La Epístola

Apartado 1054

Irapuato, Gto. 36500

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Edición 004, Diciembre 1994

 

 

 

 

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Noticias

La conferencia en Aguascalientes fue de grande bendición. La iglesia se había enfriado mucho durante los meses anteriores, y había mucha amargura, contenciones, y desánimo entre los hermanos. Los primeros tres días de la conferencia se dedicaron a exhortar los hermanos, y a corregir los problemas. Mientras muchos tenían dificultad en perdonar a sus hermanos, en realidad se habían olvidado de sus propias culpas. En vez de perdonar necesitaban ser perdonados. El martes muchos de ellos se arrepintieron, y a partir del miércoles volvió el tema original de la conferencia, el evangelismo. Entre 25 y 50 hermanos llegaban en las noches, hasta el domingo final en el cual había alrededor de 100, entre ellos visitas de León y San Luís Potosí. Varios hermanos se dedicaron a predicar regularmente (entre hombres y mujeres, 18). Oremos que Dios sane a la iglesia de cualquier pecado que permanece entre ellos, y que cumplen con su deber de evangelizar.

Las publicaciones del evangelio en Europa oriental se están dando fruto. La iglesia de San Antonio tiene uno de sus miembros como misionero en Rusia, hermano Don Duberow con su esposa rusa, Natasha. El se había ofrecido para reponder a las peticiones de ayuda que vienen por las publicaciones en todo Rusia. Hasta la fecha han llegado casi 1900 peticiones de ayuda o mas información, y su esposa renunció su trabajo para dedicarse con el hermano Don a esta obra. Hay otros periódicos que todavía están por publicar pronto. Además todavía hay alrededor de $15,000.00 (dólares) para invertir en esto. Oremos que lleve mucho fruto.

María Elena, esposa de Noé Catillo, se alivió a fines de Noviembre. Tuvieron una niña saludable. Ahora ellos y la familia de Flavio Santoyo (su esposa Pati) planean cambiarse a Celaya la primera semana de enero. Los demás hermanos piensan ir mas tarde, pero primero tienen que resolver unos obstáculos (Alberto Sotelo y Elizabeth tienen que traspasar su casa). Oremos que Dios facilite su camino. Cualquier hermano que quiere ofrendar a ellos para que el evangelio sea predicado de balde en Celaya, puede comprar un giro postal pagable al nombre del misionero, y enviarlo a:

Bósforo #211, Col. Los Angeles, León, Gto. CP 37430

Hasta ahora solamente hay dos misioneros de tiempo completo:

Flavio Santoyo

Noé Castillo

Para mas información comuníquese con Juan Córdoba al tel. (47) 78-15-64.

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Las Setenta Semanas

En Daniel 9.24-27 se encuentra una profecía clave de la Biblia. En esta profecía viene la declaración de los tiempos desde Daniel (538 A.C.) hasta Cristo. Las profecías de Daniel son claves para entender las profecías de Cristo acerca del fin de este mundo.

Por tanto, cuando viereis la abominación del asolamiento, que fué dicha por Daniel profeta, que estará en el lugar santo, (el que lee, entienda), (Mateo 24.15)

Muchos estudiantes de la Biblia se han confundido gravemente por falta de diligencia en cuanto a las profecías. Los Testigos de Jehová deseaban predecir el fin del mundo a fines del siglo anterior y llegaron a conclusiones interesantes por adivinanzas. Es que Cristo habló de "los tiempos de las gentes" en Lucas 21.24, y Moisés dijo que Israel será castigado "siete veces" por sus pecados (Lev. 26.24,28), así que los Testigos de Jehová concluyeron que Israel sería castigado siete tiempos proféticos. Siendo que un "tiempo" profético es un año, y un día profético corresponde también a un año, el tiempo profético parecía a estos profetas aspirantes una multiplicación de los dos, un año de años, o 360 años. Siendo que iba a pasar siete tiempos proféticos hasta el fin del mundo, los Testigos de Jehová calcularon entonces 2520 años desde que Nabucodonosor conquistó a Jerusalem la primera vez (606 A.C.) y arribaron por eso a la fecha de 1914 para que acabe el mundo y venga el Reino de paz. Parece que Jehová burló a sus "testigos" siendo que en ese año hubo la mayor guerra conocida en la historia del mundo hasta entonces, y Cristo no apareció como un relámpago, y la paz no existe en el mundo hasta nuestro día (1994).

Obviamente hicieron varios errores en sus cálculos. Primero, la Biblia nunca dice que habrá siete tiempos hasta el fin del mundo. Dice que los tiempos de los Gentiles tienen que ser cumplidas. Siempre los que se descuidan de las palabras de la Biblia serán confundidas en cuanto a su interpretación.

En segundo lugar, aunque la Biblia sí habla de tiempos proféticos, y aunque un tiempo profético es bíblicamente un año (Dan. 11.13, 4.23, etc.), y aúnque un día profético es un año también, es una demostración de gimnasia mental concluir años de años por la frase "tiempos de las gentes." Es que la Biblia no habla de un año de años. Ni de un día de tiempos, ni de un tiempo de días.

Es más, un año en la Biblia es un año de 360 días  como también reconocieron ellos en sus primeros cálculos. Los años profetizados en la Biblia serán años bíblicos y si contáramos sus 2520 años como años de 360 días (en vez de los años Romanos de 365.25 días) la fecha del fin del mundo hubiera pasado en 1877.  Pobres Testigos de Jehová, cuando saben sumar olvidan leer, y cuando saben leer olvidan sumar.

Por miedo de caer en un error semejante los Cristianos debemos tener mucho cuidado en interpretar las profecías de la Biblia. Es mas, la fecha exacta del fin del mundo no es revelado a los hombres, pues ni fue revelado a Jesucristo.

Empero de aquel día y de la hora, nadie sabe; ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. (Marcos 13:32)

Así que, no tiene caso intentar adivinar una fecha precisa para la venida de Cristo, siendo que es una fecha escondida aún de los profetas. Pero estas profecías sí tienen porque ser estudiadas. Pues, demuestran la verdad de la Biblia.

Desde ahora os lo digo antes que se haga, para que cuando se hiciere, creáis que yo soy. (Juan 13:19)

Y es la intención de Dios no dejarnos ignorantes de los acontecimientos antes del fin del mundo.

Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sobrecoja como ladrón; (1 Tesalonicenses 5:4)

Ahora la Biblia sí profetizó la fecha de la primera venida de Cristo con exactitud en la profecía de las setenta semanas (Daniel 9.24-27).

24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

25 Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar á Jerusalem hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; tornaráse á edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.

26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí: y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá á la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamientos.

27 Y en otra semana confirmará el pacto á muchos, y á la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: después con la muchedumbre de las abominaciones será el desolar, y esto hasta una entera consumación; y derramaráse la ya determinada sobre el pueblo asolado.

Fíjese que las setenta semanas, como casi todas las profecías, tienen que ver con el pueblo de Israel, y la ciudad de Jerusalem. Siete semanas son para restaurar y edificar a Jerusalem en tiempos angustiosos, y luego 62 semanas hasta la llegada de Mesías Príncipe. La última semana es apartada para confirmar el pacto a muchos, y para una entera consumación.

Ahora, para interpretar esta profecía sin error tenemos que establecer el significado de estas semanas proféticas, no por nuestras opiniones, sino por la Biblia misma.

Y te has de contar siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que los días de las siete semanas de años vendrán á serte cuarenta y nueve años. (Levítico 25:8)

Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo. (Números 14:34)

Y cumplidos estos, dormirás sobre tu lado derecho segunda vez, y llevarás la maldad de la casa de Judá cuarenta días: día por año, día por año te lo he dado. (Ezequiel 4:6)

Las semanas proféticas hablan de "semanas de años," un día por un año. Así que, la profecía dice que serán 490 años para "acabar la prevaricación, y concluir el pecado...y para traer la justicia de los siglos, y ungir al Santo de los santos." Y estos años empiezan desde "la salida de la palabra para restaurar y edificar a Jerusalem." Ahora, los Judíos recibieron un decreto en el 1er año de Ciro (536 A.C.) "que edifique casa en Jerusalem" (Esd. 1.2).

Pero se notará que la profecía de Daniel no tiene que ver con la edificación del Templo en Jerusalem, sino con la restauración de la ciudad, específicamente "del muro." Esa palabra fue cumplida en Nehemías 2.1,8 por el rey Artajerjes en el mes Nisán del año veinte de su reino. La llegada de Mesías Príncipe sería la entrada de Cristo a Jerusalem siendo proclamado rey, que se cumplió en Juan 12.13. La profecía de Daniel es que entre esas fechas serán 69 semanas, o 483 años. Estos años serán de 360 días entonces tenemos que traducirlo a nuestros años de 365.25 días. 483 X 360 = 173,880. 173,880 / 365.25 = 476.06. O sea, 483 años bíblicos son 476 años romanos.

Siendo que la profecía tiene que ver con el año y no con el día buscamos el cumplimiento con precisión de un año. Además el año principiante se debe contar como uno, y el año concluyente también. Ahora, se ha calculado que Jesucristo murió en el año romano 30 D.C.  El año 20 de Artajerjes se calculó por Ussher como el año romano 445 A.C. Sucede que entre esas fechas hay precisamente 476 años, incluyendo el año principiante y el concluyente. Hay cálculos mas precisos que demuestran la precisión hasta el día  pero como dependen estos cálculos de fechas no muy seguras, no creo que son mas impresionantes que este cálculo que demuestra la profecía cumplida hasta el año. La entrada triunfante de Jesucristo a Jerusalem la misma semana de su muerte es el cumplimiento de las 69 semanas de Daniel.

Sucede que al ser recibido nuestro Señor Jesús como rey por su pueblo, inició un paréntesis profético demostrado en el mismo texto de Daniel.

Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí: y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá á la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamientos. (Daniel 9.26)

El versículo 26 es un tiempo entre las 69 semanas, y la otra semana del versículo 27. Dios en su sabiduría, para cumplir lo dicho por los profetas, demandó de Cristo en vez de aceptar su reino, humillarse a los sumos sacerdotes y escribas, y sufrir la muerte de la cruz. Con su obediencia se suspendió "la ya determinada" consumación sobre su pueblo, y abrió "a los Gentiles la puerta de la fe" (Hec. 14.27). Entre las 69 semanas y la última semana se profetizó la segunda destrucción de la ciudad y santuario, por el pueblo de un príncipe que ha de venir (el Anticristo). Esto se cumplió por los romanos en 70 D.C. y es otra indicación que el Anticristo será romano. Esta segunda destrucción es profetizado por Jesucristo en Lucas 19.44. La tercera destrucción de Jerusalem será en la "otra semana," precisamente en "la mitad de la semana" (v. 27). Esta última destrucción de la santa ciudad es profetizado por Jesucristo y Juan.

Y caerán á filo de espada, y serán llevados cautivos á todas las naciones: y Jerusalem será hollada de las gentes, hasta que los tiempos de las gentes sean cumplidos. (Lucas 21:24)

Y echa fuera el patio que está fuera del templo, y no lo midas, porque es dado á los Gentiles; y hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses. (Apocalipsis 11:2)

La semana setenta de la profecía de Daniel es por venir. Esta semana de años es detallado en el libro de Apocalipsis, del capítulo 6 al capítulo 19. Se conoce popularmente como la "gran tribulación." Hay muchas otras referencias a ello en la Biblia.

Y EN aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fué después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro. (Daniel 12:1)

¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante á él: tiempo de angustia para Jacob; mas de ella será librado. (Jer. 30.7)

La demostración que "la otra semana" se cumple in Apocalipsis se ve por las veces que el período de tres años y medio son pronunciados, cinco veces en Daniel, y cinco veces en Apocalipsis. Estos períodos son años normales porque son especificados como "días de tarde y mañana" (Dan. 8.14).

Daniel 7.25 ...hasta tiempo, y tiempos, y el medio de un tiempo.

Daniel 9:27 ...y á la mitad de la semana hará cesar el sacrificio...

Daniel 12.7 ...que será por tiempo, tiempos, y la mitad.

Daniel 12.11 ...habrá mil doscientos y noventa días.

Daniel 12.12 ...llegare hasta mil trescientos treinta y cinco días.

Apoc. 11:2 ...y hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

Apoc. 11:3 ...ellos profetizarán por mil doscientos y sesenta días...

Apoc. 12:6 ...la mantengan mil doscientos y sesenta días.

Apoc. 12:14 ...por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

Apoc. 13:5 ...le fué dada potencia de obrar cuarenta y dos meses.

Se ve que Daniel profetizó la fecha de la primera venida de Cristo, seguida por uno de los "tiempos de las Gentes" (Lucas 21.24). También vemos que este tiempo ahora, llamado "la plenitud de los Gentiles" (Rom. 11.25), no tiene fechas reveladas. Aunque no sabemos la fecha de su segunda venida, no ignoramos las señales de ello, y escasamente hay en todo el mundo un cristiano que no cree que Jesucristo viene muy pronto. El tiempo sí es corto, así que, velemos.

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La Adopción

Para entrar en el Reino de Dios se necesita nacer de nuevo. Este nacimiento es literal y verdadero, pero es un nacimiento espiritual (Juan 3.5, 1 Co. 2.12, Gal. 4.6). Sin embargo, la Biblia también menciona una adopción de hijos.

Para que redimiese á los que estaban debajo de la ley, á fin de que recibiésemos la adopción de hijos. (Gálatas 4:5)

Como puedes ver, adopción es diferente que nacimiento. Si somos nacidos en la familia de Dios por su Espíritu, ¿porqué habla la Biblia de adopción? Por poner atención a las palabras que Dios usa, verás que en verdad son diferentes cosas. Mientras el nacimiento es presente la adopción es futuro (...a fin de que...Gal 4.5). Y mientras el uno es espiritual, la otra es carnal.

Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es á saber, la redención de nuestro cuerpo. (Romanos 8:23)

Todos los creyentes al nacer de nuevo reciben el espíritu de adopción.

Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre. (Romanos 8:15)

Y por ese espíritu somos predestinados para ser adoptados hijos también.

Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo á sí mismo, según el puro afecto de su voluntad, (Efesios 1:5)

Aunque ahora tenemos una lucha constante con nuestra carne, Dios ha predestinado la salvación de nuestro mismo cuerpo también, y la llevará a cabo en la resurrección. Por eso la llamamos una salvación tan grande.