenidos, no se convertían al Judaísmo. Los que sí se convertían se llamaban "prosélitos" (Mat. 23.15, Hec. 6.5, 13.43), y eran aceptados como Judíos. Pero a todos los demás los Judíos trataron como poco mejor que animales.

28 Dando voces: Varones Israelitas, ayudad: Este es el hombre que por todas partes enseña á todos contra el pueblo, y la ley, y este lugar; y además de esto ha metido Gentiles en el templo, y ha contaminado este lugar Santo.

Hechos 21

21 Y me dijo: Ve, porque yo te tengo que enviar lejos á los Gentiles.

22 Y le oyeron hasta esta palabra: entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra á un tal hombre, porque no conviene que viva.

Hec. 22

Y aunque preferimos pensar que solamente los Judíos incrédulos eran así, veremos que casi todos eran así, y esa actitud rara vez era sutil.

9 Y la mujer Samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo Judío, me pides á mí de beber, que soy mujer Samaritana? porque los Judíos no se tratan con los Samaritanos.

Juan 4

Además, aunque quisiéramos pensar que Jesucristo no era tan racista, o que no prefería a los Judíos más que a nosotros, vemos que él era muy Judío, igualmente racista como ellos. Su opinión acerca de Gentiles no nos era muy halagüeña.

7 Y orando, no seáis prolijos, como los Gentiles; que piensan que por su parlería serán oídos.

Mateo 6

5 A estos doce envió Jesús, á los cuales dió mandamiento, diciendo: Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis;

Mateo 10

26 Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo á los perrillos.

Mateo 15

22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos: porque la salud viene de los Judíos.

Juan 4

Bien, por lo menos las cosas cambiaron después de la venida del Espíritu Santo, ¿verdad? ¡Seguramente los apóstoles y predicadores reconocieron la igualdad de las razas, y la nobleza de los Gentiles al fin! Veremos que no.

28 Y les dijo: Vosotros sabéis que es abominable á un varón Judío juntarse ó llegarse á extranjero; mas me ha mostrado Dios que á ningún hombre llame común ó inmundo;

Hechos 10

45 Y se espantaron los fieles que eran de la circuncisión, que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.

Hechos 10

2 Y como Pedro subió á Jerusalem, contendían contra él los que eran de la circuncisión,

3 Diciendo: ¿Por qué has entrado á hombres incircuncisos, y has comido con ellos?

Hechos 11

Aunque quizá te sorprende, los Judíos nunca nos respetaron, nunca pensaron que éramos nobles, nunca quisieron aprender nuestras costumbres, ni gustar nuestras comidas, ni conocer nuestras ideas. A todos los Hebreos (aún a los creyentes) los Gentiles les éramos ignorantes, sucios, "contaminados," y "abominables."

Bueno, por lo menos tenemos a Pablo, nuestro apóstol. Seguramente a él le éramos respetables y dignos ¡aún siendo Gentiles! Y es cierto que él por lo menos reconoció que pertenecíamos a Dios también, y aún nos llama "coherederos" (Efe. 3.6). Además, Pablo nos defendía ante los Judíos de aquel entonces, y nos llamaba "simiente de Abraham" por fe, aunque no éramos circuncidados (Gál. 3.29, Rom. 4.11,12,16). Pablo enseñaba el misterio que en Cristo ni existía Judío ni Gentil (1 Cor. 12.13, Gál. 3.28, Col. 3.11), y que no había diferencia entre nosotros en la iglesia (Rom. 10.12).

Bueno, quizá no lo has notado, hermano, pero a pesar de todo esto, ni Pablo nos trataba como iguales, ni como nobles o dignos. Su actitud negativa es visible en sus cartas, siempre dando al Judío la preeminencia, y menospreciando a Gentiles naturales. Pablo nos servía, nos aceptaba, y hasta nos amaba profundamente, pero naturalmente como Judío nos veía como menores que los Judíos, y deudores a los Judíos, y hasta "pecadores" naturales en comparación a los Judíos naturales.

16 Porque no me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud á todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al Griego.

Romanos 1

27 Porque les pareció bueno, y son deudores á ellos: porque si los Gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos servirles en los carnales.

Romanos 15

15 Nosotros Judíos naturales, y no pecadores de los Gentiles,

Gálatas 2

Además, aunque Pablo nos enseñaba que nuestra herencia celestial era igual a los Judíos creyentes, sin diferencia, también nos avisaba de no jactarnos contra los Judíos naturales porque como Gentiles dependemos de ellos, y no ellos de nosotros.

17 Que si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva;

18 No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú á la raíz, sino la raíz á ti.

Romanos 11

Pablo recalca que los Gentiles no deben pensar que son demasiado importantes a los planes de Dios, y por eso no debemos ser "jactanciosos" ni "soberbios" ni "arrogantes" en comparación de las "ramas naturales" (Rom. 11.18,20,25). En las palabras de Pablo nosotros somos como "acebuche natural", mientras Israel es "buena oliva" (Rom. 11.24).

Además, la mayor razón que los Gentiles fueron aceptados según Pablo era para "provocar a celos" al pueblo natural de Dios (Rom. 11.11). No quito por esto ninguna de nuestras gracias que hemos recibido de Dios como Gentiles, siendo herederos juntamente con los Judíos creyentes. Nuestra herencia como santos es eterna, brillante e inimaginable. Pero quiero aclarar que Pablo era un Judío, era orgulloso de ese hecho, y se jactaba de ello, no solamente cuando era joven e incrédulo, sino también después cuando era el apóstol de los Gentiles.

4 Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno parece que tiene de qué confiar en la carne, yo más:

5 Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, Hebreo de Hebreos; cuanto á la ley, Fariseo;

Filip. 3

3 Yo de cierto soy Judío, nacido en Tarso de Cilicia, mas criado en esta ciudad á los pies de Gamaliel, enseñado conforme á la verdad de la ley de la patria, celoso de Dios, como todos vosotros sois hoy.

Hechos 22

1 DIGO pues: ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.

Romanos 11

22 ¿Son Hebreos? yo también. ¿Son Israelitas? yo también. ¿Son simiente de Abraham? también yo.

2 Corintios 11

Cuando Pablo habla con Gentiles creyentes nos trata con respeto, nos defiende y nos exalta, porque somos su ministerio, su corona y su gozo, aunque no se esquiva en recordarnos quienes éramos, para asegurar que no nos presumamos. Pero cuando habla con Judíos incrédulos, no nos menciona. Y cuando habla con los Judíos creyentes nos menciona con un desdeño observable, como menores que los Judíos, menos dignos y menos importantes, aún cuando nos está defendiendo ante ellos. No lo hace por malicia, seguramente, sino por derecho. Es la mentalidad Judía, aún de los creyentes, que las promesas pertenecen a ellos, originalmente, naturalmente, lógicamente y seguramente.

La mentalidad natural Judía es aclarada especialmente en el momento que Gentiles se salvaron por primera vez (Hechos 10 y 11). Cuando Dios dio lugar a nosotros, pues, los Judíos se espantaron naturalmente (Hec. 10.45), y su deseo inmediato era de "estorbar a Dios" (Hec. 11.17). Se consultaron entre sí mismos para ver si fuera posible ¡impedirnos aún el bautismo (Hec. 10.47)! Siguieron contendiendo entre sí mismos acerca de nosotros (Hec. 11.2) y finalmente tuvieron que aceptar lo inevitable (Hec. 11.18). Aún después muchos se mantenían separados de nosotros (Gál. 2.12). Luego por envidia llegaron algunos a nuestras iglesias para imponernos todo el peso de la ley de Moisés (Hec. 15.1), aun la circuncisión. Aún cuando Pablo y Bernabé nos rescataron y nos defendieron ante los otros apóstoles en Jerusalem, los Fariseos creyentes hicieron "grande contienda" aún en contra de Pablo, tratando de dividir a los mismos apóstoles (Hec. 15.5). Todo esto porque no les parecía compartir el reino espiritual con nosotros. Y esa era la mentalidad de Judíos creyentes.

Sirve decir que esa mentalidad era correcta, el resultado de innumerables dones de Dios a través de los siglos, un reconocimiento sencillo de quienes eran en realidad. Si esta mentalidad nos parece fea, sepa que también ha causado odios y persecuciones en contra de ellos durante los milenios. Solamente en este siglo ha empezado a desaparecer esa arrogancia, como resultado del "holocausto" en Europa durante la guerra mundial. Los Judíos por haberse humillado delante de sus enemigos, permitiéndolos llevar a sus esposas e hijos a las "regaderas" mortales sin una pelea, como tantas ovejas llevadas al matadero, se han humillado en este siglo como en ningún otro. Pero para entender la epístola a los Hebreos, tenemos que tomar en cuenta su mentalidad de aquel entonces, no solamente antes de la humillación de este siglo, sino también antes de la guerra del primer siglo cuando todavía permanecía su tierra, su templo, su sacerdocio, sus sacrificios, su cultura y sus esperanzas mesiánicas. Hebreos es una carta escrita por un Judío orgulloso a su propio pueblo natural, siendo ellos sumamente soberbios y arrogantes acerca de su linaje y cultura, tanto creyentes e incrédulos.

Las Circunstancias Evangélicas

En medio de tanta soberbia Judaica encontramos una división radical entre Judíos creyentes e incrédulos. Esta división fue profetizada por Cristo (Mat. 10.34, etc.), y parece que nunca sorprendió a los apóstoles (Hec. 13.45-46, 28.28, etc.). Pablo explica que Dios trata con su pueblo así, reservando para sí mismo unas reliquias escogidas (Rom. 9.27, 11.5).

Sin embargo, con la inclusión de Gentiles, la iglesia poco a poco llegaba a ser mas Gentil que Judía. Esto espantaba naturalmente a los Judíos, porque desde su punto de vista su propia nación iba a dominar el Reino de Dios. Si tenían que aceptar a Gentiles, por lo menos no debían los Gentiles cambiar la naturaleza del reino prometido por el Mesías. Por eso muchos Judíos creyentes tenían el deseo de circuncidar a los Gentiles. La circuncisión de los Gentiles haría tres cosas importantes para el Judío del primer siglo. Primeramente, con la circuncisión de los creyentes Gentiles, las costumbres de los Judíos creyentes no estarían en peligro. Gentiles se estarían convirtiéndose en Judíos, lo cual era muy mas cómodo a los Judíos. En segundo lugar, con la circuncisión de los Gentiles, los Judíos incrédulos serían mas dispuestos a considerar el Cristianismo como una secta válida de Judaísmo. A los Judíos del primer siglo les era muy importante no perder la aceptación del pueblo en general (Juan 9.22, 12.42, etc.). En tercer lugar, con la demanda de la circuncisión ¡menos Gentiles se convertirían! Aunque esto no nos parece una actitud muy cristiana, es muy común, aún entre Cristianos de hoy. Así que, los "judaizantes" crecieron entre los Judíos cristianos.

Sin embargo, los judaizantes se encontraron luchando en contra de Pablo y Bernabé. Sus cartas (Romanos, 1 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses y Tito) mencionan este conflicto. Algunos de los mismos apóstoles (como Pedro y Jacobo) eran predispuestos a su punto de vista de los judaizantes viviendo en Jerusalem y ministrando mayormente a Judíos fervientes (Gál. 2.11-13). Sin embargo, los de la circuncisión sufrieron una derrota decisiva cuando Pedro y Jacobo ambos aceptaron la doctrina de Pablo. La única consolación a los judaizantes era que los apóstoles y ancianos decidieron imponer cuatro requisitos básicos a los Gentiles, para ofender lo menos posible a los Judíos devotos (Hec. 15.19-21).

No quiero tocar el conflicto acerca de la circuncisión, pero lo importante aquí es que, por lo sucedido, podemos ver los temores de los Judíos creyentes en cuanto a los Gentiles en la iglesia.

20 Y ellos como lo oyeron, glorificaron á Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de Judíos hay que han creído; y todos son celadores de la ley:

21 Mas fueron informados acerca de ti, que enseñas á apartarse de Moisés á todos los Judíos que están entre los Gentiles, diciéndoles que no han de circuncidar á los hijos, ni andar según la costumbre.

Hechos 21

Este temor era razonable, desde su punto de vista. La iglesia ya no era predominada por Judíos. Los Gentiles no tenían que acostumbrarse a la cultura Judía para ser Cristianos como en el principio. Estaban desarrollando su propia cultura Cristiana, sin sujetarse a las reglas de Moisés. Quizá la libertad de los Cristianos Gentiles provocaba envidia o menosprecios hacia ellos entre los Judíos. Pero creo que aún mas que eso provocaba confusión acerca del destino de su propia nación. Poco a poco el "Judaísmo" creyente iba desapareciendo. Los Judíos incrédulos seguían sus tradiciones de siempre, pero sin incluir los Judíos Cristianos. Pero el Cristianismo estaba definitivamente perdiendo su sabor Judío. Los Judíos creyentes entonces se encontraban en una situación difícil. En cuanto seguían observando la ley de Moisés, no eran aceptados por Judíos ortodoxos, y se sentían insignificantes en la iglesia mundial. Pero si renunciaban las costumbres judías, en realidad llegarían a ser insignificantes en la iglesia. Estaban en un crucero peligroso.

Las Circunstancias Históricas

También tenemos que tomar en cuenta las circunstancias históricas alrededor del libro de Hebreos. El evento mas inolvidable en la historia de la nación de Israel desde de su salida de Egipto hasta el siglo presente sucedió poco después que fue escrito el libro de los Hebreos. En septiembre del año 66 los Judíos hicieron insurrección en contra de Roma, y echaron de Palestina las fuerzas romanas. El año siguiente el ejército romano atacó a Palestina y para el año 69 había sujetado todo el país menos tres fuertes solitarias y la ciudad de Jerusalem. Atacaron a Jerusalem en abril de 70, y tomaron todo en agosto. En la última batalla de Jerusalem, los romanos destruyeron la ciudad, el palacio y el templo. Desde ese año, el rito del templo cesó.

Este detalle es de mucha importancia porque en el libro de Hebreos menciona muchas veces que las funciones del templo seguían haciéndose todos los días (Heb. 8.4, 10.1, 10.11, 13.11, etc.). Quiero decir que el libro de Hebreos fue escrito antes de la destrucción del templo (70). Según las informaciones de Josefus y otros entendemos que la mayoría de los apóstoles ya habían muerto antes de la rebelión de 66-70, y que la mayoría de los Cristianos se habían huido de Jerusalem antes de la rebelión. No sé si es cierto, y no sé como sucedió. Pero estoy seguro que eso era una misericordia de Dios, para que no tengan que presenciar la humillación de su patria (Isa. 57.1). El único que sabemos que vivió aún después de la destrucción de Jerusalem era Juan el apóstol. Reconociendo el ferviente amor que tenían los Judíos creyentes para su patria, y sabiendo que la incredulidad de su nación iba a tener consecuencias graves, Pablo, el autor de Hebreos (aceptamos el título hasta que alguien compruebe que sea falso), estaba preparando los creyentes de su nación para aquel desastre inminente. Todos los temas del libro refieren a este hecho histórico que iba a suceder pronto, (aunque pocos lo han reconocido), y no se puede entender el libro bien sin tomarlo en cuenta.

Las Promesas Irrevocables

La clave final para entender el libro de Hebreos es el reconocimiento de sus recipientes naturales, los Hebreos, como especiales para Dios, los escogidos a pesar de su incredulidad. Desafortunadamente, casi todo el Cristianismo de los primeros siglos aceptaba la destrucción de Jerusalem como una demostración que la nación de Israel había llegado a ser solamente otra nación en el mundo. Su posición especial se había perdido en los ánimos de los creyentes, y en efecto, desde entonces los Judíos creyentes fueron asimilados entre los Cristianos Gentiles. Todas las promesas hacia Israel, todas las profecías de su dominio eventual, todas las esperanzas mesiánicas de los Judíos, fueron usurpadas por la iglesia en menos de un siglo. Desde entonces la mayoría de los Cristianos interpretaron el AT simbólicamente o espiritualmente, y aplicaron las promesas directas acerca de Israel y su tierra a la iglesia mundial.

Las promesas de Jesús a sus apóstoles, que iban a reinar sobre Israel sobre doce tronos, que iban a regir al mundo, que iban a tener autoridad sobre todos, ligando o desatando, remitiendo o reteniendo los pecados, ejercitando el mismo poder y autoridad del Cielo sobre la tierra, fueron aplicadas directamente a la era presente. El hecho que los apóstoles nunca reinaron, nunca se sentaron sobre tronos, y nunca reclamaron estas autoridades no impidió esto. Fue esquivado fácilmente con la idea que los obispos encargados de las congregaciones eran sus "sucesores" y que las promesas y profecías se iban a cumplir en ellos. Según esta idea entonces, la iglesia iba a crecer, conquistar y eventualmente dominar al mundo entero, reinando sobre las tierras y las islas, y Cristo iba a reinar espiritualmente en la persona de sus "vicarios" (substitutos o representantes). Aunque esta interpretación es sencillamente incredulidad hacia las profecías, era la única explicación "razonable" en aquellos tiempos, habiendo visto la completa destrucción de Jerusalem, la profanación del templo, y mas tarde la dispersión completa de los Judíos a todos los países del mundo. La destrucción de Jerusalem parecía ser el cumplimiento de las profecías de Jesucristo mismo acerca del fin del mundo (aunque tenían que pasar por alto ciertos detalles de las profecías, los cuales a nosotros nos dan de entender que su cumplimiento es todavía futuro). Los mismos Judíos creyentes obviamente se conformaron con esta idea, porque desaparecieron en la iglesia, integrados en el "reino espiritual" donde no hay Judío ni Griego.

Sin embargo estaba completamente equivocada esta interpretación. Las profecías del AT no habían cambiado, y nunca debían haber supuesto que su cumplimiento iba a ser "espiritual" o simbólico. Además, el Nuevo Testamento repetía estas mismas profecías en detalle, insistiendo que todas ellas iban a ser cumplidas al pie de la letra. Aunque Jerusalem fue cercado de ejércitos en el año 70, y el templo fue profanado, la profecía es que todo sería completamente destruido (ni una piedra sobre otra), lo cual no sucedió. Además Cristo prometió venir otra vez con ejércitos celestiales para salvar a los sobrevivientes en Judea, y luego iba a reinar sobre un trono en Jerusalem, y juzgar a las Gentes conforme a su comportamiento hacia sus "hermanos" en la carne (Mat. 24 y 25). Estas profecías tenían que ser "espiritualizadas" pero ni eso funcionó muy bien, y muchas otras difícilmente podían explicar así, (pues Elías iba a venir antes del fin, iba a haber grande aflicción cual no fue desde el principio del mundo ni sería, iba a haber dos en un campo y uno desaparecería, etc.). Los resultados de esta incredulidad cristiana incluyen mas de mil años de "obscuridad" bíblica, persecución constante de Judíos naturales, la herejía de Mahoma y las cruzadas, la "santa inquisición", y un sinnúmero de otros "ayes."

La clave importante aquí es la nación de Israel natural. No desapareció. ¡Cuanto esto molestaba a los "Cristianos" medievales! Mientras ellos andaban conquistando el mundo como el "Israel de Dios", Judíos naturales se encontraban donde quiera. Lejos de hacerles reconsiderar su interpretación bíblica, los "cristianos Católicos" prefirieron perseguir a los Judíos naturales. Sin embargo, el Nuevo Testamento profetizó con palabras intorcibles que Israel natural no iba a desaparecer.

1 DIGO pues: ¿Ha desechado Dios á su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.

2 No ha desechado Dios á su pueblo, al cual antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura? cómo hablando con Dios contra Israel dice:

3 Señor, á tus profetas han muerto, y tus altares han derruído; y yo he quedado solo, y procuran matarme.

4 Mas ¿qué le dice la divina respuesta? He dejado para mí siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal.

5 Así también, aun en este tiempo han quedado reliquias por la elección de gracia.

11 Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? En ninguna manera; mas por el tropiezo de ellos vino la salud á los Gentiles, para que fuesen provocados á celos.

12 Y si la falta de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más el henchimiento de ellos?

23 Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que poderoso es Dios para volverlos á ingerir.

25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles;

26 Y luego todo Israel será salvo; como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que quitará de Jacob la impiedad; Romanos 11

La profecía del Nuevo Testamento, especialmente de Pablo en Romanos, es indubitable. Israel natural no es desechado, ni aún en su incredulidad.

28 Así que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros: mas cuanto á la elección, son muy amados por causa de los padres.

29 Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de Dios.

Romanos 11

Reconociendo estos cuatro claves podemos estudiar el libro de Hebreos sin el peligro de mal interpretar sus dichos tan claros y directos. Lo único necesario es prestar atención a las palabras que usa, y compararlas con lo demás de la Biblia (especialmente con las otras epístolas de Pablo). Esto lo haremos en la epístola siguiente, si Dios permite.