La Epístola

Apartado 1054

Irapuato, Gto. México CP 36500

#26 Octubre, 1996

Impreso en México

Noticias

La iglesia de Salamanca planea una conferencia de exhortación para noviembre del 22 al 24, viernes a domingo. Su orario es lo siguiente.

Día 11:00 A.M. 7:00 P.M.

Viernes 22 Alberto Sotelo

Noé Castillo

Sábado 23 Adrián Silva Rolando Espada

G. Kincaid Michael Jackson

Domingo 24 Juan Castillo

Flavio Santoyo

 

La iglesia de León se ha dividido otra vez. Ahora tienen tres reuniones en el mismo parque. Hay algunos problemas porque no hay suficiente espacio entre las congregaciones y se estorban unos a otros. Todavía no han decidido que van a hacer para resolverlo. Es un problema que todos quisiéramos tener.

Los hermanos de León que se entregaron para predicar en otra ciudad están preparándose para ir en enero. Cuautemoc Castillo también ha decidido acompañar a Oscar Hernández y Juan Tobar, así que van a hacer otro equipo completo. Están pensando seriamente en Zacatecas pero no sé si lo han decidido firmemente ya.

Juan y Karen Castillo adoptaron una niña hace unas semanas. Dios abrió la puerta y ellos están muy contentos siendo familia.

Miguel y Susana Jackson también son padres nuevos. Tuvieron una niña hace una semana. Todos están bien.

La reunión de predicadores se llevará a cabo domingo, octubre 20, a las 4 de la tarde en la granja de José Hernández en León. Vive José Hdz. atrás del panteón Jardines del Tiempo en la salida a Silao, menos de un kilometro de la glorieta del libramiento norte. Hay un mapa en la Epístola número 21.

Miguel y José ya tienen un lugar rentado para sus reuniones durante el invierno. Han hecho varios viajes a otras ciudades de Polonia para anunciar el evangelio en los periódicos y paradas de camión.

 

Predicadores Sabios

9 Y cuanto más sabio fué el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; é hizo escuchar, é hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.

Ecles. 12

De todos los dones dados a la iglesia, el mas importante es el de "profetizar," o la predicación. Hay muchos miembros de la iglesia que no predican, y sus dones también son importantes y necesarios, pero no deben tratar de negar esta verdad, porque sobre todos los dones se encuentra la predicación.

1 SEGUID la caridad; y procurad los dones espirituales, mas sobre todo que profeticéis.

1 Cor. 14

Profecía en la Biblia toma dos formas, la de "predecir" o decir el futuro, y la de "predicar" o decir en voz alta. El don de predecir, de recibir revelaciones directamente del espíritu de Dios, fue muy importante a la iglesia en su inicio, y ese don formó parte del "fundamento" de la iglesia.

20 Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo;

Efes. 2

Pero como todo albañil sabe, el fundamento es la base, el principio del edificio, y como un don principiante de la iglesia, cesó cuando el fundamento fue completo.

8 La caridad nunca deja de ser: mas las profecías se han de acabar, y cesarán las lenguas, y la ciencia ha de ser quitada;

1 Cor. 13

Aquí la Biblia indica que las cuatro señales iniciales de la iglesia (que incluye "lenguas", Marcos 16.17,18) cesaron juntamente con los dones de "profecía" (predicción) y la "ciencia" (revelación directa). Se sabe que se trata de los dones sobrenaturales de profecía y ciencia por su definición en 1 Cor. 14.2. Todo esto cesó cuando los apóstoles terminaron las escrituras que ahora conocemos como el Nuevo Testamento. Además, el Antiguo Testamento profetiza el fin de esta forma de profecía hacia Israel también, y la destrucción de Jerusalem y Judea es el momento de su fin.

8 Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; Han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.

9 No vemos ya nuestras señales: No hay más profeta; Ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo.

Salmo 74

Profecía Pregonada

Sin embargo, profecía tiene otra forma, el de anunciar en voz alta los dichos de Dios.

3 Mas el que profetiza, habla á los hombres para edificación, y exhortación, y consolación.

1 Cor. 14

Es esta forma de profecía que permanece como don a la iglesia. Es un don, pero es también un llamamiento. Dios lo exige de ciertos hombres.

11 Del cual yo soy puesto predicador, y apóstol, y maestro de los Gentiles.

2 Tim. 1

Desde el principio la iglesia ha sido guiado y gobernado por predicadores. Ahora que las iglesias se creen respetables, y son aceptadas como parte de la sociedad, la predicación se menosprecia en ellas. Siempre hay algún "doctor" (instructor) espiritual o grupo "influencial" en la iglesia que prefiere un ambiente reverencial en el "santuario," y desprecia el carácter rudo, directo, y fastidioso de los verdaderos predicadores. Sin embargo la iglesia vive por estos hombres vestidos de "manto velloso" y "sacos." Desde antes de Elias los profetas han sido extraños, extremos, y "en la cara" de los educados, nobles, y respetables miembros de la comunidad. Juan Bautista perdió su vida por regañar al rey, Pedro y Juan espantaron al concilio Judío por su confianza en culparles por la muerte de Jesús, Jan Hus fastidió a los obispos de Bavaria, Juan Bunyan era aguijón en la carne a los cleros Ingleses, George Whitefield y Juan Wesley, ambos de nacimiento alto, fueron echados de los templos Anglicanos y se rebajaron a predicar en los campos y callejones a diez millares de sucios trabajadores dos veces por día, mientras los periodistas y políticos burlaban la indignidad de tal oficio. De estos cuales el mundo no era digno.

Predicación Mejorada

Sin embargo, tan importante que sea la predicación, los predicadores no siempre predican bien. Todos hemos experimentado una predicación aburrida, confundida, y en fin, apestosa. Predicar es un don, pero predicar bien requiere algo de esfuerzo por parte del predicador. Aunque Dios no siempre bendice un sermón bueno, casi nunca bendice un sermón malo. Puede que hay algunos predicadores hoy que se contentan en ser predicadores. Pero Salomón no se contentó hasta ser predicador "sabio." Para juzgar tu predicación considera las palabras de Salomón. El predicador sabio enseña sabiduría al pueblo, hace escuchar, hace escudriñar, y compone muchos proverbios.

1. Buena predicación enseña sabiduría. Para enseñar sabiduría tiene que primeramente enseñar algo. Tanta predicación de los hermanos no enseña nada, nos cae como quesadilla, preguntando ¿dónde está la carne? El buen predicador tiene algo que decir, tiene información que compartir, tiene tesoro que defender, tiene convicción que imponer. Todos los hermanos pedimos sinceramente a los predicadores que si no tienen nada que decir, por favor, no digan nada. Pero el predicador sabio tiene corazón lleno, como dijo el salmista, "Rebosa mi corazón palabra buena:...Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero." (Sal. 45.1). Y si es "docto" (bien instruido) "saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas." (Mat. 13.52). El predicador sabio estará atento siempre a los posibles mensajes. Mientras está leyendo, o escuchando a otro predicador, y le vienen a la mente ideas para sermones, es diligente para apuntarlas, y luego para desarrollarlas, manteniéndose siempre lleno y rebosando.

18 Porque lleno estoy de palabras, y el espíritu de mi vientre me constriñe.

Job 32

Pero predicación hueca abunda. Cuanto me aburro de predicaciones superficiales, o suaves con verdades chidas y sugerencias de como mejorar nuestra "experiencia de Dios." Estos mensajes son "nubes sin agua." Cansan al cansado, adormecen al despierto, y mecen al dormido.

2. Buena predicación hace escuchar. Interesar a gente es una parte íntegra de buena predicación. Cuando predicamos en la calle o en el centro y nadie se para a escuchar, es culpa del predicador. Observando predicaciones durante los últimos 20 años me he fijado en varias razones que sucede esto. Uno, el predicador no está preparado. Está no mas cumpliendo un deber, repitiendo un mensaje mohoso, y así menospreciando al oyente. Dos, el predicador carece pasión, no tiene interés en su mensaje. Y si ni siquiera a él le interesa ¿cómo va a interesar a los concurrentes? Tres, está predicando acerca de temas no relevantes (ateísmo, masonismo, budismo, etc.), temas complicados que no entienden los curiosos y que a veces ni el predicador entiende (tradiciones judías, Vaticano II, etc.), o temas bien conocidos que no les importan (amor de Dios, sufrimientos de Jesús, etc.). Cuatro, se dirige al aire, o a los árboles, o a los pies. Nunca mira a sus ojos. Como que tiene pena, o miedo de ser rechazado, o que falta confianza, o que no quiere ser tomado en serio. El predicador debe intentar a encarar a los oyentes, entender sus expresiones, enfrentar sus pretextos, y contestar sus preguntas. Pero sobre todo, el predicador debe reconocer que es su propia responsabilidad hacerles escuchar.

3. Buena predicación hace escudriñar. Mensajes deben ser provocativos, aunque no tienen que ser agresivos. Pero si no despiertan al oyente, si no provocan al desinteresado, si no hacen que el hombre contento considere su camino, si no enojan al terco ya decidido, entonces no cumplen. Buena predicación molesta, no como objeto, pero como necesidad. Profetas sabios retan, desafían, desmienten, altercan, descubren y señalan ignorancia, y burlan tonterías. Esto produce enemigos, claro, pero también hace escudriñar.

4. Buena predicación compone proverbios. Proverbios son importantes a la predicación, porque no basta que escuchen, necesitan recordar. Buena predicación incluye razonamientos pegajosos, que no pueden olvidar. Dichos muy conocidos y relevantes deben ser utilizados porque cada vez que se oye el dicho de nuevo recordarán lo que dijo aquel gritón. Además, ejemplos precisos descubren lo que mil palabras sepultan. Historias y cuentos interesantes se recuerdan mientras argumentos sabios se olvidan. Chistes oportunos no solamente se mantienen en la memoria, pero encariña el predicador al oyente, lo cual entre nosotros hace mucha falta.

Anhelar Excelencia

12 Así también vosotros; pues que anheláis espirituales dones, procurad ser excelentes para la edificación de la iglesia.

1 Cor. 14

Buena predicación requiere sabiduría, y esfuerzo. Buenos mensajes no suceden, tienen que ser compuestos. Es mas que un trabajo, es un arte. Requiere observación de "maestros," imitación de "expertos," cálculos, ensayos, atención a los detalles, y sobre todo, apreciación de excelencia. Si por allí hay algún hermano predicador tan espiritual que no quiere mejorar su "técnica" porque sería hipocresía, por favor hermano, no prediques en el bajío, porque hay la posibilidad que yo tendría que escucharte todo un sermón entero.

Ahora, yo tengo mas de 20 años predicando, y tengo que confesar que no todos mis mensajes han sido dignos de escuchar. Mis hijos obtuvieron unos casetes de algunas predicaciones mías en los primeros años de mi llamamiento, y se pusieron a escucharlas. Se reían de carcajadas desde el principio hasta el fin. Cuando me puse yo a escucharlas, yo no me reía. Tengo que agradecer a todos los hermanos que escucharon en aquel entonces con la gracia de no haberme dicho que tan trabajoso y chistoso era. Sin embargo no hago los mismos errores hoy en día. Aprendí predicar mejor, y hoy anhelo aún mas la excelencia en predicación. Si tu también la deseas, considera tres pasos a un buen mensaje.

1. Percepción.

El primer paso a buenos mensajes es el mas importante también. Tienes que determinar lo que está en el corazón de Dios. ¿Qué está pensando Dios? Hay predicadores muy hábiles que nunca atinan el tema apropiado. En tal caso no importa su destreza con frases, porque buenos mensajes siempre comparten el "sentido" de Dios. El día que la iglesia está contenta con sermones divertidos en vez de de mensajes atinados es el día que esa iglesia empieza morir.

Atinar el corazón de Dios requiere primero familiaridad con la Biblia. Profundo conocimiento, entendimiento balanceado, y facilidad de recuerdo son indispensables para sentir lo mismo que Dios siente. Y a uno que es íntimo con la Biblia los mensajes oportunos le llegan en el momento oportuno, y los oyentes se van de la reunión sabiendo que Dios estuvo allí. Segundamente, para acertar el sentido de Dios, uno tiene que prestar atención al pueblo de Dios. El predicador debe estar apercibido de las necesidades, los dolores, las fallas, y los pecados de los hermanos. Terceramente, para atinar el mensaje adecuado, uno tiene que examinarse a uno mismo, sabiendo que lo que uno mismo necesita, los demás también lo van a necesitar. El mas importante detalle de buena predicación es saber cual mensaje predicar. No hay sustituto para un buen sentido del corazón de Dios.

2. Preparación

Buenos mensajes son mensajes preparados. No quiero decir que mensajes predicados en un momento de inspiración no pueden ser buenos, pero aún esos mensajes "inmediatos" requieren preparación inmediata. Y casi todos los mensajes pueden ser mejorados con un poco mas preparación. Discursos "extemporáneos" (sin preparación) son usualmente mal organizados e inefectivos. Las excepciones son siempre discursos de expertos, hombres que escasamente pueden hablar sin enseñar algo. Pero aún ellos reconocen que hubiera sido mejor con preparación. Predicadores que quieren ser como George Whitefield (que dicen no sabía el tema de su sermón hasta llegar al púlpito) casi siempre terminan como Cantinflas. Aún si Whitefield no decidía cual sermón iba a predicar hasta llegar al púlpito, eso no niega que estaba preparado. Todos sus sermones que por fortuna fueron escritos en el momento y que tenemos impresos hasta ahora, eran mensajes bien preparados, lógicos y relevantes. Si quieres "cantinflear," pues prepare poco, pero si quieres predicar bien, observa las tres disciplinas siguientes.

A. Estudiar diligentemente el tema o pasaje que has escogido, medítelo y entiéndelo. Considera todas las posibilidades, repasa todos los versículos tocantes, conozca los contextos para evitar referencias equivocadas. No dependas de lo que has oído, conozca el tema personalmente, y de corazón.

B. Organizar el tema o el pasaje escogido en puntos naturales. No lo divides en demasiados puntos, sino en pocos puntos lógicos, naturales y recordables. Ajuste el orden de sus puntos para ser secuencial, y sobre todo para concluir con el asunto mayor. Recuerda que de un cohete el silbido es primero, y luego el estruendo.

C. Recopilar y escoger ejemplos apropiados para apoyar a cada punto. Ejemplos bíblicos son de preferencia, pero otros ejemplos y experiencias también sirven para ilustrar el asunto. Como observación ayuda a cualquier estudiante, ilustraciones ayudan a cualquier oyente.

3. Presentación

Presenta tu mensaje con pasión. Interésate en las conclusiones. Políticos ensayan sus movimientos y gestos para aparentar algo, pero si estás cautivado del tema de tu mensaje puedes predicar naturalmente y tus mismos movimientos ayudarán al sermón. Observa a los oyentes, háblales directamente, mírales en los ojos. Y sobre todo, no intentas estirar tu mensaje. Pablo lo hizo una vez y uno de los dormidos cayó del tercer piso y perdió su vida. Si a Pablo le perdonamos a ti no te van a perdonar. Si sientes que tu mensaje está enfermo, ponlo a descansar. Recuerda que clavos doblados no pueden ser enderezados con mas martillazos.

Yo sé que hay mucho en la predicación que no puede ser enseñado, que algunos sencillamente no tienen el don. Pero aún los que son llamados a predicar, y han demostrado capacidad y dones en su predicación tienen que esforzarse a mejorar. Predicación es uno de los "talentos" dejados por Dios a la iglesia. Mas vale que no la desperdiciemos con flojera y desinterés. Procura ser excelente en este don.