La Epístola

Apartado 432

Administración 1

Morelia, Mich. CP 58001

#43 Marzo, 1998

Impreso en México

Noticias

Habrá reunión de predicadores para orar en León en la granja de José Hernández el domingo 19 de abril, a las 4 de la tarde.

Ramiro García y su esposa Isabel, evangelistas a punto de ser enviados de la iglesia de Aguascalientes, han decidido cambiarse a Guadalajara para trabajar en la obra con los evangelistas enviados de León. Habían pensado en ir a Celaya para beneficiar de la experiencia de ellos, pero como la obra en Celaya es ya crecida, optaron más bien trabajar en una obra apenas iniciando. Solo están esperando recibir suficientes ofrendas para pagar los gastos de la mudanza y su primer mes para ir a buscar casa y cambiarse de una vez.

Aguascalientes tendrá bautismos el 2 de abril (si Dios quiere). Hay 3 adultos y 6 niños por bautizar. Por tantos problemas en Calvillo suspendieron por un tiempo la predicación allí los domingos en la tarde, y ahora están concentrando en Pabellón de Arteaga.

La iglesia de Celaya prepara una campaña de evangelismo de lunes 6 de abril hasta jueves 9 de abril. Pueden llegar el domingo 5 de abril para ya estar el lunes. Habrá predicación en las calles mañana y tarde, y reunión el miércoles en la noche. Ofrecen alojamiento y dos comidas diarias (desayuno y la comida fuerte) dejando a todos libres de cenar por su cuenta como gustan. Prometen suelo y techo, pero piden que todos lleven su propia cobija. Todos los hermanos predicadores son bienvenidos y solicitados. Para más información habla con Flavio Santoyo al número 01-461-4-49-18.

La Iglesia de San Antonio tendrá una conferencia de evangelismo mundial durante la "Semana Santa," de domingo 5 de abril hasta domingo 12 de abril. Todos los enviados de San Antonio estarán menos la familia Riggs de Polonia.

Los Riggs de Polonia están planeando un viaje a otra ciudad (Wroclaw, pronunciado "vrotzwaf") para repartir folletos. Una iglesia de allí les ha ofrecido su edificio para quedar las noches, y varios de los hermanos de Varsovia (Warszawa pronunciado "varzhava") están planeando ir. Miguel y Jenny han estado visitando puerta a puerta durante el invierno, y aunque han podido hablar con varios, y tienen algunos estudios, no han visto fruto por ello todavía, ni ningunas visitas a las reuniones. Todavía reciben visitas a menudo por sus predicaciones en el centro y estaciones de metro, y por sus folletos que reparten.

 

Las Parábolas II

Al considerar las parábolas vemos que muchas de ellas son "semejanzas" al reino de los cielos, o el reino de Dios. Y otras, aunque no mencionan el reino, obviamente se tratan con un tema semejante a estas. Juan Bautista vino anunciando que el reino de Dios estaba cerca (Mat. 3.2, Mar. 1.15), y Jesucristo y también sus apóstoles anunciaban lo mismo (Mat. 4.17, 10.7). Ese reino ha confundido a muchos desde aquel entonces, porque tiene dos naturalezas, una espiritual, y otra material. { El tema del "reino" se tocó algo en la Epístola #23.} Los Judíos de esa generación estaban esperando un reino político y material, pero Juan Bautista y Jesucristo vinieron predicando un reino interior y espiritual. No hubo ninguna contradicción por parte de los predicadores del reino, pues las escrituras antiguas hablaban igualmente de ambas naturalezas, la "santificación de Israel" (su transformación moral y espiritual), y la victoria política de Israel cuando fuere santificado (Eze. 37.21-28, Sof. 3.12-15, Zac. 8.3, etc.). {Otras referencias están en la Epístola #31, p. 4.} Por eso Juan Bautista y Jesucristo predicaba no solamente un reino material, sino también un reino espiritual.

En realidad, reconocemos tres naturalezas del reino, correspondiendo a las tres naturalezas de Dios: El reino es inmutable, permanente desde el principio y eterno, con Dios Padre sobre su trono en el Cielo (Job. 26.9, Sal. 11.4; 92.1,2; 103.19; Isa. 6.1; 66.1; Lam. 5.19; Mat. 5.34; Hec. 7.49; Heb. 4.16; 8.1; 12.2; Apo. 4.1-16.17; etc.): Ese reino vendrá a la tierra como reino material y político con Jesucristo, hijo de David, sobre su trono en Jerusalem (Sal. 47; 89.3,4; 97; 132.11; Isa. 9.7; Jer. 3.17; Zac. 6.13; Mat. 19.28; Luc. 1.32; Hec. 2.30; Heb. 1.8; etc.): También ese reino venía como reino espiritual, y vino en pentecostés con el Espíritu Santo reinando sin trono y sin lugar fijo (Juan 3.3; 18.36; Rom. 14.17; 1 Cor. 4.20; 15.50; Col. 1.13; Apo. 1.9; etc.).

El reino eterno y celestial de Dios venía a la tierra (Mat. 6.10). Ese reino se supone tenía que venir completo, con ambas naturalezas llegando juntas. Así fue profetizado, y así fue anunciado por Jesucristo y Juan Bautista. Pero había un misterio en las profecías, que el reino al ser rechazado por Israel iba a ser retrasado, aunque en su naturaleza política, nada más. El reino espiritual vino, y existe en la iglesia, pero el reino político desvaneció en el libro de Hechos. Ahora, mirando para atrás, vemos insinuaciones del misterio, del reino separado en dos etapas, aún en las predicaciones de Jesucristo. Hemos observado que cuando la Biblia habla del reino de los cielos está tratando mayormente del reino material futuro, pero cuando habla del reino de Dios, se trata mayormente con el reino espiritual que existe ahora en la Iglesia.

Las parábolas alistadas en la Epístola anterior se pueden dividir en 10 acerca del reino de los cielos, 2 acerca del reino de Dios, 4 asemejándose a ambos reinos, y 13 que no mencionan ningún reino. Aunque otros comentaristas intentan sacar información por esta división de nombre, e insisten dividir las parábolas radicalmente unas de otras, yo creo que eso puede también confundirnos. Hay sugerencias de una diferencia en las naturalezas del reino de Dios, pero sin duda Jesucristo hablaba de ambos reinos en el mismo contexto (Mat. 19.23,24). Hay referencias al "reino de Dios" que hablan acerca del reino material (Mar. 14.25; Luc. 13.28; 21.31, etc.). Y hay referencias al "reino de los cielos" que lo hacen muy espiritual (Mat. 5.20; 11.11; 18.3; 19.23, etc.). La verdad es que se predicó juntos ambos reinos, el reino de los cielos se desvaneció en el primer siglo, pero reaparecerá en los últimos días. Durante la tribulación predicarán el reino completo otra vez, como en los días de Jesucristo y los apóstoles. Pero al estudiar las parábolas al respecto, necesitamos recordar que ellas encubren el reino en misterio, y descubren el reino al creyente diligente. Y aún los diligentes se sorprenden por la constancia del tema de Israel en todos aspectos del reino. Jesucristo era Judío y su predicación era a Judíos, entonces tenemos que ver las parábolas también del punto de vista Judío.

Una cosa que sirve recordar al estudiar las parábolas es que las palabras de la Biblia muchas veces tienen cumplimientos parciales antes de su cumplimiento final. Hay muchos ejemplos de esto. Las palabras de Jesucristo acerca de la tribulación en donde él avisa a los creyentes huir de Jerusalem y Judea cuando ven a "Jerusalem cercado" (Luc. 21.20) sirvió mucho a los Judíos creyentes en su destrucción por Roma en el año 70. Los Judíos cristianos se huyeron antes de la guerra y se salvaron, (según otras fuentes de historia de aquella época como Josefus). Pero esa profecía todavía no se ha cumplido, y ese aviso tendrá otro servicio en el futuro.

Otro ejemplo se ve durante las persecuciones del imperio Romano, cuando los Cristianos se habían multiplicado tanto que Roma trató de exterminarlos. Era un tiempo de mártires, cientos de miles de ellos. Los Cristianos de esa época se consolaron mucho en las profecías de Jesucristo acerca de las persecuciones, y se gozaron mucho en ellas. Miles de ellos fueron a sus muertes cantando, creyendo esas promesas y consolaciones de Jesucristo a los Judíos de una generación todavía futura, pensando que Cristo iba a aparecer en cualquier momento para salvarles de "la tribulación." Y aunque lo que Cristo decía no refería a la iglesia de Gentiles, sabemos que Cristo quería instituir la misma actitud en todos sus creyentes, ora Judíos o Gentiles, y sabemos que su consolación es aún mayor que la que esperaban al morir. Así que, la correcta o precisa interpretación no es siempre la única interpretación legítima. Las parábolas tienen moralejas inmediatas, aplicaciones a través de la historia, e interpretaciones proféticas escondidas.

Las interpretaciones proféticas son las que nos interesan aquí. La única manera asegurar una precisa interpretación a ellas es por medio de referencias claras. El NT es importante en esto, pero las parábolas más seguras son las que tienen referencias también en las profecías del AT. Lo importante de este estudio que sigue no son las interpretaciones o las opiniones, que pueden estar equivocadas o necesitar modificación. Lo importante son las referencias que nos aseguran los simbolismos. La fuerza de cualquier interpretación depende de la constancia de significados bíblicos.

Crecimiento, Contaminación y Recogimiento

La primera categoría de parábolas que tenemos que ver tiene el tema del desarrollo del reino de Dios. La parábola del sembrador (Mat. 13.3-10) que ya vimos en la Epístola anterior cabe en esta categoría.

Tierra Fructífera

Otra parábola semejante a esa es la de la Tierra Fructífera (Mar. 4.26-29). Vemos ciertas cosas ya definidas en la parábola del Sembrador, un hombre echando simiente en la tierra, lo cual corresponde al predicador anunciando la palabra de Dios a los oyentes (Luc. 8.11,12; 1 Cor. 3.6). Pero en esta parábola de la tierra fructífera habla solamente de los sembrados en buena tierra, porque la simiente brota y crece, y este crecimiento es observado por el sembrador. La conclusión de la parábola también es bien definida, siendo la siega el fin del mundo cuando se mete la hoz (Mat. 13.39, Apo. 14.15). La siega de la tierra corresponde al "rapto," {esto se explica en mayor detalle en la Epístola #32.}, que no nos sorprende porque esta parábola se trata con "el reino de Dios." Quizá hay una clave en el v. 27 donde dice que el sembrador "duerme, y se levanta de noche y de día." Uno puede suponer que esto habla de la muerte de Jesucristo (duerme), y su resurrección (se levanta de noche), y su segunda venida (y de día).

Ahora, el tema de la parábola es el crecimiento, pero dice el v. 27 que la simiente crece "como él no sabe." Obviamente el crecimiento de la "palabra" no iba a ser inmediatamente visible a los predicadores, pero la palabra prometía que iba a crecer de todos modos. Luego dice que "de suyo fructifica la tierra" (v. 28). Esta frase es una clave de la parábola.

5 A causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual habéis oído ya por la palabra verdadera del evangelio:

6 El cual ha llegado hasta vosotros, como por todo el mundo; y fructifica y crece, como también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad,

Colosenses 1

No cabe mucha duda que esta parábola habla del misterio del crecimiento del reino de Dios en una forma no esperada por los apóstoles. Ellos quizá esperaban un crecimiento visible y gradual en Israel, y de ellos al resto del mundo, pero el evangelio no iba a tomar esa trayectoria. Cuando predicaban al principio, la palabra fue rechazada por Israel, y quizá los apóstoles se desesperaban por ver el fruto. Sin embargo, la palabra creció de todos modos, sin que ellos sepan como, pero creció entre Gentiles, por medio de otro hombre que nunca hubieran adivinado ser preparado para ese uso, Pablo.

El v. 28 habla de tres etapas de crecimiento, "primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga." La etapa de "hierba" es tiempo de pura hoja sin fruto, lo cual puede referir a Israel creyente hasta (e incluyendo) el tiempo de Jesucristo y los apóstoles, sabiendo que Israel no llevaba fruto porque no era "tiempo" de fruto (Mar. 11.13). Luego que la espiga" aparece como fruto inmaduro puede referir al crecimiento de la iglesia Gentil, que aunque fructífera no puede estar llena hasta entrar la "plenitud" de Gentiles e Israel también cree (Rom. 11.25; Heb. 11.40). Cuando ambos creen juntos se supone que será época de "grano lleno," lo cual tendría que referirse a la tribulación. Se sabe que la iglesia pasó de una época a otra cuando murieron los apóstoles, (1 Cor. 4.9, 13.8-13), y los apóstoles hablaron de los "postreros días" también (1 Tim. 3.1, 2 Tim. 4.3, 2 Pe. 3.3, etc.), lo que pudiéramos aceptar como la época final. La época intermediaria sería la de la iglesia Gentil.

Cizaña

Otra parábola acerca del desarrollo del reino es la de la Cizaña (Mat. 13.24-30, 36-43). Esta parábola difiere un poco en sus palabras y frases de la del Sembrador, y quizá por eso Jesucristo lo explica también. Sin embargo, algunas cosas no son explicadas bien, y llegan a nosotros en pleno misterio. Primeramente vemos que esta parábola es acerca del reino de los cielos (v. 24), haciéndonos sospechar que su tema mayor es el reino político de Dios sobre la tierra en el futuro. El sembrador no siembra "simiente" en "la tierra" como en la parábola del Sembrador, sino siembra "buena simiente" en "su campo." En la del Sembrador la simiente era la palabra de Dios, y la tierra era el corazón del oyente.

En esta, la buena simiente significa "los hijos del reino" (v. 37), y el campo es el "mundo" (v.38), con especial enfoque a esa parte del mundo llamado "su reino" (v.41), que se supone significa Palestina. Un enemigo siembra cizaña en el mismo campo, que corresponde al diablo sembrando los hijos del malo entre los hijos del reino (v. 38,39). La siega es el fin del mundo y los segadores son los ángeles (v. 39, Apo. 14.15-20). Una pista para colocar este "cogimiento" es que la cizaña es cogida primero (v.30), atado en "manojos para quemarla," y luego el trigo es recogido en su "alfolí." Juan Bautista nos dijo algo muy semejante en su denuncia a Israel.

12 Su aventador en su mano está, y aventará su era: y allegará su trigo en el alfolí, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

Mateo 3

Aquí Juan Bautista hablaba de la purgación de Israel (descendientes de Abraham, Mat. 3.9) que estaba empezando en su día. Juan también habla de trigo recogido en el alfolí, pero dice que Jesucristo había de "aventar su era," y "quemar la paja," cosas distintas que el cogimiento de la cizaña de la parábola. Obviamente había una siega en los días de Jesucristo (Juan 4.35-38), con unas reliquias salvas (Rom. 11.5), e incrédulos perdidos (Hec. 7.51). La verdadera semejanza entre los dos es el "alfolí."

10 Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa;

Malaquías 3

El alfolí es la casa de Dios {Lucas 12.24 aclara esta referencia para lectores en Inglés}, que corresponde a su templo en Jerusalem. Los hijos del reino, entonces, hablan de Israel en general, que Dios iba a sembrar en el mundo. Esto es aclarado cuando Cristo profetiza que los "hijos del reino" (una generación de Israel) serían echados fuera (Mat. 8.12). El trigo en ambos casos representa a los Israelitas "justos" o "creyentes" (v. 43), que son solamente las reliquias de los "hijos del reino," recogidas a la casa de Dios, mientras la "paja" del trigo (Mat. 3.12) corresponde a los Israelitas incrédulos. Esta interpretación cobra fuerza al ver muchas profecías del AT que hablan de lo mismo.

9 Bien que los sembraré entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos, y tornarán.

Zacarías 10

19 Y saldrá de ellos alabanza, y voz de gente que está en regocijo: y los multiplicaré, y no serán disminuídos; multiplicarélos, y no serán menoscabados.

Jeremías 30

No solamente Israel es sembrado en todo el mundo, pero también es sembrado otra vez en su en su tierra (Eze. 36.9,10, Ose. 2.23).

27 He aquí vienen días, dice Jehová, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal.

Jeremías 31

Estas profecías dicen que Israel sería reconstruido y multiplicado, no solo en todo el mundo, sino en Palestina también. Esto ha sucedido ya. La parábola indica que entre ellos el diablo ha sembrado sus hijos también. Los hijos del malo son definidos como "los escándalos" y "los que hacen iniquidad" (v. 41). Esta doble identificación de los hijos del malo quizás tiene significado. Por medio de profecías antiguas vemos dos grupos que van a ser "arrancados" de en medio de Israel.

14 Así dijo Jehová contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer á mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos la casa de Judá.

Jeremías 12

El cogimiento de la parábola puede estar hablando del arranque de los "malos vecinos" de en medio de Israel, (y la separación de Israel de ellos). Estos malos vecinos tendrían que corresponder a los Gentiles vecinos y enemigos de Israel que ocupan gran parte de Palestina, y hacen escándalo en Israel. Pero esto no cabe muy bien con la idea de "cizaña" que tiene apariencia de trigo hasta el tiempo de fruto. Cizaña suponemos tiene que hablar de Judíos, o por lo menos personas que dicen ser Judíos (Apo. 2.9; 3.9).

6 Mas los de Belial serán todos ellos como espinas arrancadas, Las cuales nadie toma con la mano;

2 Sam. 23

La cizaña siendo "hijos del malo" se sugiere que representa a Judíos incrédulos en Israel, o Judíos falsos que viven como Judíos en el mundo (el "campo"). Pero el trigo tiene "paja" que también suponemos significar Judíos incrédulos. La paja se quema, y la cizaña se quema, entonces podemos suponer que son los mismos. Son los incrédulos Judíos que serán "quemados" (Mat. 3.10, Juan 15.6, Heb. 6.8). Los Gentiles enemigos arrancados de Palestina no serán quemados, sino regresados a sus heredades en misericordia, para que vivan en paz con Israel (Jer. 12.15,16).

La moraleja de la parábola es una exhortación a los "siervos." Los "siervos" del contexto son Israelitas, especialmente aquellos ministros enviados por Dios a Israel (Juan 13.16; 15.20; 18.36; Hech. 2.18), que en los días de Jesucristo incluían los apóstoles, pero en el futuro corresponden a los 144,000 Israelitas hombres vírgenes mientras están en la tierra (Apo. 7.3). (Los apóstoles eran más que siervos, llegaron a ser también "amigos," Juan 15.15, detalle que tiene importancia en otras alegorías, Juan 3.29). Jesucristo por esta parábola está avisando a sus apóstoles primero, que no deben preocuparse por purificar al mundo (y quizá de tampoco hacer ningunas demandas para purificar a la Iglesia (su reino, v. 41), a los Gentiles que aceptan el evangelio en el libro de Hechos). A los 144,000 la parábola avisa que tampoco se preocupen por purgar al mundo (y quizá de tampoco purgar su reino (Palestina) de los Palestinos que viven en medio de ellos). Dios purgará al mundo por medio de ángeles en el "fin del siglo."

Ahora, esta parábola ha sido usada mucho por Cristianos como semejanza de circunstancias en la iglesia. Y a veces tenían razón. Los Protestantes la podían citar en contra de la política Romana católica que "se purgaba" de los herejes por quemarlos en la hoguera. Pero también rebeldes en las iglesias la han usado en contra de los pastores que disciplinan a sus encargos. Dicen que no tenemos el derecho de echar a nadie fuera de la iglesia, convenientemente pasando por alto otros textos mucho más relevantes (1 Cor. 5). Además, el campo es "el mundo," no la iglesia. La precisa interpretación es la que se conforma a las mismas palabras y a las referencias en las profecías.

Grano de Mostaza

La parábola del Grano de Mostaza es una de cuatro parábolas que se repiten en los tres evangelios sinópticos (Mateo 13.31-32, Marcos 4.30-32, y Lucas 13.19). Además es una semejanza a ambos reinos, el reino de los cielos y el reino de Dios también. Quiere decir que la profecía de la parábola probablemente tendrá cumplimiento en el reino espiritual (la iglesia) y también en el reino político (Israel). Hay poca diferencia entre las tres versiones de la parábola, la mayor siendo que en Mateo el grano de mostaza se siembra en su "campo," en Marcos el grano se siembra en "tierra," y en Lucas se siembra en "su huerto." Quizás estas diferencias son importantes, tres variaciones del tema, con tres cumplimientos diferentes, pero ignoro la interpretación de tal distinción.

El grano de mostaza siendo semilla pequeña, es asemejado a la "fe" (Mat. 17.20), y el "campo" es "el mundo" (Mat. 13.38). Entonces da de entender que Jesucristo sembró "fe" en "el mundo," que crece y se hace una planta, que obviamente tiene que ser el "reino de Dios." Mostaza es la "más pequeña" de las simientes que nos advierte que el reino de Dios empieza con Israel (Deu. 7.7). Sin embargo, mostaza es una "hortaliza" (Mat. 13.32), o una "legumbre" (Marcos 4.32). Una hortaliza de mostaza no debe crecer tanto, pero este mostazo "echa grandes ramas" y "se hace árbol." Hasta allí la semejanza está clara. El reino que Cristo plantaba iba a crecer descomedidamente. Pero la clave de la parábola es lo que la mayoría no capta. Aves hacen sus nidos en las ramas del extraño árbol-mostazo, que Católicos interpretan diciendo que la iglesia es "albergue" a los pobres y necesitados del mundo. Pero bíblicamente las aves son identificadas como Satanás (Mar. 4.15) o demonios (Efe. 2.2; Apo. 18.2).

La profecía es pesimista, tanto para Israel como para la iglesia. El reino de Dios crecería tanto que su contaminación era inevitable. La contaminación en este caso es por demonios, y hay varias referencias a la contaminación de la iglesia por demonios en la Biblia, incluyendo culto a imágenes (1 Cor. 10. 20), abstinencia de carnes (1 Tim. 4.1-3), prohibiendo matrimonio (1 Tim. 4.1-3) y anticristos (1 Juan 4.3), etc. Hoy la contaminación diabólica de "cristianismo" se ve en todas sus "ramas" por su casi total observación de Navidad y Semana Santa con tradiciones paganas.

Como profecía de la iglesia (reino de Dios) la parábola es clara, pero como profecía perteneciente a Israel (reino de los cielos) es más obscura. Había contaminación diabólica de Israel sin duda (Deu. 32.17; 2 Cro. 11.15; Sal. 106.7; Hec. 7.43). Además el mismo simbolismo se toca en profecías del AT acerca de Israel. Isa. 27.6 habla de Jacob como planta que hinche la haz del mundo. Eze. 17 tiene una parábola semejante, la planta Israel contaminada por Babilonia y después por Egipto, desarraigada, será plantada de nuevo (17.23), y las aves habitarán en su sombra. No nos parece que Israel haya "henchido" el mundo, a menos que refiere a sus escrituras, que sí han logrado henchir al mundo. Quizá en ambos casos significa el crecimiento de la Iglesia, como el reino de los cielos fue predicado a los Judíos aún después del inicio de la iglesia. Eso encontramos en Hechos 1-7, donde los apóstoles están ofreciendo a Israel "la restauración" y la venida de Cristo (Hec. 3.19).

Levadura en la Masa

Esta parábola se encuentra en dos evangelios (Mat. 13.33, Luc. 13.21), y es también asemejada a ambos reinos. Pero los símbolos aclaran que esta parábola habla de la iglesia. La interpretación "mayoritaria" o "católica" dice que la mujer es la iglesia, y la levadura es el evangelio, y la masa es el mundo, con su moraleja que la iglesia esparce el evangelio por todo el mundo hasta que el mundo entero es creyente (o dominado). Esta interpretación es muy cómoda y optimista, pero no es nada bíblica. La interpretación bíblica es otra vez algo pesimista.

La mujer, bíblicamente, significa a Israel (Isa. 54.6; Jer. 6.2, Apo. 12.1, Gen. 37.9,10), cuidándonos de no confundirla con la "esposa" (Juan 3.29, 1 Co. 11.2, Efe. 5.25) y tampoco con la "mujer ramera" (Apo. 17). Levadura significa falsa doctrina o pecado (Mat. 16.6-12, 1 Co. 5.6-8, Gal. 5.9). La masa es la iglesia (1 Cor. 5.7, 10.17). La parábola se desarrolla con una mujer escondiendo levadura en la masa, lo cual tiene que ver con falsas doctrinas de Israel escondidas en la iglesia. Cristo ya nos avisó acerca de contaminación diabólica en la Iglesia y ahora nos avisa de contaminación Judaica. Y no es difícil ver su cumplimiento. La levadura de los Escribas, Fariseos y Saduceos (Mat. 16.6,12) de que Cristo nos avisó incluía llamar a los religiosos "padre" (Mat. 23.9), haciendo largas oraciones para los muertos (Mat. 23.14; Mar. 12.40; Luc. 20.47), llevando hábitos (Mar. 12.38), enseñando tradiciones de hombres en vez de la palabra de Dios (Mar. 7.6-13), y salvación por obras (Luc. 16.15). Podemos incluir otras herejías Judías mencionadas por los apóstoles, como sacramentos infantiles (Hec. 15.1, Gal. 6.12,13), sacerdocio particular (Heb. 10.11), abstinencia de carnes (1 Tim. 4.3) y sábados y lunas (días santos) (Col. 2.16). Todas estas doctrinas Judías se han incorporado en las iglesias "cristianas," y en la Romana más que en las otras.

La parábola dice que la levadura fue escondida en "tres medidas de harina," que posiblemente refiere a las tres ramas mayores de cristianismo, Romana, Griega, y Protestante / Evangélica. La referencia a ambos reinos quizá otra vez indica que la contaminación de la iglesia sucedía también cuando todavía se predicaba la venida del reino de los cielos en los primeros 7 capítulos de Hechos.

Red en la Mar

La parábola de la red solamente se cuenta por Mateo (Mat. 13.47-50) y refiere al reino de los cielos. {Esta parábola se trató brevemente en la Epístola 32, p. 10}. Esta parábola aclara un doble cogimiento en el fin del mundo, un cogimiento de la mar (v. 47), y un cogimiento de los malos de entre los justos (v. 49). Esta parábola es la única de su especie con símbolos únicos, incluyendo "mar," "red," "peces," y "vasos," y Jesucristo no la explica más que una conclusión, que los ángeles apartarán a los malos de entre los justos al fin. Sin embargo, la interpretación es segura siendo que hay muchos pasajes que aclaran los significados, y no cabe confusión.

Primeramente vemos una red echada en la mar. La red es tribulación (Job. 18.8; Sal. 25.15,16; 57.6; 66.11; Eccl. 9.12; Isa. 51.20; Lam. 1.13; Eze. 12.13; 17.20; 19.7,8; Ose. 7.12; etc.). La mar representa Gentiles, o las tierras de los Gentiles (Sal. 68.22; 98.7; 107.3; Isa. 17.12; 23.11; 60.5; Jer. 6.23; Eze. 26.3; Hab. 2.14; etc.). Los peces son hombres (Hab. 1.14, Eccl. 9.12, Jer. 16.16, Amos 4.2, Mat. 4.19, etc.). Con estas referencias vemos que la red echada en la mar significa la gran tribulación que Dios traerá sobre todo el mundo. Hay profecías paralelas, como esta acerca de Egipto.

3 Así ha dicho el Señor Jehová: Yo extenderé sobre ti mi red con reunión de muchos pueblos, y te harán subir con mi esparavel.

9 Y entristeceré el corazón de muchos pueblos, cuando llevaré tu quebrantamiento sobre las gentes, por las tierras que no conociste.

Ezequiel 32

La red cogerá "todas suertes" de peces (durante la tribulación), y al fin de ella estará "llena," y Dios la "sacará a la orilla." La "orilla de la mar" es relacionada con el lugar que habita Israel (como arena, Gen. 22.17; Heb. 11.12), y con otras multitudes en Palestina, (Josué 11.3,4; 1 Sam. 13.5; 2 Sam. 17.11). Entonces el primer cogimiento es de la tierra de los Gentiles a Palestina. Una vez sacada la red dice que "sentados, cogieron lo bueno." Una pista aquí es que varios están sentados para coger. "Sentado" da de entender juicio sobre trono (Mat. 25.31), y en este caso habrá varios tronos, lo cual nos refiere a los tronos de los apóstoles y mártires de la tribulación (Mat. 19.28, Luc. 22.30, Apo. 20.4). Lo bueno es cogido "en vasos," cuyo significado tiene que ver con el santuario o el templo, siendo que la palabra "vasos" ocurre en 150 versículos y más de 100 de ellos refieren a los vasos del ministerio (Heb. 9.21), así que los buenos son recogidos a la casa de Dios. Lo malo "echaron fuera," que suponemos puede significar "fuera" de Jerusalem (Jer. 22.19; Hec. 7.58; Apo. 14.20; 22.15), pues Jesucristo fue "echado fuera" para ser crucificado (Mat. 21.39, Heb. 13.12,13), la circuncisión (Judíos celosos de la ley) fue echado fuera en tiempos de los apóstoles (Mat. 8.12, Gal. 4.30), y al fin Israel incrédulo será echado fuera (Mat. 22.13; 25.30; Juan 15.6). El ser echado fuera termina con fuego.

Todo esto parece indicar que esta parábola habla de un cogimiento de Israel de entre los Gentiles durante la tribulación, que al final serán recogidos en Palestina donde serán separados por un segundo cogimiento, y juzgados por los apóstoles y mártires de Israel.

Tesoros Encontrados

Hay dos parábolas que hablan de tesoros encontrados por un hombre, ambos refieren al reino de los cielos, y ambos se encuentran en el mismo pasaje de la Biblia (Mat. 13.44-46). La primera es de un tesoro escondido en el campo. El tesoro primeramente es "escondido," luego "hallado," luego "encubierto" otra vez, y por "gozo" de ello el hombre compra "el campo" entero, y observamos que el tesoro no es recuperado inmediatamente. Ya sabemos que el campo es "el mundo" (Mat. 13.38) y el tesoro reconocemos como Israel (Exo. 19.5; Mal. 3.17). El hombre que "vende todo lo que tiene" tiene que referir a Jesucristo (2 Cor. 8.9). No es difícil interpretar el significado mayor, pero nos sirve acomodar los acontecimientos para no perder nada. Israel se encontraba "escondido" en "el mundo" desde la primera destrucción de Jerusalem por Nabucodonosor (Jer. 13.1-11). Reliquias de Israel son halladas por Dios como algo valeroso en medio de lo malo (Isa. 65.8,9). Hay reliquias halladas en el tiempo de apóstoles (Rom. 11.5) y habrá reliquias en tiempos del fin (Rom. 9.27,28). La parábola entonces indica que Dios halló un tesoro en el mundo (las reliquias de Israel), se hizo pobre (su nacimiento), y compró el campo (el mundo entero) con todo lo que tenía (su cuerpo). Hasta ahora el tesoro está todavía escondido en el mundo, pero durante la tribulación el tesoro será recuperado.

La siguiente parábola de la perla preciosa es mucho más difícil asegurar su interpretación porque los símbolos no tienen referencias precisas. Hay un hombre tratante, un mercader, que busca buenas perlas. Ni el mercader ni las perlas tienen referencias claras en la Biblia. Reconocemos, sin embargo, que el hombre tratante tiene que ser Jesucristo, por la misma semejanza de la parábola anterior, pues él "vendió todo lo que tenía." Las perlas son "piedras preciosas" (Job 28.18; Apo. 17.4; 18.16) y esto concuerda con la frase "perla preciosa." Piedras preciosas son relacionadas con la mujer (Pro. 11.22), con la esposa (Pro. 31.10), y joyas y pendientes con la esposa del rey (Cant. 1.10; 7.1; Isa. 61.10). Además piedras preciosas son relacionadas con la casa de Dios (1 Cro. 29.2,8, 2 Cro. 3.6) y con Jerusalem (Isa. 54.11,12; Apo. 21.11,18-20), siendo sus mismas puertas precisamente de perlas (Apo. 21.21). La casa espiritual de Dios, la iglesia, es edificada con preciosas piedras (1 Cor. 3.12), y la perla es la única piedra preciosa que es orgánica, que viene de seres vivientes, los bivalvos (como almejas y ostiones). Piedras preciosas se relacionan con la corona del rey (Zac. 9.16; 2 Sam. 12.30; 1 Cro. 20.2) que a su vez puede representar la iglesia (Fili. 4.1; 1 Tes. 2.19). Todas estas referencias nos hacen creer que la perla preciosa habla de la iglesia.

En este caso, vemos que lo que compró el hombre tratante fue exactamente la perla preciosa. Esto indica que el precio que pagó fue preciso, no como en la otra parábola que dice que compró a todo el mundo para obtener el tesoro escondido. Esto también concuerda con el precio de la iglesia, porque la redención de la iglesia fue precisa, pagando el precio completo de todos los pecados de los suyos (1 Cor. 6.20; 7.23). La primera parábola habla de una compra de terreno, mientras esta compra es de una joya. Terreno es inmóvil pero un joya es llevada. Cristo compró todo el mundo como posesión, sin reconocimiento de ningún valor en el terreno mismo para recuperar un tesoro escondido, pero compró la perla directamente. El precio que pagó es indicativo (1 Ped. 1.18,19; Efe. 5.25). Si esta parábola refiere a la iglesia, es otra indicación que el reino de los cielos también tuvo relación con la iglesia, por lo menos en el principio.

Dos Hijos

Hay dos parábolas que tienen como tema dos hijos, los Hijos enviados a la Viña, y el Hijo Pródigo. El tema de dos hijos se encuentra en muchas historias del AT referidas y alegorizadas en el NT, incluyendo Caín y Abel, Ismael e Isaac, Esaú y Jacob, y Phares y Zara (hijos de Judá). El tema refiere a la división de Israel. Israel fue dividido en tiempos de Roboam, hijo de Salomon (1 Rey. 12), y esa historia es otro ejemplo del principio divino de "reliquias" desde la cautividad de Israel (2 Rey. 19.4,31; 2 Cro. 30.6; 34.9; Isa. 10.21; 11.11; 37.32; Jer. 15.11; etc.). La división de Israel en tiempos de Jesús es compleja, así que cada historia tiene objetos distintos. Cain y Abel representan la diferencia entre Israel incrédulo y creyente (Heb. 11.4), Ismael e Isaac representan a Israel siervo y libre (Gal. 4.22), y Esaú y Jacob representan a Israel reprobado y electo (Rom. 9.13). Phares y Zara no tienen alegorización en el NT pero curiosamente ambos son mencionados en la genealogía de Jesucristo aunque solamente Phares pertenece al linaje (Mat. 1.3). La historia de Phares y Zara (Gen. 38.27-30) es una lucha para primogenitura como en los casos de Ismael e Isaac, y de Esaú y Jacob, pero en este caso el aspirante es reconocido primero, pero el verdadero primogénito hizo "rotura" y salió primero. Después el que había sido reconocido primero salió segundo con el "hilo de grana" en su mano todavía. Esto nos hace recordar los muchos avisos de Jesucristo acerca de primeros y postreros (Mat. 19.30; 20.16; Mar. 9.35; 10.31; Luc. 13.30). Mat 20.16 nos hace sospechar que Phares y Zara representan a Israel "llamado y escogido" (Mat. 22.14, Apo. 17.14).

Hijos Enviados a la Viña

Esta parábola (Mat. 21.28-32) no es llamada parábola al instante pero v. 33 lo aclara. Habla del "reino de Dios" entonces mayormente enfoca la entrada espiritual al reino. Esta parábola tiene la moraleja más sorprendente de todas las parábolas, con la excepción de la parábola del Mayordomo Malo (Luc. 16.1-13). La moraleja es que los publicanos y las rameras (prostitutas) entran al reino de Dios antes que los príncipes de los sacerdotes y ancianos de Israel (v. 23). Estos dos hijos, entonces, representan la división de Israel principal y comunal (Juan 7.48,49, Mar. 12.37), o pastores y ovejas (Eze. 34). La división refiere al tiempo aquel presente, con príncipes presentes y rameras presentes, y Juan Bautista es el punto clave (v. 32). Esa división fue hecha por Juan Bautista, y Jesucristo estaba dando otra oportunidad de arrepentirse "después" (v. 32). La entrada al reino de Dios es aún futura en aquel entonces ("os van delante" v. 31), lo cual nos recuerda que aunque el reino de Dios existía, no había venido, y nadie había entrado en él todavía.

Hijo Pródigo

La parábola del Hijo Pródigo (Luc. 15.11-32) tiene la misma moraleja que las otras dos parábolas de Lucas 15. Es una explicación del gozo de arrepentimiento, y una respuesta a los Fariseos y escribas que no podían comprender porqué Cristo aceptaba a los "pecadores" (Luc. 15.2). Pero al mencionar dos hijos inmediatamente sospechamos una referencia a la división de Israel. Esta parábola es tan emocional y aplicable a tantas situaciones que no es necesario limitarla a una interpretación precisa. Pero si hay un significado profético preciso, queremos saberlo.

Dos hijos, uno fiel pero no misericordioso, otro rebelde pero después se arrepiente, tiene semejanzas superficiales a otras parábolas. El hijo fiel quejándose parece paralelo a los obreros en la viña quejándose (Mat. 20). Puntos claves de esta parábola incluyen el "repartimiento de la hacienda" (v. 12), el "partirse lejos" (v. 13), la "grande hambre" (v. 14), el "regreso como jornalero" (v. 19), la "fiesta" (v. 23), y el hijo mayor en "el campo" (v. 25).

Una diferencia entre esta parábola y la de arriba es que en aquella el primer hijo es él que se arrepiente, y en esta es el hijo menor. Otra diferencia es que en esta el hijo fiel es verdaderamente fiel, mientras en aquella el hijo "fiel" es hipócrita. Obviamente refieren a diferentes divisiones de Israel. La división de Israel en esta parábola ocurre en dos etapas, el repartimiento de la hacienda, y la partida del hijo menor. La conclusión de la parábola es la reunión de los dos hijos separados después de largo tiempo, con diferentes relaciones con el padre (v. 31). Hay una reunificación de Israel profetizada (Jer. 3.18; 31.1; 50.4; Eze. 37.19; Miq. 2.12; Ose. 1.11; Apo. 7.5-8) que habla de reunir lo que se separó en días de Roboam, las diez tribus de Israel (o Ephraim) y las dos de Judá. Pero si suponemos que el "repartimiento de la hacienda" refiere a la división de Israel en tiempos de Roboam la parábola se complica aún más. Además, una clave que desmiente esta interpretación es que habrá una diferencia entre los dos hijos después que vuelve el menor, uno que posee todo, y otro que sencillamente es bienvenido. En la reunificación de Israel todos serán una misma nación.

La más sencilla manera de interpretar esta parábola es colocando sus símbolos más obvios. El hijo rebelde parte "lejos" a una "provincia apartada." Esta provincia apartada se menciona en la parábola de Minas (Luc. 19.12), siendo la misma frase en español y en griego, pero en ese caso es el Rey que va a ella para "tomar para sí un reino." "Lejanas tierras" en el AT siempre refieren a tierras de Gentiles, así que el hijo menor suponemos fue a tierra de Gentiles. Esto pudiera significar la transmigración a Babilonia, pero seguramente aquí refiere a la dispersión de Judíos por Roma en el año 70, dándonos entender que el repartimiento de la hacienda sucede en el libro de Hechos, unos Judíos recibiendo el Espíritu Santo, otros prefiriendo el "templo" y los ritos. El desperdicio por los Judíos de su herencia y derecho como pueblo de Dios ha sido notable. Gran parte de ellos son ateos que nunca leen sus propias escrituras (el AT), y su ambición única es prosperar materialmente.

La "grande hambre" refiere a la gran tribulación que viene (Gen. 41.30; 2 Sam. 24.13; 2 Rey. 8.1; Apo. 6.6). Los Judíos ahora están prosperando, pero su tiempo está corto. Cuando la "grande hambre" empieza sus bienes no durarán y dependerán de Gentiles para sostenerles, lo cual explica la exhortación a "las gentes" de Mat. 25.32 de servir a los "hermanos" del rey. El hambre será causa de un arrepentimiento de Israel, que volverá a su Dios, y que aún estando lejos, Dios le verá, y correrá a él. Entonces habrá una "fiesta," la fiesta que Cristo prometió a sus apóstoles en la última cena (Mat. 26.29, etc.) y que celebramos en memoria todos los domingos (1 Cor. 5.8).

La parte difícil de acomodar es la reunión de los dos hermanos. V. 31 dice que este hijo "siempre" estuvo con él, dándonos entender que habla de Judíos "siempre" creyentes. No es fácil imaginar la situación en que estos Judíos creyentes tendrán oportunidad de quejarse en contra de Judíos recién convertidos. Hay una posibilidad en la división futura de Israel. Sabemos que algunos Judíos serán dejados cuando otros son "tomados" (Luc. 17.30-36), hablando así de una nueva división en la tribulación. De los dejados algunos se salvarán (Apo. 12.17), los cuales corresponderían al hijo pródigo, mientras los Judíos tomados corresponderían al hijo mayor que siguió fiel. Sin embargo, esta explicación no me satisface. Otra parábola parece indicar que no habrá ninguna diferencia entre aquellos (Obreros en la Viña).

Prefiero aplicar la parábola a dos generaciones de Israel, que serán reunidas en el futuro. Como individuos serán iguales en el reino, pero como grupos serán diferentes(?) Ambos grupos entrarán al reino, pero uno con mayor posición. Así el hijo mayor corresponde a los Judíos creyentes y fieles de la generación de los apóstoles, mientras el hijo menor corresponde a la generación futura, descendientes de los incrédulos Judíos de Hechos. La parábola habla de un celo por parte del hijo mayor, que correspondería al celo de los apóstoles en contra de los Judíos de Hechos, siendo "enemigos del evangelio" (Rom. 11.28). Pero como Pablo nos avisa, aunque son enemigos, "son muy amados por causa de los padres."

Padre de Familia

Hay muchas parábolas que hablan de un padre de familia, pero en dos de ellas el padre de familia no representa a Dios o Jesucristo. En estas el padre de familia habla de hombres, como siervos, pero no son siervos. Estas parábolas se relacionan con las parábolas de siervos, especialmente los de mayordomos, entonces los trataré primero.

La parábola de Cosas Nuevas y Viejas (Mat. 13.52) habla de "escribas" como "padre de familia." Estos escribas estudian el "reino de los cielos," y entre más entienden más sacan de su tesoro. Los escribas doctos refieren a los apóstoles primero (Mat. 23.34), y posiblemente tiene aplicación a los "doctores" de la iglesia (Hec. 13.1; 1 Cor. 12.28; Efe. 4.11) que quieren entender estas profecías. "Su tesoro" (distinguiéndolo de "el tesoro" escondido en el campo) es tesoro de corazón (Mat. 12.35; Luc. 6.45) y significa sabiduría (Pro. 2.4; 8.11; 21.20; Col. 2.3), el evangelio (2 Cor. 4.6,7), o la palabra de Dios (Sal. 19.10; 119.72,127). "Cosas nuevas y cosas viejas" quizás refiere a informaciones escondidas en el Antiguo Testamento y otras en el Nuevo Testamento. La moraleja sencilla es que debemos ser "doctos" (estudiados) en el reino de los cielos para poder sacar su tesoro.

La parábola del padre de familia Velando el Ladrón viene en dos evangelios (Mat. 24.43-44, Luc. 12.39,40) sin ningunas variaciones. Suponiendo que en este caso el padre de familia representa los mismos "escribas" de la parábola anterior, es un aviso a ellos cuidar "su casa" porque "el ladrón" viene para "minarla." El ladrón seguramente refiere a Jesucristo, llamado en la misma parábola "el Hijo del hombre" (1 Tes. 5.2; 2 Ped. 3.10). Esta parábola es dirigida a los apóstoles (y probablemente a los 144,000, Apo. 3.11) de cuidar, no lo que les fue encargado, sino lo que es suyo por derecho, pues no refiere a mayordomos, sino a "padres." Es un aviso a los apóstoles, y probablemente a nosotros también de cuidar los nuestros, la iglesia, la "casa de Dios" (1 Tim. 3.15; Heb. 10.21; 1 Ped. 4.17). Jesucristo prometió una corona a los pastores (1 Ped. 5.3,4), y coronas pueden perderse (Apo. 3.11).

(Se continuará en la Epístola que sigue.)