La Epístola

Apartado 432

Administración 1

Morelia, Mich. CP 58001

#40 Diciembre, 1997

Impreso en México

Noticias

Malas noticias de Guadalajara: Cuauhtémoc Castillo ya no está en Guadalajara. Tuvo que dejar su ministerio por problemas serios en su matrimonio. Oramos no solo que Dios preserve el ministerio de Guadalajara que queda ahora en manos de Juan Tobar y Óscar Hernández, pero también que Dios sane el matrimonio de Cuauhtémoc y Carmen. Todos los misioneros sufren pruebas extraordinarias, y no es sorpresa que algunos no aguanten. Necesitan nuestras oraciones.

A Rodrigo Gallegos y su esposa Silvia nació otra hija en diciembre. Ahora tienen cuatro hijas. Se preparan ir a Guadalajara como evangelistas en enero, enviados por la iglesia de León.

La iglesia de Aguascalientes está preparando una conferencia de evangelismo extranjero en 1998, desde enero 28 a febrero 1. Por ser media semana solamente no todos los hermanos evangelistas estarán invitados para predicar, pero todos los hermanos de las iglesias están invitados a presenciarla. Será de miércoles a sábado a las 7 de la noche, con reunión abierta en las mañanas, y termina el domingo a las 10 de la mañana. Su orario es el siguiente.

Mier. 28 7 PM Juan Tovar Juan Córdova

Juev. 29 7 PM Noé Castillo Juan Castillo

Vier. 30 7 PM Flavio Santoyo José West

Sáb. 31 7 PM Alberto Sotelo Natanael Aradillas

Dom. 21 10 AM Flavio Santoyo Guillermo Kincaid

Dos equipos de predicadores salen de Aguascalientes los domingos en la tarde para evangelizar otros pueblos alrededor. Empezaron en Loreto (en Zacatecas), pasaron a Jesús María, luego a Pabellón y Rincón de Romos. El equipo de Rincón ahora se ha cambiado a Calvillo. Sabemos que esta obra es agradable a Dios, pidamos que la prospere.

Cristianismo en todas sus ramas (Católico, Ortodoxo y Protestante) cuenta con 32.8% del mundo. Protestantes cuentan con 10.3% del mundo. El promedio mundial de evangélicos en la población es 5.7%. El promedio de evangélicos en Latino-américa es 11.1%, casi doble el promedio mundial. El promedio de evangélicos en México es 4.3%. Eso se debe a su zona central tradicional (20% de la población de la república) que promedia 1.35% evangélico. Son los siete estados de la república que cuentan con menos del 2%: Aguascalientes 1%, Guanajuato 1%, Jalisco 1.3%, Querétaro 1.4%, Michoacán 1.7%, Zacatecas 1.7%, Colima 1.9%. (Incluimos el altiplano de SLP.) Estados que tocan las fronteras de estos que tienen también tendencias tradicionales incluyen Durango, Distrito Federal, México, Nayarit, Sinaloa, Sonora y Tlaxcala, que juntos promedian 3.2%. Lo demás de México promedia 7.4%

 

 

Facultad

 

34 Como el hombre que partiéndose lejos, dejó su casa, y dió facultad á sus siervos, y á cada uno su obra, y al portero mandó que velase:

Marcos 13

Este versículo tiene el dicho de ser quizá la parábola mas abreviada en el Nuevo Testamento. Por lo menos es el mas conciso de las seis parábolas con este mismo tema, del señor partiéndose y encargando algo valioso en manos de otros, (Viña Rentada: Mat. 21.33-4, Mar. 12.1-12, Luc. 20.9-18; Mayordomía: Mat. 24.45-51, Luc. 12.42-48; Vuelta de las Bodas: Luc. 12.35-38; Talentos: Mat. 25.14-30; Minas: Luc. 19.12-27; Facultad: Mar. 13.34). Aunque la trama de todas estas parábolas es idéntica, y su moraleja y conclusión la misma en todas, las interpretaciones precisas de estas parábolas son distintas, algo que puedes notar si te fijas en los detalles. Por ejemplo, la ausencia del señor en la Viña Rentada es antes de la muerte de su hijo, mientras las otras parábolas no mencionan su muerte, y su ausencia es obviamente futura. Aunque las de Talentos, Minas y Facultad son generalmente confundidas como una misma parábola, por ocurrir en el mismo discurso de eventos finales, las diferencias son demasiado abundantes y agudas para integrarlas en una sola. La interpretación de estas parábolas no me concierne en este momento, pero el principio concurrente en todos sí. Se trata del tema de facultad.

Facultad Humana

Hablé yo con un joven incrédulo (católico-darwinista) hace una semana aquí en Morelia. Me decía que la Biblia no le llamaba la atención porque no veía ningún provecho en leerla. ¿Provecho? Siempre se me hace extraño que alguien creyente en darwinismo hable de "provecho," como si pudiera tener algún propósito una vida accidental que se extingue perpetuamente en pocos años. Para hacerle reflexionar, le señalé el árbol cuya sombra le beneficiaba en aquel momento. Le pregunté cuáles propósitos o provechos tenía ese árbol en la naturaleza. Sin dificultad me mencionaba media docena, pues, da sombra, sus raíces impiden erosión, produce fruto, flores, madera, papel, y hospeda animales. Contemplando mas podemos encontrar muchos mas (cientos de) propósitos naturales de los árboles (leña, resina, fragancias, corcho, freno de viento, humedad en la tierra, hasta la misma lluvia depende en gran parte de la extensión de bosques). En efecto, casi todos los seres vivientes en la naturaleza tienen muchas funciones integrales y ya reconocidas en la ecología del mundo.

Entonces le pregunté cuáles propósitos o provechos naturales tenía él mismo, como un humano. Después de pensarlo un buen momento, y casi desesperado, se le ocurrió un solitario propósito de su vida, el de procrear hijos. Así que, el hombre, la corona de toda la naturaleza, superior a todo ser viviente en inteligencia, memoria y creatividad, el único ser con cara reconocible, con emoción altamente visible, el único animal capaz de hablar, silbar, entonar (cantar), sonreír, reírse y llorar, el único ser natural capaz de juzgar y escoger, amar u odiar, condenar o perdonar, ¿tenemos que concluir que a través de las edades históricas sin memoria, y en todo el mundo ancho de hoy, tiene esta solitaria función, de producir mas humanitos igualmente inútiles?

Si tienes ligeramente mas inteligencia que un caracol, tienes que maravillarse de esta extraordinaria observación. La superioridad humana, y su completa inutilidad en la naturaleza nos lleva inevitablemente a dos brillantes conclusiones. Si no tenemos propósito en la naturaleza, entonces somos el propósito de la naturaleza. Y si no tenemos función en la naturaleza, entonces tenemos función mas allá de la naturaleza. Para simplificarlo por nuestros amigos darwinistas, somos seres "sobrenaturales" (espirituales), creados con el propósito de buscar, conocer y agradar a nuestro creador. El joven darwinista, aunque todavía soberbio, reconoció esta lógica y me prometió leer su Nuevo Testamento buscando algún propósito de la humanidad.

No podemos considerar la naturaleza humana sin reconocer la facultad que Dios ha dado a los hombres. Hombres son capaces de juzgar el bien y el mal. Son capaces de conocer a Dios, hechos en su imagen. Tienen facultad de buscarle o ignorarle, de temerle o menospreciarle, de evitarle o confiarle, de acusarle o adorarle. Técnicamente esto se llama "libre albedrío," aunque difícilmente se puede considerar su voluntad "libre" mientras su naturaleza misma es inclinada hacia lo malo, y Satanás le tiene bajo su dominio. En realidad nacimos siervos del pecado y esclavos de Satanás, y no tuvimos naturalmente la libertad de escoger a Dios, ni de dejar al pecado. Quizá mejor término para describir la facultad que tenemos todos los humanos es "voluntad independiente." Somos naturalmente esclavos, sin duda, pero aun esclavos tienen voluntad propia. Al oir el llamado del evangelio, por el poder del Espíritu Santo, el esclavo tiene la facultad de creerlo, y así ser hecho "siervo de Dios."

Luego como siervo de Dios, estas parábolas nos explican que a nosotros los creyentes, Dios nos ha dado mas "facultad." Ahora según los diccionarios "facultad" significa entre otras cosas, aptitud, capacidad, autoridad, potencia, permiso, derecho, virtud o propiedad. Todo esto es precisamente el significado de la Biblia también, pero quiero enfocarlo en solo cuatro áreas. La facultad que Dios nos ha dado significa Potestad, Libertad, Dignidad, y la corriente en todas, Responsabilidad.

Potestad

A los creyentes Dios ha dado potestad. Ya no estamos bajo el dominio de Satanás.

13 Que nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo;

Colosenses 1

Y ya no somos sujetos a nuestra naturaleza carnal, que se inclina al pecado.

14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Romanos 6

Una vez un hermano líder de nuestra iglesia se había enojado con su esposa hasta pegarla. Cuando fuí para hablarle, su corazón estaba perforado de vergüenza y su cara mostraba su angustia. Con lágrimas me explicó lo que había ocurrido, como habían argumentado, como ella le había insultado y desafiado, y luego me dijo que "perdió control," ya no sabía lo que hacía, hasta haberla pegado varias veces. Después de considerar el pleito que ambos me habían descrito, reconocí algo importante. Le dije que aunque yo no estaba allí, y yo no podía ver su corazón, yo sabía que lo que me decía era una mentira. El hermano no había perdido control de sí mismo, estaba en perfecto control, sabía lo que hacía en todo momento. La razón que pegó a su esposa era porque estaba persuadido que ella merecía el castigo que él le daba. (Muchas veces aún en la calma de un razón frío nos parece que ellas merecen algún castigo severo. Y hay mujeres que hasta provocan a sus maridos con el preciso propósito de hacerle exceder, y así "ganar" ella.) Su enojo no era inconsciente ni involuntario, sino controlado y calculado. Pero aún si ella lo merecía, él no tenía derecho de pegarla, y por eso su culpa era completa. La habladuría de "perder control" y "no saber lo que hace" era solamente su inconsciente evasión de responsabilidad.

Yo soy un enojón también. Entre otros pecados serios ese me vence a menudo. Normalmente me desquito sobre algún objeto inconsciente, rompiendo alguna cosa valiosa, o insultando vociferosamente a alguien, aún a mis amados. Pero he analizado mi enojo y he encontrado que casi nunca me enojo demasiado cuando estoy equivocado. Considerando lo sucedido, veo que suelto mi enojo cuando tengo razón, y cuando calculo correctamente ser justificado. Mi enojo, entonces, nada agradable a Dios, y casi siempre excesivo, es solamente una decisión de mi soberbia, creyéndome digno de vengarme. Así que, si mi enojo es mi decisión, es controlado, aunque excesivo. La conclusión de esto es que yo puedo controlarme. Yo tengo la potestad de no enojarme tanto.

Lo mismo tenemos que reconocer de todos nuestros pecados. No somos esclavos de lujuria, soberbia, codicia, amargura, borrachera o engaño. No somos débiles, somos malos. No caemos en estas cosas, las escogemos. Somos responsables por nuestras decisiones, Dios nos ha dado esa facultad.

En nuestros ministerios también tenemos potestad. Dios no nos ha encargado nada mas allá de nuestra capacidad. A padres Dios les ha dado capacidad de disciplinar y enseñar a sus hijos. Cuando padres se desesperan y oyes la lamentación "ya no sé qué hacer con este niño," estás observando un ser responsable evitando su responsabilidad. Si no sabes qué hacer, averigua. Si nadie mas sabe qué hacer, intenta algo. Si Dios te dio facultad, eres responsable, y nada te servirá gritar "ya no puedo con este niño." No solamente debes, puedes.

A predicadores igualmente, somos capacitados y preparados para evangelizar a todos en nuestra ciudad, en nuestro país, y hasta todo el mundo. Si estamos fallando, no podemos evitar la responsabilidad diciendo que depende de Dios la obra. Claro es Dios que da el crecimiento, pero Dios nos encargó el plantar y regar (1 Cor. 3.6). Dios nos dio la facultad. Nos toca saber, nos toca averiguar, nos toca cumplir su mandamiento.

Dignidad

Una vez mi hija Amanda necesitando mi ayuda varias veces seguido, estaba disculpándose por la molestia que me causaba. Claro, hay ocasiones que lamentamos la molestia de personas que constantemente nos exigen ayuda. Y un padre también se molesta con su propia familia cuando es interrumpido muchas veces. Pero le dije que no me era ninguna molestia ayudarla, por la sencilla razón que es mi hija. Por ser hija, ella no es bienvenida, ella es digna. Ella no cayó de un cometa. Ella nació de nosotros, y pertenece a nosotros, y entre nosotros. Tiene derecho a nuestra atención y ayuda.

Muchas veces obreros cristianos ignoran su dignidad. Una de las razones que tantos obreros evangelísticos usan títeres y teatros para explicar el evangelio es porque buscan algún pretexto para "compartir" el evangelio, sin parecer soberbios o atrevidos. Predicar les parece presumir mucho. El predicador da de entender que él tiene razón, mientras todos los demás están equivocados y condenados. El predicador "presume" tener algún derecho estar en la calle gritando. Habla como si conoce a Dios, mientras los demás no le han visto. Al incrédulo parece muy atrevido. Y muchos cristianos son incrédulos.

Una de las dificultades en testificar uno a uno es decirle con delicadeza que su religión está equivocada, que él mismo es ignorante, confundido, negligente, rebelde y condenado. El evangelio por mas suave que es comunicado enseña estas cosas. Muchos obreros evangélicos duran horas dando vueltas al tema necesario, tratando de no enajenar al sujeto, y muchas veces le "ganan" para Cristo, sin jamás verlo humillado o convencido. Muy pocos de estos nuevos cristianos siguen investigando el evangelio para ser convertidos verdaderamente, y muchos de ellos mueren sin jamás encarar el verdadero mensaje. Hemos recibido la facultad del evangelio, y por eso somos dignos de predicarlo. No debemos por timidez fallar su cumplimiento.

Pastores hay que no cumplen su deber en cuanto al pecado en la iglesia, solamente porque no reconocen la facultad que Dios les ha dejado. Los pastores son dignos de juzgar pecado entre sus miembros, no porque están sin pecado ellos mismos, sino porque Dios les ha dado esa facultad.

12 Porque ¿qué me va á mí en juzgar á los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros á los que están dentro?

13 Porque á los que están fuera, Dios juzgará: quitad pues á ese malo de entre vosotros.

1 Corintios 5

Pastores que tienen demasiado cuidado de no juzgar, regañar u ofender a sus miembros que andan en pecados o errores no están siendo humildes, están evitando su responsabilidad. Y es un error grave porque han de dar cuenta.

17 Obedeced á vuestros pastores, y sujetaos á ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no gimiendo; porque esto no os es útil.

Hebreos 13

Libertad

Todas las parábolas de este tema mencionan la ausencia del señor. El patrón se fue dejando a sus siervos encargados. El hecho que se fue, aclara que dio a sus siervos la libertad de hacer sus propias decisiones. Nos hace entender que Dios no interfiere con nuestras decisiones en cuanto a las obras que nos dejó, o sea, nuestra familia, nuestra iglesia, o el evangelio. Nos da a cada uno la libertad de cumplir nuestra obra según nuestro criterio.

Muchos obreros piden de Dios guianza en todas sus decisiones. No solamente quieren bendición de Dios a lo largo, y protección de error en el instante, (ambas legítimas peticiones), quieren precisa dirección en la decisión misma. En realidad, bajo pretexto de querer "la voluntad de Dios," quieren que Dios haga la decisión. Es otra manera evitar responsabilidad.

Algunos bajo colores de estar en comunión con Dios apropian o inventan medios de discernir la voluntad de Dios. Los misioneros Moravos antiguamente usaban "suertes" para decidir cosas tan importantes como matrimonio, y tan rutinas como a cual barco subir. Por su influencia Juan Wesley también usaba suertes en sus decisiones. Yo he conocido cristianos que hacían decisiones por cerrar sus ojos, apuntar su dedo a alguna página de la Biblia, e interpretar el versículo así escogido. Me pregunto si alguna vez no consideran el gran desperdicio de un cerebro humano, muchas décadas de experiencia propia, y el consejo de las muchas canas, en usar medios adivinos en decisiones en que son expertamente calificados de escoger este o aquel. Dios nos ha dado la autoridad de decidir, la libertad de escoger entre varias legítimas opciones, y el tiempo necesario de corregir errores.

Esta libertad también pertenece a otros. Si otros predicadores escogen otros caminos en el evangelismo, tienen esa facultad. Si otro cría sus hijos diferente, tiene esa facultad. No es para nosotros criticar a otros obreros por sus decisiones. Es cierto que algunas cuestiones tienen que ver con pecados claros, pero las críticas entre los hermanos, y en contra de pastores rara vez toca asuntos de pecado. La mayoría de las quejas en contra de obreros es por decisiones rutinas. Deja que otro decida diferente que tú. A Pedro, preguntando acerca de Juan, Cristo le dijo, "¿Qué a tí? Sígame tú."

Otra cosa, muchos obreros se preocupan acerca de sus pecados tanto que se desaniman en su ministerio. El éxito de nuestro ministerio no depende momento a momento de nuestros pecados o victorias. Por haber pecado ayer no significa un mensaje débil hoy. Una victoria hoy no significa un alma ganada mañana. Una de las razones que Cristo nos dejó era para darnos la libertad de aprender y corregirnos. Si no lo has notado, Cristo nos castiga rara vez. La mayoría de las veces el Señor nos permite contemplar nuestras fallas sin castigo, para que seamos responsables, no siempre dependientes de su alabanza o regaño. Un niño siempre vigilado es inseguro, débil y temeroso. Responsabilidad requiere libertad.

Responsabilidad

Pero libertad impone responsabilidad. Las parábolas que estamos considerando todas enseñan la misma moraleja, que no tenemos la opción de negar nuestra responsabilidad. El siervo que enterró su talento, y el otro que enterró su mina, en ambos casos el siervo regresó su encargo completo. No lo robó, ni lo desperdició, ni lo abusó, ni lo disminuyó. Su única falla era evitar su responsabilidad.

24 Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges donde no esparciste;

25 Y tuve miedo, y fuí, y escondí tu talento en la tierra: he aquí tienes lo que es tuyo.

26 Y respondiendo su señor, le dijo: Malo y negligente siervo, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí;

27 Por tanto te convenía dar mi dinero á los banqueros, y viniendo yo, hubiera recibido lo que es mío con usura.

Mateo 25

El siervo dijo que tuvo miedo. Miedo del señor por ser duro. Miedo de fracasar. Cristianos abundan que no producen en el evangelio por tener miedo. No hablo de los nervios que hay con el hablar en público. Eso es normal. Hablo del miedo de fracasar. Miedo de hacer decisiones. Miedo de intentar algo nuevo. Miedo de arriesgarse. Hay cristianos que no anhelan ningún ministerio por miedo de la responsabilidad. No se creen capaces de ganar una alma, o enseñar el evangelio. El hecho que el Señor dijo que hubiera estado contento con solamente "usura" (interés) demuestra que su "yugo es fácil." Dios no exige mas que podemos hacer. Debes tener el actitud de "sí puedo." Porque sí puedes.

El señor dijo que tal siervo era negligente. Era perezoso. Pensaba que si no hacía nada estaba seguro. Cuántos cristianos hay que piensan que no tienen responsabilidad de producir. Piensan porque no tienen el mismo don que otro (de predicar o enseñar) que entonces Dios está contento sin productividad. Pero las parábolas dicen que dio "a cada uno su obra." Cada cristiano será responsable llevar fruto para Cristo. Si es por cooperar en ofrendas, por oración, por testimonio a vecinos, por invitaciones a las reuniones, por repartir folletos, o por enseñar y orar diligentemente por sus propios hijos, cada cristiano tiene que tener algún provecho para entregar a Cristo cuando él llegue.

Demasiada Responsabilidad

Aunque la mayoría de cristianos evitan sus responsabilidades, pensando que otro tomará su lugar, o que basta no impedir la obra de otros, y esa actitud será condenada en aquel día, hay otro peligro también. Algunos cristianos desean demasiada responsabilidad. Yo de joven tenía ganas de tener un ministerio grande, mundialmente influyente, como él de Billy Graham u otros predicadores famosos. Con tiempo Dios me dio un poco de fruto, y encontré que lo poco que me había dado era algo pesado cuidar. Qué fácil sería predicar, producir fruto, y luego abandonar la responsabilidad a otros, o a nadie. Son fornicarios que engendran hijos y los abandonan. A los hijos que engendramos somos responsables de cargar, nutrir, cubrir, vestir, enseñar, corregir y preparar. Mi esposa y yo tenemos cinco hijos, y la razón que tuvimos cinco es porqué no queríamos seis. Yo amo a mis cinco hijos, pero no quiero mas. Es una carga pesada ser responsable para estos, y no puedo imaginar un padre de cinco codiciando los hijos de otro.

El fruto que recibimos de Dios, somos responsables de servirlo, de enseñarlo y de criarlo. El predicador debe ganar almas, pero el momento que gana alguien se hace responsable de cuidar, enseñar y servirle. En muchos de los Estados Unidos hay agencias oficiales para sostener a las madres solteras, y ellas reciben un cheque para cada hijo que tienen. Muchas madres hay que abusan este sistema, engendrando mas y mas hijos para recibir mas dinero del estado. La tragedia del sistema es la "producción" de tantos niños negligidos por madres irresponsables.

Hay pastores evangélicos iguales. No ganan almas, pescan cristianos. Organizan sus iglesias con atracciones y entretenimientos, conjuntos y campañas de sanidades, todo para atraer los adeptos de otras iglesias. No lo hacen por desear la responsabilidad, sino por codiciar sus ofrendas, imponerles su opinión trivial, y la fama de una iglesia grande. La responsabilidad de tantos miembros atraídos delegan a otros, que usualmente no son capaces, no son los indicados, y no pierden nada al descuidar sus almas.

Aunque en el principio de mi ministerio yo anhelaba ese grande éxito, ahora no lo pido. Se me hace demasiado trabajo. Yo sé que Dios me dará el fruto que puedo cuidar, y no deseo mas responsabilidad que eso. No me malentiendes. Yo sí deseo mi propio fruto, y deseo ver mucho mas fruto aún, pero mas que nada, deseo cumplir mi responsabilidad a mis encargos, capacitándoles a llevar su propio fruto, y cumplir sus propias responsabilidades. Así la responsabilidad de cada uno nunca sobrepasa la facultad dada. Y el fruto que se produce así es sin límite. En vez de desear demasiada responsabilidad debemos tomar en serio la responsabilidad que tenemos, y cumplirla celosamente.

Seres Responsables

La sabiduría de Dios me maravilla. Como padres solemos exigir de nuestros niños que sean como nosotros. Queremos que todos nuestros amigos estén de acuerdo con nosotros. De miembros deseamos la perfecta unidad, y lamentamos diferencias de opinión. Pero Dios, perfecto desde el principio, permite a sus criaturas ser independientes. Dios quiso variedad. Permite errores, retrasos y hasta pecados serios en nosotros, todo para crear seres responsables. Nos dio facultad, autoridad, dignidad y libertad porque nos quiere establecer como jueces y reyes sobre toda la tierra y hasta sobre ángeles.

2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?

3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar á los angeles? ¿cuánto más las cosas de este siglo?

1 Corintios 6

Nos ha hecho dignos y capaces de juzgar, no solamente pequeñas cosas pero todas las cosas de "este siglo." Aún el menor de los cristianos es capaz.

4 Por tanto, si hubiereis de tener juicios de cosas de este siglo, poned para juzgar á los que son de menor estima en la iglesia.

5 Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno que pueda juzgar entre sus hermanos;

1 Corintios 6

Es cierto que no todas nuestras decisiones serán sabias o correctas. Pero son nuestras decisiones. Es necesario estar en comunión con Dios, pidiendo ayuda, protección y bendición en nuestros pecados, problemas y decisiones. Pero debemos confiar en su sabiduría. El nos encargó, y nos capacitó. Tenemos el Espíritu Santo, la Biblia, el consejo de los ancianos y el tiempo necesario para aprender de nuestros errores. Cada uno de nosotros podemos fructificar. Pero la alabanza en aquel día es por haber aceptado la responsabilidad, y ocuparnos seriamente en nuestra obra, como seres responsables.